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Diego Pulido presenta sus memorias para contar la huella que deja un banquero

Luis Gonzalez
04 de septiembre, 2020

Diego Pulido Aragón llegó al Banco Industrial (BI) cuando la institución apenas tenía cinco años. El economista de 28 años de edad incursionó en un mundo que ya conocía, pues en su curriculum vitae destacaban siete años de experiencia en otro banco.

Del BI salió 47 años después, el 29 de diciembre de 2019, dejando toda una vida al servicio de la empresa financiera más importante de Guatemala. Las casi cinco décadas en la institución dejaron huella y marcaron la vida de centenares de personas que trabajaron a su lado, recibieron algún apoyo del banco o simplemente lo escucharon hablar.

Cuando se escucha a Pulido pareciera que no se está oyendo a un banquero, sino a un gerente de recursos humanos. Su énfasis son las personas. Al preguntarle cuál es su consejo para los jóvenes, de inmediato responde: “Que estudien, que se preparen”.

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En el libro que habla de su vida personal y profesional, “Mis Huellas. Memorias de un banquero”, Pulido se dedica a relatar hechos que las personas pueden tomar para ser felices y desempeñar mejor su trabajo.

De hecho, a los gerentes y directores de empresas (no habla solo a ejecutivos de bancos), les sugiere leer el libro acompañados de su esposa.

Para Pulido el éxito en la vida es ser felices, buscar la felicidad en medio de los triunfos profesionales y la armonía familiar.

A los gerentes y directores, así como a todos los que dirigen grupos, el reto que les pone es lograr que las personas se sientan contentas de laborar a su lado. Les pide que conozcan a su personal.

Con esa filosofía, Pulido considera que la pandemia ha dejado algo positivo. Muchos dueños y gerentes conocieron cómo están sus empresas por dentro.

Además, la emergencia mundial lo llevó a confirmar una de sus frases preferidas: “Tus éxitos pasados no garantizan tus éxitos futuros”.

El libro “Mis Huellas. Memorias de un banquero” ya está a la venta en las principales librerías del país. Hay dos presentaciones: pasta suave Q195 y pasta dura Q295. Será presentado de manera virtual el viernes 11 de septiembre a las 18:30 horas por Sophos. Será comentado por Diego Pulido y por el escritor Francisco Pérez de Antón. La moderadora será la periodista Paola Hurtado, quen editó el libro.

Los nuevos retos de Pulido

Curiosamente, Diego Pulido dice que no es un empresario, pero su trabajo en el banco influyó para desarrollar el sector empresarial de Guatemala.

Con tono jovial y optimista, comenta que está involucrado en nuevos retos, ahora sí, como empresario. Asesora a empresas, pero vuelve a su pasión: capacitar a las personas.

La educación es el pilar de su vida. Se graduó de economista en la Universidad Rafael Landívar y cursó una maestría en Administración de Empresas con especialidad en finanzas en el INCAE.

Aunque tiene una vida de éxitos como pocos profesionales, a los jóvenes los invita a tener confianza en ellos y a esforzarse por ser felices y estar pendiente de los cambios. Es más, les pide hacer los cambios y la diferencia en lo que hacen.

Señala que uno de sus secretos al frente del Banco Industrial fue la innovación. Ver qué no hace la competencia y prestar ese servicio. Considera que tratar de ver y entender el futuro es clave en las empresas.

Hoy, a sus 75 años, lejos del merecido retiro, Pulido sigue pensando y promoviendo proyectos nuevos. Considera que el mundo inicia una década de cambios tecnológicos como nunca se han registrado en la historia y solo sobrevivirán las empresas que se ajusten a las nuevas exigencias.

La tristeza no está en sus planes

Al dejar el banco le preguntaron si estaba triste.”No estoy triste ni extraño al banco”, fue su respuesta. “El pasado solo sirve para sentir satisfacción. No me ata nada al pasado”, indica.

De su vida no tiene ningún reclamo. “No cambiaría nada, he sido muy feliz, me costó mucho, fue un milagro para mi estudiar”. No olvida el consejo que le dio uno de sus profesores. “Dios te ha bendecido y te ayudó a graduarte, ahora ayuda a otros”.

Esa misión Pulido la tomó en serio. Durante 40 años ha sido socio del Club Rotario Guatemala Sur y por medio de la Fundación Ramiro Castillo Love, promovió la educación en 500 mil guatemaltecos.

Pero también cree de manera decidida en el deporte, sobre todo en el movimiento olímpico que apoyó mediante la Fundación Olímpica y la Fundación Amigos del Deporte Olímpico.

En 2018 el Comité Olímpico Internacional le entregó la medalla Pierre de Coubertin. Fue el primer latinoamericano en recibir el galardón.

La vida de Pulido está llena de reconocimientos de instituciones educativas, gremiales y periodísticas por su aporte a la educación, el deporte y el arte.

Quien es uno de los gerentes más exitosos y conocidos dentro y fuera del país, cierra un ciclo que empezó en 1966. El libro que contiene sus memorias lo mantuvo más ocupado que de costumbre, durante un año.

Pulido deja un huella imborrable. Sigue creyendo que el país tiene una gran deuda en temas de desnutrición, infraestructura, vivienda y carreteras.

El país cuenta con los recursos económicos y humanos para afrontar estos retos. “Tenemos que cambiar para lograr resultados diferentes”, enfatiza Pulido, quien disfruta el momento de ver una obra más concluida, el libro que retrata la historia del esposo, padre, amigo, gerente y banquero.

