Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Pesimismo en la economía, recuerda a fantasmas del pasado

Sandra Vi
28 de junio, 2020

Está ocurriendo lo que a inicios de año nadie imaginó: Estados Unidos tiene una confianza económica en niveles muy inferiores, incluso por debajo de lo observado durante la crisis del 2008. Decir esto no es poca cosa, sobre todo al considerar que ese periodo significó la más extensa contracción económica en ese país desde la II Guerra Mundial.

La crisis financiera entre 2008 y 2009 desencadenó niveles bajos en el índice de confianza económica. Primero en el sistema financiero y después en el sistema internacional, con una gran crisis de liquidez. Esta situación llevó, entre otros fenómenos económicos, a una emergencia alimentaria global, derrumbes bursátiles y una crisis económica a escala mundial.

Sólo en Estados Unidos la crisis financiera de 2008 significó la pérdida de US$5 billones en fondos de pensión y más de nueve millones de empleos destruidos. Además, seis millones de personas perdieron su hogar y desaparecieron más de 400 mil cuentas de ahorros y bonos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

“En definitiva, la crisis de 2008 supuso una pérdida permanente de producto para Estados Unidos.”, concluye un análisis sobre estos hechos.

¿Algo peor que 2008?

CABI Data Analytics revisó información reciente sobre el “Composite Leading Indicator” (CLI, por sus siglas en inglés), índice de confianza de la actividad económica de EE. UU. Este indicador, diseñado para proporcionar señales tempranas de puntos de inflexión en los ciclos económicos, reportó en mayo una fuerte caída.

El nivel actual se encuentra en 94.85 puntos por debajo del mínimo que estos niveles alcanzaron previamente a la crisis del 2008. Según la unidad de análisis de datos e inteligencia, ello llevará a “un impacto económico mucho mayor que la crisis anterior”.

Charles Hess, CEO de CABI Data Analytics, explica que a medida que la crisis económica causada por el Covid-19 avanza en Estados Unidos, el índice de confianza económico refleja una caída sin precedentes.

Si deseas más información sobre este tipo de estadísticas visita CABI Data Analytics.

“Antes de la crisis el CLI se encontraba por encima de 99 puntos. La caída ha llegado a 94.85 puntos y se cree que ésta caída tendrá el impacto económico más grande en la última década”, comenta Hess, al explicar cómo el índice de confianza económica de EE. UU. se encuentra de capa caída.

Inversión y liquidez

El índice de confianza es una herramienta que sirve para tener una percepción del futuro con base en hechos presentes. Por tanto, una caída indica que las personas y empresas no ven positivas las condiciones económicas del presente.

La tendencia actual propiciará conductas como la reducción de gastos, la postergación de inversiones, la priorización de la liquidez contra el ahorro, la participación con acciones en empresas y el desempleo. El mal augurio que deriva de la suma de los anteriores supuestos es el efecto en el desenvolvimiento de la economía estadounidense, ya que puede entrar en una dinámica económica recesiva y de contracciones. Esto puede afectar a Guatemala, ya reduce el consumo (exportaciones y remesas) y las inversiones potenciales aquí.

Mucho se ha hablado de la dependencia que tiene Guatemala de las remesas, que precisamente están lejos de su mejor desempeño a causa del coronavirus. El peso de las remesas en el PIB nacional está como para hacer un pulso con las divisas generadas por exportaciones.

Remesas y exportaciones guardan varias similitudes. Su peso en el PIB nacional se estima equivale al 11%. En 2019 generaron cada uno por su lado cerca de los US$11 millardos en divisas. Y tienen una fuerte conexión con EE. UU., de ahí no sólo sale el mayor número de remesas, también es el principal comprador de productos guatemaltecos (fácil más del 30%).

Tendencia natural

Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (AmCham), explica que los infortunios en la economía de EE. UU. no deben atribuirse en su totalidad al Covid-19. Su análisis de la situación apunta también a las elecciones presidenciales, que se celebrarán el martes 3 de noviembre de 2020.

“Si bien esta dinámica bursátil tuvo un desplome al inicio de la pandemia, las inversiones se han mantenido en un crecimiento constante en los últimos meses y semanas, reflejando así la confianza en la recuperación de los mercados en general“, añade Carrasco.

También señala que la desconfianza del consumidor es una tendencia natural dados los efectos inmediatos de la cuarentena y que, en un encierro prolongado, se deja de tener la referencia bursátil que en este momento es la más esperanzadora.

Agrega, que “la desconfianza del consumidor afecta de manera directa la oferta y demanda de materias primas que, a su vez, generan un desplome en el valor de este rubro. Esto castiga en forma directa a las empresas productoras y exportadoras de país”.

Existen oportunidades para ver la luz al final del túnel, tomando medidas donde se involucran esfuerzos conjuntos entre la iniciativa privada, los tres poderes del Estado y la sociedad guatemalteca, para reactivar la economía fomentando el consumo y la creación de bienes servicios”, opina Carrasco.

