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Reflexiones después del desastre

Betty Marroquin
05 de junio, 2018

Es innegable que la gran mayoría de guatemaltecos puso de lado sus pasiones políticas para ser otra vez nada más guatemaltecos, amantes de su país, seres humanos concientes del dolor ajeno. Gentes de todo nivel socio-económico se volcaron para apoyar a los damnificados de la erupción del majestuoso pero temible volcán de Fuego, y simplemente ayudar. Eso debe ser lo que nos consuele a quienes vemos una tragedia semejante como un elemento de unión, y no como el momento para atacar con comentarios vicerales y amargos a quienes piensan diferente que nosotros.

En Tweeter hubo mensajes desafortunados, cargados de sarcasmo e ironía que ofendieron a muchos lectores al usar una tragedia con fines políticos. Hubo también gran cantidad de memes y mensajes con igual sarcasmo criticando que la mal llamada sociedad civil brilló por su ausencia. No se pronunció, no se manifestó organizando alguna forma de ayuda, no hubo donaciones sonadas, yo quiero pensar que quizás lo hicieron en privado, callada la boca. ¿Ilusa? Quizás. Pero en mi naturaleza está el dar el beneficio de la duda hasta prueba contraria.

Guatemala es un país con enormes deficiencias, y esto se puso en evidencia. Dudo que tengamos el equipo más sofisticado para detectar erupciones volcánicas, y como dijo Simon Carn a la revista Popular Science (https://www.popsci.com/predict-volcanic-eruption#page-3), vulcanólogo de la Universidad Tecnológica de Michigan, con un departamento especializado en el tema, es difícil predecir erupciones y más aún predecir como se comportará la erupción con exactitud. Es especialmente difícil con un volcán como el de Fuego, en constante actividad que podría ser leída como “falsa alarma” ya que ha venido haciendo erupciones pequeñas desde hace mucho sin llegar a lo que llegó el domingo. No existen siquiera dos volcanes similares por lo que se pueda decir que se puede predecir como uno se comportara con base a historial de otro. Existen señales, pero dudo que tengamos vulcanólogos con el nivel de sofisticación necesaria para llegar a predecir esta tragedia. Por estos motivos no apunto con el dedo a los señores del Insivumeh y creo que Conred tampoco tenía una lectura clara. ¿Consuelo? Para nada. Sólo pone en evidencia que esa area es frágil en un país con tanto volcán y las autoridades competentes debieran estar mejor preparadas.   Puede ser que se requiera mayor escrutinio de como aplica Conred sus normas, especialmente en materia de la asistencia que acumula para ser distribuida a los damnificados, y en cuanto a los criterios que utiliza. Quizás debiera ser praxi adoptada de ahora en adelante que en cuanto inicie a hacer erupción la gente sea evacuada. Ideal sería que la gente no tuviera la necesidad de irse a vivir a las faldas de un volcán.

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Sin duda, si Indonesia con sus 139 volcanes no ha logrado predecir con exactitud las erupciones, ¿qué podemos esperar nosotros? En evidencia queda que es un área a la que debemos prestar atención, como lo es la de deslaves, y terremotos. No se pueden prevenir, pero quizás minimizar daños. Somos una población vulnerable, que debe vivir preparada para lo que venga porque la naturaleza no perdona.

Pero sobre todo, debemos aprender a dejar de lado nuestras diferencias ideológicas y políticas, para unirnos como chapines todos y ayudar a quienes lo necesitan. Si no somos de hacerlo ante una tragedia como esta, quedaría claro que no tenemos esperanzas, pero me rehuso a pensar que así sea. Creo que es posible dejar las pequeñeces y las mezquindades para dar paso al sentido de humanidad y de amor patrio.

Todos sabemos que la tierra se vuelve extremadamente fértil luego de una erupción, porque es de los mejores abonos que existen. Es por esto que la gente que vive en por ejemplo, las faldas del Etna o de Stromboli no se van permanentemente ya que sus vinos y productos agrícolas son estupendos luego de una erupción. De nuevo, no es consuelo para quienes han perdido todo, es simplemente el tratar ver el otro lado de la moneda. La ayuda debiera traducirse quizás en alicientes para que puedan recuperar sus suelos pronto y volver a sembrar sus diversos cultivos.

