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El arte de perder

Gabriel Arana Fuentes
04 de marzo, 2018

Miguel Blanco participa en el blog de Comunicación. Esta y sus colaboraciones siguientes hablarán acerca del emprendedurismo y del desarrollo humano, hoy sobre “El arte de perder”. Para más información puede escribirle a [email protected]

Muchas personas huyen del fracaso sin saber que es imposible. Fracasar es parte del viaje, es un signo de que estamos viviendo y que seguimos caminando en el proyecto de vida al que tenemos derecho.

Fracasar es una de las cosas seguras en la vida, pero ¿por qué tantas personas se esfuerzan por evitarlo? Hacen grandes esfuerzos por esconderlo, ignorarlo o evadirlo.  Tengo varias teorías para responder esta pregunta, pero la más acertada que podría mencionar es:

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No se comprende el arte de perder.

Perder es un arte que nos da sabiduría, nos enseña el camino correcto, nos hace más fuertes para un futuro éxito, nos prepara para disfrutar las aventuras que vienen; pero más importante, nos da carácter.

Pese de que muchas veces es doloroso enfrentar el fracaso, pienso que no siempre miramos las experiencias vividas desde la perspectiva correcta, más que fracasos son lecciones, son caminos dentro del túnel que hay que recorrer para conocer la luz que nos espera.

El tiempo es un gran aliado para recordar y ver los hechos desde una perspectiva más positiva, lamentablemente no podemos esperar que todo nos sea revelado con el tiempo, muchas cosas son necesarias comprenderlas en el acto para descubrir su fruto.

Charles Dickens decía; “cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender” y ciertamente eso es la vida; un constante aprendizaje.

Creo firmemente que la vida está hecha para aquellos que tienen el valor de vivir sus sueños, alcanzar sus metas y sentirse realizado en todos nuestros ámbitos. Ahora bien, la realidad es dura, algunas veces no conocemos nuestros sueños y derrochamos nuestra energía en cosas que no agregan valor a nuestra vida, es por eso que es tan importante conocerse y crear el impulso personal que lo mueva al siguiente nivel.

En este respecto, puedo comentarle una forma muy productiva de ver la realidad:

¿cuál es la diferencia entre la gente que triunfa y la que fracasa?

Para mí hay dos temas fundamentales: la primera es la perspectiva de cómo toma las pérdidas y la segunda, su reacción ante ellas; es decir, qué se hace antes las adversidades.

He visto muchos casos en donde las personas sin muchas oportunidades, se trasforman en gigantes y alcanzan sus sueños, y no hablo de las posesiones, sino de ese sentimiento que todos hemos experimentado alguna vez; pararse con la frente en alto y sentir el viento del triunfo, el sabor de la victoria.

Las personas de las que hablo no solo creen en un futuro mejor sino entienden que las dificultades son metas a superar, pero no solo piensan, sino más importante aún, hacen algo para cambiar su realidad. Son hombre y mujeres de acción, no se quedan con las palabras en su boca para sentirse grandes, se hacen grandes porque hacen de su vida una obra de arte que empieza en su mente y termina reflejada en el corazón con sus acciones.

Mahatma Gandhi decía; “mi vida es mi mensaje”, que tremenda recomendación de coherencia, no de pensamiento sino de acción.

El arte de perder no es tan complicado como lo podríamos pensar, una actitud correcta ante las adversidades abre las puertas de las oportunidades.  La vida no son conclusiones, sino procesos, estar preparado para perder podría ser la forma correcta de estar preparado para triunfar.

Cuando usted desea algo con el corazón, sentirá el impulso del viento que lo motivará a saltar, pero de usted depende extender sus alas para alcanzar las alturas que está llamado a descubrir, cuando empiece la aventura del “arte de perder”.

El arte de perder

Gabriel Arana Fuentes
04 de marzo, 2018

Miguel Blanco participa en el blog de Comunicación. Esta y sus colaboraciones siguientes hablarán acerca del emprendedurismo y del desarrollo humano, hoy sobre “El arte de perder”. Para más información puede escribirle a [email protected]

Muchas personas huyen del fracaso sin saber que es imposible. Fracasar es parte del viaje, es un signo de que estamos viviendo y que seguimos caminando en el proyecto de vida al que tenemos derecho.

Fracasar es una de las cosas seguras en la vida, pero ¿por qué tantas personas se esfuerzan por evitarlo? Hacen grandes esfuerzos por esconderlo, ignorarlo o evadirlo.  Tengo varias teorías para responder esta pregunta, pero la más acertada que podría mencionar es:

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No se comprende el arte de perder.

Perder es un arte que nos da sabiduría, nos enseña el camino correcto, nos hace más fuertes para un futuro éxito, nos prepara para disfrutar las aventuras que vienen; pero más importante, nos da carácter.

Pese de que muchas veces es doloroso enfrentar el fracaso, pienso que no siempre miramos las experiencias vividas desde la perspectiva correcta, más que fracasos son lecciones, son caminos dentro del túnel que hay que recorrer para conocer la luz que nos espera.

El tiempo es un gran aliado para recordar y ver los hechos desde una perspectiva más positiva, lamentablemente no podemos esperar que todo nos sea revelado con el tiempo, muchas cosas son necesarias comprenderlas en el acto para descubrir su fruto.

Charles Dickens decía; “cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender” y ciertamente eso es la vida; un constante aprendizaje.

Creo firmemente que la vida está hecha para aquellos que tienen el valor de vivir sus sueños, alcanzar sus metas y sentirse realizado en todos nuestros ámbitos. Ahora bien, la realidad es dura, algunas veces no conocemos nuestros sueños y derrochamos nuestra energía en cosas que no agregan valor a nuestra vida, es por eso que es tan importante conocerse y crear el impulso personal que lo mueva al siguiente nivel.

En este respecto, puedo comentarle una forma muy productiva de ver la realidad:

¿cuál es la diferencia entre la gente que triunfa y la que fracasa?

Para mí hay dos temas fundamentales: la primera es la perspectiva de cómo toma las pérdidas y la segunda, su reacción ante ellas; es decir, qué se hace antes las adversidades.

He visto muchos casos en donde las personas sin muchas oportunidades, se trasforman en gigantes y alcanzan sus sueños, y no hablo de las posesiones, sino de ese sentimiento que todos hemos experimentado alguna vez; pararse con la frente en alto y sentir el viento del triunfo, el sabor de la victoria.

Las personas de las que hablo no solo creen en un futuro mejor sino entienden que las dificultades son metas a superar, pero no solo piensan, sino más importante aún, hacen algo para cambiar su realidad. Son hombre y mujeres de acción, no se quedan con las palabras en su boca para sentirse grandes, se hacen grandes porque hacen de su vida una obra de arte que empieza en su mente y termina reflejada en el corazón con sus acciones.

Mahatma Gandhi decía; “mi vida es mi mensaje”, que tremenda recomendación de coherencia, no de pensamiento sino de acción.

El arte de perder no es tan complicado como lo podríamos pensar, una actitud correcta ante las adversidades abre las puertas de las oportunidades.  La vida no son conclusiones, sino procesos, estar preparado para perder podría ser la forma correcta de estar preparado para triunfar.

Cuando usted desea algo con el corazón, sentirá el impulso del viento que lo motivará a saltar, pero de usted depende extender sus alas para alcanzar las alturas que está llamado a descubrir, cuando empiece la aventura del “arte de perder”.