Con mucha tristeza me enteré de lo que estaba pasando en Guatemala, desde lejos, uno no puede comprender la dimensión del problema. Sin embargo conforme fue fluyendo la información y las imágenes de las consecuencias de la erupción del Volcán de Fuego, uno no puede menos que sentir solidaridad con las víctimas.

Ante desastres naturales como este lo más urgente, en este momento, es rescatar a quienes aún estén con vida y posteriormente rescatar los cuerpos de las víctimas mortales. Debemos estar claros que ante una situación de emergenciase debe actuar de forma rápida y eficiente, es decir, actuar en el corto plazo para contener o paliar el daño inminente.

Mientras caminaba hacia mi destino, me preguntaba sobre el futuro de los más afectados, me entristece pensar en aquellos que perdieron a sus seres queridos, aquellos que se quedaron sin nada y tendrán que empezar de nuevo.  Pensaba en las oportunidades que tendrán y en el tiempo que necesitarán para recuperarse. Pensaba en las condiciones que se necesitarán en el país para avanzar más rápido.

También me preguntaba qué hacer para que los desastres naturales no se conviertan en tragedias, o por lo menos, se minimicen las pérdidas, en especial las humanas.

Reflexionaba sobre el espíritu de solidaridad de la mayoría. Es en momentos como este, cuando la palabra solidaridad recupera su verdadero sentido. Cuando queda demostrado que la solidaridad no se impone. Que no importa cuanto se tiene siempre se puede ayudar con algo.

Mientras llegaba a mi destino y observaba a las personas pensaba que la principal diferencia con Guatemala no es su gente, sus recursos naturales o sus políticos, si no el sistema político y económico que aún protege los derechos individuales.

Mientras caminaba pensaba en lo mucho que nos falta por hacer, a largo plazo, para que los desastres naturales no se conviertan en tragedia.

@Md30

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