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Netflix narra la vida la estrella de la NFL que se suicidó en prisión

Edgar Quiñónez
17 de enero, 2020

De estrella de fútbol americano a ser el presunto responsable de un asesinato, ese fue el terrorífico vuelco que dio la vida de Aaron Hernandez.

Estrenada este miércoles, Killer Inside: The Mind of Aaron Hernandez, explora la vida tumultuosa del joven.

El deportista fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de su amigo Odin Lloyd, también jugador de fútbol americano y novio de la hermana de la prometida de Hernandez, Shayanna Jenkins.

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El cuerpo de Lloyd apareció tiroteado y abandonado en una zona inhóspita cerca de la casa de Hernandez la madrugada del 17 de junio de 2013.

Supuesto conflicto con su sexualidad

Por su dureza física, el fútbol americano ha sido considerado por décadas como un deporte que ensalza la “masculinidad”, por lo que opciones sexuales más allá de la heterosexual se consideran tabú.

Uno de los elementos que la serie rescata y del que ya se había hablado tras el suicidio de Hernandez en 2017 es su supuesta sexualidad “fluida” y la forma en que trató de ocultarla para encajar en el modelo de “macho” que se esperaba de él.

Algunos de los señalamientos más controvertidos vienen de Dennis SanSoucie, quien fuera su compañero de equipo y amigo cercano en sus años de secundaria.

SanSoucie cuenta que en aquellos tiempos ambos “experimentaron” sexualmente, aunque luego señala que no se trató solo de curiosidad de adolescentes: “Continuamos porque probablemente lo disfrutamos”, dice.

“Sí, estábamos en una relación en ese entonces, pero en ese momento, no lo ves así”, agrega.

El amigo de Hernandez cuenta cómo a él también le costó aceptar su propia sexualidad y recuerda el temor que tenían los dos jóvenes ante la posible reacción de sus respectivos padres.

En la serie, el padre de SanSoucie acompaña a su hijo y le muestra su apoyo, si bien reconoce que hace años tenía problemas para aceptar la homosexualidad, algo que también era el caso del padre de Hernandez.

“Aaron estaba extremadamente aterrorizado de que su padre se enterara”, recuerda SanSoucie.

Según plantea la serie, la incomodidad de Hernandez con sus inclinaciones sexuales se manifestaba en arrebatos de enojo e impulsos ocasionalmente violentos.

Relación traumática con su padre

El documental plantea que la relación de Aaron Hernandez con su padre, Dennis, no fue solo uno de los motivos que lo llevó a “esconder” su sexualidad sino que fue tan complicada que marcó el resto de su vida.

El padre, conocido en su vecindario de Bristol, en Connecticut, como “El Rey”, era también jugador de fútbol americano y, según deja entrever la serie, fue a quien Aaron le tuvo mayor respeto durante su vida.

La serie relata que la relación entre ambos tuvo también su lado oscuro: algunos recuerdan los problemas del padre con el alcohol y su lado “violento”.

En una llamada telefónica con Tanya Singleton, una prima a la que adoraba, Aaron le dice que la relación de su padre con su madre era destructiva.

Según explican algunos entrevistados, la vida de Aaron cambió cuando Dennis murió inesperadamente en 2006 mientras se sometía a una cirugía de hernia.

“Una vez que su padre falleció [Aaron] básicamente perdió la guía que lo mantuvo en curso”, cuenta el sheriff a cargo de la cárcel de Bristol.

Su inesperada confidente

El material más novedoso de la serie lo aportan las conversaciones telefónicas de Hernandez desde prisión, que en su mayoría corresponden al tiempo que pasó encarcelado a la espera del juicio por el asesinato de Odin Lloyd.

Las más difíciles son las que mantuvo el deportista con su madre, Terri, a la que en un momento llega a reprocharle que le arruinó la vida (usando palabras ofensivas) y a quien le dice que no puede confiar en ella, por más que le gustaría hacerlo.

Te vas a morir sin ni siquiera conocer a tu hijo. Eso es lo más loco de todo”, lamenta el joven.

Un cerebro destruido

Una de las noticias que más conmoción causó tras el suicidio de Hernandez fue el hallazgo de que su cerebro presentaba un estado de encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés) similar al de alguien afectado por esa enfermedad degenerativa que tuviera 60 años de edad.

Los científicos estadounidenses lo consideran el caso más grave jamás registrado en alguien de su edad.

A través del testimonio de varias personas cercanas al deportista, el documental explora si esta puede haber sido una de las causas detrás de su comportamiento.

Un día después del suicidio, el abogado defensor de Hernandez, José Báez, apunta que la familia decidió donar su cerebro para su estudio a la Universidad de Boston.

Patrick Haggan, el asistente del fiscal de distrito, cuenta en la serie que tras el anuncio pensó que se trataba solo de “un truco publicitario de algún tipo”.

Sin embargo, luego admite que “no podría haber estado más equivocado” cuando vio los resultados del CTE.

El documental muestra a Ann McKee, experta en neurología de la Universidad de Boston, cuando contó que Hernández tenía un deterioro inusualmente extenso en sus lóbulos frontales, que son críticos para el juicio y la toma de decisiones.

Este sería el primer caso que hemos visto de ese tipo de daño en un individuo tan joven”, dice la experta.

Mientras Jermaine Wiggins, quien conoció a Hernandez cuando jugaba en los Patriots, alega poco después que considera “una evasión” tratar de justificar el comportamiento de su compañero con la enfermedad cerebral.

