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¿Quiénes son empresarios?

María Dolores Arias
23 de octubre, 2018

A raíz del Foro del Capitalismo, en el que participé como conferencista, decidí hacer una pausa de los temas de actualidad para hablar acerca del empresario, de la autoestima y del capitalismo. Estos fueron los temas centrales que abordé en mi conferencia.

La semana pasada expliqué que un empresario es aquél que “primero, utiliza su razón, su mente, para identificar la realidad y con ello las oportunidades de negocios que podrían haber a su alrededor. Segundo, adquiere, organiza, administra los recursos necesarios para ofrecer una solución al problema que detectó previamente; para ello, deberá conocer el porqué, cómo, cuándo, dónde y a qué precio lo desea el consumidor.

‘Tercero, ofrece sus productos y servicios a sus posibles clientes, es decir, los convence para que hagan negocios con él y como sólo puede haber negociaciones voluntarias, deberá ofrecerle intercambios ganar-ganar. Cuarto, cuando haya logrado esos intercambios voluntarios habrá generado riqueza, y sólo cuando consiga los suficientes intercambios podrá obtener ganancias en su empresa.”

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Entonces, un verdadero empresario no promueve ni pide privilegios, para él o su gremio, que obliguen o impidan los intercambios. No utiliza la violencia directa o indirecta, a través del gobierno, para obligar a negociar con él. Un empresario comprende que si quiere obtener ganancias debe generarle ganancias al que tiene enfrente también.

Caso contrario son los mercantilistas que buscan del gobierno la protección, a través de barreras de todo tipo a la competencia, tanto interna como externa. Consideran correcto obligar a los demás a negociar con ellos, le temen a la libertad del consumidor. Disfrazan los privilegios de protección del bien común o nacional.  Es importante comprender la diferencia ya que uno genera riqueza únicamente mediante negociaciones ganar-ganar, el otro las genera sin importar la contraparte.

Ahora bien, usted se podrá preguntar ¿y esto que tiene que ver con la autoestima? La relación no es tan evidente si primero no hablamos sobre la autoestima que igual opera para un empresario que para un empleado, ya que al final son seres humanos.

Nathaniel Branden explica que la autoestima “es la disposición a considerarse a uno mismo como alguien competente para enfrentarse a los desafíos básicos de la vida y ser merecedor de ser feliz.”  Explica que los dos elementos básicos de la misma son la autoeficacia y el autorespeto.

La autoeficacia es la “confianza en la eficacia de su mente, en su capacidad de pensar, de aprender, de tomar decisiones y elecciones adecuadas”, es decir, confiar en que sus razonamientos serán lógicos, que tiene la capacidad de pensar bien y, en base a ello, tomar decisiones.

El autorespeto es la “consciencia de que el éxito, los logros, la satisfacción y la felicidad son algo bueno y natural para uno mismo”. Es saberse capaz de lograr sus sueños y merecedor de lo bueno que le suceda.

Sabe que en un país donde prevalece un sistema de libertad donde se respeten sus derechos individuales, es un país donde tiene mayores posibilidades de alcanzar sus objetivos.

Si un empresario tiene una autoestima sana, entonces sabe que es capaz de producir bienes y servicios valorados por los demás, está dispuesto a actuar y asumir los riesgos para lograrlo. Además, se sabe merecedor de los resultados. Un empresario con autoestima sana, no necesita usar la violencia para conseguir sus fines, por consiguiente no permite ni acepta que lo etiqueten como saqueador o mercantilista.

@Md30

Facebook.com/Mda30

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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A raíz del Foro del Capitalismo, en el que participé como conferencista, decidí hacer una pausa de los temas de actualidad para hablar acerca del empresario, de la autoestima y del capitalismo. Estos fueron los temas centrales que abordé en mi conferencia.

La semana pasada expliqué que un empresario es aquél que “primero, utiliza su razón, su mente, para identificar la realidad y con ello las oportunidades de negocios que podrían haber a su alrededor. Segundo, adquiere, organiza, administra los recursos necesarios para ofrecer una solución al problema que detectó previamente; para ello, deberá conocer el porqué, cómo, cuándo, dónde y a qué precio lo desea el consumidor.

‘Tercero, ofrece sus productos y servicios a sus posibles clientes, es decir, los convence para que hagan negocios con él y como sólo puede haber negociaciones voluntarias, deberá ofrecerle intercambios ganar-ganar. Cuarto, cuando haya logrado esos intercambios voluntarios habrá generado riqueza, y sólo cuando consiga los suficientes intercambios podrá obtener ganancias en su empresa.”

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Entonces, un verdadero empresario no promueve ni pide privilegios, para él o su gremio, que obliguen o impidan los intercambios. No utiliza la violencia directa o indirecta, a través del gobierno, para obligar a negociar con él. Un empresario comprende que si quiere obtener ganancias debe generarle ganancias al que tiene enfrente también.

Caso contrario son los mercantilistas que buscan del gobierno la protección, a través de barreras de todo tipo a la competencia, tanto interna como externa. Consideran correcto obligar a los demás a negociar con ellos, le temen a la libertad del consumidor. Disfrazan los privilegios de protección del bien común o nacional.  Es importante comprender la diferencia ya que uno genera riqueza únicamente mediante negociaciones ganar-ganar, el otro las genera sin importar la contraparte.

Ahora bien, usted se podrá preguntar ¿y esto que tiene que ver con la autoestima? La relación no es tan evidente si primero no hablamos sobre la autoestima que igual opera para un empresario que para un empleado, ya que al final son seres humanos.

Nathaniel Branden explica que la autoestima “es la disposición a considerarse a uno mismo como alguien competente para enfrentarse a los desafíos básicos de la vida y ser merecedor de ser feliz.”  Explica que los dos elementos básicos de la misma son la autoeficacia y el autorespeto.

La autoeficacia es la “confianza en la eficacia de su mente, en su capacidad de pensar, de aprender, de tomar decisiones y elecciones adecuadas”, es decir, confiar en que sus razonamientos serán lógicos, que tiene la capacidad de pensar bien y, en base a ello, tomar decisiones.

El autorespeto es la “consciencia de que el éxito, los logros, la satisfacción y la felicidad son algo bueno y natural para uno mismo”. Es saberse capaz de lograr sus sueños y merecedor de lo bueno que le suceda.

Sabe que en un país donde prevalece un sistema de libertad donde se respeten sus derechos individuales, es un país donde tiene mayores posibilidades de alcanzar sus objetivos.

Si un empresario tiene una autoestima sana, entonces sabe que es capaz de producir bienes y servicios valorados por los demás, está dispuesto a actuar y asumir los riesgos para lograrlo. Además, se sabe merecedor de los resultados. Un empresario con autoestima sana, no necesita usar la violencia para conseguir sus fines, por consiguiente no permite ni acepta que lo etiqueten como saqueador o mercantilista.

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