Confianza de consumidores

Hess apunta que la noticia positiva es que la confianza en el consumo y de negocios se mantienen por encima de los niveles del 2008.

“Esto nos puede indicar que la diferencia en caídas se da principalmente por los endeudamientos y amplios gastos que realizaron los gobiernos para soportar las perdidas que está generando la crisis, lo cual repercutirá en el área económica en el futuro”, avizora el CEO de CABI Data Analytics.

La confianza de los consumidores en la actividad económica de EE. UU. mejoró en mayo al situarse en 86.6 puntos, según el índice de The Conference Board. La mejora de la confianza por parte de los consumidores se produce en plena desescalada y con una economía estadounidense que vuelve a abrir, luego el shock que originó el coronavirus.

Este indicador de The Conference Board suele ser mirado con atención ya que puede predecir el consumo de los hogares, un factor muy importante en el total de la actividad economómica.

Caso Guatemala: Índice de confianza

En Guatemala, al igual que en EE. UU, existe un índice de confianza de la actividad económica. Este indicador es el resultado de una encuesta que realiza el Banco de Guatemala a un panel de analistas privados. El último reporte señala que en mayo se situó en 38.84 puntos. Si bien mejoró respecto a abril, se mantiene con perspectiva negativa para los siguientes seis meses.

Este índice persigue obtener una apreciación sobre la evolución económica del país en el futuro próximo. Ante la pregunta si la evolución económica de Guatemala mejorará en el próximo semestre (junio a diciembre), el 71% de los encuestados respondió con un “no”. Solo un 29% se inclinó por un “sí” en su respuesta.

Si regresamos en el tiempo, y vemos cómo se comportó este índice en 2008, se observa que se mantuvo por debajo de los 35 puntos -salvo en enero-, llegando a 15.91 puntos en noviembre de ese año. Sin embargo, meses antes, en febrero, se situó en 35.72 puntos, muy cercano a lo que ocurrió en abril y mayo del 2020 (32.64 y 38.84 puntos, respectivamente).

La última vez que el índice registró un deterioro tan marcado, como ahora en la era del Covid-19 y la crisis de 2008, fue en 2017 durante el tercer año de gobierno de Jimmy Morales. El nivel de confianza en la actividad económica cerró ese año en el nivel más bajo (33.34) desde 2008 y en ese momento la percepción de incertidumbre era alta entre los agentes económicos.

  • Te sugerimos leer:

Pesimismo en la economía, recuerda a fantasmas del pasado

Sandra Vi
28 de junio, 2020

Está ocurriendo lo que a inicios de año nadie imaginó: Estados Unidos tiene una confianza económica en niveles muy inferiores, incluso por debajo de lo observado durante la crisis del 2008. Decir esto no es poca cosa, sobre todo al considerar que ese periodo significó la más extensa contracción económica en ese país desde la II Guerra Mundial.

La crisis financiera entre 2008 y 2009 desencadenó niveles bajos en el índice de confianza económica. Primero en el sistema financiero y después en el sistema internacional, con una gran crisis de liquidez. Esta situación llevó, entre otros fenómenos económicos, a una emergencia alimentaria global, derrumbes bursátiles y una crisis económica a escala mundial.

Sólo en Estados Unidos la crisis financiera de 2008 significó la pérdida de US$5 billones en fondos de pensión y más de nueve millones de empleos destruidos. Además, seis millones de personas perdieron su hogar y desaparecieron más de 400 mil cuentas de ahorros y bonos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

“En definitiva, la crisis de 2008 supuso una pérdida permanente de producto para Estados Unidos.”, concluye un análisis sobre estos hechos.

¿Algo peor que 2008?

CABI Data Analytics revisó información reciente sobre el “Composite Leading Indicator” (CLI, por sus siglas en inglés), índice de confianza de la actividad económica de EE. UU. Este indicador, diseñado para proporcionar señales tempranas de puntos de inflexión en los ciclos económicos, reportó en mayo una fuerte caída.

El nivel actual se encuentra en 94.85 puntos por debajo del mínimo que estos niveles alcanzaron previamente a la crisis del 2008. Según la unidad de análisis de datos e inteligencia, ello llevará a “un impacto económico mucho mayor que la crisis anterior”.

Charles Hess, CEO de CABI Data Analytics, explica que a medida que la crisis económica causada por el Covid-19 avanza en Estados Unidos, el índice de confianza económico refleja una caída sin precedentes.

Si deseas más información sobre este tipo de estadísticas visita CABI Data Analytics.

“Antes de la crisis el CLI se encontraba por encima de 99 puntos. La caída ha llegado a 94.85 puntos y se cree que ésta caída tendrá el impacto económico más grande en la última década”, comenta Hess, al explicar cómo el índice de confianza económica de EE. UU. se encuentra de capa caída.

