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¿Y Guate qué?

Carolina Castellanos
19 de abril, 2018

Me da la impresión que estamos “poseídos” por la coyuntura actual. Esa “coyuntura” engloba todo lo que sucede casi a diario en nuestro querido país, que se apodera de los medios de comunicación y de las redes sociales y que se vuelve el tema de conversación de las reuniones de negocios, familiares o con amigos.

En el corto plazo, es importante hablar del tema del momento, de pronto dar nuestra opinión en alguna red social (incluye whatsapp), leer opiniones al respecto y entender las implicaciones que esto tendrá en la vida de todos.

Sin embargo, tanto tema nos ha hecho olvidar lo más importante: la visión de largo plazo.  Pedir al gobierno que lo haga es totalmente imposible. Las decisiones son, en su gran mayoría, políticas, y eso implica “quedar bien” hoy para poder permanecer en la vida burocrática por más tiempo.  Hay muchas leyes importantes que deben ser aprobadas, pero cuando llegan al Congreso para su discusión, los diputados las analizan con un espejo en la mano.  Si les va a favorecer a ellos, la aprueban.  Si no, la cambian, la adaptan, la negocian, y hasta entonces la aprueban.  Por eso es tan difícil legislar (aquí y en todo el mudo).

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Enrique Santín (Lugo, España) define al estadista como el político que tiene sentido de Estado.  La política no es algo circunstancial o pasajero.  Su visión política es de largo alcance y no cortoplacista.  Winston Churchill, rememorando a Benjamín Disraeli, Primer Ministro de Gran Bretaña en 1867, “el estadista piensa más en las próximas generaciones que en las próximas elecciones”.  En esta “coyuntura actual”, es casi imposible pensar en que algún día tendremos a un estadista dirigiendo los destinos de Guatemala.

¿Ya se percató que, de acuerdo a la nueva ley electoral, el Tribunal Supremo Electoral convocará a elecciones en enero de 2019? Iremos a votar en junio, lo que significa que tendremos al presidente actual y al electo, “cogobernando”.  Viéndolo en positivo, la etapa de transición de un gobierno al otro se adelanta, lo que nos “ahorraría” esos primeros seis meses de 2020 cuando las nuevas autoridades culpan a lasanteriores. Viéndolo negativo, ¿quién será el centro de atención de todos? ¿A quién le harán caso los burócratas, a su jefe actual o mejor queda bien con el próximo para permanecer en el puesto?

Hay muchas cosas urgentes que resolver en nuestra Guate, y que son con visión de largo plazo.  Por mencionar algunos: cambiar el sistema educativo (las pruebas anuales a los estudiantes demuestran que se gradúan con muy baja calidad educativa).  La infraestructura vial que, en el estado actual, genera muchos gastos adicionales a los empresarios (llantas, mantenimiento, combustible, tiempo, etc.).  La contaminación del agua, que según dicen los conocedores, es arriba del 90% del total del caudal hídrico del país. El sistema de salud pública está colapsado, es ineficiente, muy costoso para el Estado y la gente que lo necesita tiene poco acceso, o ninguno, a un cuidado de la salud adecuado y a medicamentos.  El sistema de justicia no es eficiente, ni pronto ni cumplido y mucha de la población rural no tiene acceso y, cuando lo tiene, no es en su idioma.  Podemos seguir agregando muchas cosas más, como reducir la delincuencia (maras, por ejemplo), el narcotráfico, y un largo etcétera.

Pero esta visión de largo plazo no se tiene y, como consecuencia, no hay generación de empleos, crecimiento y desarrollo empresarial significativo, no atraemos inversión extranjera y salimos muy abajo en las escalas de todos los índices económicos y de desarrollo a nivel mundial.

Usted, que amablemente lee este artículo, estará pensando en que no hay nada que pueda hacer para resolver esto.  Tiene razón, es muy limitada nuestra capacidad de influir en la agenda nacional, mucho menos incidir y lograr cambios.  Tres cosas que sí podemos hacer son: votar con la cabeza en las próximas elecciones, planificar considerando todo lo que he descrito aquí como amenazas a su empresa y ser responsable con su forma de hacer negocios. Algo muy básico y simple para planificar es el análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), luego sus estrategias FO, FA, DO, DA.  Hay muchos más métodos de planificación y análisis empresarial que puede hacer.  Lo importante es no perder la visión de largo plazo.  Después de todo, somos el sector privado los que generamos la riqueza en el país.

Sobre todo, sea responsable. No contamine el agua, capacite a sus trabajadores, no se una a la corrupción, provea de planes de salud a sus colaboradores, en la medida de sus posibilidades y ayúdelos a ser mejores. Son pequeñas cosas que contribuirán grandemente al progreso de esta tierra que nos vio nacer y que nos verá morir algún día. Dejemos el metro cuadrado que nos tocó, mejor de como lo encontramos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Y Guate qué?

Carolina Castellanos
19 de abril, 2018

Me da la impresión que estamos “poseídos” por la coyuntura actual. Esa “coyuntura” engloba todo lo que sucede casi a diario en nuestro querido país, que se apodera de los medios de comunicación y de las redes sociales y que se vuelve el tema de conversación de las reuniones de negocios, familiares o con amigos.

En el corto plazo, es importante hablar del tema del momento, de pronto dar nuestra opinión en alguna red social (incluye whatsapp), leer opiniones al respecto y entender las implicaciones que esto tendrá en la vida de todos.

Sin embargo, tanto tema nos ha hecho olvidar lo más importante: la visión de largo plazo.  Pedir al gobierno que lo haga es totalmente imposible. Las decisiones son, en su gran mayoría, políticas, y eso implica “quedar bien” hoy para poder permanecer en la vida burocrática por más tiempo.  Hay muchas leyes importantes que deben ser aprobadas, pero cuando llegan al Congreso para su discusión, los diputados las analizan con un espejo en la mano.  Si les va a favorecer a ellos, la aprueban.  Si no, la cambian, la adaptan, la negocian, y hasta entonces la aprueban.  Por eso es tan difícil legislar (aquí y en todo el mudo).

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Enrique Santín (Lugo, España) define al estadista como el político que tiene sentido de Estado.  La política no es algo circunstancial o pasajero.  Su visión política es de largo alcance y no cortoplacista.  Winston Churchill, rememorando a Benjamín Disraeli, Primer Ministro de Gran Bretaña en 1867, “el estadista piensa más en las próximas generaciones que en las próximas elecciones”.  En esta “coyuntura actual”, es casi imposible pensar en que algún día tendremos a un estadista dirigiendo los destinos de Guatemala.

¿Ya se percató que, de acuerdo a la nueva ley electoral, el Tribunal Supremo Electoral convocará a elecciones en enero de 2019? Iremos a votar en junio, lo que significa que tendremos al presidente actual y al electo, “cogobernando”.  Viéndolo en positivo, la etapa de transición de un gobierno al otro se adelanta, lo que nos “ahorraría” esos primeros seis meses de 2020 cuando las nuevas autoridades culpan a lasanteriores. Viéndolo negativo, ¿quién será el centro de atención de todos? ¿A quién le harán caso los burócratas, a su jefe actual o mejor queda bien con el próximo para permanecer en el puesto?

Hay muchas cosas urgentes que resolver en nuestra Guate, y que son con visión de largo plazo.  Por mencionar algunos: cambiar el sistema educativo (las pruebas anuales a los estudiantes demuestran que se gradúan con muy baja calidad educativa).  La infraestructura vial que, en el estado actual, genera muchos gastos adicionales a los empresarios (llantas, mantenimiento, combustible, tiempo, etc.).  La contaminación del agua, que según dicen los conocedores, es arriba del 90% del total del caudal hídrico del país. El sistema de salud pública está colapsado, es ineficiente, muy costoso para el Estado y la gente que lo necesita tiene poco acceso, o ninguno, a un cuidado de la salud adecuado y a medicamentos.  El sistema de justicia no es eficiente, ni pronto ni cumplido y mucha de la población rural no tiene acceso y, cuando lo tiene, no es en su idioma.  Podemos seguir agregando muchas cosas más, como reducir la delincuencia (maras, por ejemplo), el narcotráfico, y un largo etcétera.

Pero esta visión de largo plazo no se tiene y, como consecuencia, no hay generación de empleos, crecimiento y desarrollo empresarial significativo, no atraemos inversión extranjera y salimos muy abajo en las escalas de todos los índices económicos y de desarrollo a nivel mundial.

Usted, que amablemente lee este artículo, estará pensando en que no hay nada que pueda hacer para resolver esto.  Tiene razón, es muy limitada nuestra capacidad de influir en la agenda nacional, mucho menos incidir y lograr cambios.  Tres cosas que sí podemos hacer son: votar con la cabeza en las próximas elecciones, planificar considerando todo lo que he descrito aquí como amenazas a su empresa y ser responsable con su forma de hacer negocios. Algo muy básico y simple para planificar es el análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), luego sus estrategias FO, FA, DO, DA.  Hay muchos más métodos de planificación y análisis empresarial que puede hacer.  Lo importante es no perder la visión de largo plazo.  Después de todo, somos el sector privado los que generamos la riqueza en el país.

Sobre todo, sea responsable. No contamine el agua, capacite a sus trabajadores, no se una a la corrupción, provea de planes de salud a sus colaboradores, en la medida de sus posibilidades y ayúdelos a ser mejores. Son pequeñas cosas que contribuirán grandemente al progreso de esta tierra que nos vio nacer y que nos verá morir algún día. Dejemos el metro cuadrado que nos tocó, mejor de como lo encontramos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo