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Guatemaltecos veneran a “Maximón”, el santo pagano más versátil

Agencia EFE
28 de octubre, 2019

A las afueras del templo de San Simón se agolpan decenas de guatemaltecos que acuden a venerar a este santo pagano para pedir por un trabajo o los migrantes.

“Maximón” o “Monchito“, como también le dicen con cariño los fieles en San Andrés Itzapa, celebra su cumpleaños cada 28 de octubre de forma paralela a la fiesta católica en honor al apóstol San Judas Tadeo, conocido como el santo de las causas difíciles.

A él acude Norma, una señora de unos 40 años que viajó desde Los Ángeles, EE. UU., para llevarle, como ofrenda, un mariachi a San Simón.

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Mientras sonaba la música, la mujer bailaba abrazada a tres imágenes del santo porque dijo que está “agradecida” por los favores y la “abundancia” que siempre le ha brindado.

Norma, una migrante creyente de San Simón que viajó desde Los Ángeles, EE. UU. para la celebración, carga tres imágenes del santo mientras canta al ritmo de los mariachis este lunes en San Andrés Itzapa. (Foto República: EFE)

En los alrededores del templo donde está Maximón, impecablemente vestido con su traje negro, sus gafas de sol, un sombrero y un puro, los lugareños aprovechan para negociar imágenes “del santo”, así como velas de colores y rosarios para las ofrendas.

La imagen es el resultado del sincretismo religioso cristiano con las espiritualidad maya precolombina y se ha convertido en el protector de comerciantes y vendedores, pero también de agricultores, pobres o empresarios.

San Simón es representado en figuras como un hombre indígena, de mediana edad, vestido elegantemente con un traje negro, corbata y sombrero y sus seguidores fuman puros ante él o piden ser “despojados” y “protegidos” en una ceremonia de aspersión de alcohol que oficial un sacerdote o chamán del templo.

El simbolismo de San Simón raya entre el bien y el mal, entre la religiosidad y los vicios, y las fiestas en su honor, que se prolongan hasta el 1 de noviembre, celebración del Día de Muertos en el país.

En las gradas del templo es común ver a borrachos durmiendo o jóvenes vomitando en los basureros, mientras otros queman cohetes y fuegos artificiales y los guías espirituales mayas realizan ceremonias con fuego, bailan y saludan a los cuatro puntos cardinales para alejar el mal. 

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A él acude Norma, una señora de unos 40 años que viajó desde Los Ángeles, EE. UU., para llevarle, como ofrenda, un mariachi a San Simón.

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Norma, una migrante creyente de San Simón que viajó desde Los Ángeles, EE. UU. para la celebración, carga tres imágenes del santo mientras canta al ritmo de los mariachis este lunes en San Andrés Itzapa. (Foto República: EFE)

En los alrededores del templo donde está Maximón, impecablemente vestido con su traje negro, sus gafas de sol, un sombrero y un puro, los lugareños aprovechan para negociar imágenes “del santo”, así como velas de colores y rosarios para las ofrendas.

La imagen es el resultado del sincretismo religioso cristiano con las espiritualidad maya precolombina y se ha convertido en el protector de comerciantes y vendedores, pero también de agricultores, pobres o empresarios.

San Simón es representado en figuras como un hombre indígena, de mediana edad, vestido elegantemente con un traje negro, corbata y sombrero y sus seguidores fuman puros ante él o piden ser “despojados” y “protegidos” en una ceremonia de aspersión de alcohol que oficial un sacerdote o chamán del templo.

El simbolismo de San Simón raya entre el bien y el mal, entre la religiosidad y los vicios, y las fiestas en su honor, que se prolongan hasta el 1 de noviembre, celebración del Día de Muertos en el país.

En las gradas del templo es común ver a borrachos durmiendo o jóvenes vomitando en los basureros, mientras otros queman cohetes y fuegos artificiales y los guías espirituales mayas realizan ceremonias con fuego, bailan y saludan a los cuatro puntos cardinales para alejar el mal. 

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