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Las inconsistencias de la izquierda socialista

Warren Orbaugh
08 de julio, 2019

El socialismo es una doctrina religiosa, con su promesa de una “realidad mágica utópica” –a la que la humanidad llegará después de sacrificar a todo el mundo –; con su mito, una “realidad histórica utópica” inventada sin considerar la evidencia histórica, que describe una sociedad precolombina donde reinaba el amor y la armonía, la igualdad ante la ley, la inexistencia de clases sociales, la igualdad de género, ( a saber por qué existían sacrificios humanos), donde no existía explotación ni acumulación de capital y donde se respetaba a la madre tierra, destruido todo por los conquistadores, 180 caballeros y 300 infantes Castellanos que a saber por qué contaron con la ayuda de miles de kaqchikeles (que inexplicablemente no vivían en amor y armonía con los quichés ni con los tzutujiles), y que desde entonces han sido explotados por los descendientes de los europeos; con su panteón de santos a emular y venerar: Marx, Lenin, Mao, Fidel, El Che, Chávez y Maduro; con su “catequista”, Marta Harnecker; y con sus enemigos “infieles” –los ricos y empresarios – a los que hay que destruir para que reine, por fin, la paradisíaca dictadura socialista del pueblo.

Los socialistas presumen de ser incluyentes, sin embargo en los Acuerdos de Paz consiguieron clasificarnos a los guatemaltecos en etnias –Tektiteka, Achí, Jakalteca, Ixil, Q´anjob”al, Q´eqchí, Chalchiteca, Sakapulteca, Mopán E Itza, Awakateca, Akateka, Mam, K’’iché, Sipakapense, Uspanteka, Ch´orti”, Poqomam, Tzútujil, Pocomchí, Kaqchikel, Chuj, Garifuna, Xinka y Ladina – que luego han usado para provocar división y confrontación entre guatemaltecos.  Y ¿por qué no fueron consistentes con su propia lógica? Ladinos originalmente se refiere a judíos que hablan español y lo extendieron a indígenas y mestizos y todos los demás que hablan español. Pero esos “todos los demás” son de orígenes étnicos muy diversos. Entonces, ¿por qué no incluir en la lista a los Visigodos, Ostrogodos, Celtas, Anglos, Sajones, Tracios, Francos, Suabos, Frigios, Teutones, Lombardos, Jutos, Italos, Sabinos, Eslavos, Hunos, Mongoles, etc.?

Los socialistas se jactan de no ser racistas. Se ofenden y arremeten contra quien osa decir algo que ellos consideran tiene un tinte racista, como contra una joven por llamar “María Chula” a su negocio.  Sin embargo callan en complicidad cuando una de ellos, como Sandra Xinicio Batz escribe en La Hora: “Sólo destruyendo el sistema y a nuestros enemigos de raza y clase tendremos la posibilidad de construir algo propio, que nos devuelva la dignidad que nos han arrebatado.”  Ante esa declaración, a todas luces racista, que recuerda las consignas Nazis, no se indignan.  Allí si no protestan indignados. Y como quien calla, otorga.  

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Los socialistas alardean de defender los derechos de las minorías, pero defienden a quienes violan los derechos del individuo, que es la minoría más minoritaria –defienden a quienes violan derechos de propiedad de ciudadanos guatemaltecos para favorecer a invasores de las mismas, defienden a quienes violando el derecho de propiedad roban electricidad a los productores, etc.

Los socialistas fanfarronean que el socialismo es un sistema científico, pero evaden, con total deshonestidad, la evidencia que muestra que la aplicación de esta doctrina conduce irremediablemente a los pueblos a la miseria y muerte.  Ignoran a propósito que el Che fue un asesino homofóbico –al grado de usar su imagen como símbolo en sus marchas LGTB. Cual fanáticos religiosos no quieren ver los hechos que revelan los errores de la doctrina. En lugar de corregir su teoría la maquillan con nuevos apelativos.  En lugar de nacional socialismo, socialismo internacional, luego socialismo de renta, socialismo de mercado, mutualismo, corporativismo de Estado, socialismo del siglo XXI, socialismo democrático. No importa cuántas veces haya fracasado ese régimen, ni cuantas muertes haya provocado, los socialistas cierran los ojos a la razón y se aferran ciegamente a su fe.

¿Pero cómo no van a ser los socialistas racistas, si su doctrina se fundamenta en una concepción racista de la humanidad?  Ven al hombre en términos de colectivos y no de individuos.

