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El juego de reglas

Redacción
18 de noviembre, 2018

Ubicar a Guatemala es imposible como nación y como Estado. Ninguna de las actas suscritas que le dan legitimidad a la República de Guatemala. Convivir en este suelo no obedece a un interés común de pueblo. La multiculturalidad heredada de los españoles dominados durante siglos por el fundamentalismo, el irracionalismo y el fanatismo semita, constituyó el elemento de dominación de la Real Audiencia de los Confines de Guatemala. Puede contarse con los dedos de una mano las personas bajo la cual se organizó Guatemala. A su vez los ancestros de los habitantes nativos de América libraban entre ellos una lucha de crueldad y ferocidad extrema en la manera de comportarse políticamente entre los distintos pueblos.

Por lo expuesto, Derecho en Guatemala suele expresarse en un juego de reglas sobre las cuales no pueden establecerse la noción de prójimo, humanidad. No existe dentro del ejercicio jurídico un debido interés por el individuo humano sino por el balance entre reglas que se establece entre grupos sin importar las consecuencias sociológicas que se producen ni a quien dañen.

He visto horrorizado como habitantes de Guatemala utilizan los débiles niños que sufriendo y gritando de desnutrición están en la esquina de la sexta avenida y sexta calle de la zona diez de la ciudad de Guatemala para que la conmiseración reporte un medio de vida fundamentado en el sufrimiento. A la par de estos niños pasan figuras representantes de los tres poderes frente a las oficinas de los tribunales de apelaciones, de instalaciones militares y hospitales de gran renombre en Guatemala. En sus propias calles, frente a su vista un niño grita su dolor ante la mirada incompasiva de nadie esperando ansiada mente que el proceso homeostático como ser vivo termine y la muerte repare el error de nacer en un pueblo brutalmente enceguecido asimismo.

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Guatemala no es un Estado y tampoco lo es una nación y por ello el derecho constituye ese juego de reglas que al jugarlo interesa quien gane y no quien haga justicia. Las posibilidades de hacer un análisis de esa realidad sucumben ante los discursos de quienes han alcanzado recobrar la patología de la normalidad extraviada.

Tiempo, lugar y modo se convierten en las categorías de un juego condenado a cargar los dados, encuentran errores de hecho y de Derecho sin que los mismos propicien una Guatemala en Paz. Los postulados fundamentales del ejercicio jurídico objetan todo carácter que durante el Siglo XX dejó en la impunidad las grandes infamias de la humanidad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

El juego de reglas

Redacción
18 de noviembre, 2018

Ubicar a Guatemala es imposible como nación y como Estado. Ninguna de las actas suscritas que le dan legitimidad a la República de Guatemala. Convivir en este suelo no obedece a un interés común de pueblo. La multiculturalidad heredada de los españoles dominados durante siglos por el fundamentalismo, el irracionalismo y el fanatismo semita, constituyó el elemento de dominación de la Real Audiencia de los Confines de Guatemala. Puede contarse con los dedos de una mano las personas bajo la cual se organizó Guatemala. A su vez los ancestros de los habitantes nativos de América libraban entre ellos una lucha de crueldad y ferocidad extrema en la manera de comportarse políticamente entre los distintos pueblos.

Por lo expuesto, Derecho en Guatemala suele expresarse en un juego de reglas sobre las cuales no pueden establecerse la noción de prójimo, humanidad. No existe dentro del ejercicio jurídico un debido interés por el individuo humano sino por el balance entre reglas que se establece entre grupos sin importar las consecuencias sociológicas que se producen ni a quien dañen.

He visto horrorizado como habitantes de Guatemala utilizan los débiles niños que sufriendo y gritando de desnutrición están en la esquina de la sexta avenida y sexta calle de la zona diez de la ciudad de Guatemala para que la conmiseración reporte un medio de vida fundamentado en el sufrimiento. A la par de estos niños pasan figuras representantes de los tres poderes frente a las oficinas de los tribunales de apelaciones, de instalaciones militares y hospitales de gran renombre en Guatemala. En sus propias calles, frente a su vista un niño grita su dolor ante la mirada incompasiva de nadie esperando ansiada mente que el proceso homeostático como ser vivo termine y la muerte repare el error de nacer en un pueblo brutalmente enceguecido asimismo.

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Tiempo, lugar y modo se convierten en las categorías de un juego condenado a cargar los dados, encuentran errores de hecho y de Derecho sin que los mismos propicien una Guatemala en Paz. Los postulados fundamentales del ejercicio jurídico objetan todo carácter que durante el Siglo XX dejó en la impunidad las grandes infamias de la humanidad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo