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Un fin de año complicado para la ciudadanía guatemalteca

Antonio Melgar
26 de noviembre, 2020

Guatemala enfrenta retos difíciles en este fin de año, porque además de la pandemia nos enfrentamos a los estragos de fenómenos climáticos como ETA y ahora por último IOTA, por lo que podemos decir que nos llueve sobre mojado. 

Estas condiciones son situaciones que están fuera del control de nosotros y de las que sólo nos queda observar el desenvolvimiento y tratar de mitigar los desastres que puedan quedar y que sin lugar a dudas deja una huella profunda en la economía nacional.

Pero además de esos eventos que no son controlados por nosotros nos encontramos también en situaciones socio-políticas que afectan el desenvolvimiento de la sociedad; es decir, situaciones que son provocadas por nuestros gobernantes, en donde son visibles los daños que a largo y mediano plazo causarán impactos de gran importancia y que nos dejarán situaciones delicadas.

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El presupuesto general de la nación y su aprobación lejos de ser una propuesta técnica, que así tendría que ser, nos deja a los guatemaltecos un sabor de boca un muy amargo, por la forma en que se aprueba una situación que no es común.

Por ejemplo, vimos a los congresistas ahora sesionando en horas de la noche y la madrugada, cosa que crea suspicacia para los guatemaltecos que están cansados de la falta de transparencia. 

Hay que tener en cuenta que el presupuesto es necesario y sobre todo debe contar con un análisis técnico, mismo que debe ser sometido a discusiones que den como resultado un presupuesto que ayude y apoye en las necesidades más grandes que tiene nuestro país, seguridad alimentaria y nutricional, salud, educación, seguridad y ahora con estos desastres se tiene que tomar en consideración la infraestructura que tendrá que ser prioridad en los departamentos que más han sido afectados.

La aprobación del presupuesto es una realidad de 99 mil 770 millones de quetzales, en el que se incluyen dos préstamos uno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).

La distribución de este presupuesto no sólo debe ser dado sin ninguna responsabilidad sino también es obligación hacer una auditoria social y ser críticos en el gasto público.

Guatemala sigue enfrentando grandes retos y problemas que se hacen evidentes en el día a día de cada uno de nosotros.

Por eso digo que es necesario que exijamos como sociedad a quienes nos gobiernan a que sean transparentes en el gasto público y más que eso, que sean efectivos en que ese gasto llegue a las verdaderas necesidades del país y que no sean más un foco de corrupción que lamentablemente es un cáncer que no se ha podido extirpar.

Como ciudadanos tenemos que ser consecuentes con las exigencias y debemos no solo ser observadores sino además fiscalizadores de ese gasto y más ahora que nos enfrentamos tanto a una pandemia como la COVID 19 y los desastres naturales que han pasado por el país y que han dejado más hambre y pobreza en los más vulnerables.

Un fin de año complicado para la ciudadanía guatemalteca

Antonio Melgar
26 de noviembre, 2020

Guatemala enfrenta retos difíciles en este fin de año, porque además de la pandemia nos enfrentamos a los estragos de fenómenos climáticos como ETA y ahora por último IOTA, por lo que podemos decir que nos llueve sobre mojado. 

Estas condiciones son situaciones que están fuera del control de nosotros y de las que sólo nos queda observar el desenvolvimiento y tratar de mitigar los desastres que puedan quedar y que sin lugar a dudas deja una huella profunda en la economía nacional.

Pero además de esos eventos que no son controlados por nosotros nos encontramos también en situaciones socio-políticas que afectan el desenvolvimiento de la sociedad; es decir, situaciones que son provocadas por nuestros gobernantes, en donde son visibles los daños que a largo y mediano plazo causarán impactos de gran importancia y que nos dejarán situaciones delicadas.

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El presupuesto general de la nación y su aprobación lejos de ser una propuesta técnica, que así tendría que ser, nos deja a los guatemaltecos un sabor de boca un muy amargo, por la forma en que se aprueba una situación que no es común.

Por ejemplo, vimos a los congresistas ahora sesionando en horas de la noche y la madrugada, cosa que crea suspicacia para los guatemaltecos que están cansados de la falta de transparencia. 

Hay que tener en cuenta que el presupuesto es necesario y sobre todo debe contar con un análisis técnico, mismo que debe ser sometido a discusiones que den como resultado un presupuesto que ayude y apoye en las necesidades más grandes que tiene nuestro país, seguridad alimentaria y nutricional, salud, educación, seguridad y ahora con estos desastres se tiene que tomar en consideración la infraestructura que tendrá que ser prioridad en los departamentos que más han sido afectados.

La aprobación del presupuesto es una realidad de 99 mil 770 millones de quetzales, en el que se incluyen dos préstamos uno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).

La distribución de este presupuesto no sólo debe ser dado sin ninguna responsabilidad sino también es obligación hacer una auditoria social y ser críticos en el gasto público.

Guatemala sigue enfrentando grandes retos y problemas que se hacen evidentes en el día a día de cada uno de nosotros.

Por eso digo que es necesario que exijamos como sociedad a quienes nos gobiernan a que sean transparentes en el gasto público y más que eso, que sean efectivos en que ese gasto llegue a las verdaderas necesidades del país y que no sean más un foco de corrupción que lamentablemente es un cáncer que no se ha podido extirpar.

Como ciudadanos tenemos que ser consecuentes con las exigencias y debemos no solo ser observadores sino además fiscalizadores de ese gasto y más ahora que nos enfrentamos tanto a una pandemia como la COVID 19 y los desastres naturales que han pasado por el país y que han dejado más hambre y pobreza en los más vulnerables.