“Hay muchos jugadores de fútbol americano y no se ven implicados en casos de asesinato”, defiende.

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Estrenada este miércoles, Killer Inside: The Mind of Aaron Hernandez, explora la vida tumultuosa del joven.

El deportista fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de su amigo Odin Lloyd, también jugador de fútbol americano y novio de la hermana de la prometida de Hernandez, Shayanna Jenkins.

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El cuerpo de Lloyd apareció tiroteado y abandonado en una zona inhóspita cerca de la casa de Hernandez la madrugada del 17 de junio de 2013.

Supuesto conflicto con su sexualidad

Por su dureza física, el fútbol americano ha sido considerado por décadas como un deporte que ensalza la “masculinidad”, por lo que opciones sexuales más allá de la heterosexual se consideran tabú.

Uno de los elementos que la serie rescata y del que ya se había hablado tras el suicidio de Hernandez en 2017 es su supuesta sexualidad “fluida” y la forma en que trató de ocultarla para encajar en el modelo de “macho” que se esperaba de él.

Algunos de los señalamientos más controvertidos vienen de Dennis SanSoucie, quien fuera su compañero de equipo y amigo cercano en sus años de secundaria.

SanSoucie cuenta que en aquellos tiempos ambos “experimentaron” sexualmente, aunque luego señala que no se trató solo de curiosidad de adolescentes: “Continuamos porque probablemente lo disfrutamos”, dice.

“Sí, estábamos en una relación en ese entonces, pero en ese momento, no lo ves así”, agrega.

El amigo de Hernandez cuenta cómo a él también le costó aceptar su propia sexualidad y recuerda el temor que tenían los dos jóvenes ante la posible reacción de sus respectivos padres.

En la serie, el padre de SanSoucie acompaña a su hijo y le muestra su apoyo, si bien reconoce que hace años tenía problemas para aceptar la homosexualidad, algo que también era el caso del padre de Hernandez.

“Aaron estaba extremadamente aterrorizado de que su padre se enterara”, recuerda SanSoucie.

Según plantea la serie, la incomodidad de Hernandez con sus inclinaciones sexuales se manifestaba en arrebatos de enojo e impulsos ocasionalmente violentos.

Relación traumática con su padre

El documental plantea que la relación de Aaron Hernandez con su padre, Dennis, no fue solo uno de los motivos que lo llevó a “esconder” su sexualidad sino que fue tan complicada que marcó el resto de su vida.

El padre, conocido en su vecindario de Bristol, en Connecticut, como “El Rey”, era también jugador de fútbol americano y, según deja entrever la serie, fue a quien Aaron le tuvo mayor respeto durante su vida.

La serie relata que la relación entre ambos tuvo también su lado oscuro: algunos recuerdan los problemas del padre con el alcohol y su lado “violento”.

En una llamada telefónica con Tanya Singleton, una prima a la que adoraba, Aaron le dice que la relación de su padre con su madre era destructiva.

Según explican algunos entrevistados, la vida de Aaron cambió cuando Dennis murió inesperadamente en 2006 mientras se sometía a una cirugía de hernia.

“Una vez que su padre falleció [Aaron] básicamente perdió la guía que lo mantuvo en curso”, cuenta el sheriff a cargo de la cárcel de Bristol.

Su inesperada confidente

El material más novedoso de la serie lo aportan las conversaciones telefónicas de Hernandez desde prisión, que en su mayoría corresponden al tiempo que pasó encarcelado a la espera del juicio por el asesinato de Odin Lloyd.

Las más difíciles son las que mantuvo el deportista con su madre, Terri, a la que en un momento llega a reprocharle que le arruinó la vida (usando palabras ofensivas) y a quien le dice que no puede confiar en ella, por más que le gustaría hacerlo.

Te vas a morir sin ni siquiera conocer a tu hijo. Eso es lo más loco de todo”, lamenta el joven.

Un cerebro destruido

Una de las noticias que más conmoción causó tras el suicidio de Hernandez fue el hallazgo de que su cerebro presentaba un estado de encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés) similar al de alguien afectado por esa enfermedad degenerativa que tuviera 60 años de edad.

Los científicos estadounidenses lo consideran el caso más grave jamás registrado en alguien de su edad.

A través del testimonio de varias personas cercanas al deportista, el documental explora si esta puede haber sido una de las causas detrás de su comportamiento.

Un día después del suicidio, el abogado defensor de Hernandez, José Báez, apunta que la familia decidió donar su cerebro para su estudio a la Universidad de Boston.

Patrick Haggan, el asistente del fiscal de distrito, cuenta en la serie que tras el anuncio pensó que se trataba solo de “un truco publicitario de algún tipo”.

Sin embargo, luego admite que “no podría haber estado más equivocado” cuando vio los resultados del CTE.

El documental muestra a Ann McKee, experta en neurología de la Universidad de Boston, cuando contó que Hernández tenía un deterioro inusualmente extenso en sus lóbulos frontales, que son críticos para el juicio y la toma de decisiones.

Este sería el primer caso que hemos visto de ese tipo de daño en un individuo tan joven”, dice la experta.

Mientras Jermaine Wiggins, quien conoció a Hernandez cuando jugaba en los Patriots, alega poco después que considera “una evasión” tratar de justificar el comportamiento de su compañero con la enfermedad cerebral.

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