Hace aproximadamente un año escribía acerca de las cosas que no cambian en el presupuesto que, año con año, presenta el Ejecutivo al Congreso y que éste lo manda a la Comisión de Finanzas y Monedas para su dictamen.
Es en esta Comisión donde se recibe a la romería de “interesados” en el gasto público, no piense que les interesa aportar a los ingresos sino al contrario, su interés se centra en “ayudar” a gastar lo recolectado. En la Comisión es donde se decide cómo se gastará el dinero que nos quitan a los tributarios a través de los impuestos y por cuánto endeudarán nuestro futuro con préstamos.
La mayoría de “readecuaciones” a la propuesta inicial se hacen en este proceso. El “Programa de inversión física, transferencias de capital e inversión financiera”, mejor conocido como el listado geográfico de obra, adquiere relevancia ya que aquí se determinan la “infraestructura” que se realizará en el siguiente año.
Nuevamente, como sucede todos los años, la mayor parte del botín, disfrazado de presupuesto se hace entre los allegados a los grupos de poder en el Legislativo. Nuevamente nos hablarán del esfuerzo que hará el gobierno al reducir el gasto público de casi Q92 mil millones a Q89.7 mil millones. Sin embargo, esta cantidad es más que suficiente si lo comparamos con la calidad del gasto y en consecuencia de los servicios que ofrece el Gobierno.
Nuevamente, nos quieren hacer creer que el problema está de lado de los ingresos; es decir, que no se recauda lo suficiente para financiar el gasto. Por consiguiente, es necesario endeudar al tributario y, más adelante, aumentar los impuestos.
Nuevamente, nos quieren hacer creer que la pobreza se reduce con más gasto público, que la desigualdad es porque el gobierno no ha gastado lo suficiente en programas sociales.
Una vez más, omiten hablar de la calidad del gasto y si lo hacen es muy superficialmente. Algunos admiten que la corrupción del gobierno limita las posibilidades de crecimiento y la reducción de la pobreza, pero en lugar de promover la disminución de las funciones y el poder discrecional del gobierno, abogan por asignarle más funciones e implementar políticas de transparencia que de muy poco sirven si no se corta de raíz la causa de la corrupción.
Nuevamente nos quieren vender la mentira de que sólo a través del gasto público se reducirá la pobreza. Cuando lo cierto es que el problema reside en cómo generar mayor riqueza individual; es decir, que cada individuo acorde a sus capacidades genere la mayor riqueza posible sin la coacción arbitraria de nadie; sin obstáculos del gobierno, sin extorsiones legalizadas e ilegales y sin privilegios a costa del resto.
Como lo expresé hace casi un año “Si pudiéramos hacer el ejercicio de medir lo que se obtiene en cualquier ministerio o dependencia del gobierno versus lo que gastan, nos daríamos cuenta de que tenemos demasiado gasto para tan pocos resultados.”
@Md30
Facebook.com/Mda30
Hace aproximadamente un año escribía acerca de las cosas que no cambian en el presupuesto que, año con año, presenta el Ejecutivo al Congreso y que éste lo manda a la Comisión de Finanzas y Monedas para su dictamen.
Es en esta Comisión donde se recibe a la romería de “interesados” en el gasto público, no piense que les interesa aportar a los ingresos sino al contrario, su interés se centra en “ayudar” a gastar lo recolectado. En la Comisión es donde se decide cómo se gastará el dinero que nos quitan a los tributarios a través de los impuestos y por cuánto endeudarán nuestro futuro con préstamos.
La mayoría de “readecuaciones” a la propuesta inicial se hacen en este proceso. El “Programa de inversión física, transferencias de capital e inversión financiera”, mejor conocido como el listado geográfico de obra, adquiere relevancia ya que aquí se determinan la “infraestructura” que se realizará en el siguiente año.
Nuevamente, como sucede todos los años, la mayor parte del botín, disfrazado de presupuesto se hace entre los allegados a los grupos de poder en el Legislativo. Nuevamente nos hablarán del esfuerzo que hará el gobierno al reducir el gasto público de casi Q92 mil millones a Q89.7 mil millones. Sin embargo, esta cantidad es más que suficiente si lo comparamos con la calidad del gasto y en consecuencia de los servicios que ofrece el Gobierno.
Nuevamente, nos quieren hacer creer que el problema está de lado de los ingresos; es decir, que no se recauda lo suficiente para financiar el gasto. Por consiguiente, es necesario endeudar al tributario y, más adelante, aumentar los impuestos.
Nuevamente, nos quieren hacer creer que la pobreza se reduce con más gasto público, que la desigualdad es porque el gobierno no ha gastado lo suficiente en programas sociales.
Una vez más, omiten hablar de la calidad del gasto y si lo hacen es muy superficialmente. Algunos admiten que la corrupción del gobierno limita las posibilidades de crecimiento y la reducción de la pobreza, pero en lugar de promover la disminución de las funciones y el poder discrecional del gobierno, abogan por asignarle más funciones e implementar políticas de transparencia que de muy poco sirven si no se corta de raíz la causa de la corrupción.
Nuevamente nos quieren vender la mentira de que sólo a través del gasto público se reducirá la pobreza. Cuando lo cierto es que el problema reside en cómo generar mayor riqueza individual; es decir, que cada individuo acorde a sus capacidades genere la mayor riqueza posible sin la coacción arbitraria de nadie; sin obstáculos del gobierno, sin extorsiones legalizadas e ilegales y sin privilegios a costa del resto.
Como lo expresé hace casi un año “Si pudiéramos hacer el ejercicio de medir lo que se obtiene en cualquier ministerio o dependencia del gobierno versus lo que gastan, nos daríamos cuenta de que tenemos demasiado gasto para tan pocos resultados.”
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