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La Constitución que abrió la puerta a la era democrática en Guatemala

Hace poco más de tres décadas los guatemaltecos vivían un inusual sentimiento de optimismo por la posibilidad de cambios profundos en el país.

La Constitución que abrió la puerta a la era democrática en Guatemala
Ana González
31 de mayo, 2022

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), integrada por 88 diputados, fue la encargada de construir la nueva Constitución Política que regiría los destinos de Guatemala.

Pero no solo fue la Asamblea, en esa etapa de reconstrucción nacional, todos los sectores de la sociedad como el Ejército, los partidos políticos, universidades, organizaciones civiles y el sector privado tuvieron un papel determinante en las discusiones de cada una de las temáticas que debieron abordarse.

La Constitución se divide en dos partes, la dogmática que regula derechos individuales y sociales y la orgánica que regula el Estado, con sus divisiones de poderes y relaciones internacionales

Adiós a los regímenes militares

Los últimos regímenes militares protagonizados por Romeo Lucas García, Efrain Ríos Montt y Oscar Mejía Víctores representaron uno de los capítulos más sangrientos del conflicto armado.

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Dos golpes de Estado en los últimos cinco años, más la violencia que imperaba, causó una inestabilidad y una crisis social muy grande. Se registró una gran caída de los ingresos fiscales y poca credibilidad ante organismos internacionales para lograr préstamos.

Oscar Mejía presidió el último gobierno militar del siglo XX.

El crecimiento del país estaba estancado“, recuerda el ingeniero Víctor Suárez, expresidente de Cámara de Industria de Guatemala.

Ese panorama llevó al sector privado a buscar un retorno a la institucionalidad.

“(Se buscaba el retorno) Desde la fecha del golpe de 1983 cuando estuvo el triunvirato y Ríos Montt se quedó a la cabeza como jefe de estado. Y después con mucho más proximidad y con mayor apoyo para retornar con el general Mejía Víctores”, destaca Suárez.

Roberto Ardón, director ejecutivo del Cacif, comenta, al igual que Suárez, que la participación del sector privado fue muy activa.

Es de resaltar que durante el gobierno de Mejía Víctores se convocó a la Asamblea Nacional Constituyente, para crear una nueva Constitución, y también se establecieron elecciones generales para elegir a las primeras autoridades de la era democrática.

Los 88 diputados de la ANC

El 1 de julio de 1984 se eligió a la Asamblea Nacional Constituyente, integrada por 88 congresistas, quienes por un año y meses se encargaron de crear la nueva Constitución.

Fernando Linares, quien en esa época era un reconocido abogado de 37 años, recuerda la participación y el entusiasmo de todos los sectores.

“Venían al Congreso a plantear sus propuestas. Había mucha participación de todos”, recuerda el congresista, quien ganó un escaño con el partido UCN, liderado por Jorge Carpio Nicolle, una de las agrupaciones más fuertes de la época.

Otro diputado de la asamblea fue Roberto Alejos, quien con 23 años era el más joven. Recuerda que en ese entonces los congresistas no tenían oficinas ni asesores. El hemiciclo era el lugar para amplias discusiones.

Los diputados de la constituyente ganaban Q3 mil mensuales

Recuerda que algunos temas levantaban más pasiones que otros, por lo que llegó a apagar “los flipones” cuando discutían algún tema sensible que no lograba acuerdos. Al cortar la electricidad se obligaba a suspender la sesión.

Guillermo Pellecer, es otro dignatario que recuerda muy bien las discusiones en el hemiciclo.

“Horas y horas discutíamos”, recuerda Pellecer, quien en esa ocasión ganó un escaño por Petén. En la actualidad preside la Asociación de Dignatarios de la Nación.

Los tres constituyentes coinciden que el tema que generó mayor discusión fue el de la propiedad privada.

El Gran Diálogo Nacional

El ingeniero Suárez recuerda que la discusión de la nueva constitución en 1985 estaba llevando más tiempo del esperado, por lo que fue necesario integrar un Diálogo Nacional para que el proyecto avanzara.

“En el Diálogo participaron las cooperativas, las universidades, el sector privado y representantes de gobierno. Entre las principales conclusiones se acordó un calendario para terminar la constitución y definir la fecha de las elecciones”, recuerda Suárez.

Ardón también coincide que el diálogo fue un ejercicio muy valioso, que, si bien, no se le vincula de forma orgánica con el proceso de discusión de la nueva constitución, si “es parte del proceso de cambio que surgió”.

Finalmente, el 31 de mayo de 1985 se aprobó la Constitución. Ese mismo año se celebraron las elecciones que dieron el triunfo a Vinicio Cerezo, quien se convirtió en el primer presidente de la era democrática.

En 35 años de vida democrática, el país ha vivido distintas crisis políticas que en algunos casos han hecho surgir la idea de una nueva reforma a la carta magna.

Sin embargo, algunos están convencidos de que el mal funcionamiento de la administración pública depende de una mala aplicación de la ley y no a que esta sea defectuosa. De esa cuenta, más que pensar en cambios se debe buscar una aplicación clara y justa de la Constitución.

