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¿Y la reactivación económica?

Salvador Paiz
24 de septiembre, 2020

Los efectos de una pandemia van mucho más allá que un tema de salud. Las pandemias matan por tres vías. Primero, al abrumar el sistema inmunológico del paciente, segundo, al abrumar la red hospitalaria y, tercero, al abrumar la economía familiar. Ciertamente, el estado de la economía es algo que a muchos nos preocupa pues la economía familiar ha sido afectada de manera dramática. Pero, como país, ¿tenemos un plan y las capacidades para lograr la reactivación económica que tanto necesitamos?

Las economías de los países son cíclicas. Se mueven según el período por el que estén atravesando, hay períodos de crecimiento y hay períodos de recesión. Las economías fluctúan por un sinfín de variables: inflación, tasa de cambio, demanda de exportación de productos, y muchas otras. Son muchos los factores que inciden sobre una economía. Sin embargo, en estos últimos meses se dio un “Cisne Negro”, un evento extremo y altamente improbable. 

Hemos sido testigos de un fenómeno atípico e impredecible. Un shock exógeno que vino a irrumpir ese comportamiento “normal” que traíamos. Y, es importante subrayar un factor destacado: el hecho sucede a nivel global con una correlación temporal casi perfecta entre países. Está de más decir que las economías normalmente no se comportan así. El actual fenómeno se sale absolutamente de todos los parámetros y, por esa razón, necesitamos un plan de reactivación económica bien fundamentado y que aborde los elementos atípicos del actual fenómeno. Nuestra economía no resucitará de la noche a la mañana. Sin una intervención deliberada, no vamos a lograr a regresar a los niveles pre-crisis, mucho menos tener un crecimiento en la etapa post-crisis.  

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Existen elementos que sugieren que nuestra recuperación no será tan acelerada. Por ejemplo, el Índice Económico Semanal de la UVG oscilaba entre 2.5 por ciento y 5 por ciento antes de la pandemia. Tras la crisis, este cayó a -15 por ciento y ahora se ubica en -4.17 por ciento, mes y medio después de la reapertura. Pareciera que la recuperación no está yendo tan rápido como quisiéramos. Desafortunadamente, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) no reporta cifras mensuales. Sin embargo, un cuadro interino de enero a julio nos indica que 6 por ciento de las empresas y 17 por ciento de los afiliados dejaron de aportar. No sabemos a ciencia cierta la tasa de fatalidad real de las empresas en la pandemia, pero los datos preliminares apuntan hacia una cantidad importante de empresas fallecidas. Esto no se recupera de un día a otro. Vamos a requerir una estrategia de reactivación mucho más deliberada y contundente. 

Justo hace unos días, autoridades de nuestro gobierno presentaron un plan para enfrentar los retos en materia económica. Reconozco el esfuerzo que nuestras autoridades pusieron para elaborar este plan inicial, pero, no es suficiente. Gran parte del plan depende de la aprobación de ciertas iniciativas de ley, lo cual no está bajo el control del Organismo Ejecutivo. De manera preocupante, brilla por su ausencia la iniciativa 5431 de infraestructura vial, pieza fundamental en esta reactivación. 

Nuestra reactivación económica dependerá de las decisiones que tome nuestro Congreso y el apoyo que nuestros diputados le den a tales iniciativas de ley. Dependerá entonces de la presión que los ciudadanos podamos hacer para que nuestros representantes perciban el grado de urgencia con que se requiere reactivar nuestra economía. ¿Qué leyes podrían contribuir a la reactivación económica? Una es la ley de trabajo a tiempo parcial, iniciativa 5477. Esta iniciativa cumpliría con el mandato del convenio 175 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual hemos incumplido desde hace décadas. Otra importante iniciativa es la ley de leasing, iniciativa 4896. Esta impulsaría el acceso a crédito y a nuevas modalidades para adquirir maquinaria post-pandemia. La ley de zonas francas, iniciativa 5174, también implicaría atracción de inversión y generación de empleo. Esta iniciativa tiene como objetivo enmendar las limitaciones que quedaron establecidas en la norma actual y protegerá las inversiones generadoras de empleo. Y, finalmente, la ley de infraestructura vial, iniciativa 5431. Esta ley tiene como meta la construcción de 40 mil kilómetros nuevos de infraestructura vial en los próximos 20 años, lo cual generaría empleo para miles de personas, a la vez que reduciría los costos de transporte de mercaderías al conectar nuestro país. 

Necesitamos un esfuerzo deliberado y contundente para reactivar la economía. Necesitamos priorizar las acciones que mayor impacto van a generar. Y necesitamos cambiar nuestros comportamientos para dejar atrás el miedo, aunque no así las precauciones, y decidir apoyar esa reactivación económica con nuestros comportamientos. En ese sentido, quiero proponerles algo. Acerquémonos a nuestros diputados. Atrevámonos a hablarles sobre estos importantes proyectos de reactivación económica. Expliquémosles que ya no podemos esperar más. Nuestros diputados deben hacerle honor a su importante función. Ellos deben representarnos y actuar con sentido de urgencia, por el bien del país, por el bien de todos nosotros. Velemos por nuestra reactivación económica. 
www.salvadorpaiz.com

¿Y la reactivación económica?

