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El calvario de la maestra Gloria Rodríguez

Ana González
16 de diciembre, 2018

Su desconfianza en el sistema bancario, suscitada por la debacle que significó para los cuentahabientes del desaparecido Banco del Comercio, le hizo caer en una costumbre que ahora puede costarle los ahorros de toda una vida.

Gloria Rodríguez es una maestra jubilada de 75 años. Durante 40 años trabajó como docente. Tenía a su cargo la formación de niños de nivel primario.

Luego de retirarse se dedicó a aprender manualidades. Tenía la idea de un negocio que la mantuviera ocupada. Al no tener problemas de dinero, pensó que podía tomarse el tiempo para definir en qué invertir.

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Pero su vida dio un giro de 180 grados el 11 de febrero de 2017. Ese día, unos 20 policías junto con un agente canino ingresaron en su vivienda ubicada en la colonia Altos de San Ángel, zona 2 de la capital.

Días antes hubo un allanamiento en una casa vecina. Tres personas fueron detenidas por portar arma de fuego. El juez declaró falta de mérito y recobraron su libertad.

Preguntó el motivo del allanamiento, pero no tuvo muchas respuestas. Solo recuerda que revisaron su casa. Al ingresar en su dormitorio, los agentes encontraron una caja de sartenes que ella utilizaba para guardar sus ahorros.

En su interior 768 mil quetzales en efectivo. Los policías le cuestionaron por el origen del dinero y aunque intentó explicar su procedencia, los agentes se lo confiscaron y la detuvieron.

Utilizar silla de ruedas y un chaleco terapéutico para sus problemas de columna no fue obstáculo para aprehenderla y subirla a la autopatrulla. Pasó la noche en la carceleta de la Torre de Tribunales.

Doña Gloria tiene dificultades para caminar. Utiliza una silla de ruedas y siempre lleva un chaleco terapéutico para sus problemas de columna.

Aún se pregunta qué motivó el operativo a su casa. “Unos dicen que fue una llamada anónima, otros que un correo que alertó a las autoridades. Pero no encontraron nada, solo mis ahorros”, dice con desconsuelo.

“Hasta donde yo sé, no es delito tener dinero guardado en la casa”, reclama.

  • Aquí te dejamos un video con la entrevista a doña Gloria.

El accidente de su hija

Doña Gloria sabía que estaba en problemas, pero su mayor preocupación era su hija Estela, quien se había quedado sola en casa.

Estela, de 46 años, tiene problemas para valerse por sí misma. Un accidente automovilístico en 2010, la dejó en coma durante quince días y al despertar tuvo que empezar de cero.

Años de terapia le permitieron volver a caminar y hablar, pero las huellas del accidente no desaparecieron del todo. Su documento de identificación señala su invalidez, lo que le cierra las puertas para obtener un trabajo.

Estela estudió Ciencias de la Comunicación. Tenía un trabajo prometedor, pero el accidente que sufrió la dejó con graves secuelas.

Estela es su única compañía. También tiene un hijo que la visita constantemente, pero las dificultades de su hija hacen que solo piense en dejarle un futuro cuando ella no esté.

“Este problema me está perjudicando”, se lamenta. Doña Gloria cuenta que no solo enfrenta un proceso por lavado de dinero, también tiene un proceso en el Juzgado de Extinción de Dominio por el dinero incautado.

Los ahorros de su vida

La maestra que ahora vive un calvario, enviudó en los 80’s. Desde entonces recibe una pensión. Ese dinero se suma a su jubilación y al ingreso que recibe por el alquiler de una vivienda que tiene en la zona 6.

“El muchacho tiene varios años de vivir en la casa y me paga 2 mil quetzales”, cuenta. En 2007 tenía 110 mil quetzales ahorrados en el Banco de Comercio, pero al igual que miles de cuentahabientes, ella perdió su dinero.

Solo le quedó una hoja como constancia del dinero que alguna vez tuvo. “Los años pasan y no recuperamos nada”, lamenta.

Ese trago amargo hizo que ya no confiara en el sistema bancario y optara por guardar el dinero en su casa.

Doña Gloria vive junto con su hija Estela en la Colonia Altos de San Ángel, zona 2.

La cajita que alguna vez fue un regalo con sartenes se convirtió en su caja fuerte. Mes a mes guardaba lo de su jubilación, la pensión que recibía por la muerte de su esposo y el alquiler de una vivienda.

“Antes del accidente mi hija me daba dinero y con eso la pasaba”. A su edad considera que los gastos se vuelven mínimos ya que no gasta en medicinas al ser atendida en el Seguro Social.

El accidente de su hija la puso en aprietos. Tuvo que pagar una fuerte suma en el Hospital donde fue atendida. El apoyo de amigos y de la empresa donde laboraba fue clave.

Doña Gloria cuenta el enorme apoyo de la empresa donde trabajaba Estela al momento del accidente. Durante dos años y de forma puntual fue depositado a su cuenta Q10 mil. También recibió una indemnización.

Parte del dinero era utilizado para cubrir las necesidades de Estela, en su atención y terapias, pero aún quedaba una buena parte para la caja de ahorros.

“Yo quería poner un negocio para que ella pudiera valerse por sí misma”, comparte entre sollozos doña Gloria.

Su hija también tenía seguro. Durante 60 meses recibió Q4 mil mensuales. Esos montos los cuenta con detalle para explicar cómo logró esa cantidad. Ha intentado resolverlo en los juzgados, pero sus audiencias han sido suspendidas por diversos motivos. Eso la motivó a escribirle una carta a la Fiscal General, Consuelo Porras, para exponerle su caso.

Doña Gloria solo espera que la muerte no llegue antes que la justicia, y pueda recuperar la tranquilidad para no dejar a su hija en el desamparo, aunque el sobrenombre de “narcoabuelita”, con la que la bautizaron algunos medios, no podrá olvidarlo.

“Cuando ingresé a la cárcel solo fotos, pero al recobrar mi libertad nadie se percató”, sentenció.

El calvario de la maestra Gloria Rodríguez

Ana González
16 de diciembre, 2018

Su desconfianza en el sistema bancario, suscitada por la debacle que significó para los cuentahabientes del desaparecido Banco del Comercio, le hizo caer en una costumbre que ahora puede costarle los ahorros de toda una vida.

Gloria Rodríguez es una maestra jubilada de 75 años. Durante 40 años trabajó como docente. Tenía a su cargo la formación de niños de nivel primario.

Luego de retirarse se dedicó a aprender manualidades. Tenía la idea de un negocio que la mantuviera ocupada. Al no tener problemas de dinero, pensó que podía tomarse el tiempo para definir en qué invertir.

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Pero su vida dio un giro de 180 grados el 11 de febrero de 2017. Ese día, unos 20 policías junto con un agente canino ingresaron en su vivienda ubicada en la colonia Altos de San Ángel, zona 2 de la capital.

Días antes hubo un allanamiento en una casa vecina. Tres personas fueron detenidas por portar arma de fuego. El juez declaró falta de mérito y recobraron su libertad.

Preguntó el motivo del allanamiento, pero no tuvo muchas respuestas. Solo recuerda que revisaron su casa. Al ingresar en su dormitorio, los agentes encontraron una caja de sartenes que ella utilizaba para guardar sus ahorros.

En su interior 768 mil quetzales en efectivo. Los policías le cuestionaron por el origen del dinero y aunque intentó explicar su procedencia, los agentes se lo confiscaron y la detuvieron.

Utilizar silla de ruedas y un chaleco terapéutico para sus problemas de columna no fue obstáculo para aprehenderla y subirla a la autopatrulla. Pasó la noche en la carceleta de la Torre de Tribunales.

Doña Gloria tiene dificultades para caminar. Utiliza una silla de ruedas y siempre lleva un chaleco terapéutico para sus problemas de columna.

Aún se pregunta qué motivó el operativo a su casa. “Unos dicen que fue una llamada anónima, otros que un correo que alertó a las autoridades. Pero no encontraron nada, solo mis ahorros”, dice con desconsuelo.