Tampoco es consuelo pensar que gente de la zona que se quedó sin trabajo ante las pérdidas económicas sufridas tengan que irse a los Estados Unidos a buscar las fuentes de trabajo que han perdido. Difícil pero no imposible esperar que logren reconstruir para levantar nuevamente esa región. Lo que nos lleva nuevamente a la necesidad de generar empleos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Reflexiones después del desastre

Betty Marroquin
05 de junio, 2018

Es innegable que la gran mayoría de guatemaltecos puso de lado sus pasiones políticas para ser otra vez nada más guatemaltecos, amantes de su país, seres humanos concientes del dolor ajeno. Gentes de todo nivel socio-económico se volcaron para apoyar a los damnificados de la erupción del majestuoso pero temible volcán de Fuego, y simplemente ayudar. Eso debe ser lo que nos consuele a quienes vemos una tragedia semejante como un elemento de unión, y no como el momento para atacar con comentarios vicerales y amargos a quienes piensan diferente que nosotros.

En Tweeter hubo mensajes desafortunados, cargados de sarcasmo e ironía que ofendieron a muchos lectores al usar una tragedia con fines políticos. Hubo también gran cantidad de memes y mensajes con igual sarcasmo criticando que la mal llamada sociedad civil brilló por su ausencia. No se pronunció, no se manifestó organizando alguna forma de ayuda, no hubo donaciones sonadas, yo quiero pensar que quizás lo hicieron en privado, callada la boca. ¿Ilusa? Quizás. Pero en mi naturaleza está el dar el beneficio de la duda hasta prueba contraria.

Guatemala es un país con enormes deficiencias, y esto se puso en evidencia. Dudo que tengamos el equipo más sofisticado para detectar erupciones volcánicas, y como dijo Simon Carn a la revista Popular Science (https://www.popsci.com/predict-volcanic-eruption#page-3), vulcanólogo de la Universidad Tecnológica de Michigan, con un departamento especializado en el tema, es difícil predecir erupciones y más aún predecir como se comportará la erupción con exactitud. Es especialmente difícil con un volcán como el de Fuego, en constante actividad que podría ser leída como “falsa alarma” ya que ha venido haciendo erupciones pequeñas desde hace mucho sin llegar a lo que llegó el domingo. No existen siquiera dos volcanes similares por lo que se pueda decir que se puede predecir como uno se comportara con base a historial de otro. Existen señales, pero dudo que tengamos vulcanólogos con el nivel de sofisticación necesaria para llegar a predecir esta tragedia. Por estos motivos no apunto con el dedo a los señores del Insivumeh y creo que Conred tampoco tenía una lectura clara. ¿Consuelo? Para nada. Sólo pone en evidencia que esa area es frágil en un país con tanto volcán y las autoridades competentes debieran estar mejor preparadas.   Puede ser que se requiera mayor escrutinio de como aplica Conred sus normas, especialmente en materia de la asistencia que acumula para ser distribuida a los damnificados, y en cuanto a los criterios que utiliza. Quizás debiera ser praxi adoptada de ahora en adelante que en cuanto inicie a hacer erupción la gente sea evacuada. Ideal sería que la gente no tuviera la necesidad de irse a vivir a las faldas de un volcán.

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Sin duda, si Indonesia con sus 139 volcanes no ha logrado predecir con exactitud las erupciones, ¿qué podemos esperar nosotros? En evidencia queda que es un área a la que debemos prestar atención, como lo es la de deslaves, y terremotos. No se pueden prevenir, pero quizás minimizar daños. Somos una población vulnerable, que debe vivir preparada para lo que venga porque la naturaleza no perdona.

Pero sobre todo, debemos aprender a dejar de lado nuestras diferencias ideológicas y políticas, para unirnos como chapines todos y ayudar a quienes lo necesitan. Si no somos de hacerlo ante una tragedia como esta, quedaría claro que no tenemos esperanzas, pero me rehuso a pensar que así sea. Creo que es posible dejar las pequeñeces y las mezquindades para dar paso al sentido de humanidad y de amor patrio.

Todos sabemos que la tierra se vuelve extremadamente fértil luego de una erupción, porque es de los mejores abonos que existen. Es por esto que la gente que vive en por ejemplo, las faldas del Etna o de Stromboli no se van permanentemente ya que sus vinos y productos agrícolas son estupendos luego de una erupción. De nuevo, no es consuelo para quienes han perdido todo, es simplemente el tratar ver el otro lado de la moneda. La ayuda debiera traducirse quizás en alicientes para que puedan recuperar sus suelos pronto y volver a sembrar sus diversos cultivos.

Tampoco es consuelo pensar que gente de la zona que se quedó sin trabajo ante las pérdidas económicas sufridas tengan que irse a los Estados Unidos a buscar las fuentes de trabajo que han perdido. Difícil pero no imposible esperar que logren reconstruir para levantar nuevamente esa región. Lo que nos lleva nuevamente a la necesidad de generar empleos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo