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Agua: Hablar de “huella hídrica” cuando cerrar grifos ya no basta

Braulio Palacios
22 de marzo, 2019

El agua es un privilegio tan cotidiano (para algunos) que se da por sentado que estará presente cada vez que se gire una llave de paso. Su alta demanda y el desperdicio, han escendido las alarmas, al punto de que ya no basta con cerrar los grifos.

A diario una persona en el área metropolitana de la Ciudad de Guatemala puede consumir volúmenes importantes de agua, sin que se tenga conciencia de ello y lo que se traduce por cada habitante. A la ecuación se suman las actividades productivas de las empresas.

Un estudio del Ipnusac, realizado por el consultor ambiental y en manejo de recursos hídricos Bayron González Chavajay, señala que 2.5 millones de personas realizan diversas actividades en la principal ciudad del país.

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Se estima que esa cantidad de personas demanda más de 750 mil metros cúbicos de agua al día. Pero el dato, se elevaría con los años. Así paso de 1973 a 2002. La demanda de agua en la ciudad capital creció en más del 300%, ya que su población pasó de 279 mil 501 a 754 mil 243 habitantes.

Sin embargo, eso es sólo en la capital y el agua, como apunta la Unesco, no debe ser visto como un recurso nacional sino un recurso global. Y el agua a nivel mundial, es un recurso cada vez más escaso.

Aumento del consumo

Este última oración (en negrilla), la revela el nuevo informe mundial de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, que se hizo público el pasado 18 de marzo y fue lanzado en el marco del Día Mundial del Agua.

El documento señala que el uso del agua aumentó un 1% anual en todo el mundo desde 1980, impulsado por una combinación de incremento de la población, desarrollo socioeconómico y cambio en los modelos de consumo.

La demanda mundial de agua se espera que siga aumentando a un ritmo parecido hasta 2050, lo que representa un incremento del 20 al 30% por encima del nivel actual de uso del agua.

Más de 2 mil millones de personas viven en países que sufren una fuerte escasez de agua, y aproximadamente 4 mil millones de personas padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año.

Por ese panorama, expertos en el mundo y en Guatemala, proponen soluciones para un consumo más eficiente del recurso hídrico, más allá de las habituales recomendaciones de ahorro del agua.

El agua se usa en todo

Luis Muñoz, director ejecutivo de la fundación Centro Guatemalteco de Producción más Limpia (CGP+L), señala que se debe tener una idea más clara de la huella hídrica cuando se consume o elabora un producto o servicio.

La “huella hídrica” es un concepto introducido en 2002 por los profesores Arjen Hoekstra y P. Hung, como un indicador para “mapear” el impacto del consumo humano de agua dulce y puede referirse a un producto, consumidor, empresa, país o región.

Huella hídrica del consumo nacional per cápita en América Latina. Fuente: Huella hídrica de América Latina: Retos y oportunidades.

“Ese concepto no existe en las personas y no lo utiliza el gobierno. Pero su uso ayudaría a que la gente entienda más fácil que el agua que consume a diario no es solo el agua que sale de un chorro. Va más allá”, resalta Muñoz.

El consumo promedio de agua en áreas con uso residencial en la capital es de 20 metros cúbicos por usuario al mes. En un hogar de cuatro personas, el consumo por persona al día es de unos 167 litros.

Muñoz señala que todo lo que usamos (ropa, transporte, Internet) o consumimos (frutas, carne, leche) a diario implicó un uso de agua y mientras se haga caso omiso de eso, habrá un peligro a mediano plazo.

“Si no hay conciencia de eso, el ciudadano seguirá con el mismo patrón de consumo y tendrá un impacto negativo para las próximas generaciones”, comentó.

Según el mismo Hoekstra, creador del concepto de huella hídrica , una pizza margarita, en promedio, tiene una huella hídrica de 1 mil 260 litros de agua y la carne, 15 mil 400 litros por kilogramo.

“Debemos educar a las nuevas generaciones sobre la huella hídrica. Ya no es sólo de que ‘gota a gota, el agua se agota’, sino que es decir que cada producto o servicio que consumo implica uso de agua”, explica Muñoz al señalar que el cerrar la llave del paso de agua, ya no es suficiente.

El valor del agua

María José Iturbide Flores, directora ejecutiva de la Funcagua, indica que existe una perspectiva equivocada de las prioridades y la importancia del agua, por lo cual no se valora el recurso económicamente.

“Las personas no quieren pagar por agua limpia, pero si están dispuestas a pagar el precio que piden por el último modelo de celular”, comenta al indicar que el poco valor que se le da al agua, facilita el desperdicio.

Según estudios de la Fundación para la Conservación del Agua en la región Metropolitana de Guatemala (Funcagua), una misma persona puede gastar hasta 400 litros de agua al día solo en bañarse, lavar ropa y malos hábitos.

Empagua, quien abastece de agua potable a todas las zonas de la capital, estima que al mes se pierden Q5 millones 500 por conexiones clandestinas, robos y fugas, debido al deterioro de las cañerías.

En ese sentido, Jorge Benavides, investigador asociado del Consejo Privado de Competitividad, indica que una de las soluciones es establecer sistemas de medición precios sobre el consumo de agua, a nivel domiciliar, agrícola, energético e industrial.

“Existe una justipreciación del recurso, ya que no existe una estimación certeza y científica sobre el costo que implica el abastecimiento, uso y tratamiento del agua”, agrega.

Para Iturbide Flores desde el hogar, se pueden hacer cambios pequeños que tienen un gran impacto, como:

  • No lavar el carro con una manguera y usar una cubeta.
  • No dejar la llave del agua abierta mientras lavamos los platos.
  • Realizar duchas en menor tiempo.

El estudio Huella hídrica de América Latina: Retos y oportunidades señala que la huella hídrica del consumo nacional de Guatemala, entre 1996 y 2005, fue una de las más bajas de los países de la región, con un consumo per cápita de 983 mil litros de agua al año.

Sin embargo, el estudio del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua de México, tomó como base a 11.4 millones de habitantes en Guatemala.

Ahora, se estima que el país supera los 16 millones, y sumado al desarrollo económico, la huella hídrica del país podría estar cerca o por encima del promedio mundial (1 millón 400 mil litros de agua por habitante/año).

Tema debe ser atendido por políticos

Para Marco Morales, doctor del Agua y director de AguaInfo, aunado al fomento de ahorro en casa, es importante que ante las próximas elecciones los candidatos a cargos públicos hablen del futuro de la Ley de Aguas.

“Hay muchas prioridades, pero el agua es algo vital en lo que se pueden tener acuerdos. El agua está en la base del desarrollo económico, social y ambiental”, dijo Morales al indicar que sin el recurso, una comunidad o empresa, colapsa.

Este año el Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo, tiene como tema “No dejar a nadie atrás”. Se conmemora desde 1993 para llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de su gestión sostenible.

El agua y la economía

El informe de la ONU, señala que, si continúa la degradación del medio ambiente y las presiones insostenibles sobre los recursos hídricos mundiales, para 2050 estará en peligro el 45% del PIB mundial.

En 2018, comenzó un decenio dedicado a promocionar y acelerar iniciativas que solucionen los desafíos que presentan los recursos hídricos del planeta: sequías, inundaciones, contaminación del agua, entre otros.

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A diario una persona en el área metropolitana de la Ciudad de Guatemala puede consumir volúmenes importantes de agua, sin que se tenga conciencia de ello y lo que se traduce por cada habitante. A la ecuación se suman las actividades productivas de las empresas.

Un estudio del Ipnusac, realizado por el consultor ambiental y en manejo de recursos hídricos Bayron González Chavajay, señala que 2.5 millones de personas realizan diversas actividades en la principal ciudad del país.

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Se estima que esa cantidad de personas demanda más de 750 mil metros cúbicos de agua al día. Pero el dato, se elevaría con los años. Así paso de 1973 a 2002. La demanda de agua en la ciudad capital creció en más del 300%, ya que su población pasó de 279 mil 501 a 754 mil 243 habitantes.

Sin embargo, eso es sólo en la capital y el agua, como apunta la Unesco, no debe ser visto como un recurso nacional sino un recurso global. Y el agua a nivel mundial, es un recurso cada vez más escaso.

Aumento del consumo

Este última oración (en negrilla), la revela el nuevo informe mundial de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, que se hizo público el pasado 18 de marzo y fue lanzado en el marco del Día Mundial del Agua.

El documento señala que el uso del agua aumentó un 1% anual en todo el mundo desde 1980, impulsado por una combinación de incremento de la población, desarrollo socioeconómico y cambio en los modelos de consumo.

La demanda mundial de agua se espera que siga aumentando a un ritmo parecido hasta 2050, lo que representa un incremento del 20 al 30% por encima del nivel actual de uso del agua.

Más de 2 mil millones de personas viven en países que sufren una fuerte escasez de agua, y aproximadamente 4 mil millones de personas padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año.

Por ese panorama, expertos en el mundo y en Guatemala, proponen soluciones para un consumo más eficiente del recurso hídrico, más allá de las habituales recomendaciones de ahorro del agua.

