Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Historias Urbanas | Corrido del renegado jutiapaneco

Invitado
07 de marzo, 2021

Corrido del renegado jutiapaneco. Esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar.

Heel turn, en el habla luchística de Estados Unidos, alude a ese instante en que un favorito del público se pasa al bando de los rudos para impacto del espectador, aumento del dinero recaudado en taquilla y alza de los niveles de audiencia televisiva.

El más recordado ocurrió el 7 de julio de 1996, al final del programa pague-por-ver Bash At The Beach, cuando Hulk Hogan se reveló como el tercer hombre de la facción armada por los outsiders Kevin Nash y Scott Hall —luego presentada como el New World Order— para apoderarse de la empresa World Championship Wrestling.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Aplicó su leg drop sobre el yaciente Randy Savage, aventó al árbitro Randy Anderson, se fundió en abrazos con Nash y Hall: «Hulk Hogan has betrayed wcw!».

Cientos de aficionados a la lucha libre guatemalteca vivieron algo similar la noche del 30 de junio de 1991 en el coliseo Nou Camp, zona 4 de la capital. Ocurrió cuando Astro de Oro y Rayo Láser formaron pareja para enfrentar a Skeletor, el máster de las rudezas (regresaba tras cinco semanas de inactividad a causa de la lesión que sufrió contra Astro de Oro), y el estadunidense Bobby Bold Eagle, presentado como auténtico jefe navajo, dispuesto a dar cuenta de todo carapálida que se le atravesara en su camino.

Skeletor lució sus pantalones camuflajeados: la función coincidió con la fecha establecida como el Día del Ejército.

Bobby Bold Eagle atrajo las miradas por su penacho de plumas y sus botas con flecos, acompañado por el luchador Tarahumara como asistente.

Sus oponentes gozaban del favor de la audiencia: Astro de Oro contaba con dos campañas en la Arena México y el Toreo de Cuatro Caminos. Llegó a ostentar dos cinturones de campeón mundial avalados por la Universal Wrestling Association.

Rayo Láser, nacido en Jutiapa, pasó del cartel intermedio de la Arena Internacional a constantes apariciones en las páginas de revista Lucha y en el programa de televisión que rotó por canales 5, 7 y 13. Astro de Oro sentía gran estima por Rayo Láser y lo definió como su mejor pareja sobre los encordados.

«Estoy seguro que Rayo Láser aún no ha desarrollado su máximo potencial aunque ya ha demostrado con hechos y no con palabras que —poco a poco— ha ido ocupando un lugar en el corazón de los aficionados», elogió ante el periodista Rafael Hernández Cabrera.

Todo el que asiste a las arenas sabe que la televisión no replica el ambiente creado por el público al involucrarse en los combates.

Si los rudos se escabullen entre los corredores, o caen cerca de los aficionados sentados en primeras filas, raro es el que no se resiste a la tentación de darles un empujón, bañarlos en agua gaseosa o aventarles las palomitas de maíz que compró para entretener el hambre.

Alientan a sus héroes, reclaman los errores del árbitro, se amontonan frente al cuadrilátero apenas termina la lucha de máscara contra máscara. En la pantalla chica todo se resume a los lances entre segunda y tercera cuerda, al llaveo a ras de lona y el feeling que sepan transmitir los narradores como Hugo Savinovich, Alfonso Morales o Enrique Bremermann.

Regresemos a la función estelar. La lucha entre Astro de Oro, Rayo Láser, Skeletor y Bobby Bold Eagle está empatada a una caída por bando.

Bobby Bold Eagle y Skeletor sujetan a Rayo Láser con tirantes a los brazos. El árbitro César Rivas apenas tiene control sobre los rudos. Astro de Oro se impacienta, no espera el relevo, entra al rescate del Rayo. Pero sus oponentes son astutos: se apartan, las patadas voladoras que les destinaban aciertan en el pecho del Rayo y lo saca del ring.

Astro de Oro queda a merced de sus contrincantes. Rayo Láser demora en recuperarse, la gente le pide que se apure, el Astro lo necesita. Todos pasan de la alegría a la incredulidad cuando el Rayo se une al castigo que recibe Astro de Oro.

«Rayo Láser atacó al enmascarado de oro con tanta saña, que le abrió una profunda herida en la frente. Entre los tres luchadores le dieron una descomunal paliza al ídolo nacional», escribió Hernández Cabrera.

