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Motivos para aumentar la influencia de Estados Unidos en América Latina

Redacción República
30 de junio, 2020

Los últimos meses ha cambiado de manera radical el mundo. Han aparecido una larga lista de lecciones para aprender y reformas por hacer para prepararnos mejor para el futuro.

Pero una cosa está clara: China es responsable del encubrimiento del coronavirus que extendió el contagio y paralizó todo el planeta. Por esta y muchas otras razones, Estados Unidos debería preocuparse por la presencia cada vez mayor de China en el hemisferio occidental.

El Partido Comunista Chino (PCCh) ha puesto sus ojos en América Latina desde el inicio del siglo XXI.

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Ha desarrollado una economía depredadora y ha manipulado bajo la apariencia de asociaciones estratégicas y mutuamente beneficiosas. El resultado es una intromisión progresiva del PCCh en nuestra propia esfera de influencia.

Esta lucha de poder no es nada nuevo, y se ha agravado por las consecuencias de Covid-19. La estrategia de Washington se centra en políticas específicas para defender a los Estados Unidos de las campañas de infiltración y las amenazas inmediatas que el PCCh representa para nuestra seguridad nacional.

Sin embargo, esta batalla multilateral está teniendo lugar en un teatro global. Las estrategias de autodefensa serán inútiles si nunca vamos a la ofensiva y permitimos que China sea el único poder en movimiento en América Latina.

Estados Unidos puede y debe contrarrestar el compromiso de China en el hemisferio occidental con nuestro propio compromiso. ¿Qué valor añadido podemos ofrecer a América Latina frente a China y cómo podemos ser un mejor aliado?

Uno de los activos más poderosos que Estados Unidos tiene a su disposición es el consumidor estadounidense, pero hemos desperdiciado esta ventaja al permitir que nuestra economía de consumo se fusione completamente con los fabricantes chinos.

Esto no solo crea una dependencia inadmisible, sino que da como resultado que los consumidores estadounidenses constantemente aporten dinero a un gobierno que ha demostrado ser un adversario.

Las guerras comerciales, aunque a veces son efectivas, son solo una solución a corto plazo. Estados Unidos debería comenzar a diferenciar nuestra economía de la de China y a invertir en los mercados del hemisferio occidental.

Debemos contrarrestar las actividades estratégicas y económicas de China en América Latina por medio de un cambio de las reglas de juego a largo plazo en lugar de limitarse a las tarifas arancelarias.

Triángulo Norte, la puerta hacia al sur

El Triángulo del Norte es la puerta que comunica América del Norte y América del Sur. Teniendo en cuenta que el PCCh ya está avanzando significativamente en varios países de América Latina a través de su Iniciativa Belt and Road, es imperativo que Estados Unidos contraataque e invierta en la región.

Washington necesita demostrar su habilidad para pensar globalmente y trabajar localmente para construir asociaciones duraderas de manera efectiva.

Por medio de proyectos de infraestructura y desarrollo económico, Estados Unidos puede trabajar con socios en la región para apoyar iniciativas que sean mutuamente beneficiosas para todos en el hemisferio occidental.

Un primer paso hacia este objetivo debería ser construir un centro logístico utilizando las vías ferroviarias existentes que conectan puertos clave en las costas del Pacífico y el Caribe en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Este proyecto específico implicaría la rehabilitación de las líneas ferroviarias existentes, la extensión de otras y la actualización de los principales puertos de cada país.

Serviría como columna vertebral natural para desarrollar la región, mejorar las condiciones generales del mercado y atraer la inversión extranjera y la fabricación. Un proyecto de esta magnitud sería muy útil.

Un proyecto de esta envergadura sería un paso clave para promover la seguridad y la estabilidad a largo plazo en la región, sirviendo para crear empleos, detener la inmigración irregular y conectar mejor a los países participantes con las cadenas de suministro existentes y un mercado global más amplio.

Además, el proyecto serviría como elemento estratégico para aumentar la participación de los Estados Unidos en la región.

La influencia en América Central ha sido muy limitada desde la ratificación del CAFTA-DR hace 15 años. Esto debe cambiar. No solo es este el movimiento correcto para nuestra propia seguridad nacional, sino que es algo que nuestros aliados centroamericanos nos están reclamando.

Quieren que Estados Unidos conserve su papel de liderazgo global. Sus gobiernos entienden el peligro que puede representar la influencia de China, y los líderes locales quieren ver a los Estados Unidos involucrarse nuevamente en sus comunidades y economías.

Por medio de tales proyectos de infraestructura y desarrollo económico, Estados Unidos puede trabajar con socios en la región para apoyar iniciativas que sean mutuamente beneficiosas para todos en el hemisferio occidental.

Estados Unidos no puede permitirse perder más tiempo dejando que China se posicione como un aliado mejor y más cercano de las naciones de nuestro propio hemisferio.

Debemos incentivar a los productores, fabricantes y consumidores estadounidenses para que se relacionen con Centroamérica y desarrollen la infraestructura y las asociaciones para hacer de ésta una relación ventajosa para todos los involucrados.

No podemos esperar al próximo movimiento de China para determinar nuestra política de seguridad nacional. Estados Unidos debe buscar firmemente una estrategia que no solo defienda nuestra propia seguridad, sino también la seguridad de toda la región a la que pertenecemos.

Este artículo fue elaborado por Newt Gingrich es expresidente de la Cámara de Representantes, Rick Crawford representa al primer distrito de Arkansas y Manuel Alfredo Espina Pinto es exembajador de Guatemala en los Estados Unidos.


Motivos para aumentar la influencia de Estados Unidos en América Latina

Redacción República
30 de junio, 2020

Los últimos meses ha cambiado de manera radical el mundo. Han aparecido una larga lista de lecciones para aprender y reformas por hacer para prepararnos mejor para el futuro.

Pero una cosa está clara: China es responsable del encubrimiento del coronavirus que extendió el contagio y paralizó todo el planeta. Por esta y muchas otras razones, Estados Unidos debería preocuparse por la presencia cada vez mayor de China en el hemisferio occidental.

El Partido Comunista Chino (PCCh) ha puesto sus ojos en América Latina desde el inicio del siglo XXI.

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Ha desarrollado una economía depredadora y ha manipulado bajo la apariencia de asociaciones estratégicas y mutuamente beneficiosas. El resultado es una intromisión progresiva del PCCh en nuestra propia esfera de influencia.

Esta lucha de poder no es nada nuevo, y se ha agravado por las consecuencias de Covid-19. La estrategia de Washington se centra en políticas específicas para defender a los Estados Unidos de las campañas de infiltración y las amenazas inmediatas que el PCCh representa para nuestra seguridad nacional.

Sin embargo, esta batalla multilateral está teniendo lugar en un teatro global. Las estrategias de autodefensa serán inútiles si nunca vamos a la ofensiva y permitimos que China sea el único poder en movimiento en América Latina.

Estados Unidos puede y debe contrarrestar el compromiso de China en el hemisferio occidental con nuestro propio compromiso. ¿Qué valor añadido podemos ofrecer a América Latina frente a China y cómo podemos ser un mejor aliado?

Uno de los activos más poderosos que Estados Unidos tiene a su disposición es el consumidor estadounidense, pero hemos desperdiciado esta ventaja al permitir que nuestra economía de consumo se fusione completamente con los fabricantes chinos.

Esto no solo crea una dependencia inadmisible, sino que da como resultado que los consumidores estadounidenses constantemente aporten dinero a un gobierno que ha demostrado ser un adversario.

Las guerras comerciales, aunque a veces son efectivas, son solo una solución a corto plazo. Estados Unidos debería comenzar a diferenciar nuestra economía de la de China y a invertir en los mercados del hemisferio occidental.

Debemos contrarrestar las actividades estratégicas y económicas de China en América Latina por medio de un cambio de las reglas de juego a largo plazo en lugar de limitarse a las tarifas arancelarias.

Triángulo Norte, la puerta hacia al sur

El Triángulo del Norte es la puerta que comunica América del Norte y América del Sur. Teniendo en cuenta que el PCCh ya está avanzando significativamente en varios países de América Latina a través de su Iniciativa Belt and Road, es imperativo que Estados Unidos contraataque e invierta en la región.

Washington necesita demostrar su habilidad para pensar globalmente y trabajar localmente para construir asociaciones duraderas de manera efectiva.

Por medio de proyectos de infraestructura y desarrollo económico, Estados Unidos puede trabajar con socios en la región para apoyar iniciativas que sean mutuamente beneficiosas para todos en el hemisferio occidental.

Un primer paso hacia este objetivo debería ser construir un centro logístico utilizando las vías ferroviarias existentes que conectan puertos clave en las costas del Pacífico y el Caribe en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Este proyecto específico implicaría la rehabilitación de las líneas ferroviarias existentes, la extensión de otras y la actualización de los principales puertos de cada país.

Serviría como columna vertebral natural para desarrollar la región, mejorar las condiciones generales del mercado y atraer la inversión extranjera y la fabricación. Un proyecto de esta magnitud sería muy útil.

Un proyecto de esta envergadura sería un paso clave para promover la seguridad y la estabilidad a largo plazo en la región, sirviendo para crear empleos, detener la inmigración irregular y conectar mejor a los países participantes con las cadenas de suministro existentes y un mercado global más amplio.

Además, el proyecto serviría como elemento estratégico para aumentar la participación de los Estados Unidos en la región.

La influencia en América Central ha sido muy limitada desde la ratificación del CAFTA-DR hace 15 años. Esto debe cambiar. No solo es este el movimiento correcto para nuestra propia seguridad nacional, sino que es algo que nuestros aliados centroamericanos nos están reclamando.

Quieren que Estados Unidos conserve su papel de liderazgo global. Sus gobiernos entienden el peligro que puede representar la influencia de China, y los líderes locales quieren ver a los Estados Unidos involucrarse nuevamente en sus comunidades y economías.

Por medio de tales proyectos de infraestructura y desarrollo económico, Estados Unidos puede trabajar con socios en la región para apoyar iniciativas que sean mutuamente beneficiosas para todos en el hemisferio occidental.

Estados Unidos no puede permitirse perder más tiempo dejando que China se posicione como un aliado mejor y más cercano de las naciones de nuestro propio hemisferio.

Debemos incentivar a los productores, fabricantes y consumidores estadounidenses para que se relacionen con Centroamérica y desarrollen la infraestructura y las asociaciones para hacer de ésta una relación ventajosa para todos los involucrados.

No podemos esperar al próximo movimiento de China para determinar nuestra política de seguridad nacional. Estados Unidos debe buscar firmemente una estrategia que no solo defienda nuestra propia seguridad, sino también la seguridad de toda la región a la que pertenecemos.

Este artículo fue elaborado por Newt Gingrich es expresidente de la Cámara de Representantes, Rick Crawford representa al primer distrito de Arkansas y Manuel Alfredo Espina Pinto es exembajador de Guatemala en los Estados Unidos.