Diego Pulido presenta sus memorias para contar la huella que deja un banquero

Luis Gonzalez
04 de septiembre, 2020

Diego Pulido Aragón llegó al Banco Industrial (BI) cuando la institución apenas tenía cinco años. El economista de 28 años de edad incursionó en un mundo que ya conocía, pues en su curriculum vitae destacaban siete años de experiencia en otro banco.

Del BI salió 47 años después, el 29 de diciembre de 2019, dejando toda una vida al servicio de la empresa financiera más importante de Guatemala. Las casi cinco décadas en la institución dejaron huella y marcaron la vida de centenares de personas que trabajaron a su lado, recibieron algún apoyo del banco o simplemente lo escucharon hablar.

Cuando se escucha a Pulido pareciera que no se está oyendo a un banquero, sino a un gerente de recursos humanos. Su énfasis son las personas. Al preguntarle cuál es su consejo para los jóvenes, de inmediato responde: “Que estudien, que se preparen”.

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En el libro que habla de su vida personal y profesional, “Mis Huellas. Memorias de un banquero”, Pulido se dedica a relatar hechos que las personas pueden tomar para ser felices y desempeñar mejor su trabajo.

De hecho, a los gerentes y directores de empresas (no habla solo a ejecutivos de bancos), les sugiere leer el libro acompañados de su esposa.

Para Pulido el éxito en la vida es ser felices, buscar la felicidad en medio de los triunfos profesionales y la armonía familiar.

A los gerentes y directores, así como a todos los que dirigen grupos, el reto que les pone es lograr que las personas se sientan contentas de laborar a su lado. Les pide que conozcan a su personal.

Con esa filosofía, Pulido considera que la pandemia ha dejado algo positivo. Muchos dueños y gerentes conocieron cómo están sus empresas por dentro.

Además, la emergencia mundial lo llevó a confirmar una de sus frases preferidas: “Tus éxitos pasados no garantizan tus éxitos futuros”.

El libro “Mis Huellas. Memorias de un banquero” ya está a la venta en las principales librerías del país. Hay dos presentaciones: pasta suave Q195 y pasta dura Q295. Será presentado de manera virtual el viernes 11 de septiembre a las 18:30 horas por Sophos. Será comentado por Diego Pulido y por el escritor Francisco Pérez de Antón. La moderadora será la periodista Paola Hurtado, quen editó el libro.

Los nuevos retos de Pulido

Curiosamente, Diego Pulido dice que no es un empresario, pero su trabajo en el banco influyó para desarrollar el sector empresarial de Guatemala.

Con tono jovial y optimista, comenta que está involucrado en nuevos retos, ahora sí, como empresario. Asesora a empresas, pero vuelve a su pasión: capacitar a las personas.

La educación es el pilar de su vida. Se graduó de economista en la Universidad Rafael Landívar y cursó una maestría en Administración de Empresas con especialidad en finanzas en el INCAE.

Aunque tiene una vida de éxitos como pocos profesionales, a los jóvenes los invita a tener confianza en ellos y a esforzarse por ser felices y estar pendiente de los cambios. Es más, les pide hacer los cambios y la diferencia en lo que hacen.

Señala que uno de sus secretos al frente del Banco Industrial fue la innovación. Ver qué no hace la competencia y prestar ese servicio. Considera que tratar de ver y entender el futuro es clave en las empresas.

Hoy, a sus 75 años, lejos del merecido retiro, Pulido sigue pensando y promoviendo proyectos nuevos. Considera que el mundo inicia una década de cambios tecnológicos como nunca se han registrado en la historia y solo sobrevivirán las empresas que se ajusten a las nuevas exigencias.

La tristeza no está en sus planes

Al dejar el banco le preguntaron si estaba triste.”No estoy triste ni extraño al banco”, fue su respuesta. “El pasado solo sirve para sentir satisfacción. No me ata nada al pasado”, indica.

De su vida no tiene ningún reclamo. “No cambiaría nada, he sido muy feliz, me costó mucho, fue un milagro para mi estudiar”. No olvida el consejo que le dio uno de sus profesores. “Dios te ha bendecido y te ayudó a graduarte, ahora ayuda a otros”.

Esa misión Pulido la tomó en serio. Durante 40 años ha sido socio del Club Rotario Guatemala Sur y por medio de la Fundación Ramiro Castillo Love, promovió la educación en 500 mil guatemaltecos.

Pero también cree de manera decidida en el deporte, sobre todo en el movimiento olímpico que apoyó mediante la Fundación Olímpica y la Fundación Amigos del Deporte Olímpico.

En 2018 el Comité Olímpico Internacional le entregó la medalla Pierre de Coubertin. Fue el primer latinoamericano en recibir el galardón.

La vida de Pulido está llena de reconocimientos de instituciones educativas, gremiales y periodísticas por su aporte a la educación, el deporte y el arte.

Quien es uno de los gerentes más exitosos y conocidos dentro y fuera del país, cierra un ciclo que empezó en 1966. El libro que contiene sus memorias lo mantuvo más ocupado que de costumbre, durante un año.

Pulido deja un huella imborrable. Sigue creyendo que el país tiene una gran deuda en temas de desnutrición, infraestructura, vivienda y carreteras.

El país cuenta con los recursos económicos y humanos para afrontar estos retos. “Tenemos que cambiar para lograr resultados diferentes”, enfatiza Pulido, quien disfruta el momento de ver una obra más concluida, el libro que retrata la historia del esposo, padre, amigo, gerente y banquero.