Imaginemos la complacencia de los seguidores de los rudos, el enojo de los partidarios de Astro de Oro y el desconcierto de la mayoría.

También pensemos en las vendedoras del mercado de la Terminal que le dedicaron lo más selecto de su vocabulario al traidor. Nadie se esperaba que Rayo Láser se le volteara a Astro de Oro, ninguna señal alertó que se cocinaba el cambio de científico a rufián.

No era la primera vez que sucedía: el Arriero de San Juan y Texas Boy oscilaban entre su militancia como técnicos y su plena asimilación como rudos. El Diablo Rojo pasó de ángel travieso a ángel bueno durante una breve temporada. Pensaron que la cólera del Rayo sería temporal, pero se mantuvo firme en su macho.

Al comprar su ejemplar del número 1037 de revista Lucha, puesto a la venta el 3 de julio de 1991 —ese día se cumplieron los 20 años del fallecimiento de Jim Morrison, el cantante de The Doors—, el lector se encontró con las declaraciones que Rayo Láser espetó ante la grabadora de Hernández Cabrera.

Cuando le preguntó «¿por qué atacaste a Astro de Oro?», respondió: «Yo no lo ataqué. Yo sólo contraataqué porque él me atacó primero. Como es natural, reaccioné ante lo que consideré como un ataque injustificado».

Lo que sigue mereció filmarse a la manera de las entrevistas que supieron prodigar las estrellas de la Jim Crockett Promotions, la World Wrestling Federation y la Extreme Championship Wrestling.

Estamos dentro de los camerinos. Rayo Láser afloja las correas de su máscara para aliviar la presión que siente en el cráneo. Skeletor lo pasa felicitando por unirse a los rudos.

Hernández Cabrera se le acerca e intenta que recapacite, Astro de Oro se lo pidió, quiere que hagan las paces y vuelvan a unir fuerzas contra sus enemigos. Le asegura que su principal error fue cambiarse de bando. Pero el Rayo lo manda callar y le habla recio para que todo quede bien claro:

—”Rafa, estás errado. Si como luchador técnico llegué a descollar, como rudo iré aún más lejos. En verdad, no tengo el temperamento para ser un estilista. Recordate que soy jutiapaneco, vos mismo sos oriental y por lo tanto sabés de sobra que en oriente se encuentra la gente más agresiva de nuestro país. Al ver en retrospectiva, me doy cuenta que equivoqué mi verdadera vocación. Yo soy un rudo nato, ¡que no te quepa la menor duda! De hoy en adelante verás a un nuevo luchador… verás en acción a un luchador que no se detendrá ante nadie ni nada. En lo sucesivo, mis oponentes deben abstenerse de provocarme más allá de ciertos límites… deben abstenerse de desatar mi furia”.

Así terminó la carrera del Rayo Láser técnico y empezó el corrido del renegado jutiapaneco. Primero destacó por su caballerosidad, después azotó con escorpiones a sus rivales.

Cambió el diseño de su máscara para asemejarla al maquillaje de Gene Simmons, el bajista, patrón y mandamás del grupo Kiss.

Tras la implosión de Promociones Reyes Alonzo, donde debutó hacia 1988, se unió al elenco de la Arena Guatemala-México.

Fue campeón centroamericano y del Caribe de peso completo, destapó a cuantos lo retaron a lucha de apuestas.

Cierto día, dejó de figurar en cartelera. En sus últimos años padeció de los riñones y la muerte de su padre, notificada en redes sociales el 16 de marzo de 2020, lo sumergió en un hondo pesar.

Se supo que Rayo Láser recibió el último conteo de tres el 27 de febrero de 2021, a dieciocho días del cabo de año; leí su nombre en la esquela que anunció el lugar donde lo velarían. Me apresuré a borrar el dato: el Rayo se retiró con la incógnita y debe preservarse.

Fuentes:

Hernández Cabrera, Rafael, «Astro de Oro habla de sus mejores parejas nacionales», revista Lucha, no. 1035, Ciudad de Guatemala, 19 de junio de 1991

_________________________, «¡Insólito! Astro de Oro nuevamente traicionado en Coliseo Nou Camp», revista Lucha, no. 1037, Ciudad de Guatemala, 3 de julio de 1991

_________________________, «¡Inaudito! Rayo Láser traicionó a Astro de Oro y desertó al bando de los rudos. ¡El renegado jutiapaneco!», revista Lucha, no. 1037, Ciudad de Guatemala, 3 de julio de 1991

Historias Urbanas | Corrido del renegado jutiapaneco

Invitado
07 de marzo, 2021

Corrido del renegado jutiapaneco. Esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar.

Heel turn, en el habla luchística de Estados Unidos, alude a ese instante en que un favorito del público se pasa al bando de los rudos para impacto del espectador, aumento del dinero recaudado en taquilla y alza de los niveles de audiencia televisiva.

El más recordado ocurrió el 7 de julio de 1996, al final del programa pague-por-ver Bash At The Beach, cuando Hulk Hogan se reveló como el tercer hombre de la facción armada por los outsiders Kevin Nash y Scott Hall —luego presentada como el New World Order— para apoderarse de la empresa World Championship Wrestling.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Aplicó su leg drop sobre el yaciente Randy Savage, aventó al árbitro Randy Anderson, se fundió en abrazos con Nash y Hall: «Hulk Hogan has betrayed wcw!».

Cientos de aficionados a la lucha libre guatemalteca vivieron algo similar la noche del 30 de junio de 1991 en el coliseo Nou Camp, zona 4 de la capital. Ocurrió cuando Astro de Oro y Rayo Láser formaron pareja para enfrentar a Skeletor, el máster de las rudezas (regresaba tras cinco semanas de inactividad a causa de la lesión que sufrió contra Astro de Oro), y el estadunidense Bobby Bold Eagle, presentado como auténtico jefe navajo, dispuesto a dar cuenta de todo carapálida que se le atravesara en su camino.

Skeletor lució sus pantalones camuflajeados: la función coincidió con la fecha establecida como el Día del Ejército.

Bobby Bold Eagle atrajo las miradas por su penacho de plumas y sus botas con flecos, acompañado por el luchador Tarahumara como asistente.

Sus oponentes gozaban del favor de la audiencia: Astro de Oro contaba con dos campañas en la Arena México y el Toreo de Cuatro Caminos. Llegó a ostentar dos cinturones de campeón mundial avalados por la Universal Wrestling Association.

Rayo Láser, nacido en Jutiapa, pasó del cartel intermedio de la Arena Internacional a constantes apariciones en las páginas de revista Lucha y en el programa de televisión que rotó por canales 5, 7 y 13. Astro de Oro sentía gran estima por Rayo Láser y lo definió como su mejor pareja sobre los encordados.

«Estoy seguro que Rayo Láser aún no ha desarrollado su máximo potencial aunque ya ha demostrado con hechos y no con palabras que —poco a poco— ha ido ocupando un lugar en el corazón de los aficionados», elogió ante el periodista Rafael Hernández Cabrera.

Todo el que asiste a las arenas sabe que la televisión no replica el ambiente creado por el público al involucrarse en los combates.

Si los rudos se escabullen entre los corredores, o caen cerca de los aficionados sentados en primeras filas, raro es el que no se resiste a la tentación de darles un empujón, bañarlos en agua gaseosa o aventarles las palomitas de maíz que compró para entretener el hambre.

Alientan a sus héroes, reclaman los errores del árbitro, se amontonan frente al cuadrilátero apenas termina la lucha de máscara contra máscara. En la pantalla chica todo se resume a los lances entre segunda y tercera cuerda, al llaveo a ras de lona y el feeling que sepan transmitir los narradores como Hugo Savinovich, Alfonso Morales o Enrique Bremermann.

Regresemos a la función estelar. La lucha entre Astro de Oro, Rayo Láser, Skeletor y Bobby Bold Eagle está empatada a una caída por bando.

Bobby Bold Eagle y Skeletor sujetan a Rayo Láser con tirantes a los brazos. El árbitro César Rivas apenas tiene control sobre los rudos. Astro de Oro se impacienta, no espera el relevo, entra al rescate del Rayo. Pero sus oponentes son astutos: se apartan, las patadas voladoras que les destinaban aciertan en el pecho del Rayo y lo saca del ring.

Astro de Oro queda a merced de sus contrincantes. Rayo Láser demora en recuperarse, la gente le pide que se apure, el Astro lo necesita. Todos pasan de la alegría a la incredulidad cuando el Rayo se une al castigo que recibe Astro de Oro.

«Rayo Láser atacó al enmascarado de oro con tanta saña, que le abrió una profunda herida en la frente. Entre los tres luchadores le dieron una descomunal paliza al ídolo nacional», escribió Hernández Cabrera.

