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Historias de zafra: La bonanza detrás de un cristal de azúcar

Braulio Palacios
30 de noviembre, 2018

José Lima tiene 22 años de trabajar en el Ingenio Madagalena y la zafra 2018-2019 será la vigésima tercera que vivirá. La primera fue en 1996, cuando recién se graduó de ingeniero químico.

La carrera profesional de Lima, ahora jefe de fabricación del Ingenio Madgalena, es una de las cientos de historias de desarrollo que ha dejado la industria azucarera guatemalteca, que exportó el 70% de su producción durante la zafra 2017-2018.

La cosecha de caña de azúcar es uno de los principales dinamizadores económicos, principalmente en la Costa Sur. Cada cristal guarda detrás suyo la historia de personas que cada año esperan con ansías la zafra.

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“Nosotros lo vemos cotidiano, pero es magia. Extraer jugo de caña y convertirlo en miles de cristales de azúcar que llegarán a la mesa de familias de toda Guatemala, y en otras partes del mundo”, dice Lima.

El azúcar de Guatemala viaja a todo el mundo y se distribuye en cinco continentes, siendo el principal mercado América (44%). La producción de la última zafra alcanzó dos millones 752 mil toneladas métricas de azúcar.

Cientos de esas toneladas salieron del Ingenio Madgalena, que tiene una capacidad instalada de 40 mil toneladas métricas de molienda al día. Su producción durante los seis meses que dura la zafra cubre el 20% de la demanda local.

“Es muy gratificante para una empresa producir un producto que llega a muchas partes del mundo“, cuenta Lima, quien soñaba con trabajar en la industria azucarera y algún día dirigir el proceso productivo que conoció en su época de estudiante universitario.

“Se me ha dado la oportunidad de crecer a nivel familiar y personal”, indica al recordar lo que el llama “dulce desarrollo” en la empresa, en donde ha trabajado como parte del laboratorio, el proyecto de etanol y la fábrica del Ingenio Madgalena.

Las hijas del Bachiller

Al igual que Lima, Luis Rodríguez Mejía, lleva más de una década en Madgalena. “Durante 12 años he esperado cada nueva zafra. Es un reto y una oportunidad para poder sobresalir económica y laboralmente”, dice.

Ninguna zafra es igual, y cada una trae a las miles de personas que trabajan en la cosecha del azúcar, directa o indirectamente, nuevos desafíos, oportunidades, sueños y metas que se quieren cumplir.

“Si preguntáramos a cada uno de los colaboradores, cuando ya va a iniciar la zafra, dirá que se prepara de una manera mental porque sabe que significa un nuevo estilo de vida y una nueva oportunidad para poder sobresalir“, señala Rodríguez Mejía.

Luis Rodríguez Mejía ha trabajdo en el Ingenio Magdalena por 12 años, en los cuales dijo ha tenido ingresos económicos para vivir de manera cómida con su esposa y sus cuatro hijas. Foto: Vinicio Arévalo / República

Luis en 2006, cuando empezó a trabajar en el Ingenio Madgalena, tenía una escolaridad de sexto primaria. Ahora ya es Bachiller. El logro personal también es compartido en la famila, ya que sus cuatro hijas han tenido la oportunidad de estudiar.

“Este trabajo me ha permitido dar estudio ininterrumpido a mis hijas de 9, 13, 16 y 18 años”, explica el mecánico de mantenimiento, quien con orgullo cuenta que su hija mayor esta por concluir su carrera en diversificado y entrar a la universidad.

Nuevo piso en casa

La industria del azúcar es considerada una de las principales impulsoras de la economía de Guatemala. En 2017, del total de empleos formales un 5% los generó la agroindustria del azúcar. Se estima que aporta 82 mil empleos indirectos y 410 mil empleos indirectos.

La bonanza de la zafra no se limita al sector azucarero, hay otras industrias que se benefician de lafabricación de los cristales de azúcar. El sector del transporte, por ejemplo, prepara desde uno o dos meses antes los camiones.