Inversión y liquidez

El índice de confianza es una herramienta que sirve para tener una percepción del futuro con base en hechos presentes. Por tanto, una caída indica que las personas y empresas no ven positivas las condiciones económicas del presente.

La tendencia actual propiciará conductas como la reducción de gastos, la postergación de inversiones, la priorización de la liquidez contra el ahorro, la participación con acciones en empresas y el desempleo. El mal augurio que deriva de la suma de los anteriores supuestos es el efecto en el desenvolvimiento de la economía estadounidense, ya que puede entrar en una dinámica económica recesiva y de contracciones. Esto puede afectar a Guatemala, ya reduce el consumo (exportaciones y remesas) y las inversiones potenciales aquí.

Mucho se ha hablado de la dependencia que tiene Guatemala de las remesas, que precisamente están lejos de su mejor desempeño a causa del coronavirus. El peso de las remesas en el PIB nacional está como para hacer un pulso con las divisas generadas por exportaciones.

Remesas y exportaciones guardan varias similitudes. Su peso en el PIB nacional se estima equivale al 11%. En 2019 generaron cada uno por su lado cerca de los US$11 millardos en divisas. Y tienen una fuerte conexión con EE. UU., de ahí no sólo sale el mayor número de remesas, también es el principal comprador de productos guatemaltecos (fácil más del 30%).

Tendencia natural

Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (AmCham), explica que los infortunios en la economía de EE. UU. no deben atribuirse en su totalidad al Covid-19. Su análisis de la situación apunta también a las elecciones presidenciales, que se celebrarán el martes 3 de noviembre de 2020.

“Si bien esta dinámica bursátil tuvo un desplome al inicio de la pandemia, las inversiones se han mantenido en un crecimiento constante en los últimos meses y semanas, reflejando así la confianza en la recuperación de los mercados en general“, añade Carrasco.

También señala que la desconfianza del consumidor es una tendencia natural dados los efectos inmediatos de la cuarentena y que, en un encierro prolongado, se deja de tener la referencia bursátil que en este momento es la más esperanzadora.

Agrega, que “la desconfianza del consumidor afecta de manera directa la oferta y demanda de materias primas que, a su vez, generan un desplome en el valor de este rubro. Esto castiga en forma directa a las empresas productoras y exportadoras de país”.

Existen oportunidades para ver la luz al final del túnel, tomando medidas donde se involucran esfuerzos conjuntos entre la iniciativa privada, los tres poderes del Estado y la sociedad guatemalteca, para reactivar la economía fomentando el consumo y la creación de bienes servicios”, opina Carrasco.

Confianza de consumidores

Hess apunta que la noticia positiva es que la confianza en el consumo y de negocios se mantienen por encima de los niveles del 2008.

“Esto nos puede indicar que la diferencia en caídas se da principalmente por los endeudamientos y amplios gastos que realizaron los gobiernos para soportar las perdidas que está generando la crisis, lo cual repercutirá en el área económica en el futuro”, avizora el CEO de CABI Data Analytics.

La confianza de los consumidores en la actividad económica de EE. UU. mejoró en mayo al situarse en 86.6 puntos, según el índice de The Conference Board. La mejora de la confianza por parte de los consumidores se produce en plena desescalada y con una economía estadounidense que vuelve a abrir, luego el shock que originó el coronavirus.

Este indicador de The Conference Board suele ser mirado con atención ya que puede predecir el consumo de los hogares, un factor muy importante en el total de la actividad economómica.

Caso Guatemala: Índice de confianza

En Guatemala, al igual que en EE. UU, existe un índice de confianza de la actividad económica. Este indicador es el resultado de una encuesta que realiza el Banco de Guatemala a un panel de analistas privados. El último reporte señala que en mayo se situó en 38.84 puntos. Si bien mejoró respecto a abril, se mantiene con perspectiva negativa para los siguientes seis meses.

Este índice persigue obtener una apreciación sobre la evolución económica del país en el futuro próximo. Ante la pregunta si la evolución económica de Guatemala mejorará en el próximo semestre (junio a diciembre), el 71% de los encuestados respondió con un “no”. Solo un 29% se inclinó por un “sí” en su respuesta.

Si regresamos en el tiempo, y vemos cómo se comportó este índice en 2008, se observa que se mantuvo por debajo de los 35 puntos -salvo en enero-, llegando a 15.91 puntos en noviembre de ese año. Sin embargo, meses antes, en febrero, se situó en 35.72 puntos, muy cercano a lo que ocurrió en abril y mayo del 2020 (32.64 y 38.84 puntos, respectivamente).

La última vez que el índice registró un deterioro tan marcado, como ahora en la era del Covid-19 y la crisis de 2008, fue en 2017 durante el tercer año de gobierno de Jimmy Morales. El nivel de confianza en la actividad económica cerró ese año en el nivel más bajo (33.34) desde 2008 y en ese momento la percepción de incertidumbre era alta entre los agentes económicos.

  • Te sugerimos leer: