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Una raya más…

María Dolores Arias
23 de enero, 2018

Se suele decir “una raya más al tigre” cuando es irrelevante que sucede una vez más alguna situación, por lo general, desagradable.  Por lo que su ocurrencia ya no hace ninguna diferencia en quien la padece, es decir, qué más da si ocurre nuevamente. Una raya más en el tigre no le causará diferencia alguna.

Esto pareciera aplicar al caso Odebrecth, ya que se suma a los múltiples casos de corrupción en el país. Con esto no quiero decir que no sea relevante el llevar a juicio a los responsables de este robo a los tributarios sino que, desafortunadamente, ejemplifica muy bien el “camino de la corrupción”.

La corrupción y robo del dinero de los tributarios es posible a causa de muchos factores, entre ellos, el amplio poder discrecional de los burócratas, la proliferación de leyes y regulación que dificultan las operaciones en la empresas y facilitan la extorsión del funcionario, esta misma sobre regulación facilita también el contubernio entre burócratas y mercantilistas.

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Si seguimos “el camino de la corrupción” de este caso, según las investigaciones, podemos comprender por qué son tan deseables los Estados de Emergencia o Calamidad, la Urgencia Nacional, o cualquier mecanismo que permita hacer compras cuantiosas de forma directa.

Recordemos que, precisamente, bajo la excusa de urgencia nacional se aprobó el decreto 29-2012 sin mayores discusiones, que autorizaba la contratación de dos préstamos por casi USD$400 millones para pagar la ampliación de la ruta CA-2 Occidente a cargo de Odebrecht.

El amplio poder discrecional tanto de los burócratas como la potestad que tienen los diputados para endeudar a los tributarios hace que empresas como Odebrecht se coludan para obtener beneficios a costa del resto.

Además, al no existir transparencia en la ejecución del gasto ni rendimiento de cuentas que implique una responsabilidad para los funcionarios, es fácil entender porque se paga el 70% de una obra de la cual sólo se había realizado menos del 40% ¿Existen denuncias de la Contraloría en contra de quienes autorizaron estos pagos? ¿Se ha cambiado el proceso de autorización de pago para evitar más situaciones como ésta?  ¿Acaso la PGN ya solicitó declarar lesivo este contrato? ¿o ha presentado recursos para resarcir los daños y los perjuicios que ha ocasionado dicha contratación?

¿Quién pagará los daños a los vehículos de cientos de automovilistas? ¿Quién indemnizará las pérdidas en tiempo a quienes circulan con su mercadería? Algunos de los problemas de las obras a cargo del gobierno es que, por lo general, se sobrevaloran, son de mala calidad y nadie es responsable de la ejecución deficiente.

El caso Odebrecht magnifica “el camino de la corrupción”, muestra en mayor escala lo que sucede con las compras directas, el “proceso” de aprobación y pago, el abuso del poder discrecional y la irresponsabilidad de los funcionarios.

Mientras sigamos creyendo que es el gobierno el que debe proveernos de casi todo, seguiremos dándole la excusa perfecta para meter sus manos en  nuestros bolsillos. Es un buen momento para reflexionar en el cambio del sistema, para pensar en nuevas y eficientes formas de obtener los servicios que el gobierno presta caro y deficiente.

Mientras el gobierno haga de todo y cada vez más con esa excusa, obtenga aún más poder; casos como el de Odebrecht serán sólo una raya más al tigre que deambula por el “camino de la corrupción.

Creer que el gobierno y burócratas de turno gastarán de forma eficiente los recursos

@Md30

Facebook.com/Mda30

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Una raya más…

María Dolores Arias
23 de enero, 2018

Se suele decir “una raya más al tigre” cuando es irrelevante que sucede una vez más alguna situación, por lo general, desagradable.  Por lo que su ocurrencia ya no hace ninguna diferencia en quien la padece, es decir, qué más da si ocurre nuevamente. Una raya más en el tigre no le causará diferencia alguna.

Esto pareciera aplicar al caso Odebrecth, ya que se suma a los múltiples casos de corrupción en el país. Con esto no quiero decir que no sea relevante el llevar a juicio a los responsables de este robo a los tributarios sino que, desafortunadamente, ejemplifica muy bien el “camino de la corrupción”.

La corrupción y robo del dinero de los tributarios es posible a causa de muchos factores, entre ellos, el amplio poder discrecional de los burócratas, la proliferación de leyes y regulación que dificultan las operaciones en la empresas y facilitan la extorsión del funcionario, esta misma sobre regulación facilita también el contubernio entre burócratas y mercantilistas.

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Si seguimos “el camino de la corrupción” de este caso, según las investigaciones, podemos comprender por qué son tan deseables los Estados de Emergencia o Calamidad, la Urgencia Nacional, o cualquier mecanismo que permita hacer compras cuantiosas de forma directa.

Recordemos que, precisamente, bajo la excusa de urgencia nacional se aprobó el decreto 29-2012 sin mayores discusiones, que autorizaba la contratación de dos préstamos por casi USD$400 millones para pagar la ampliación de la ruta CA-2 Occidente a cargo de Odebrecht.

El amplio poder discrecional tanto de los burócratas como la potestad que tienen los diputados para endeudar a los tributarios hace que empresas como Odebrecht se coludan para obtener beneficios a costa del resto.

Además, al no existir transparencia en la ejecución del gasto ni rendimiento de cuentas que implique una responsabilidad para los funcionarios, es fácil entender porque se paga el 70% de una obra de la cual sólo se había realizado menos del 40% ¿Existen denuncias de la Contraloría en contra de quienes autorizaron estos pagos? ¿Se ha cambiado el proceso de autorización de pago para evitar más situaciones como ésta?  ¿Acaso la PGN ya solicitó declarar lesivo este contrato? ¿o ha presentado recursos para resarcir los daños y los perjuicios que ha ocasionado dicha contratación?

¿Quién pagará los daños a los vehículos de cientos de automovilistas? ¿Quién indemnizará las pérdidas en tiempo a quienes circulan con su mercadería? Algunos de los problemas de las obras a cargo del gobierno es que, por lo general, se sobrevaloran, son de mala calidad y nadie es responsable de la ejecución deficiente.

El caso Odebrecht magnifica “el camino de la corrupción”, muestra en mayor escala lo que sucede con las compras directas, el “proceso” de aprobación y pago, el abuso del poder discrecional y la irresponsabilidad de los funcionarios.

Mientras sigamos creyendo que es el gobierno el que debe proveernos de casi todo, seguiremos dándole la excusa perfecta para meter sus manos en  nuestros bolsillos. Es un buen momento para reflexionar en el cambio del sistema, para pensar en nuevas y eficientes formas de obtener los servicios que el gobierno presta caro y deficiente.

Mientras el gobierno haga de todo y cada vez más con esa excusa, obtenga aún más poder; casos como el de Odebrecht serán sólo una raya más al tigre que deambula por el “camino de la corrupción.

Creer que el gobierno y burócratas de turno gastarán de forma eficiente los recursos

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo