Con el poder de su voluntad y armados de valor, decenas de hombres y mujeres son los héroes que rescataron vidas y siguen llevando consuelo a decenas de guatemaltecos que lloran a sus seres queridos, víctimas de la erupción del Volcán de Fuego.
A partir del domingo, bomberos Voluntarios y Municipales, policías, soldados, delegados de Conred, elementos de la Cruz Roja y personas particulares, dejaron a sus familias y la seguridad de sus viviendas para prestar auxilio a quienes clamaban por ayuda.
No les importó la hora, el peligro o los riesgos para sus vidas, estos héroes redoblaron sus fuerzas para desafiar la furia de la naturaleza y enfrentar los embates del Volcán de Fuego que arrebató cientos de vidas en las comunidades de Sacatepéquez y Escuintla.
Los héroes tienen nombres y apellidos y ahora ocupan un sitial entre los privilegiados “buenos samaritanos” que no fueron indiferentes al dolor del prójimo. Pronto acudieron en su auxilio, pusieron sus manos y hombros para rescatar a quienes se creía perdidos, y los llevaron para curar sus heridas.
Y cuando el aliento de la vida se había escapado, tomaron los cuerpos y con gran dolor en su corazón, los entregaron a sus familiares y lloraron con ellos. Los abrazaron y les dieron consuelo, el consuelo de poder dar el último adiós al ser querido que no pudo escapar de la tragedia, al papá, a la mamá, al hijo, al hermano, a la esposa, al esposo, al tío, al primo o al vecino cuya voz fue apagada por la furia del volcán.
Y la búsqueda no se detiene…
Este jueves es el quinto día de labores de rescate en las comunidades soterradas por la erupción del Volcán de Fuego. Los héroes no se han detenido más que para tomar fuerzas y para resguardarse de otras posibles erupciones y riesgos.
Algunos dejaron su trabajo y estudios para socorrer a las víctimas y otros hicieron una pausa en su descanso para llevar alivio a quienes hoy sufren.
Su tarea ha sido compensada. Una vida rescatada vale el sacrificio, pero han hecho mucho más que eso, han llevado esperanza y consuelo en medio del dolor y la tragedia que enluta a Guatemala.
Con el poder de su voluntad y armados de valor, decenas de hombres y mujeres son los héroes que rescataron vidas y siguen llevando consuelo a decenas de guatemaltecos que lloran a sus seres queridos, víctimas de la erupción del Volcán de Fuego.
A partir del domingo, bomberos Voluntarios y Municipales, policías, soldados, delegados de Conred, elementos de la Cruz Roja y personas particulares, dejaron a sus familias y la seguridad de sus viviendas para prestar auxilio a quienes clamaban por ayuda.
No les importó la hora, el peligro o los riesgos para sus vidas, estos héroes redoblaron sus fuerzas para desafiar la furia de la naturaleza y enfrentar los embates del Volcán de Fuego que arrebató cientos de vidas en las comunidades de Sacatepéquez y Escuintla.
Los héroes tienen nombres y apellidos y ahora ocupan un sitial entre los privilegiados “buenos samaritanos” que no fueron indiferentes al dolor del prójimo. Pronto acudieron en su auxilio, pusieron sus manos y hombros para rescatar a quienes se creía perdidos, y los llevaron para curar sus heridas.
Y cuando el aliento de la vida se había escapado, tomaron los cuerpos y con gran dolor en su corazón, los entregaron a sus familiares y lloraron con ellos. Los abrazaron y les dieron consuelo, el consuelo de poder dar el último adiós al ser querido que no pudo escapar de la tragedia, al papá, a la mamá, al hijo, al hermano, a la esposa, al esposo, al tío, al primo o al vecino cuya voz fue apagada por la furia del volcán.
Y la búsqueda no se detiene…
Este jueves es el quinto día de labores de rescate en las comunidades soterradas por la erupción del Volcán de Fuego. Los héroes no se han detenido más que para tomar fuerzas y para resguardarse de otras posibles erupciones y riesgos.
Algunos dejaron su trabajo y estudios para socorrer a las víctimas y otros hicieron una pausa en su descanso para llevar alivio a quienes hoy sufren.
Su tarea ha sido compensada. Una vida rescatada vale el sacrificio, pero han hecho mucho más que eso, han llevado esperanza y consuelo en medio del dolor y la tragedia que enluta a Guatemala.