El agua se usa en todo

Luis Muñoz, director ejecutivo de la fundación Centro Guatemalteco de Producción más Limpia (CGP+L), señala que se debe tener una idea más clara de la huella hídrica cuando se consume o elabora un producto o servicio.

La “huella hídrica” es un concepto introducido en 2002 por los profesores Arjen Hoekstra y P. Hung, como un indicador para “mapear” el impacto del consumo humano de agua dulce y puede referirse a un producto, consumidor, empresa, país o región.

Huella hídrica del consumo nacional per cápita en América Latina. Fuente: Huella hídrica de América Latina: Retos y oportunidades.

“Ese concepto no existe en las personas y no lo utiliza el gobierno. Pero su uso ayudaría a que la gente entienda más fácil que el agua que consume a diario no es solo el agua que sale de un chorro. Va más allá”, resalta Muñoz.

El consumo promedio de agua en áreas con uso residencial en la capital es de 20 metros cúbicos por usuario al mes. En un hogar de cuatro personas, el consumo por persona al día es de unos 167 litros.

Muñoz señala que todo lo que usamos (ropa, transporte, Internet) o consumimos (frutas, carne, leche) a diario implicó un uso de agua y mientras se haga caso omiso de eso, habrá un peligro a mediano plazo.

“Si no hay conciencia de eso, el ciudadano seguirá con el mismo patrón de consumo y tendrá un impacto negativo para las próximas generaciones”, comentó.

Según el mismo Hoekstra, creador del concepto de huella hídrica , una pizza margarita, en promedio, tiene una huella hídrica de 1 mil 260 litros de agua y la carne, 15 mil 400 litros por kilogramo.

“Debemos educar a las nuevas generaciones sobre la huella hídrica. Ya no es sólo de que ‘gota a gota, el agua se agota’, sino que es decir que cada producto o servicio que consumo implica uso de agua”, explica Muñoz al señalar que el cerrar la llave del paso de agua, ya no es suficiente.

El valor del agua

María José Iturbide Flores, directora ejecutiva de la Funcagua, indica que existe una perspectiva equivocada de las prioridades y la importancia del agua, por lo cual no se valora el recurso económicamente.

“Las personas no quieren pagar por agua limpia, pero si están dispuestas a pagar el precio que piden por el último modelo de celular”, comenta al indicar que el poco valor que se le da al agua, facilita el desperdicio.

Según estudios de la Fundación para la Conservación del Agua en la región Metropolitana de Guatemala (Funcagua), una misma persona puede gastar hasta 400 litros de agua al día solo en bañarse, lavar ropa y malos hábitos.

Empagua, quien abastece de agua potable a todas las zonas de la capital, estima que al mes se pierden Q5 millones 500 por conexiones clandestinas, robos y fugas, debido al deterioro de las cañerías.

En ese sentido, Jorge Benavides, investigador asociado del Consejo Privado de Competitividad, indica que una de las soluciones es establecer sistemas de medición precios sobre el consumo de agua, a nivel domiciliar, agrícola, energético e industrial.

“Existe una justipreciación del recurso, ya que no existe una estimación certeza y científica sobre el costo que implica el abastecimiento, uso y tratamiento del agua”, agrega.

Para Iturbide Flores desde el hogar, se pueden hacer cambios pequeños que tienen un gran impacto, como:

  • No lavar el carro con una manguera y usar una cubeta.
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El estudio Huella hídrica de América Latina: Retos y oportunidades señala que la huella hídrica del consumo nacional de Guatemala, entre 1996 y 2005, fue una de las más bajas de los países de la región, con un consumo per cápita de 983 mil litros de agua al año.

Sin embargo, el estudio del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua de México, tomó como base a 11.4 millones de habitantes en Guatemala.

Ahora, se estima que el país supera los 16 millones, y sumado al desarrollo económico, la huella hídrica del país podría estar cerca o por encima del promedio mundial (1 millón 400 mil litros de agua por habitante/año).

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Para Marco Morales, doctor del Agua y director de AguaInfo, aunado al fomento de ahorro en casa, es importante que ante las próximas elecciones los candidatos a cargos públicos hablen del futuro de la Ley de Aguas.

“Hay muchas prioridades, pero el agua es algo vital en lo que se pueden tener acuerdos. El agua está en la base del desarrollo económico, social y ambiental”, dijo Morales al indicar que sin el recurso, una comunidad o empresa, colapsa.

Este año el Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo, tiene como tema “No dejar a nadie atrás”. Se conmemora desde 1993 para llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de su gestión sostenible.

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