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La importancia de la autonomía moral

María Dolores Arias
13 de mayo, 2020

La libertad para pensar y actuar es un derecho que debemos cuidar celosamente de la intervención estatal, la autonomía moral es una virtud que debemos cultivar todos los días en la búsqueda de una buena vida. Mientras que la defensa de la libertad es una eterna vigilancia contra la intervención estatal, es decir externa; la batalla por la autonomía moral es totalmente del fuero interno.

La pandemia del Covid19 ha puesto de manifiesto muchas cosas, entre ellas, lo frágil y efímera que puede ser la vida. Es en momentos como estos en los cuales uno puede reflexionar sobre su vida ¿qué he logrado? ¿he vivido la vida que me hace feliz? ¿he sido leal a mis valores?

Esta situación resalta la necesidad de tener un código de valores que guíen nuestras decisiones y acciones que determinarán el curso de nuestra vida.  Y es que la vida, se hace paso a paso, decisión a decisión, acierto tras acierto y error tras error, buscando que sean más los aciertos que los errores para procurarnos una buena vida.

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Jerarquizar nuestros valores es un proceso personal, decidir qué es valioso y actuar en consecuencia para obtenerlo y mantenerlo es su responsabilidad. Es a lo que llamo autonomía moral, el descubrir, aprender o identificar aquello que es bueno para tu vida en términos objetivos, no arbitrarios, que privilegien el largo plazo.

Ayn Rand nos advierte que “una de las cosas más peligrosas que un hombre puede hacer es cederle su autonomía moral a los demás”; es dejar que alguien más piense y decida por nosotros. Esta concesión puede ser tan sutil como aceptar vivir con algunos permisos gubernamentales hasta dictaduras donde no hay espacio para pensar y disentir; o peor aún nos acomodamos o resignamos a que nos digan qué hacer con nuestras vidas.

Comprendo el temor que nos puede causar la incertidumbre de lo desconocido, de algo que parece invencible, en este caso la enfermedad Covid19, pero precisamente en estos casos es cuándo más debemos confiar en nuestra capacidad para resolver problemas, en nuestra capacidad de descubrir qué es lo mejor para uno mismo.

Es cuando más debe desconfiar de los “salvadores”, de aquéllos que ofrecen mantenerlo seguro a cambio de que renuncie a su autonomía moral, a su capacidad de pensar, de decidir, de pararse sobre sus piernas para sustentar su vida. Desconfíe de aquéllos que le piden más poder para quitarle la riqueza que usted ha creado con la excusa de que sólo así lo pueden proteger y que además tienen el derecho a esclavizarlo.

Ceder su autonomía moral es muy peligroso para su vida misma, en tanto se considere un ser humano y no un animal de carga o sacrificio, recuerde que “nada le es dado al hombre automáticamente, ni conocimiento, ni confianza en sí mismo, ni serenidad interior, ni la forma correcta de usar su mente. Cada valor que necesita o que quiere tiene que ser descubierto, aprendido y adquirido -incluso la postura correcta de su cuerpo.” A. Rand

Por tal razón, es en estos momentos cuando debe apelar a sus logros, a reconocer sus triunfos y recordar que es capaz de tomar buenas decisiones para su vida. Reconocer que cuenta con los elementos necesarios para tomar la responsabilidad de sus decisiones y acciones, que su vida es suya, “aduéñese” de ella. Usted puede lograr salir adelante, debe aprender, debe cooperar libremente, debe esforzarse, que no es lo mismo que sacrificarse, debe pensar bien, usar la lógica y jamás renunciar a lo que lo hace humano, su autonomía moral.

@Md30

Facebook.com/Mda30 

La importancia de la autonomía moral

María Dolores Arias
13 de mayo, 2020

La libertad para pensar y actuar es un derecho que debemos cuidar celosamente de la intervención estatal, la autonomía moral es una virtud que debemos cultivar todos los días en la búsqueda de una buena vida. Mientras que la defensa de la libertad es una eterna vigilancia contra la intervención estatal, es decir externa; la batalla por la autonomía moral es totalmente del fuero interno.

La pandemia del Covid19 ha puesto de manifiesto muchas cosas, entre ellas, lo frágil y efímera que puede ser la vida. Es en momentos como estos en los cuales uno puede reflexionar sobre su vida ¿qué he logrado? ¿he vivido la vida que me hace feliz? ¿he sido leal a mis valores?

Esta situación resalta la necesidad de tener un código de valores que guíen nuestras decisiones y acciones que determinarán el curso de nuestra vida.  Y es que la vida, se hace paso a paso, decisión a decisión, acierto tras acierto y error tras error, buscando que sean más los aciertos que los errores para procurarnos una buena vida.

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Ayn Rand nos advierte que “una de las cosas más peligrosas que un hombre puede hacer es cederle su autonomía moral a los demás”; es dejar que alguien más piense y decida por nosotros. Esta concesión puede ser tan sutil como aceptar vivir con algunos permisos gubernamentales hasta dictaduras donde no hay espacio para pensar y disentir; o peor aún nos acomodamos o resignamos a que nos digan qué hacer con nuestras vidas.

Comprendo el temor que nos puede causar la incertidumbre de lo desconocido, de algo que parece invencible, en este caso la enfermedad Covid19, pero precisamente en estos casos es cuándo más debemos confiar en nuestra capacidad para resolver problemas, en nuestra capacidad de descubrir qué es lo mejor para uno mismo.

Es cuando más debe desconfiar de los “salvadores”, de aquéllos que ofrecen mantenerlo seguro a cambio de que renuncie a su autonomía moral, a su capacidad de pensar, de decidir, de pararse sobre sus piernas para sustentar su vida. Desconfíe de aquéllos que le piden más poder para quitarle la riqueza que usted ha creado con la excusa de que sólo así lo pueden proteger y que además tienen el derecho a esclavizarlo.

Ceder su autonomía moral es muy peligroso para su vida misma, en tanto se considere un ser humano y no un animal de carga o sacrificio, recuerde que “nada le es dado al hombre automáticamente, ni conocimiento, ni confianza en sí mismo, ni serenidad interior, ni la forma correcta de usar su mente. Cada valor que necesita o que quiere tiene que ser descubierto, aprendido y adquirido -incluso la postura correcta de su cuerpo.” A. Rand

Por tal razón, es en estos momentos cuando debe apelar a sus logros, a reconocer sus triunfos y recordar que es capaz de tomar buenas decisiones para su vida. Reconocer que cuenta con los elementos necesarios para tomar la responsabilidad de sus decisiones y acciones, que su vida es suya, “aduéñese” de ella. Usted puede lograr salir adelante, debe aprender, debe cooperar libremente, debe esforzarse, que no es lo mismo que sacrificarse, debe pensar bien, usar la lógica y jamás renunciar a lo que lo hace humano, su autonomía moral.

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