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El derecho a la vivienda no es un derecho

María Dolores Arias
04 de marzo, 2020

El derecho a la vivienda no es un derecho, es una necesidad. Para poder vivir necesitamos un techo que nos proteja de las inclemencias del tiempo y para ello, tenemos el derecho a actuar libremente para conseguirla, eso no implica que tengamos derecho al objeto en sí mismo.

Como la mayoría de las iniciativas en el Congreso, la iniciativa 4818 parece perseguir fines nobles, al menos de nombre, “Ley de interés preferencial para facilitar el acceso a la vivienda social”.

Si empezamos por el nombre, un trato preferencial implica que una persona o grupo de personas pueden alcanzar mayores beneficios u oportunidades. Esto en el ámbito privado es muy común, se utiliza para agradar o atraer a cierto tipo de clientes, quién lo hace asume los costos o los traslada al cliente que busca un trato preferencial.  Sin embargo, cuando es una Ley que ofrece privilegios a algún grupo, vale la pena poner más atención al respecto. Uno se pregunta ¿quiénes son lo verdaderos beneficiados? ¿quién asume el costo de ese trato preferencial?

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Ahora bien, facilitar el acceso a la vivienda es deseable, es decir todo aquello que quite trabas burocráticas y deje en libertad a los ciudadanos para negociar libremente es beneficioso para la sociedad, más aún cuando el gobierno se enfoca en hacer cumplir los contratos y se imparte justicia en caso de diferencias contractuales.

El apellido de social, me hace dudar de las intenciones de fondo, tal es el caso de la “justicia social”, “interés social” o, en este caso de “vivienda social”. Me pregunto ¿acaso las viviendas no es un tema social, sin importar la cantidad de metros cuadrados?

Dejando de lado, el tema del nombre de la iniciativa 4818, el problema de fondo que oculta esta iniciativa es que obliga al tributario a financiar no sólo la casa de alguien más, en este caso de quiénes cumplan con los requisitos establecidos, sino que distorsiona el concepto de derecho, el concepto de dignidad y el concepto de actividad empresarial. Además, enmascara el problema de la falta de creación de riqueza y prepara el camino para más impuestos o expoliación legalizada.

Como mencioné al principio, no existe tal como el derecho a la vivienda. Si existiera, entonces implica que tengo derecho al objeto; es decir a la vivienda. Y si así fuera, ¿quién va a pagar por ella? ¿el gobierno que no genera riqueza, sino que la extrae de los tributarios? ¿los tributarios desorganizados que no van a poder defenderse?

Bajo la excusa de la dignidad humana, se emiten muchas leyes que tratan al ciudadano como un ser incapaz de tomar decisiones para conseguir sus objetivos, y  a sus vecinos como seres desalmados incapaces de ayudarles a través de fundaciones o grupos de beneficencia.  

En lugar de facilitarles el camino, quitando trabas legales a la inversión que genere empleos, abriendo los mercados a la competencia para mejorar servicios y productos, fortaleciendo la seguridad tanto física como jurídica para disfrutar de lo ganado. El populismo se impone ofreciendo “soluciones” que no lo son y que empeoran en el largo plazo las cosas. 

Distorsiona el concepto empresarial, ya que al intervenir en el mercado financiero y de la construcción manda señales equivocadas acerca de la demanda de sus servicios. ¿Alguien recuerda lo que sucedió en 2008 en Estados Unidos?

El subsidio a la tasa de interés a cierto tipo de viviendas que propone esta iniciativa, oculta el problema de la falta de oportunidades para crear riqueza de estas personas de modo que puedan acceder a financiamiento, además de las fuertes regulaciones para dichos créditos.  Al existir un déficit en las viviendas, llamadas “económicas”, debemos preguntarnos ¿por qué si hay demanda, no existe la oferta? ¿es acaso, una distorsión gubernamental en el mercado?

Subsidiar la tasa de interés con el pago de impuestos, implica que el gobierno al no recibir estos recursos deberá bajar sus gastos, ¿realmente cree que esto pase?. Es importante aclarar que no es una reducción de impuestos, sino subsidios que se pagarán descontado los impuestos que se deban pagar.  Entonces, si el gobierno no reduce los gastos, no reduce impuestos para acelerar la economía, ¿de dónde sacará el dinero para cubrir los presupuestos deficitarios?

Mientras tanto, la señora que me ayuda en la casa, quien con esfuerzo paga su hipoteca, ahora de aprobarse esta iniciativa deberá pagar también, al igual que usted, el subsidio de la hipoteca de alguien más. 

“Ningún hombre puede tener el derecho de imponer una obligación no elegida, un deber no recompensado o una servidumbre involuntaria sobre otro hombre. No puede haber tal cosa como ‘el derecho a esclavizar’” Ayn Rand.

@Md30

Facebook.com/Mda30 


El derecho a la vivienda no es un derecho

María Dolores Arias
04 de marzo, 2020

El derecho a la vivienda no es un derecho, es una necesidad. Para poder vivir necesitamos un techo que nos proteja de las inclemencias del tiempo y para ello, tenemos el derecho a actuar libremente para conseguirla, eso no implica que tengamos derecho al objeto en sí mismo.

Como la mayoría de las iniciativas en el Congreso, la iniciativa 4818 parece perseguir fines nobles, al menos de nombre, “Ley de interés preferencial para facilitar el acceso a la vivienda social”.

Si empezamos por el nombre, un trato preferencial implica que una persona o grupo de personas pueden alcanzar mayores beneficios u oportunidades. Esto en el ámbito privado es muy común, se utiliza para agradar o atraer a cierto tipo de clientes, quién lo hace asume los costos o los traslada al cliente que busca un trato preferencial.  Sin embargo, cuando es una Ley que ofrece privilegios a algún grupo, vale la pena poner más atención al respecto. Uno se pregunta ¿quiénes son lo verdaderos beneficiados? ¿quién asume el costo de ese trato preferencial?

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Ahora bien, facilitar el acceso a la vivienda es deseable, es decir todo aquello que quite trabas burocráticas y deje en libertad a los ciudadanos para negociar libremente es beneficioso para la sociedad, más aún cuando el gobierno se enfoca en hacer cumplir los contratos y se imparte justicia en caso de diferencias contractuales.

El apellido de social, me hace dudar de las intenciones de fondo, tal es el caso de la “justicia social”, “interés social” o, en este caso de “vivienda social”. Me pregunto ¿acaso las viviendas no es un tema social, sin importar la cantidad de metros cuadrados?

Dejando de lado, el tema del nombre de la iniciativa 4818, el problema de fondo que oculta esta iniciativa es que obliga al tributario a financiar no sólo la casa de alguien más, en este caso de quiénes cumplan con los requisitos establecidos, sino que distorsiona el concepto de derecho, el concepto de dignidad y el concepto de actividad empresarial. Además, enmascara el problema de la falta de creación de riqueza y prepara el camino para más impuestos o expoliación legalizada.

Como mencioné al principio, no existe tal como el derecho a la vivienda. Si existiera, entonces implica que tengo derecho al objeto; es decir a la vivienda. Y si así fuera, ¿quién va a pagar por ella? ¿el gobierno que no genera riqueza, sino que la extrae de los tributarios? ¿los tributarios desorganizados que no van a poder defenderse?

Bajo la excusa de la dignidad humana, se emiten muchas leyes que tratan al ciudadano como un ser incapaz de tomar decisiones para conseguir sus objetivos, y  a sus vecinos como seres desalmados incapaces de ayudarles a través de fundaciones o grupos de beneficencia.  

En lugar de facilitarles el camino, quitando trabas legales a la inversión que genere empleos, abriendo los mercados a la competencia para mejorar servicios y productos, fortaleciendo la seguridad tanto física como jurídica para disfrutar de lo ganado. El populismo se impone ofreciendo “soluciones” que no lo son y que empeoran en el largo plazo las cosas. 

Distorsiona el concepto empresarial, ya que al intervenir en el mercado financiero y de la construcción manda señales equivocadas acerca de la demanda de sus servicios. ¿Alguien recuerda lo que sucedió en 2008 en Estados Unidos?

El subsidio a la tasa de interés a cierto tipo de viviendas que propone esta iniciativa, oculta el problema de la falta de oportunidades para crear riqueza de estas personas de modo que puedan acceder a financiamiento, además de las fuertes regulaciones para dichos créditos.  Al existir un déficit en las viviendas, llamadas “económicas”, debemos preguntarnos ¿por qué si hay demanda, no existe la oferta? ¿es acaso, una distorsión gubernamental en el mercado?

Subsidiar la tasa de interés con el pago de impuestos, implica que el gobierno al no recibir estos recursos deberá bajar sus gastos, ¿realmente cree que esto pase?. Es importante aclarar que no es una reducción de impuestos, sino subsidios que se pagarán descontado los impuestos que se deban pagar.  Entonces, si el gobierno no reduce los gastos, no reduce impuestos para acelerar la economía, ¿de dónde sacará el dinero para cubrir los presupuestos deficitarios?

Mientras tanto, la señora que me ayuda en la casa, quien con esfuerzo paga su hipoteca, ahora de aprobarse esta iniciativa deberá pagar también, al igual que usted, el subsidio de la hipoteca de alguien más. 

“Ningún hombre puede tener el derecho de imponer una obligación no elegida, un deber no recompensado o una servidumbre involuntaria sobre otro hombre. No puede haber tal cosa como ‘el derecho a esclavizar’” Ayn Rand.

@Md30

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