¿Cómo no van a ser excluyentes, si suponen que las relaciones entre colectivos siempre se basan en el conflicto, la lucha de clases, el enfrentamiento, el despojo por la fuerza de sus productos a los que producen?  

¿Cómo no van a ser violadores de los derechos de las minorías si promueven la conducta antisocial, con actos hostiles que tienden al aniquilamiento del oponente y a la frustración de sus aspiraciones?  Mientras las únicas relaciones existentes entre los individuos persigan el perjudicarse mutuamente, ni hay sociedad ni relaciones sociales.  

¿Cómo no va a ser el socialismo una doctrina mística primitiva y salvaje, si en lugar de advertir la evidencia de que lo que crea riqueza y civilización es la cooperación social, mediante la división del trabajo y el intercambio de bienes producidos, que se fundamenta en la propiedad privada de los medios de producción, para que mediante el sistema de precios que genera, informe a los negociantes como destinar mejor sus recursos, provoca regir la conducta, no por el egoísmo racional, sino por el misticismo, el odio y el cinismo explotador, por la teoría de que la vida humana es indistinguible de la lucha en la jungla, donde sus semejantes productores de riqueza son de otra clase, otra raza u otra etnia y por tanto sus enemigos y presa natural, que existen sólo para ser usados y victimizados?  

Si por un momento el socialista, genuinamente interesado en ayudar a los pobres a salir de la pobreza, se detuviera a pensar, a examinar los hechos, la evidencia; si identificara que lo que existe son individuos, que deben sus características y carácter, no a su raza o etnia, sino a sus acciones y valores; si identificara que la manera de salir de la pobreza es mediante la cooperación ente individuos, en lugar de la confrontación; si identificara que la cooperación social exige el respeto a todo individuo, a su propiedad y a la libertad de poder actuar de acuerdo a su mejor juicio para buscar sus legítimos intereses y así aprovechar las oportunidades que contextualmente se le presenten; si identificara que al respetar estos derechos individuales promovería la inversión de capital –ahorros destinados a la inversión –que es el único medio para crear empleos y riqueza; si identificara que las contradicciones o inconsistencias de una teoría evidencian que ésta es errada, entonces podría, de verdad, ayudar a quienes desean alcanzar una mejor calidad de vida.

Pero entonces, ya no sería socialista.


Las inconsistencias de la izquierda socialista

Warren Orbaugh
08 de julio, 2019

El socialismo es una doctrina religiosa, con su promesa de una “realidad mágica utópica” –a la que la humanidad llegará después de sacrificar a todo el mundo –; con su mito, una “realidad histórica utópica” inventada sin considerar la evidencia histórica, que describe una sociedad precolombina donde reinaba el amor y la armonía, la igualdad ante la ley, la inexistencia de clases sociales, la igualdad de género, ( a saber por qué existían sacrificios humanos), donde no existía explotación ni acumulación de capital y donde se respetaba a la madre tierra, destruido todo por los conquistadores, 180 caballeros y 300 infantes Castellanos que a saber por qué contaron con la ayuda de miles de kaqchikeles (que inexplicablemente no vivían en amor y armonía con los quichés ni con los tzutujiles), y que desde entonces han sido explotados por los descendientes de los europeos; con su panteón de santos a emular y venerar: Marx, Lenin, Mao, Fidel, El Che, Chávez y Maduro; con su “catequista”, Marta Harnecker; y con sus enemigos “infieles” –los ricos y empresarios – a los que hay que destruir para que reine, por fin, la paradisíaca dictadura socialista del pueblo.

Los socialistas presumen de ser incluyentes, sin embargo en los Acuerdos de Paz consiguieron clasificarnos a los guatemaltecos en etnias –Tektiteka, Achí, Jakalteca, Ixil, Q´anjob”al, Q´eqchí, Chalchiteca, Sakapulteca, Mopán E Itza, Awakateca, Akateka, Mam, K’’iché, Sipakapense, Uspanteka, Ch´orti”, Poqomam, Tzútujil, Pocomchí, Kaqchikel, Chuj, Garifuna, Xinka y Ladina – que luego han usado para provocar división y confrontación entre guatemaltecos.  Y ¿por qué no fueron consistentes con su propia lógica? Ladinos originalmente se refiere a judíos que hablan español y lo extendieron a indígenas y mestizos y todos los demás que hablan español. Pero esos “todos los demás” son de orígenes étnicos muy diversos. Entonces, ¿por qué no incluir en la lista a los Visigodos, Ostrogodos, Celtas, Anglos, Sajones, Tracios, Francos, Suabos, Frigios, Teutones, Lombardos, Jutos, Italos, Sabinos, Eslavos, Hunos, Mongoles, etc.?

Los socialistas se jactan de no ser racistas. Se ofenden y arremeten contra quien osa decir algo que ellos consideran tiene un tinte racista, como contra una joven por llamar “María Chula” a su negocio.  Sin embargo callan en complicidad cuando una de ellos, como Sandra Xinicio Batz escribe en La Hora: “Sólo destruyendo el sistema y a nuestros enemigos de raza y clase tendremos la posibilidad de construir algo propio, que nos devuelva la dignidad que nos han arrebatado.”  Ante esa declaración, a todas luces racista, que recuerda las consignas Nazis, no se indignan.  Allí si no protestan indignados. Y como quien calla, otorga.  

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Los socialistas alardean de defender los derechos de las minorías, pero defienden a quienes violan los derechos del individuo, que es la minoría más minoritaria –defienden a quienes violan derechos de propiedad de ciudadanos guatemaltecos para favorecer a invasores de las mismas, defienden a quienes violando el derecho de propiedad roban electricidad a los productores, etc.

Los socialistas fanfarronean que el socialismo es un sistema científico, pero evaden, con total deshonestidad, la evidencia que muestra que la aplicación de esta doctrina conduce irremediablemente a los pueblos a la miseria y muerte.  Ignoran a propósito que el Che fue un asesino homofóbico –al grado de usar su imagen como símbolo en sus marchas LGTB. Cual fanáticos religiosos no quieren ver los hechos que revelan los errores de la doctrina. En lugar de corregir su teoría la maquillan con nuevos apelativos.  En lugar de nacional socialismo, socialismo internacional, luego socialismo de renta, socialismo de mercado, mutualismo, corporativismo de Estado, socialismo del siglo XXI, socialismo democrático. No importa cuántas veces haya fracasado ese régimen, ni cuantas muertes haya provocado, los socialistas cierran los ojos a la razón y se aferran ciegamente a su fe.

¿Pero cómo no van a ser los socialistas racistas, si su doctrina se fundamenta en una concepción racista de la humanidad?  Ven al hombre en términos de colectivos y no de individuos.

¿Cómo no van a ser excluyentes, si suponen que las relaciones entre colectivos siempre se basan en el conflicto, la lucha de clases, el enfrentamiento, el despojo por la fuerza de sus productos a los que producen?  

¿Cómo no van a ser violadores de los derechos de las minorías si promueven la conducta antisocial, con actos hostiles que tienden al aniquilamiento del oponente y a la frustración de sus aspiraciones?  Mientras las únicas relaciones existentes entre los individuos persigan el perjudicarse mutuamente, ni hay sociedad ni relaciones sociales.  

¿Cómo no va a ser el socialismo una doctrina mística primitiva y salvaje, si en lugar de advertir la evidencia de que lo que crea riqueza y civilización es la cooperación social, mediante la división del trabajo y el intercambio de bienes producidos, que se fundamenta en la propiedad privada de los medios de producción, para que mediante el sistema de precios que genera, informe a los negociantes como destinar mejor sus recursos, provoca regir la conducta, no por el egoísmo racional, sino por el misticismo, el odio y el cinismo explotador, por la teoría de que la vida humana es indistinguible de la lucha en la jungla, donde sus semejantes productores de riqueza son de otra clase, otra raza u otra etnia y por tanto sus enemigos y presa natural, que existen sólo para ser usados y victimizados?  

Si por un momento el socialista, genuinamente interesado en ayudar a los pobres a salir de la pobreza, se detuviera a pensar, a examinar los hechos, la evidencia; si identificara que lo que existe son individuos, que deben sus características y carácter, no a su raza o etnia, sino a sus acciones y valores; si identificara que la manera de salir de la pobreza es mediante la cooperación ente individuos, en lugar de la confrontación; si identificara que la cooperación social exige el respeto a todo individuo, a su propiedad y a la libertad de poder actuar de acuerdo a su mejor juicio para buscar sus legítimos intereses y así aprovechar las oportunidades que contextualmente se le presenten; si identificara que al respetar estos derechos individuales promovería la inversión de capital –ahorros destinados a la inversión –que es el único medio para crear empleos y riqueza; si identificara que las contradicciones o inconsistencias de una teoría evidencian que ésta es errada, entonces podría, de verdad, ayudar a quienes desean alcanzar una mejor calidad de vida.

Pero entonces, ya no sería socialista.