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Políticos y politiqueros

Redacción República
25 de febrero, 2018

Por Rudy Perez

Descifrar los objetivos de las personas que gobiernan nuestro país es sencillo. Comenzar desde las preguntas más simples que una sociedad debe formularse. La primera sería, si creemos que en el medio guatemalteco existe un político que en su trayectoria se le identifica en sus acciones como alguien comprometido al bien común. La segunda pregunta nos lleva a cuestionarnos cuántos políticos utilizan cualquier medio para ejercer su poder y/o, velar nada más por intereses y beneficios propios.
El problema radica que en Guatemala existe una cantidad considerable de políticos dinosaurios, que perdieron totalmente la idea clara de lo que es nuestro país. Guatemala ha cambiado. Tomando en cuenta que el poder económico siempre va ligado al político, en el presente, no se sabe distinguir entre crecimiento económico y desarrollo económico. Al menos esa es la idea central en un sistema capitalista como el que maneja Guatemala. Como ejemplo está el aumento del PIB versus la pobreza extrema de las áreas rurales.

Todo lo podrido en el sistema estatal debería de ser desechado, para dar paso a un verdadero CAMBIO GENERACIONAL. Entiéndase de que lo viejo no tiene que ser completamente eliminado, pero sí, agregarle ese toque ético de lo nuevo que haga desaparecer lo “estético” o, mejor dicho, maquillado de nuestra política actual.

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Pero todo depende de un pueblo. Si el guatemalteco, cualquier guatemalteco, vela por el bien común termina siendo un buen político. Si se da el caso, de que vela solamente por sus intereses, entonces termina siendo un politiquero. ¿Qué realidad es, en términos generales la que el pueblo de Guatemala está viviendo?…

Sabía usted que en Venezuela según estadísticas la famosa DIETA DE MADURO, ha reflejado que, de cada diez habitantes, seis de ellos, han reducido su peso. Y no necesariamente por motivos de salud. Pero envían a personas para que “enseñen” a nuestros “dirigentes” de la voz popular los modus operandis para reclamar derechos.
¿En verdad esos cambios tan radicales, necesita Guatemala?

Hago el comentario porque a diario podemos observar cómo en toma de decisiones perdemos nuestra identidad. Al hacernos la pregunta si somos políticos o politiqueros, simplemente nos reducimos a la responsabilidad de elegir lo que queremos para nuestro país. Del bien común o los intereses propios. Por eso vamos de un lado para otro al son que nos toquen, para finalmente reducirnos a nuestros trabajos y nuestras familias, todo enteramente personal.

En conclusión, deben caer los frutos podridos. El pueblo es el encargado de sacudir el árbol. Ya no haría falta pisotearlos en el suelo, en su propia demagogia morirán engañados. El pueblo debe ocuparse de que al mismo árbol trepen verdaderos líderes, jóvenes, con ideas nuevas, con objetivos nuevos.

Imagínese usted ver desfilar a tanta criatura obsoleta del Estado, jubilándose, retirándose de las cavernas donde quedaron anidadas las miserias de la corrupción y el cinismo. Ese día el pueblo les aplaudirá tan solo por el hecho de reconocer que no le sirvieron de nada a Guatemala.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Políticos y politiqueros

Redacción República
25 de febrero, 2018

Por Rudy Perez

Descifrar los objetivos de las personas que gobiernan nuestro país es sencillo. Comenzar desde las preguntas más simples que una sociedad debe formularse. La primera sería, si creemos que en el medio guatemalteco existe un político que en su trayectoria se le identifica en sus acciones como alguien comprometido al bien común. La segunda pregunta nos lleva a cuestionarnos cuántos políticos utilizan cualquier medio para ejercer su poder y/o, velar nada más por intereses y beneficios propios.
El problema radica que en Guatemala existe una cantidad considerable de políticos dinosaurios, que perdieron totalmente la idea clara de lo que es nuestro país. Guatemala ha cambiado. Tomando en cuenta que el poder económico siempre va ligado al político, en el presente, no se sabe distinguir entre crecimiento económico y desarrollo económico. Al menos esa es la idea central en un sistema capitalista como el que maneja Guatemala. Como ejemplo está el aumento del PIB versus la pobreza extrema de las áreas rurales.

Todo lo podrido en el sistema estatal debería de ser desechado, para dar paso a un verdadero CAMBIO GENERACIONAL. Entiéndase de que lo viejo no tiene que ser completamente eliminado, pero sí, agregarle ese toque ético de lo nuevo que haga desaparecer lo “estético” o, mejor dicho, maquillado de nuestra política actual.

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Pero todo depende de un pueblo. Si el guatemalteco, cualquier guatemalteco, vela por el bien común termina siendo un buen político. Si se da el caso, de que vela solamente por sus intereses, entonces termina siendo un politiquero. ¿Qué realidad es, en términos generales la que el pueblo de Guatemala está viviendo?…

Sabía usted que en Venezuela según estadísticas la famosa DIETA DE MADURO, ha reflejado que, de cada diez habitantes, seis de ellos, han reducido su peso. Y no necesariamente por motivos de salud. Pero envían a personas para que “enseñen” a nuestros “dirigentes” de la voz popular los modus operandis para reclamar derechos.
¿En verdad esos cambios tan radicales, necesita Guatemala?

Hago el comentario porque a diario podemos observar cómo en toma de decisiones perdemos nuestra identidad. Al hacernos la pregunta si somos políticos o politiqueros, simplemente nos reducimos a la responsabilidad de elegir lo que queremos para nuestro país. Del bien común o los intereses propios. Por eso vamos de un lado para otro al son que nos toquen, para finalmente reducirnos a nuestros trabajos y nuestras familias, todo enteramente personal.

En conclusión, deben caer los frutos podridos. El pueblo es el encargado de sacudir el árbol. Ya no haría falta pisotearlos en el suelo, en su propia demagogia morirán engañados. El pueblo debe ocuparse de que al mismo árbol trepen verdaderos líderes, jóvenes, con ideas nuevas, con objetivos nuevos.

Imagínese usted ver desfilar a tanta criatura obsoleta del Estado, jubilándose, retirándose de las cavernas donde quedaron anidadas las miserias de la corrupción y el cinismo. Ese día el pueblo les aplaudirá tan solo por el hecho de reconocer que no le sirvieron de nada a Guatemala.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo