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La historia de la violación durante el recorrido de un taxi

Glenda Sanchez
29 de septiembre, 2018

El viaje en un taxi que le arrebató la intimidad a una mujer. El agresor es calificado como un violador serial por el Ministerio Público (MP).

Recién acaba de terminar el verano en 2014. La brisa se asomaba lentamente y anunciaba la llegada del invierno, un invierno anormal, ya que el fenómeno del Niño afectaba a Guatemala.

Eran las ocho de la mañana cuando Claudia (nombre ficticio por seguridad) preparó su lonchera y bolsa, como de costumbre, para ir al trabajo.

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Sin embargo, por seguridad y rapidez decidió parar un taxi cerca de la calzada Roosevelt. No esperó mucho tiempo en una de las esquinas y detuvo un taxi blanco.

Lo dejó ir, no le alcanzaba el dinero para lo que pedía el taxista. Esperó unos dos minutos, y de nuevo paró otro vehículo de alquiler.

Negoció el pago y luego quedaron de acuerdo con el taxista. Claudia abordó el vehículo, sin sospechar la tragedia que significaría eso para su vida.


El recorrido del taxi

El piloto, robusto y tez morena, bastante educado, le pidió que se pasará al sillón de atrás y empezó una espontánea entrevista. ¿Dónde trabaja?, ¿tiene hijo?, fueron las interrogantes del piloto.

Pasado cinco minutos Claudia vio que circulaban en el mismo perímetro y cuestionó al piloto. “¿Qué pasó?, ¿por qué no avanzamos?” y  aquí empezaron las sospechas de Claudia.

El piloto, José Víctor Alburez Manzo, sin pensarlo, sacó un inmovilizador eléctrico y 

pidió a Claudia, bajo amenazas y gritos, que le entregará su cartera y todas sus pertenencias.

Se estacionó en un lugar solitario, siempre sobre ese bulevar. Le arrebató todo, hasta su ropa íntima.

Alburez Manzo la tomó con agresión y abusó de ella.

“No vayas a decir nada porque ya se dónde vivís y trabajas. Y no vayas a denunciar porque los policías son mis amigos”, replicaba el agresor mientras violaba a Claudia.

Ya pasaban las 10.30 de la mañana. Una llovizna empezó a caer. El tráfico había bajado. Claudia estaba confundida, no sabía cuánto tiempo había pasado, solo quería que la pesadilla acabará.

Al final el agresor le dijo que se bajara, “cerca de Majadas”, dijo investigadora.

Antes que Claudia abandonara el vehículo, el violador serial le pidió que esperara en ese lugar porque otro carro pasaría a dejar un paquete.

Cuando Claudia bajó, la lluvia había arreciado. Permaneció en ese lugar bajo la lluvia por más de dos horas, sin mover ni siquiera un dedo por temor  a un nuevo ataque.

Una patrulla pasó frente a ella. Un agente le preguntó si le había pasado algo, y ella respondió que no. Los agentes se fueron, con muchas dudas.

En una nueva ronda los policías pasaron por el mismo lugar y la sorpresa fue que Claudia seguía allí, en el mismo lugar.

Se acercó de nuevo el agente y le preguntó “qué le pasó”. “Vamos no tenga miedo, la vamos a proteger”, le indicó el policía . Claudia siguió inmóvil y callada.

La lluvia arreció, las primeras lágrimas de Claudia se confundían en ese momento con el agua. Aún el Ministerio Público no ha identificado qué palabra del policía hizo reaccionar a Claudia para que confesara, entre un llanto inexplicable, el abuso del taxista.

Violador serial 

Ella es una de por lo menos 50 mujeres que se sospecha fueron violadas por  José Víctor Alburez Manzo, según información de la Fiscalía de la Mujer del MP.

El 22 de octubre de 2015 José Alburez Manzo fue condenado a 298 años de prisión por los delitos de secuestro, violación y robo agravado contra nueve mujeres.

Este año también fue condenado por agredir sexualmente a una agente de la Dirección Especializada de Investigación Criminal (DEIC)

El próximo año se llevará a cabo el juicio oral y público contra el condenado porque existen otras once mujeres que denunciaron haber sido víctimas de violación por Alburez Manzo.

