Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

El semáforo debería medir la mortalidad y disponibilidad de camas, señala experto

Ana González
21 de julio, 2020

A pocos días que el gobierno implemente el semáforo que definirá cuándo reabrir o cerrar las actividades en todo el país, expertos que siguen de cerca la evolución de la pandemia en Guatemala, tienen dudas acerca de su funcionalidad e implementación.

El ingeniero químico con un doctorado en finanzas, Carlos Méndez, se ha dedicado a analizar los datos que maneja el Ministerio de Salud. No menosprecia la idea de contar con un sistema de alerta sanitaria, pero sí considera que debió tomarse en cuenta variables más sencillas.

“A veces los sistemas demasiados sofisticados, en términos de parámetros, límites y data que se requiere, no son favorables”, considera Méndez, quien es docente de la Universidad Francisco Marroquín.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Este tipo de sistemas deben ser fáciles de comprender para que la población los entienda. A su criterio, debió tener dos variables:

  • Mortalidad: No es difícil que un alcalde lleve el conteo de fallecidos. No es fácil de manipular ese tipo de información.
  • Hospitalización: Definir cuántas camas vacías hay en los centros de salud de la localidad.

El experto considera que al querer incluir contagiados, análisis y otros factores, se corre el riesgo que la información no se traslade. Esto puede causar un objetivo adverso: que las personas no crean en la información que se les está dando y opten por no respetar las medidas.

“¿Qué va a pasar si hay desórdenes sociales, y las personas decidan que no quieren hacer caso? ¿Qué va a pasar si la criminalidad aumenta?”, cuestiona Méndez.

La idea del semáforo se ha aplicado en otros países, por ello no sorprende que Guatemala siga los mismos pasos. El gobierno informó que el sistema definirá la apertura o el cierre de municipios. Todo dependerá del número de casos que registre por cada 100 mil habitantes. El semáforo estará definido por cuatro colores: rojo, anaranjado, amarillo y verde.

  • Deberías leer:

Departamento de Guatemala lejos de abrir con el semáforo actual

Méndez considera que si el sistema se aplica tal cual, el departamento de Guatemala tomaría, luego de alcanzar el pico, unos 40 días más para llegar a anaranjado y unos 110 días más para llegar a verde.

Esto podría retrasar el tema de reabrir la economía, lo cual traería consigo más daños. Por lo que sugiere salir a la vida a “producir”, pero eso sí, salir con mucha responsabilidad.

“El virus está afuera, sigue ahí”, dice Méndez. Debemos aislar y atender a los contagiados, así como cuidar a la población vulnerable.

Se debe trabajar para que la población tome conciencia de la enfermedad. La única manera de evitar el contagio es cuando exista la vacuna, mientras tanto se deben extremar medidas, para que la situación no “se nos escape de las manos”.

Las lecciones aprendidas

Méndez considera que tal vez este confinamiento logró postergar la curva, evitó que tuviéramos un pico más alto que llevara al colapso en los hospitales. Sin embargo, tampoco se puede creer que postergando abrir, se van a evitar más contagios.

“Ahorita tenemos que aceptar que tenemos que salir, tenemos que producir, pero tenemos que ser cautos porque si salimos sin ningún tipo de cuidado, corremos el riesgo de perder lo poco que se ha logrado y esto podría llevar a un repunte terrible”, concluye.

  • Te puede interesar:

El semáforo debería medir la mortalidad y disponibilidad de camas, señala experto

Ana González
21 de julio, 2020

A pocos días que el gobierno implemente el semáforo que definirá cuándo reabrir o cerrar las actividades en todo el país, expertos que siguen de cerca la evolución de la pandemia en Guatemala, tienen dudas acerca de su funcionalidad e implementación.

El ingeniero químico con un doctorado en finanzas, Carlos Méndez, se ha dedicado a analizar los datos que maneja el Ministerio de Salud. No menosprecia la idea de contar con un sistema de alerta sanitaria, pero sí considera que debió tomarse en cuenta variables más sencillas.

“A veces los sistemas demasiados sofisticados, en términos de parámetros, límites y data que se requiere, no son favorables”, considera Méndez, quien es docente de la Universidad Francisco Marroquín.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Este tipo de sistemas deben ser fáciles de comprender para que la población los entienda. A su criterio, debió tener dos variables:

  • Mortalidad: No es difícil que un alcalde lleve el conteo de fallecidos. No es fácil de manipular ese tipo de información.
  • Hospitalización: Definir cuántas camas vacías hay en los centros de salud de la localidad.

El experto considera que al querer incluir contagiados, análisis y otros factores, se corre el riesgo que la información no se traslade. Esto puede causar un objetivo adverso: que las personas no crean en la información que se les está dando y opten por no respetar las medidas.

“¿Qué va a pasar si hay desórdenes sociales, y las personas decidan que no quieren hacer caso? ¿Qué va a pasar si la criminalidad aumenta?”, cuestiona Méndez.

La idea del semáforo se ha aplicado en otros países, por ello no sorprende que Guatemala siga los mismos pasos. El gobierno informó que el sistema definirá la apertura o el cierre de municipios. Todo dependerá del número de casos que registre por cada 100 mil habitantes. El semáforo estará definido por cuatro colores: rojo, anaranjado, amarillo y verde.

  • Deberías leer:

Departamento de Guatemala lejos de abrir con el semáforo actual

Méndez considera que si el sistema se aplica tal cual, el departamento de Guatemala tomaría, luego de alcanzar el pico, unos 40 días más para llegar a anaranjado y unos 110 días más para llegar a verde.

Esto podría retrasar el tema de reabrir la economía, lo cual traería consigo más daños. Por lo que sugiere salir a la vida a “producir”, pero eso sí, salir con mucha responsabilidad.

“El virus está afuera, sigue ahí”, dice Méndez. Debemos aislar y atender a los contagiados, así como cuidar a la población vulnerable.

Se debe trabajar para que la población tome conciencia de la enfermedad. La única manera de evitar el contagio es cuando exista la vacuna, mientras tanto se deben extremar medidas, para que la situación no “se nos escape de las manos”.

Las lecciones aprendidas

Méndez considera que tal vez este confinamiento logró postergar la curva, evitó que tuviéramos un pico más alto que llevara al colapso en los hospitales. Sin embargo, tampoco se puede creer que postergando abrir, se van a evitar más contagios.

“Ahorita tenemos que aceptar que tenemos que salir, tenemos que producir, pero tenemos que ser cautos porque si salimos sin ningún tipo de cuidado, corremos el riesgo de perder lo poco que se ha logrado y esto podría llevar a un repunte terrible”, concluye.

  • Te puede interesar: