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Lecciones del cierre de Nómada y la renovación de elPeriódico

Juan Diego Godoy
16 de octubre, 2020

Que el periodismo independiente, libre y veraz sostiene una sociedad democrática, justa y digna no está en duda. O no debería estarlo. El periodismo no es el cuarto poder ni el contra poder,  porque el periodismo no busca poder, sino que examina al poder. ¡El periodismo es un servicio que respira, late y trasciende con el progreso de los pueblos a los que sirve!

Lo que ha ocurrido esta semana amerita que pausemos el frenesí del día a día y nos detengamos a reflexionar. El cierre del periódico digital de izquierdas, Nómada y la renovación digital que ha hecho uno de los medios insignia de el país, elPeriódico, nos competen a todos porque, como señalaba antes, es periodismo y el periodismo nos conviene a todos. 

Nómada ha dicho adiós. Nació el 7 de agosto de 2014 y, aunque oficialmente cerró sus puertas el 15 de octubre de 2020, en realidad comenzó a morirse en diciembre de 2019, cuando comenzaron las denuncias por supuesto abuso sexual contra varias mujeres por parte de su fundador, Martín Rodríguez. El caso, que aún no se ha esclarecido del todo, fue el principio del fin. ¿Y por qué no lo sería? De comprobarse los alegatos de las supuestas víctimas, estaríamos ante un depredador sexual y ante la hipocresía más grande: un medio que se denominaba feminista y que luchaba por las mujeres pero que tenía como director a un abusador. Esto, sin embargo y como he expuesto, no ha sido comprobado por un tribunal pero debería aclararse cuanto antes. El segundo golpe letal para este medio fue la fuga de algunos de sus mejores periodistas, que hace tan solo unos meses salieron uno detrás del otro, como quien abandona un barco que se hunde cuando se ha dado cuenta que no es más que un trozo de metal sucumbiendo ante el mar, que nada perdona. La partida de los periodistas de este medio nos da una gran lección: un periódico no es un periódico sin sus periodistas. Nada vale un nombre sin un apellido. Nada vale el periodismo sin personal profesional y comprometido para sacarlo adelante. Los medios mueren sin periodistas de verdad. Y así murió Nómada. El cierre de un medio será, independientemente de posturas y líneas editoriales, una tragedia para la sociedad. 

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Esto nos lleva a otro caso, menos trágico pero si interesante. La renovación que ha hecho elPeriódico. El abandono del papel y la apuesta por la digitalización. El Periódico ha sido uno de los medios insignia de Guatemala, plataforma clave para la caída del dúo más corrupto de la era democrática de Guatemala, Otto Pérez y Roxanna Baldetti. Es uno de los pocos medios de comunicación que conoce y respeta la figura de un editorial serio y diario. Es de los pocos que reúne un grupo de columnistas cuya diversidad de pensamientos y temáticas genera valor. La sección de Investigación de este medio es de los pocos rincones de reporterismo de datos, profundo y valiente que tanto se necesita en un país como Guatemala, junto con Plaza Pública —y en contadas ocasiones La Hora y Prensa Libre. No es un medio perfecto, porque ninguno lo es. Todavía carga con elPeladero, una sección que es la antítesis del periodismo y que nutre el chismorreo irresponsable bajo un anonimato cobarde. Además, en términos digitales, todavía está a años luz del ideal digital; pero ya llegarán a sus oficinas periodistas de la nueva generación. Eso espero. 

Así, Nómada y elPeriódico nos enseñan muchas cosas. Primero, que un medio no es su director y que nadie debería ser irremplazable en un periódico. Segundo, que una gran parte del medio sí que son sus periodistas y que por eso es importante dignificar la profesión con mejores salarios y con una sociedad que exija periodistas serios y profesionales. Tercero, que la revolución digital no ha llegado sino que ya está aquí y que el periodismo guatemalteco llega tarde a la fiesta. Y cuarto, que debemos repetir esta verdad y tatuarla en nuestras mentes: sin libertad no hay periodismo, sin periodismo no hay democracia y viceversa. ¡Larga vida a la prensa! 

@jdgodoyes / Únete al chat para recibir la columna semanal y el Informe Godoy aquí:https://chat.whatsapp.com/L19b5HubJvhGgtnUfWvHsP

Lecciones del cierre de Nómada y la renovación de elPeriódico

Juan Diego Godoy
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Que el periodismo independiente, libre y veraz sostiene una sociedad democrática, justa y digna no está en duda. O no debería estarlo. El periodismo no es el cuarto poder ni el contra poder,  porque el periodismo no busca poder, sino que examina al poder. ¡El periodismo es un servicio que respira, late y trasciende con el progreso de los pueblos a los que sirve!

Lo que ha ocurrido esta semana amerita que pausemos el frenesí del día a día y nos detengamos a reflexionar. El cierre del periódico digital de izquierdas, Nómada y la renovación digital que ha hecho uno de los medios insignia de el país, elPeriódico, nos competen a todos porque, como señalaba antes, es periodismo y el periodismo nos conviene a todos. 

Nómada ha dicho adiós. Nació el 7 de agosto de 2014 y, aunque oficialmente cerró sus puertas el 15 de octubre de 2020, en realidad comenzó a morirse en diciembre de 2019, cuando comenzaron las denuncias por supuesto abuso sexual contra varias mujeres por parte de su fundador, Martín Rodríguez. El caso, que aún no se ha esclarecido del todo, fue el principio del fin. ¿Y por qué no lo sería? De comprobarse los alegatos de las supuestas víctimas, estaríamos ante un depredador sexual y ante la hipocresía más grande: un medio que se denominaba feminista y que luchaba por las mujeres pero que tenía como director a un abusador. Esto, sin embargo y como he expuesto, no ha sido comprobado por un tribunal pero debería aclararse cuanto antes. El segundo golpe letal para este medio fue la fuga de algunos de sus mejores periodistas, que hace tan solo unos meses salieron uno detrás del otro, como quien abandona un barco que se hunde cuando se ha dado cuenta que no es más que un trozo de metal sucumbiendo ante el mar, que nada perdona. La partida de los periodistas de este medio nos da una gran lección: un periódico no es un periódico sin sus periodistas. Nada vale un nombre sin un apellido. Nada vale el periodismo sin personal profesional y comprometido para sacarlo adelante. Los medios mueren sin periodistas de verdad. Y así murió Nómada. El cierre de un medio será, independientemente de posturas y líneas editoriales, una tragedia para la sociedad. 

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Esto nos lleva a otro caso, menos trágico pero si interesante. La renovación que ha hecho elPeriódico. El abandono del papel y la apuesta por la digitalización. El Periódico ha sido uno de los medios insignia de Guatemala, plataforma clave para la caída del dúo más corrupto de la era democrática de Guatemala, Otto Pérez y Roxanna Baldetti. Es uno de los pocos medios de comunicación que conoce y respeta la figura de un editorial serio y diario. Es de los pocos que reúne un grupo de columnistas cuya diversidad de pensamientos y temáticas genera valor. La sección de Investigación de este medio es de los pocos rincones de reporterismo de datos, profundo y valiente que tanto se necesita en un país como Guatemala, junto con Plaza Pública —y en contadas ocasiones La Hora y Prensa Libre. No es un medio perfecto, porque ninguno lo es. Todavía carga con elPeladero, una sección que es la antítesis del periodismo y que nutre el chismorreo irresponsable bajo un anonimato cobarde. Además, en términos digitales, todavía está a años luz del ideal digital; pero ya llegarán a sus oficinas periodistas de la nueva generación. Eso espero. 

Así, Nómada y elPeriódico nos enseñan muchas cosas. Primero, que un medio no es su director y que nadie debería ser irremplazable en un periódico. Segundo, que una gran parte del medio sí que son sus periodistas y que por eso es importante dignificar la profesión con mejores salarios y con una sociedad que exija periodistas serios y profesionales. Tercero, que la revolución digital no ha llegado sino que ya está aquí y que el periodismo guatemalteco llega tarde a la fiesta. Y cuarto, que debemos repetir esta verdad y tatuarla en nuestras mentes: sin libertad no hay periodismo, sin periodismo no hay democracia y viceversa. ¡Larga vida a la prensa! 

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