Jonathan Aylon, quien labora como piloto en Transportes Hermanos del Cid, cuenta que esperó con ansías la zafra porque sabía que tendría un empleo, recibiría un pago justo por sus horas de trabajo y le quedaría un excedente para invertir en su vivienda.

El piloto de camión Jonathan Aylon indica que en época de zafra recibe un salario acorde a su trabajo y tiene más tiempo para compartir con su familia. Foto: Vinicio Arévalo / República

“Cuando no es zafra, se gana cerca de Q5 mil al mes y se está lejos de la familia. Cuando llega, sabemos que ganaremos al menos Q3 mil quincenales y se está 12 horas en la casita y 12 horas afuera trabajando“, señala el camionero.

Aylon indica que con las ganancias de la actual zafra piensa contratar a un albañil para que coloque piso a la casa que ha construido con esfuerzo en los últimos años. “Mi anhelo es poner piso cerámico a la casita“, comenta al señalar que en cada uno de los viajes que realizará, estará trasportando cerca de 25 toneladas.

Las personas que trabajan en la industria ven en los cristales de azúcar una oportunidad de salir adelante en sus vidas, incluso algo tan simple como tomar una cucharada para endulzar un café en el desayuno, es diferente para ellos.

“Cuando estoy en mi casa y tomó una taza de café, al servirme, pienso. ‘Es el azúcar que traje de Magdalena’“, dice Jonathan con una sonrisa, bajo el sol, preparándose para volver a abordar la cabina del cabezal, a la espera de una nueva cargar y hacer el último viaje del día.

*Las historias de José Lima, Luis Rodríguez Mejía y Jonathan Aylon fueron conocidas durante una visita de medios de comunicación al Ingenio Madgalena, organizada por la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua).

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Fotos, vídeos y edición: Vinicio Arévalo / República  * Foto principal: Ingenio Magdalena

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Historias de zafra: La bonanza detrás de un cristal de azúcar

Braulio Palacios
30 de noviembre, 2018

José Lima tiene 22 años de trabajar en el Ingenio Madagalena y la zafra 2018-2019 será la vigésima tercera que vivirá. La primera fue en 1996, cuando recién se graduó de ingeniero químico.

La carrera profesional de Lima, ahora jefe de fabricación del Ingenio Madgalena, es una de las cientos de historias de desarrollo que ha dejado la industria azucarera guatemalteca, que exportó el 70% de su producción durante la zafra 2017-2018.

La cosecha de caña de azúcar es uno de los principales dinamizadores económicos, principalmente en la Costa Sur. Cada cristal guarda detrás suyo la historia de personas que cada año esperan con ansías la zafra.

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“Nosotros lo vemos cotidiano, pero es magia. Extraer jugo de caña y convertirlo en miles de cristales de azúcar que llegarán a la mesa de familias de toda Guatemala, y en otras partes del mundo”, dice Lima.

El azúcar de Guatemala viaja a todo el mundo y se distribuye en cinco continentes, siendo el principal mercado América (44%). La producción de la última zafra alcanzó dos millones 752 mil toneladas métricas de azúcar.

Cientos de esas toneladas salieron del Ingenio Madgalena, que tiene una capacidad instalada de 40 mil toneladas métricas de molienda al día. Su producción durante los seis meses que dura la zafra cubre el 20% de la demanda local.

“Es muy gratificante para una empresa producir un producto que llega a muchas partes del mundo“, cuenta Lima, quien soñaba con trabajar en la industria azucarera y algún día dirigir el proceso productivo que conoció en su época de estudiante universitario.

“Se me ha dado la oportunidad de crecer a nivel familiar y personal”, indica al recordar lo que el llama “dulce desarrollo” en la empresa, en donde ha trabajado como parte del laboratorio, el proyecto de etanol y la fábrica del Ingenio Madgalena.