La historia de la violación durante el recorrido de un taxi

Glenda Sanchez
29 de septiembre, 2018

El viaje en un taxi que le arrebató la intimidad a una mujer. El agresor es calificado como un violador serial por el Ministerio Público (MP).

Recién acaba de terminar el verano en 2014. La brisa se asomaba lentamente y anunciaba la llegada del invierno, un invierno anormal, ya que el fenómeno del Niño afectaba a Guatemala.

Eran las ocho de la mañana cuando Claudia (nombre ficticio por seguridad) preparó su lonchera y bolsa, como de costumbre, para ir al trabajo.

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Sin embargo, por seguridad y rapidez decidió parar un taxi cerca de la calzada Roosevelt. No esperó mucho tiempo en una de las esquinas y detuvo un taxi blanco.

Lo dejó ir, no le alcanzaba el dinero para lo que pedía el taxista. Esperó unos dos minutos, y de nuevo paró otro vehículo de alquiler.

Negoció el pago y luego quedaron de acuerdo con el taxista. Claudia abordó el vehículo, sin sospechar la tragedia que significaría eso para su vida.


El recorrido del taxi

El piloto, robusto y tez morena, bastante educado, le pidió que se pasará al sillón de atrás y empezó una espontánea entrevista. ¿Dónde trabaja?, ¿tiene hijo?, fueron las interrogantes del piloto.

Pasado cinco minutos Claudia vio que circulaban en el mismo perímetro y cuestionó al piloto. “¿Qué pasó?, ¿por qué no avanzamos?” y  aquí empezaron las sospechas de Claudia.

El piloto, José Víctor Alburez Manzo, sin pensarlo, sacó un inmovilizador eléctrico y 

pidió a Claudia, bajo amenazas y gritos, que le entregará su cartera y todas sus pertenencias.

Se estacionó en un lugar solitario, siempre sobre ese bulevar. Le arrebató todo, hasta su ropa íntima.

Alburez Manzo la tomó con agresión y abusó de ella.

“No vayas a decir nada porque ya se dónde vivís y trabajas. Y no vayas a denunciar porque los policías son mis amigos”, replicaba el agresor mientras violaba a Claudia.

Ya pasaban las 10.30 de la mañana. Una llovizna empezó a caer. El tráfico había bajado. Claudia estaba confundida, no sabía cuánto tiempo había pasado, solo quería que la pesadilla acabará.

Al final el agresor le dijo que se bajara, “cerca de Majadas”, dijo investigadora.

Antes que Claudia abandonara el vehículo, el violador serial le pidió que esperara en ese lugar porque otro carro pasaría a dejar un paquete.

Cuando Claudia bajó, la lluvia había arreciado. Permaneció en ese lugar bajo la lluvia por más de dos horas, sin mover ni siquiera un dedo por temor  a un nuevo ataque.

Una patrulla pasó frente a ella. Un agente le preguntó si le había pasado algo, y ella respondió que no. Los agentes se fueron, con muchas dudas.

En una nueva ronda los policías pasaron por el mismo lugar y la sorpresa fue que Claudia seguía allí, en el mismo lugar.

Se acercó de nuevo el agente y le preguntó “qué le pasó”. “Vamos no tenga miedo, la vamos a proteger”, le indicó el policía . Claudia siguió inmóvil y callada.

La lluvia arreció, las primeras lágrimas de Claudia se confundían en ese momento con el agua. Aún el Ministerio Público no ha identificado qué palabra del policía hizo reaccionar a Claudia para que confesara, entre un llanto inexplicable, el abuso del taxista.

Violador serial 

Ella es una de por lo menos 50 mujeres que se sospecha fueron violadas por  José Víctor Alburez Manzo, según información de la Fiscalía de la Mujer del MP.

El 22 de octubre de 2015 José Alburez Manzo fue condenado a 298 años de prisión por los delitos de secuestro, violación y robo agravado contra nueve mujeres.

Este año también fue condenado por agredir sexualmente a una agente de la Dirección Especializada de Investigación Criminal (DEIC)

El próximo año se llevará a cabo el juicio oral y público contra el condenado porque existen otras once mujeres que denunciaron haber sido víctimas de violación por Alburez Manzo.