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Rodolfo Mendoza: “Como está puesto el semáforo, nunca dará vía para avanzar”

Luis Gonzalez
19 de julio, 2020

La idea de establecer un semáforo para medir la cantidad de contagios por departamentos y municipios es buena, pero como lo plantea el Gobierno para reabrir o cerrar las actividades, “nunca dará vía para avanzar”, señala Rodolfo Mendoza, director estratégico de Diestra.

El experto que ha seguido con detalle la evolución de la pandemia en Guatemala y otras naciones, advierte que no ha encontrado ningún país en el mundo que aplique el sistema tal como lo pretende hacer el Gobierno a partir del 27 de julio.

“El sistema de alertas necesita cambios de fondo y pronto. El concepto de una apertura gradual de la economía es de aplicación mundial, pero la idea del semáforo por región se aplicó primero en México y Honduras aportó la regionalización a nivel municipal”, comenta Mendoza.

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“En la mayoría de países las “fases” de desescalada se condicionaron a un plazo de tiempo, como en España que se activaron cada quince días, en El Salvador cada tres semanas o en Perú cada mes. En otros países se sujetó a la tendencia de la curva, como en México y en otros, como Nueva York, a la disponibilidad de camas hospitalarias y positivos de pruebas”, indica el analista.

“Pero no he encontrado otro país en el que para pasar de una fase a otra, o de un color del semáforo al siguiente, se sujete a los casos nuevos por 100 mil habitantes de los últimos quince días”, enfatiza.

Las fallas del sistema de semáforo de Guatemala

“Para comenzar, no lo han comunicado con claridad, pues han cambiado de usar casos activos a casos nuevos, de departamental a municipal y de 21 a 15 días de período de medición. En mi opinión, no está bien definido, pues las métricas no tienen sustento técnico”, resalta el analista.

Debe existir suficiente información para que no ocurran malos entendidos como ya se observa con algunos alcaldes que no hacen diferencia entre casos totales y los contagios de los últimos 15 días, explica Mendoza.

“Por ejemplo, no guarda relación con la disponibilidad hospitalaria, uno de los principales indicadores de la pandemia, y dan igual trato a las ciudades que a las comunidades pequeñas, a pesar de la gran diferencia en densidad poblacional”, agrega.

“En todos los países hay muchos más contagios en las ciudades que en las áreas rurales, al menos unas dos o tres veces más, ya que en ellas se ubican la mayor actividad económica y las principales vías de comunicación”, detalla.

“¿Cómo hicieron en otros países? Cuando los países europeos procedieron a la apertura de sus economías, ninguno lo hizo siguiendo los indicadores tan rígidos que se se nos han impuesto. Alemania, España, Francia y Bélgica, que están plenamente activos hace varias semanas y que no han sufrido un rebote, no han llegado al color verde del semáforo chapin”.

“No hace sentido haber puesto sólo 5 contagios cada 100 mil habitantes para llegar a color verde, pues no se hubiera cumplido en otros países, como tampoco lo hacen los demás indicadores. España tuvo 96 casos nuevos cada cien mil habitantes en las dos semanas previas a iniciar la Fase 1, el equivalente a nuestro semáforo naranja, 41 casos antes de la Fase 2, nuestro semáforo amarillo, y 25 casos antes de iniciar la Fase 3, que sería nuestro color verde”, apunta Mendoza.

Los cambios que requiere la medición

De acuerdo con el director estratégico de Diestra, el semáforo de alerta de Guatemala requiere algunos ajustes que ojalá se realicen para no extender el confinamiento más allá de la realidad aplicada en otras naciones.

  • Mantener un sistema objetivo y gradual para proceder a la desescalada, conservando la medición por casos nuevos los últimos 15 días (hacerlo por casos activos es complicar la métrica)
  • Utilizar los indicadores propuestos en el semáforo únicamente la primera vez, para categorizar los Departamentos por color, pero no utilizarlos para la apertura. De esa forma los que ya están en verde procederían a la apertura plena el 27 de julio, los que están en amarillo a la apertura bajo medidas de seguridad y los que están en anaranjado a la apertura parcial de centros comerciales y actividades económicas que no están activas.
  • Hacer la apertura principalmente por departamento, pero con la flexibilidad de usarlo por municipio en casos excepcionales como Puerto Barrios en Izabal, o los municipios fronterizos con México en San Marcos.
  • No utilizar como condicionante los casos por población para avanzar de una fase a otra, o de un color a otro, sino utilizar un plazo de 15 días. Los departamentos que están en rojo deberían mostrar primero quince días con una tendencia a la baja para pasar a naranja, y de allí en adelante se activarían las fases automáticamente cada quince días. El proceso se detendría únicamente en caso de repunte.
  • Y lo más importante: Implementar el seguimiento de posibles contagios para cortar la transmisión del virus antes que contagien a otros. Esto se llama “trazabilidad de contactos”, y funciona con un equipo de rastreadores que buscan a los que tuvieron contacto con alguien que dio positivo, para regalarles un kit de medicinas, hacerle la prueba y dejarlos en cuarentena en su casa. De esa forma son los posibles contagiados los únicos en confinamiento, no los sanos, y se les da atención primaria, en vez de esperar que lleguen a un hospital cuando ya están graves. Esto ha logrado detener los contagios en varios países, y es la forma de abrir la economía de forma segura.

Rodolfo Mendoza: “Como está puesto el semáforo, nunca dará vía para avanzar”

Luis Gonzalez
19 de julio, 2020

La idea de establecer un semáforo para medir la cantidad de contagios por departamentos y municipios es buena, pero como lo plantea el Gobierno para reabrir o cerrar las actividades, “nunca dará vía para avanzar”, señala Rodolfo Mendoza, director estratégico de Diestra.

El experto que ha seguido con detalle la evolución de la pandemia en Guatemala y otras naciones, advierte que no ha encontrado ningún país en el mundo que aplique el sistema tal como lo pretende hacer el Gobierno a partir del 27 de julio.

“El sistema de alertas necesita cambios de fondo y pronto. El concepto de una apertura gradual de la economía es de aplicación mundial, pero la idea del semáforo por región se aplicó primero en México y Honduras aportó la regionalización a nivel municipal”, comenta Mendoza.

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“En la mayoría de países las “fases” de desescalada se condicionaron a un plazo de tiempo, como en España que se activaron cada quince días, en El Salvador cada tres semanas o en Perú cada mes. En otros países se sujetó a la tendencia de la curva, como en México y en otros, como Nueva York, a la disponibilidad de camas hospitalarias y positivos de pruebas”, indica el analista.

“Pero no he encontrado otro país en el que para pasar de una fase a otra, o de un color del semáforo al siguiente, se sujete a los casos nuevos por 100 mil habitantes de los últimos quince días”, enfatiza.

Las fallas del sistema de semáforo de Guatemala

“Para comenzar, no lo han comunicado con claridad, pues han cambiado de usar casos activos a casos nuevos, de departamental a municipal y de 21 a 15 días de período de medición. En mi opinión, no está bien definido, pues las métricas no tienen sustento técnico”, resalta el analista.

Debe existir suficiente información para que no ocurran malos entendidos como ya se observa con algunos alcaldes que no hacen diferencia entre casos totales y los contagios de los últimos 15 días, explica Mendoza.

“Por ejemplo, no guarda relación con la disponibilidad hospitalaria, uno de los principales indicadores de la pandemia, y dan igual trato a las ciudades que a las comunidades pequeñas, a pesar de la gran diferencia en densidad poblacional”, agrega.

“En todos los países hay muchos más contagios en las ciudades que en las áreas rurales, al menos unas dos o tres veces más, ya que en ellas se ubican la mayor actividad económica y las principales vías de comunicación”, detalla.

“¿Cómo hicieron en otros países? Cuando los países europeos procedieron a la apertura de sus economías, ninguno lo hizo siguiendo los indicadores tan rígidos que se se nos han impuesto. Alemania, España, Francia y Bélgica, que están plenamente activos hace varias semanas y que no han sufrido un rebote, no han llegado al color verde del semáforo chapin”.

“No hace sentido haber puesto sólo 5 contagios cada 100 mil habitantes para llegar a color verde, pues no se hubiera cumplido en otros países, como tampoco lo hacen los demás indicadores. España tuvo 96 casos nuevos cada cien mil habitantes en las dos semanas previas a iniciar la Fase 1, el equivalente a nuestro semáforo naranja, 41 casos antes de la Fase 2, nuestro semáforo amarillo, y 25 casos antes de iniciar la Fase 3, que sería nuestro color verde”, apunta Mendoza.

Los cambios que requiere la medición

De acuerdo con el director estratégico de Diestra, el semáforo de alerta de Guatemala requiere algunos ajustes que ojalá se realicen para no extender el confinamiento más allá de la realidad aplicada en otras naciones.

  • Mantener un sistema objetivo y gradual para proceder a la desescalada, conservando la medición por casos nuevos los últimos 15 días (hacerlo por casos activos es complicar la métrica)
  • Utilizar los indicadores propuestos en el semáforo únicamente la primera vez, para categorizar los Departamentos por color, pero no utilizarlos para la apertura. De esa forma los que ya están en verde procederían a la apertura plena el 27 de julio, los que están en amarillo a la apertura bajo medidas de seguridad y los que están en anaranjado a la apertura parcial de centros comerciales y actividades económicas que no están activas.
  • Hacer la apertura principalmente por departamento, pero con la flexibilidad de usarlo por municipio en casos excepcionales como Puerto Barrios en Izabal, o los municipios fronterizos con México en San Marcos.
  • No utilizar como condicionante los casos por población para avanzar de una fase a otra, o de un color a otro, sino utilizar un plazo de 15 días. Los departamentos que están en rojo deberían mostrar primero quince días con una tendencia a la baja para pasar a naranja, y de allí en adelante se activarían las fases automáticamente cada quince días. El proceso se detendría únicamente en caso de repunte.
  • Y lo más importante: Implementar el seguimiento de posibles contagios para cortar la transmisión del virus antes que contagien a otros. Esto se llama “trazabilidad de contactos”, y funciona con un equipo de rastreadores que buscan a los que tuvieron contacto con alguien que dio positivo, para regalarles un kit de medicinas, hacerle la prueba y dejarlos en cuarentena en su casa. De esa forma son los posibles contagiados los únicos en confinamiento, no los sanos, y se les da atención primaria, en vez de esperar que lleguen a un hospital cuando ya están graves. Esto ha logrado detener los contagios en varios países, y es la forma de abrir la economía de forma segura.