La Constitución que abrió la puerta a la era democrática en Guatemala

Hace poco más de tres décadas los guatemaltecos vivían un inusual sentimiento de optimismo por la posibilidad de cambios profundos en el país.

La Constitución que abrió la puerta a la era democrática en Guatemala
Ana González
31 de mayo, 2022

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), integrada por 88 diputados, fue la encargada de construir la nueva Constitución Política que regiría los destinos de Guatemala.

Pero no solo fue la Asamblea, en esa etapa de reconstrucción nacional, todos los sectores de la sociedad como el Ejército, los partidos políticos, universidades, organizaciones civiles y el sector privado tuvieron un papel determinante en las discusiones de cada una de las temáticas que debieron abordarse.

La Constitución se divide en dos partes, la dogmática que regula derechos individuales y sociales y la orgánica que regula el Estado, con sus divisiones de poderes y relaciones internacionales

Adiós a los regímenes militares

Los últimos regímenes militares protagonizados por Romeo Lucas García, Efrain Ríos Montt y Oscar Mejía Víctores representaron uno de los capítulos más sangrientos del conflicto armado.

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Dos golpes de Estado en los últimos cinco años, más la violencia que imperaba, causó una inestabilidad y una crisis social muy grande. Se registró una gran caída de los ingresos fiscales y poca credibilidad ante organismos internacionales para lograr préstamos.

Oscar Mejía presidió el último gobierno militar del siglo XX.

El crecimiento del país estaba estancado“, recuerda el ingeniero Víctor Suárez, expresidente de Cámara de Industria de Guatemala.

Ese panorama llevó al sector privado a buscar un retorno a la institucionalidad.

“(Se buscaba el retorno) Desde la fecha del golpe de 1983 cuando estuvo el triunvirato y Ríos Montt se quedó a la cabeza como jefe de estado. Y después con mucho más proximidad y con mayor apoyo para retornar con el general Mejía Víctores”, destaca Suárez.

Roberto Ardón, director ejecutivo del Cacif, comenta, al igual que Suárez, que la participación del sector privado fue muy activa.

Es de resaltar que durante el gobierno de Mejía Víctores se convocó a la Asamblea Nacional Constituyente, para crear una nueva Constitución, y también se establecieron elecciones generales para elegir a las primeras autoridades de la era democrática.

Los 88 diputados de la ANC

El 1 de julio de 1984 se eligió a la Asamblea Nacional Constituyente, integrada por 88 congresistas, quienes por un año y meses se encargaron de crear la nueva Constitución.

Fernando Linares, quien en esa época era un reconocido abogado de 37 años, recuerda la participación y el entusiasmo de todos los sectores.

“Venían al Congreso a plantear sus propuestas. Había mucha participación de todos”, recuerda el congresista, quien ganó un escaño con el partido UCN, liderado por Jorge Carpio Nicolle, una de las agrupaciones más fuertes de la época.

Otro diputado de la asamblea fue Roberto Alejos, quien con 23 años era el más joven. Recuerda que en ese entonces los congresistas no tenían oficinas ni asesores. El hemiciclo era el lugar para amplias discusiones.

Los diputados de la constituyente ganaban Q3 mil mensuales

Recuerda que algunos temas levantaban más pasiones que otros, por lo que llegó a apagar “los flipones” cuando discutían algún tema sensible que no lograba acuerdos. Al cortar la electricidad se obligaba a suspender la sesión.

Guillermo Pellecer, es otro dignatario que recuerda muy bien las discusiones en el hemiciclo.

“Horas y horas discutíamos”, recuerda Pellecer, quien en esa ocasión ganó un escaño por Petén. En la actualidad preside la Asociación de Dignatarios de la Nación.

Los tres constituyentes coinciden que el tema que generó mayor discusión fue el de la propiedad privada.

El Gran Diálogo Nacional

El ingeniero Suárez recuerda que la discusión de la nueva constitución en 1985 estaba llevando más tiempo del esperado, por lo que fue necesario integrar un Diálogo Nacional para que el proyecto avanzara.

“En el Diálogo participaron las cooperativas, las universidades, el sector privado y representantes de gobierno. Entre las principales conclusiones se acordó un calendario para terminar la constitución y definir la fecha de las elecciones”, recuerda Suárez.

Ardón también coincide que el diálogo fue un ejercicio muy valioso, que, si bien, no se le vincula de forma orgánica con el proceso de discusión de la nueva constitución, si “es parte del proceso de cambio que surgió”.

Finalmente, el 31 de mayo de 1985 se aprobó la Constitución. Ese mismo año se celebraron las elecciones que dieron el triunfo a Vinicio Cerezo, quien se convirtió en el primer presidente de la era democrática.

En 35 años de vida democrática, el país ha vivido distintas crisis políticas que en algunos casos han hecho surgir la idea de una nueva reforma a la carta magna.

Sin embargo, algunos están convencidos de que el mal funcionamiento de la administración pública depende de una mala aplicación de la ley y no a que esta sea defectuosa. De esa cuenta, más que pensar en cambios se debe buscar una aplicación clara y justa de la Constitución.