“Hasta donde yo sé, no es delito tener dinero guardado en la casa”, reclama.

  • Aquí te dejamos un video con la entrevista a doña Gloria.

El accidente de su hija

Doña Gloria sabía que estaba en problemas, pero su mayor preocupación era su hija Estela, quien se había quedado sola en casa.

Estela, de 46 años, tiene problemas para valerse por sí misma. Un accidente automovilístico en 2010, la dejó en coma durante quince días y al despertar tuvo que empezar de cero.

Años de terapia le permitieron volver a caminar y hablar, pero las huellas del accidente no desaparecieron del todo. Su documento de identificación señala su invalidez, lo que le cierra las puertas para obtener un trabajo.

Estela estudió Ciencias de la Comunicación. Tenía un trabajo prometedor, pero el accidente que sufrió la dejó con graves secuelas.

Estela es su única compañía. También tiene un hijo que la visita constantemente, pero las dificultades de su hija hacen que solo piense en dejarle un futuro cuando ella no esté.

“Este problema me está perjudicando”, se lamenta. Doña Gloria cuenta que no solo enfrenta un proceso por lavado de dinero, también tiene un proceso en el Juzgado de Extinción de Dominio por el dinero incautado.

Los ahorros de su vida

La maestra que ahora vive un calvario, enviudó en los 80’s. Desde entonces recibe una pensión. Ese dinero se suma a su jubilación y al ingreso que recibe por el alquiler de una vivienda que tiene en la zona 6.

“El muchacho tiene varios años de vivir en la casa y me paga 2 mil quetzales”, cuenta. En 2007 tenía 110 mil quetzales ahorrados en el Banco de Comercio, pero al igual que miles de cuentahabientes, ella perdió su dinero.

Solo le quedó una hoja como constancia del dinero que alguna vez tuvo. “Los años pasan y no recuperamos nada”, lamenta.

Ese trago amargo hizo que ya no confiara en el sistema bancario y optara por guardar el dinero en su casa.

Doña Gloria vive junto con su hija Estela en la Colonia Altos de San Ángel, zona 2.

La cajita que alguna vez fue un regalo con sartenes se convirtió en su caja fuerte. Mes a mes guardaba lo de su jubilación, la pensión que recibía por la muerte de su esposo y el alquiler de una vivienda.

“Antes del accidente mi hija me daba dinero y con eso la pasaba”. A su edad considera que los gastos se vuelven mínimos ya que no gasta en medicinas al ser atendida en el Seguro Social.

El accidente de su hija la puso en aprietos. Tuvo que pagar una fuerte suma en el Hospital donde fue atendida. El apoyo de amigos y de la empresa donde laboraba fue clave.

Doña Gloria cuenta el enorme apoyo de la empresa donde trabajaba Estela al momento del accidente. Durante dos años y de forma puntual fue depositado a su cuenta Q10 mil. También recibió una indemnización.

Parte del dinero era utilizado para cubrir las necesidades de Estela, en su atención y terapias, pero aún quedaba una buena parte para la caja de ahorros.

“Yo quería poner un negocio para que ella pudiera valerse por sí misma”, comparte entre sollozos doña Gloria.

Su hija también tenía seguro. Durante 60 meses recibió Q4 mil mensuales. Esos montos los cuenta con detalle para explicar cómo logró esa cantidad. Ha intentado resolverlo en los juzgados, pero sus audiencias han sido suspendidas por diversos motivos. Eso la motivó a escribirle una carta a la Fiscal General, Consuelo Porras, para exponerle su caso.

Doña Gloria solo espera que la muerte no llegue antes que la justicia, y pueda recuperar la tranquilidad para no dejar a su hija en el desamparo, aunque el sobrenombre de “narcoabuelita”, con la que la bautizaron algunos medios, no podrá olvidarlo.

“Cuando ingresé a la cárcel solo fotos, pero al recobrar mi libertad nadie se percató”, sentenció.