Imaginemos la complacencia de los seguidores de los rudos, el enojo de los partidarios de Astro de Oro y el desconcierto de la mayoría.

También pensemos en las vendedoras del mercado de la Terminal que le dedicaron lo más selecto de su vocabulario al traidor. Nadie se esperaba que Rayo Láser se le volteara a Astro de Oro, ninguna señal alertó que se cocinaba el cambio de científico a rufián.

No era la primera vez que sucedía: el Arriero de San Juan y Texas Boy oscilaban entre su militancia como técnicos y su plena asimilación como rudos. El Diablo Rojo pasó de ángel travieso a ángel bueno durante una breve temporada. Pensaron que la cólera del Rayo sería temporal, pero se mantuvo firme en su macho.

Al comprar su ejemplar del número 1037 de revista Lucha, puesto a la venta el 3 de julio de 1991 —ese día se cumplieron los 20 años del fallecimiento de Jim Morrison, el cantante de The Doors—, el lector se encontró con las declaraciones que Rayo Láser espetó ante la grabadora de Hernández Cabrera.

Cuando le preguntó «¿por qué atacaste a Astro de Oro?», respondió: «Yo no lo ataqué. Yo sólo contraataqué porque él me atacó primero. Como es natural, reaccioné ante lo que consideré como un ataque injustificado».

Lo que sigue mereció filmarse a la manera de las entrevistas que supieron prodigar las estrellas de la Jim Crockett Promotions, la World Wrestling Federation y la Extreme Championship Wrestling.

Estamos dentro de los camerinos. Rayo Láser afloja las correas de su máscara para aliviar la presión que siente en el cráneo. Skeletor lo pasa felicitando por unirse a los rudos.

Hernández Cabrera se le acerca e intenta que recapacite, Astro de Oro se lo pidió, quiere que hagan las paces y vuelvan a unir fuerzas contra sus enemigos. Le asegura que su principal error fue cambiarse de bando. Pero el Rayo lo manda callar y le habla recio para que todo quede bien claro:

—”Rafa, estás errado. Si como luchador técnico llegué a descollar, como rudo iré aún más lejos. En verdad, no tengo el temperamento para ser un estilista. Recordate que soy jutiapaneco, vos mismo sos oriental y por lo tanto sabés de sobra que en oriente se encuentra la gente más agresiva de nuestro país. Al ver en retrospectiva, me doy cuenta que equivoqué mi verdadera vocación. Yo soy un rudo nato, ¡que no te quepa la menor duda! De hoy en adelante verás a un nuevo luchador… verás en acción a un luchador que no se detendrá ante nadie ni nada. En lo sucesivo, mis oponentes deben abstenerse de provocarme más allá de ciertos límites… deben abstenerse de desatar mi furia”.

Así terminó la carrera del Rayo Láser técnico y empezó el corrido del renegado jutiapaneco. Primero destacó por su caballerosidad, después azotó con escorpiones a sus rivales.

Cambió el diseño de su máscara para asemejarla al maquillaje de Gene Simmons, el bajista, patrón y mandamás del grupo Kiss.

Tras la implosión de Promociones Reyes Alonzo, donde debutó hacia 1988, se unió al elenco de la Arena Guatemala-México.

Fue campeón centroamericano y del Caribe de peso completo, destapó a cuantos lo retaron a lucha de apuestas.

Cierto día, dejó de figurar en cartelera. En sus últimos años padeció de los riñones y la muerte de su padre, notificada en redes sociales el 16 de marzo de 2020, lo sumergió en un hondo pesar.

Se supo que Rayo Láser recibió el último conteo de tres el 27 de febrero de 2021, a dieciocho días del cabo de año; leí su nombre en la esquela que anunció el lugar donde lo velarían. Me apresuré a borrar el dato: el Rayo se retiró con la incógnita y debe preservarse.

Fuentes:

Hernández Cabrera, Rafael, «Astro de Oro habla de sus mejores parejas nacionales», revista Lucha, no. 1035, Ciudad de Guatemala, 19 de junio de 1991

_________________________, «¡Insólito! Astro de Oro nuevamente traicionado en Coliseo Nou Camp», revista Lucha, no. 1037, Ciudad de Guatemala, 3 de julio de 1991

_________________________, «¡Inaudito! Rayo Láser traicionó a Astro de Oro y desertó al bando de los rudos. ¡El renegado jutiapaneco!», revista Lucha, no. 1037, Ciudad de Guatemala, 3 de julio de 1991