Salvador Paiz
24 de septiembre, 2020

Los efectos de una pandemia van mucho más allá que un tema de salud. Las pandemias matan por tres vías. Primero, al abrumar el sistema inmunológico del paciente, segundo, al abrumar la red hospitalaria y, tercero, al abrumar la economía familiar. Ciertamente, el estado de la economía es algo que a muchos nos preocupa pues la economía familiar ha sido afectada de manera dramática. Pero, como país, ¿tenemos un plan y las capacidades para lograr la reactivación económica que tanto necesitamos?

Las economías de los países son cíclicas. Se mueven según el período por el que estén atravesando, hay períodos de crecimiento y hay períodos de recesión. Las economías fluctúan por un sinfín de variables: inflación, tasa de cambio, demanda de exportación de productos, y muchas otras. Son muchos los factores que inciden sobre una economía. Sin embargo, en estos últimos meses se dio un “Cisne Negro”, un evento extremo y altamente improbable. 

Hemos sido testigos de un fenómeno atípico e impredecible. Un shock exógeno que vino a irrumpir ese comportamiento “normal” que traíamos. Y, es importante subrayar un factor destacado: el hecho sucede a nivel global con una correlación temporal casi perfecta entre países. Está de más decir que las economías normalmente no se comportan así. El actual fenómeno se sale absolutamente de todos los parámetros y, por esa razón, necesitamos un plan de reactivación económica bien fundamentado y que aborde los elementos atípicos del actual fenómeno. Nuestra economía no resucitará de la noche a la mañana. Sin una intervención deliberada, no vamos a lograr a regresar a los niveles pre-crisis, mucho menos tener un crecimiento en la etapa post-crisis.  

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Existen elementos que sugieren que nuestra recuperación no será tan acelerada. Por ejemplo, el Índice Económico Semanal de la UVG oscilaba entre 2.5 por ciento y 5 por ciento antes de la pandemia. Tras la crisis, este cayó a -15 por ciento y ahora se ubica en -4.17 por ciento, mes y medio después de la reapertura. Pareciera que la recuperación no está yendo tan rápido como quisiéramos. Desafortunadamente, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) no reporta cifras mensuales. Sin embargo, un cuadro interino de enero a julio nos indica que 6 por ciento de las empresas y 17 por ciento de los afiliados dejaron de aportar. No sabemos a ciencia cierta la tasa de fatalidad real de las empresas en la pandemia, pero los datos preliminares apuntan hacia una cantidad importante de empresas fallecidas. Esto no se recupera de un día a otro. Vamos a requerir una estrategia de reactivación mucho más deliberada y contundente. 

Justo hace unos días, autoridades de nuestro gobierno presentaron un plan para enfrentar los retos en materia económica. Reconozco el esfuerzo que nuestras autoridades pusieron para elaborar este plan inicial, pero, no es suficiente. Gran parte del plan depende de la aprobación de ciertas iniciativas de ley, lo cual no está bajo el control del Organismo Ejecutivo. De manera preocupante, brilla por su ausencia la iniciativa 5431 de infraestructura vial, pieza fundamental en esta reactivación. 

Nuestra reactivación económica dependerá de las decisiones que tome nuestro Congreso y el apoyo que nuestros diputados le den a tales iniciativas de ley. Dependerá entonces de la presión que los ciudadanos podamos hacer para que nuestros representantes perciban el grado de urgencia con que se requiere reactivar nuestra economía. ¿Qué leyes podrían contribuir a la reactivación económica? Una es la ley de trabajo a tiempo parcial, iniciativa 5477. Esta iniciativa cumpliría con el mandato del convenio 175 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual hemos incumplido desde hace décadas. Otra importante iniciativa es la ley de leasing, iniciativa 4896. Esta impulsaría el acceso a crédito y a nuevas modalidades para adquirir maquinaria post-pandemia. La ley de zonas francas, iniciativa 5174, también implicaría atracción de inversión y generación de empleo. Esta iniciativa tiene como objetivo enmendar las limitaciones que quedaron establecidas en la norma actual y protegerá las inversiones generadoras de empleo. Y, finalmente, la ley de infraestructura vial, iniciativa 5431. Esta ley tiene como meta la construcción de 40 mil kilómetros nuevos de infraestructura vial en los próximos 20 años, lo cual generaría empleo para miles de personas, a la vez que reduciría los costos de transporte de mercaderías al conectar nuestro país. 

Necesitamos un esfuerzo deliberado y contundente para reactivar la economía. Necesitamos priorizar las acciones que mayor impacto van a generar. Y necesitamos cambiar nuestros comportamientos para dejar atrás el miedo, aunque no así las precauciones, y decidir apoyar esa reactivación económica con nuestros comportamientos. En ese sentido, quiero proponerles algo. Acerquémonos a nuestros diputados. Atrevámonos a hablarles sobre estos importantes proyectos de reactivación económica. Expliquémosles que ya no podemos esperar más. Nuestros diputados deben hacerle honor a su importante función. Ellos deben representarnos y actuar con sentido de urgencia, por el bien del país, por el bien de todos nosotros. Velemos por nuestra reactivación económica. 
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