Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Masaya, la ciudad donde los obispos en Nicaragua frenaron una “masacre”

Redacción República
21 de junio, 2018

Los pobladores de Masaya recibieron entre lágrimas a los obispos, ven en ellos una salida a la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde hace más de dos meses.

Josué Garay, Periodista

El brutal ataque perpetrado por la Policía Nacional y paramilitares contra la ciudad de Masaya, a unos 18 kilómetros al sur de la capital de Nicaragua, en los últimos tres días ya deja un saldo de 12 personas asesinadas, según organismos de derechos humanos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Los pobladores sabían que este jueves volverían a sufrir una “masacre” por parte del Gobierno. Los obispos también lo sabían, y por eso se movilizaron desde Managua hacia Masaya para evitarla: y así lo hicieron.

El clero de Nicaragua se trasladó, inmediatamente, luego de brindar una misa en la Catedral Metropolitana, junto a una pequeña caravana de vehículos cuando supo que en solo la mañana de este jueves ya habían asesinado a tres personas.


Las campanas sonaron en Masaya, pero esta vez no para alertar del ataque de los paramilitares, sino para avisar de la esperanzadora llegada de los obispos. Los religiosos fueron recibidos entre lágrimas de los pobladores.

  • Te puede interesar:

Enviado del Vaticano en Masaya

El cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), se movilizó junto al nuevo nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag. Esta fue la primera vez que un enviado desde El Vaticano visitó Masaya mientras el país enfrenta una crisis sociopolítica.

“Cada fallecido, cada muerto es una ofensa a Dios”, dijo el nuncio, refiriéndose a los asesinados por las fuerzas enviadas por el Gobierno de Daniel Ortega.

Los pobladores perdieron el miedo, salieron de sus casas para arrodillarse y suplicar ante los líderes de la Iglesia Católica de Nicaragua que intercedieran para que cese la violencia. Los masayas, como se les conoce a los habitantes de esta ciudad, sacaron las banderas del país, conocida como la azul y blanco, para ondearla una vez más, tal y como se ha hecho desde que la rebelión comenzó, el 18 de abril.

El cardenal Brenes realizó una procesión con el Santísimo sobre las calles semidestruidas de Masaya, mientras que miles de personas lo seguían, llorando, pero con los rostros llenos de esperanza.

“Dios sabe lo que estamos pasando, como si fuéramos animales. Esto es duro y los obispos nos llenan el pensamiento de un futuro mejor”, comentó Juan Lara, un poblador que vivió la caída de la dictadura de los Somoza, en 1979.


OEA condena la represión

Desde que comenzaron los ataque a esta pequeña ciudad del país, los organismos internacionales han estado pendientes de la represión. Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), exigió que se frenara “inmediatamente la represión en el pueblo indígena de Monimbó, ubicado en Masaya”.

“Solicitamos al Gobierno de Nicaragua apoyar a los obispos que buscan la pacificación de la ciudad”, sostuvo desde su cuenta oficial de Twitter.


Monseñor Silvio Báez, uno de los obispos nicaragüenses que critica al Gobierno de Daniel Ortega, caminó también más de dos kilómetros junto a los demás sacerdotes sobre las calles de Masaya, en donde han caído los cuerpos de más de 26 personas desde que iniciaron las manifestaciones, en su mayoría, como en el resto de todo el país, eran jóvenes universitarios. Las personas se acercaron a los sacerdotes, los abrazaron y besaron. Ven en ellos una salida a la violenta crisis que atraviesa el país.

“El Santo Padre está informado de lo que pasa aquí en Nicaragua”, manifestó el nuncio apostólico, monseñor Stanislaw Sommertag.  Mientras las personas le gritaban: “Daniel Ortega no tiene conciencia”.

Aunque hubo un momento de intensidad durante las palabras del nuncio, todo calmó como cuando se comenzó a rezar el Padre Nuestro. Y es que Masaya es una de las ciudades más creyentes del país.


La insurrección de una ciudad

En Masaya han mantenido firmes las barricadas frente al ataque, con escopetas, bombas lacrimógenas y AK 47, que realizan los antimotines y paramilitares contra los pobladores. Pero esta vez fue distinto, muchas de esas barricadas fueron botadas para que los sacerdotes pasaran. Los vidrios sobre las calles, residuos de las bombas caseras molotov, tampoco fueron un impedimento para que la procesión continuara. Las lágrimas corrieron, casi todo el día, sobre las mejillas de las personas: fue un momento histórico.

Masaya fue la primera ciudad que se declaró “libre” del gobierno de Daniel Ortega, quien permanece en el poder desde 2007. Esto provocó la ira del presidente, que mandó a grupos afines a su partido para atacar a los ciudadanos.

“Nos quieren matar, quieren limpiar Masaya”, dijo entre lágrimas Carmen Gaitán, una pobladora de 56 años, que pese a tener problemas en sus articulaciones no dudó en salir a la improvisada actividad religiosa.

Este jueves Masaya luce diferente de como estaba antes del 18 de abril, cuando comenzaron las manifestaciones. La ciudad permanece desolada, los comercios cerrados, las barricadas en cada calle, casas incendiadas, morteros y ráfagas de disparos a cada momento. La Masaya que fue leal a Ortega para derrocar a Anastasio Somoza Debayle en 1979, ahora le está dando la espalda, “por represor”, aseguró Gaitán.


  • Te puede interesar:

El diálogo

El cardenal Leopoldo Brenes también llamó “al Gobierno para que estas medidas (represivas) puedan ir desapareciendo. Es bien triste estar dialogando bajo las balas, bajo la violencia y bajo la incertidumbre que nuestra gente está viviendo”.

El diálogo nacional con el cual se busca una salida a la crisis se mantiene suspendido por la negativa gubernamental de cumplir algunas condiciones, como la invitación de organismos internacionales para investigar de forma independiente los asesinatos, detenciones, desapariciones y violaciones a derechos humanos.

Brenes señaló, al finalizar la tarde de este jueves, que para reanudar el diálogo nacional esperarán lo que ocurra este viernes durante la presentación del informe final realizado en Nicaragua en el mes de mayo por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) frente al Consejo Permanente de la OEA.


Masaya, la ciudad donde los obispos en Nicaragua frenaron una “masacre”

Redacción República
21 de junio, 2018

Los pobladores de Masaya recibieron entre lágrimas a los obispos, ven en ellos una salida a la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde hace más de dos meses.

Josué Garay, Periodista

El brutal ataque perpetrado por la Policía Nacional y paramilitares contra la ciudad de Masaya, a unos 18 kilómetros al sur de la capital de Nicaragua, en los últimos tres días ya deja un saldo de 12 personas asesinadas, según organismos de derechos humanos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Los pobladores sabían que este jueves volverían a sufrir una “masacre” por parte del Gobierno. Los obispos también lo sabían, y por eso se movilizaron desde Managua hacia Masaya para evitarla: y así lo hicieron.

El clero de Nicaragua se trasladó, inmediatamente, luego de brindar una misa en la Catedral Metropolitana, junto a una pequeña caravana de vehículos cuando supo que en solo la mañana de este jueves ya habían asesinado a tres personas.


Las campanas sonaron en Masaya, pero esta vez no para alertar del ataque de los paramilitares, sino para avisar de la esperanzadora llegada de los obispos. Los religiosos fueron recibidos entre lágrimas de los pobladores.

  • Te puede interesar:

Enviado del Vaticano en Masaya

El cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), se movilizó junto al nuevo nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag. Esta fue la primera vez que un enviado desde El Vaticano visitó Masaya mientras el país enfrenta una crisis sociopolítica.

“Cada fallecido, cada muerto es una ofensa a Dios”, dijo el nuncio, refiriéndose a los asesinados por las fuerzas enviadas por el Gobierno de Daniel Ortega.

Los pobladores perdieron el miedo, salieron de sus casas para arrodillarse y suplicar ante los líderes de la Iglesia Católica de Nicaragua que intercedieran para que cese la violencia. Los masayas, como se les conoce a los habitantes de esta ciudad, sacaron las banderas del país, conocida como la azul y blanco, para ondearla una vez más, tal y como se ha hecho desde que la rebelión comenzó, el 18 de abril.

El cardenal Brenes realizó una procesión con el Santísimo sobre las calles semidestruidas de Masaya, mientras que miles de personas lo seguían, llorando, pero con los rostros llenos de esperanza.

“Dios sabe lo que estamos pasando, como si fuéramos animales. Esto es duro y los obispos nos llenan el pensamiento de un futuro mejor”, comentó Juan Lara, un poblador que vivió la caída de la dictadura de los Somoza, en 1979.


OEA condena la represión

Desde que comenzaron los ataque a esta pequeña ciudad del país, los organismos internacionales han estado pendientes de la represión. Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), exigió que se frenara “inmediatamente la represión en el pueblo indígena de Monimbó, ubicado en Masaya”.

“Solicitamos al Gobierno de Nicaragua apoyar a los obispos que buscan la pacificación de la ciudad”, sostuvo desde su cuenta oficial de Twitter.


Monseñor Silvio Báez, uno de los obispos nicaragüenses que critica al Gobierno de Daniel Ortega, caminó también más de dos kilómetros junto a los demás sacerdotes sobre las calles de Masaya, en donde han caído los cuerpos de más de 26 personas desde que iniciaron las manifestaciones, en su mayoría, como en el resto de todo el país, eran jóvenes universitarios. Las personas se acercaron a los sacerdotes, los abrazaron y besaron. Ven en ellos una salida a la violenta crisis que atraviesa el país.

“El Santo Padre está informado de lo que pasa aquí en Nicaragua”, manifestó el nuncio apostólico, monseñor Stanislaw Sommertag.  Mientras las personas le gritaban: “Daniel Ortega no tiene conciencia”.

Aunque hubo un momento de intensidad durante las palabras del nuncio, todo calmó como cuando se comenzó a rezar el Padre Nuestro. Y es que Masaya es una de las ciudades más creyentes del país.


La insurrección de una ciudad

En Masaya han mantenido firmes las barricadas frente al ataque, con escopetas, bombas lacrimógenas y AK 47, que realizan los antimotines y paramilitares contra los pobladores. Pero esta vez fue distinto, muchas de esas barricadas fueron botadas para que los sacerdotes pasaran. Los vidrios sobre las calles, residuos de las bombas caseras molotov, tampoco fueron un impedimento para que la procesión continuara. Las lágrimas corrieron, casi todo el día, sobre las mejillas de las personas: fue un momento histórico.

Masaya fue la primera ciudad que se declaró “libre” del gobierno de Daniel Ortega, quien permanece en el poder desde 2007. Esto provocó la ira del presidente, que mandó a grupos afines a su partido para atacar a los ciudadanos.

“Nos quieren matar, quieren limpiar Masaya”, dijo entre lágrimas Carmen Gaitán, una pobladora de 56 años, que pese a tener problemas en sus articulaciones no dudó en salir a la improvisada actividad religiosa.

Este jueves Masaya luce diferente de como estaba antes del 18 de abril, cuando comenzaron las manifestaciones. La ciudad permanece desolada, los comercios cerrados, las barricadas en cada calle, casas incendiadas, morteros y ráfagas de disparos a cada momento. La Masaya que fue leal a Ortega para derrocar a Anastasio Somoza Debayle en 1979, ahora le está dando la espalda, “por represor”, aseguró Gaitán.


  • Te puede interesar:

El diálogo

El cardenal Leopoldo Brenes también llamó “al Gobierno para que estas medidas (represivas) puedan ir desapareciendo. Es bien triste estar dialogando bajo las balas, bajo la violencia y bajo la incertidumbre que nuestra gente está viviendo”.

El diálogo nacional con el cual se busca una salida a la crisis se mantiene suspendido por la negativa gubernamental de cumplir algunas condiciones, como la invitación de organismos internacionales para investigar de forma independiente los asesinatos, detenciones, desapariciones y violaciones a derechos humanos.

Brenes señaló, al finalizar la tarde de este jueves, que para reanudar el diálogo nacional esperarán lo que ocurra este viernes durante la presentación del informe final realizado en Nicaragua en el mes de mayo por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) frente al Consejo Permanente de la OEA.