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El “ahora sí” es insuficiente.

María Dolores Arias
31 de julio, 2019

Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, TSE, como los principales responsables de la organización del proceso electoral deben disipar las dudas con respecto a la segunda vuelta electoral en Guatemala. Los magistrados deben comprender que su responsabilidad va más allá de organizar las elecciones sino de dejar un legado para las nuevas generaciones.   

La primera vuelta electoral está llena de aprendizajes que espero todos hayamos aprendido, en especial los magistrados y aquellos involucrados en el proceso de organización de las elecciones.  Uno de ellos es el intento de censura, por parte de los magistrados del TSE, al aprobar acuerdos dictatoriales que restringían la libertad de expresión; los cuales dieron marcha atrás, sin embargo el mal ya estaba hecho, al sembrar la autocensura en muchos centros de votación.

Otra lección fue el desastre de los resultados que transmitió el sistema informático, el día de las elecciones. Inadmisible tomando en cuenta todos las advertencias que habían recibido y en especial porque ya habían organizado las elecciones de 2015.

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Con sólo mencionar estos dos aspectos, los magistrados del TSE, supongo, están trabajando incansablemente para encontrar soluciones a las dudas razonables de la población. El momento de echar culpas pasó hace mucho tiempo, eso no excluye que se deben encontrar responsables y actuar en consecuencia acorde a la Ley, por lo que se debe trabajar en subsanar los errores para la segunda vuelta.

Los magistrados deben ordenar y verificar que la capacitación a las Juntas Receptoras de Votos, JRV, sea eficiente, los materiales deberían estar disponibles en una plataforma, se podrían realizar videos y cualquier tipo de material accesible para el capacitación de quienes integran las JRV, en especial para el conteo de los votos y el llenado de las actas. Hay que tomar en cuenta que ahora sólo es una papeleta en la mayoría de los centros de votación, lo cual hace más fácil el proceso.

Los magistrados también deben entender que las dudas acerca del funcionamiento del sistema informático son razonables. Imagine que necesita realizarse unos estudios médicos y al revisar los resultados son contradictorios o extraños.  Al investigar el centro hospitalario le dice que de plano es porque usted estaba nervioso, que la muestra no fue suficiente y muchas otras explicaciones cuya causa es ajena al centro. Al profundizar en la investigación descubren que es el sistema de la máquina el que no funciona, entonces le ofrecen las disculpas del caso y le aseguran que ya funciona, que el mismo equipo técnico, que le echaba la culpa al resto, lo arregló y que ahora sí, ellos mismo lo probaron, por consiguiente está listo.  Si su vida está de por medio, ¿qué les exigiría?

Eliminar las dudas justificadas sobre el sistema informático debería ser una de las prioridades de los magistrados del TSE. Es decir, si es necesario cambiar el sistema informático, cambiarlo. Si es necesario auditarlo, contratar a expertos auditores y auditarlo. O mejor aún invitar a organizaciones a que hagan las verificaciones en conjunto. En pocas palabras, hacer todo lo posible para disipar las dudas sobre la confiabilidad del sistema.

Los magistrados deben comprender que perdieron, con sus acciones, un activo muy valioso para su labor, la confianza del votante. Es lamentable que estén apunto de perder la oportunidad de dejar un legado valioso, el organizar dos elecciones complicadas.  Los magistrados están a tiempo, muy justo por cierto, de cambiar cómo se les recordará en su periodo. Los magistrados deben actuar con sensatez para ganarse nuevamente la confianza de la población, deben ser transparentes, deben ser contundentes en la búsqueda e implementación de las mejores soluciones, solo así podrán recuperar esa confianza.  El “ahora sí” es insuficiente.

@Md30

Facebook.com/Mda30


El “ahora sí” es insuficiente.

María Dolores Arias
31 de julio, 2019

Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, TSE, como los principales responsables de la organización del proceso electoral deben disipar las dudas con respecto a la segunda vuelta electoral en Guatemala. Los magistrados deben comprender que su responsabilidad va más allá de organizar las elecciones sino de dejar un legado para las nuevas generaciones.   

La primera vuelta electoral está llena de aprendizajes que espero todos hayamos aprendido, en especial los magistrados y aquellos involucrados en el proceso de organización de las elecciones.  Uno de ellos es el intento de censura, por parte de los magistrados del TSE, al aprobar acuerdos dictatoriales que restringían la libertad de expresión; los cuales dieron marcha atrás, sin embargo el mal ya estaba hecho, al sembrar la autocensura en muchos centros de votación.

Otra lección fue el desastre de los resultados que transmitió el sistema informático, el día de las elecciones. Inadmisible tomando en cuenta todos las advertencias que habían recibido y en especial porque ya habían organizado las elecciones de 2015.

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Con sólo mencionar estos dos aspectos, los magistrados del TSE, supongo, están trabajando incansablemente para encontrar soluciones a las dudas razonables de la población. El momento de echar culpas pasó hace mucho tiempo, eso no excluye que se deben encontrar responsables y actuar en consecuencia acorde a la Ley, por lo que se debe trabajar en subsanar los errores para la segunda vuelta.

Los magistrados deben ordenar y verificar que la capacitación a las Juntas Receptoras de Votos, JRV, sea eficiente, los materiales deberían estar disponibles en una plataforma, se podrían realizar videos y cualquier tipo de material accesible para el capacitación de quienes integran las JRV, en especial para el conteo de los votos y el llenado de las actas. Hay que tomar en cuenta que ahora sólo es una papeleta en la mayoría de los centros de votación, lo cual hace más fácil el proceso.

Los magistrados también deben entender que las dudas acerca del funcionamiento del sistema informático son razonables. Imagine que necesita realizarse unos estudios médicos y al revisar los resultados son contradictorios o extraños.  Al investigar el centro hospitalario le dice que de plano es porque usted estaba nervioso, que la muestra no fue suficiente y muchas otras explicaciones cuya causa es ajena al centro. Al profundizar en la investigación descubren que es el sistema de la máquina el que no funciona, entonces le ofrecen las disculpas del caso y le aseguran que ya funciona, que el mismo equipo técnico, que le echaba la culpa al resto, lo arregló y que ahora sí, ellos mismo lo probaron, por consiguiente está listo.  Si su vida está de por medio, ¿qué les exigiría?

Eliminar las dudas justificadas sobre el sistema informático debería ser una de las prioridades de los magistrados del TSE. Es decir, si es necesario cambiar el sistema informático, cambiarlo. Si es necesario auditarlo, contratar a expertos auditores y auditarlo. O mejor aún invitar a organizaciones a que hagan las verificaciones en conjunto. En pocas palabras, hacer todo lo posible para disipar las dudas sobre la confiabilidad del sistema.

Los magistrados deben comprender que perdieron, con sus acciones, un activo muy valioso para su labor, la confianza del votante. Es lamentable que estén apunto de perder la oportunidad de dejar un legado valioso, el organizar dos elecciones complicadas.  Los magistrados están a tiempo, muy justo por cierto, de cambiar cómo se les recordará en su periodo. Los magistrados deben actuar con sensatez para ganarse nuevamente la confianza de la población, deben ser transparentes, deben ser contundentes en la búsqueda e implementación de las mejores soluciones, solo así podrán recuperar esa confianza.  El “ahora sí” es insuficiente.

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