Hoy vence el plazo para pagar el Impuesto Sobre Circulación de Vehículos Terrestres, Marítimos y Aéreos, ISCV. El jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, ya anunció que a partir de mañana, quien no haya pagado este impuesto tendrá que pagar un recargo del 100% sobre el ISCV, además de intereses y mora.
Ahora bien, ¿se ha preguntado a dónde va a parar ese dinero? Según la Ley de este impuesto, la distribución de lo recaudado varía dependiendo del tipo de vehículo y se lo reparten entre las municipalidades, el fondo común, el Departamento de Tránsito de la Policía Nacional Civil, la Marina Nacional en el caso de vehículos marítimos y la Dirección General de Aeronáutica Civil en el caso de vehículos aéreos.
Acorde a los números de la SAT estiman recaudar Q798 millones en julio y para finales de año Q920 millones. Si a esto le sumamos el Impuesto a la Distribución del Petróleo Crudo y Combustibles derivados del Petróleo, el presupuesto de Ministerio de Comunicaciones , cualquiera pensaría que las calles, caminos, carreteras, puentes y señalizaciones se encuentran sino en excelentes por lo menos, en buenas condiciones.
Cualquiera pensaría que el mismo celo y dedicación que se emplea para cobrar estos impuestos también se usa para fiscalizar el gasto del mismo. Sin embargo, la realidad y las condiciones de las calles y carreteras demuestran fehacientemente que es muy distinta. Y entonces, ¿cuál es la justificación de dicho impuesto? ¿Cuál es el servicio a cambio del pago del mismo? ¿Cuál es el sentido de pagar por que circule su vehículo, si el dinero no se usa exclusivamente para eso? Eso sin mencionar, los casos de corrupción en el manejo de estos recursos.
Entonces, si a los tributarios nos tienen “cortos” con el pago de impuestos como el de ISCV ¿cómo podemos minimizar el “daño” que pueda causar un burócrata o político corrupto? Por un lado, pensaba que se podía implementar un sistema de fianzas para aquellos que manejen fondos públicos. Es decir, todo aquél burócrata con poder de decisión en el manejo de dinero deberá contar con una fianza que cubra cualquier desfalco que pudiera incurrir.
Si bien es cierto, la mejor manera de minimizar el problema de corrupción es disminuyendo las funciones y el poder discrecional, el costo de las fianzas sería un indicador del riesgo que implica cada burócrata o político, serían más efectivas en su evaluación que el “famoso finiquito” de la Contraloría. Y en caso de incumplimiento en el uso correcto de los recursos, se exigiría el cobro de la fianza.
Nos cuesta tanto ganar el dinero que nos quitan en impuestos como para resignarnos que el malgasto, despilfarro y robo del mismo sea el destino final de la mayoría de esos recursos. Las fianzas sólo es una idea, la solución a la corrupción es reducir el “chorro de dinero” que reciben minimizando el poder y las funciones que ejercen. Mientras eso no cambie seguiremos pagando impuestos por circular en calles maltrechas, carreteras deplorables y pagando peajes en caminos que ya hemos pagado con múltiples impuestos.
@Md30
Facebook.com/Mda30
Hoy vence el plazo para pagar el Impuesto Sobre Circulación de Vehículos Terrestres, Marítimos y Aéreos, ISCV. El jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, ya anunció que a partir de mañana, quien no haya pagado este impuesto tendrá que pagar un recargo del 100% sobre el ISCV, además de intereses y mora.
Ahora bien, ¿se ha preguntado a dónde va a parar ese dinero? Según la Ley de este impuesto, la distribución de lo recaudado varía dependiendo del tipo de vehículo y se lo reparten entre las municipalidades, el fondo común, el Departamento de Tránsito de la Policía Nacional Civil, la Marina Nacional en el caso de vehículos marítimos y la Dirección General de Aeronáutica Civil en el caso de vehículos aéreos.
Acorde a los números de la SAT estiman recaudar Q798 millones en julio y para finales de año Q920 millones. Si a esto le sumamos el Impuesto a la Distribución del Petróleo Crudo y Combustibles derivados del Petróleo, el presupuesto de Ministerio de Comunicaciones , cualquiera pensaría que las calles, caminos, carreteras, puentes y señalizaciones se encuentran sino en excelentes por lo menos, en buenas condiciones.
Cualquiera pensaría que el mismo celo y dedicación que se emplea para cobrar estos impuestos también se usa para fiscalizar el gasto del mismo. Sin embargo, la realidad y las condiciones de las calles y carreteras demuestran fehacientemente que es muy distinta. Y entonces, ¿cuál es la justificación de dicho impuesto? ¿Cuál es el servicio a cambio del pago del mismo? ¿Cuál es el sentido de pagar por que circule su vehículo, si el dinero no se usa exclusivamente para eso? Eso sin mencionar, los casos de corrupción en el manejo de estos recursos.
Entonces, si a los tributarios nos tienen “cortos” con el pago de impuestos como el de ISCV ¿cómo podemos minimizar el “daño” que pueda causar un burócrata o político corrupto? Por un lado, pensaba que se podía implementar un sistema de fianzas para aquellos que manejen fondos públicos. Es decir, todo aquél burócrata con poder de decisión en el manejo de dinero deberá contar con una fianza que cubra cualquier desfalco que pudiera incurrir.
Si bien es cierto, la mejor manera de minimizar el problema de corrupción es disminuyendo las funciones y el poder discrecional, el costo de las fianzas sería un indicador del riesgo que implica cada burócrata o político, serían más efectivas en su evaluación que el “famoso finiquito” de la Contraloría. Y en caso de incumplimiento en el uso correcto de los recursos, se exigiría el cobro de la fianza.
Nos cuesta tanto ganar el dinero que nos quitan en impuestos como para resignarnos que el malgasto, despilfarro y robo del mismo sea el destino final de la mayoría de esos recursos. Las fianzas sólo es una idea, la solución a la corrupción es reducir el “chorro de dinero” que reciben minimizando el poder y las funciones que ejercen. Mientras eso no cambie seguiremos pagando impuestos por circular en calles maltrechas, carreteras deplorables y pagando peajes en caminos que ya hemos pagado con múltiples impuestos.
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