Las hijas del Bachiller

Al igual que Lima, Luis Rodríguez Mejía, lleva más de una década en Madgalena. “Durante 12 años he esperado cada nueva zafra. Es un reto y una oportunidad para poder sobresalir económica y laboralmente”, dice.

Ninguna zafra es igual, y cada una trae a las miles de personas que trabajan en la cosecha del azúcar, directa o indirectamente, nuevos desafíos, oportunidades, sueños y metas que se quieren cumplir.

“Si preguntáramos a cada uno de los colaboradores, cuando ya va a iniciar la zafra, dirá que se prepara de una manera mental porque sabe que significa un nuevo estilo de vida y una nueva oportunidad para poder sobresalir“, señala Rodríguez Mejía.

Luis Rodríguez Mejía ha trabajdo en el Ingenio Magdalena por 12 años, en los cuales dijo ha tenido ingresos económicos para vivir de manera cómida con su esposa y sus cuatro hijas. Foto: Vinicio Arévalo / República

Luis en 2006, cuando empezó a trabajar en el Ingenio Madgalena, tenía una escolaridad de sexto primaria. Ahora ya es Bachiller. El logro personal también es compartido en la famila, ya que sus cuatro hijas han tenido la oportunidad de estudiar.

“Este trabajo me ha permitido dar estudio ininterrumpido a mis hijas de 9, 13, 16 y 18 años”, explica el mecánico de mantenimiento, quien con orgullo cuenta que su hija mayor esta por concluir su carrera en diversificado y entrar a la universidad.

Nuevo piso en casa

La industria del azúcar es considerada una de las principales impulsoras de la economía de Guatemala. En 2017, del total de empleos formales un 5% los generó la agroindustria del azúcar. Se estima que aporta 82 mil empleos indirectos y 410 mil empleos indirectos.

La bonanza de la zafra no se limita al sector azucarero, hay otras industrias que se benefician de lafabricación de los cristales de azúcar. El sector del transporte, por ejemplo, prepara desde uno o dos meses antes los camiones.

Jonathan Aylon, quien labora como piloto en Transportes Hermanos del Cid, cuenta que esperó con ansías la zafra porque sabía que tendría un empleo, recibiría un pago justo por sus horas de trabajo y le quedaría un excedente para invertir en su vivienda.

El piloto de camión Jonathan Aylon indica que en época de zafra recibe un salario acorde a su trabajo y tiene más tiempo para compartir con su familia. Foto: Vinicio Arévalo / República

“Cuando no es zafra, se gana cerca de Q5 mil al mes y se está lejos de la familia. Cuando llega, sabemos que ganaremos al menos Q3 mil quincenales y se está 12 horas en la casita y 12 horas afuera trabajando“, señala el camionero.

Aylon indica que con las ganancias de la actual zafra piensa contratar a un albañil para que coloque piso a la casa que ha construido con esfuerzo en los últimos años. “Mi anhelo es poner piso cerámico a la casita“, comenta al señalar que en cada uno de los viajes que realizará, estará trasportando cerca de 25 toneladas.

Las personas que trabajan en la industria ven en los cristales de azúcar una oportunidad de salir adelante en sus vidas, incluso algo tan simple como tomar una cucharada para endulzar un café en el desayuno, es diferente para ellos.

“Cuando estoy en mi casa y tomó una taza de café, al servirme, pienso. ‘Es el azúcar que traje de Magdalena’“, dice Jonathan con una sonrisa, bajo el sol, preparándose para volver a abordar la cabina del cabezal, a la espera de una nueva cargar y hacer el último viaje del día.

*Las historias de José Lima, Luis Rodríguez Mejía y Jonathan Aylon fueron conocidas durante una visita de medios de comunicación al Ingenio Madgalena, organizada por la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua).

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Fotos, vídeos y edición: Vinicio Arévalo / República  * Foto principal: Ingenio Magdalena