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El asma, la ansiedad y un estudio sobre el covid-19

Edgar Quiñónez
04 de mayo, 2021

El asma es una afección en la que las vías respiratorias se estrechan e hinchan, lo que puede producir mayor mucosidad. Esto puede dificultar la respiración y provocar tos, un silbido al exhalar y falta de aire.

Para algunas personas, el asma es una molestia menor. Para otras puede ser un problema considerable que interfiere en las actividades cotidianas y que puede producir ataques de asma que pongan en riesgo la vida.

El asma no tiene cura, pero sus síntomas pueden controlarse. Dado que el asma suele cambiar con el tiempo, es importante que colabores con el médico para hacer un seguimiento de los signos y los síntomas y ajustar el tratamiento según sea necesario.


Esta nota te puede interesar:

Síntomas del Asma

Los síntomas del asma varían según la persona. Es posible que tengas ataques de asma con poca frecuencia, síntomas solamente en ciertos momentos, como cuando haces ejercicio, o síntomas en todo momento.

Los signos y síntomas del asma comprenden:

  • Falta de aire
  • Dolor u opresión del pecho
  • Sibilancias al exhalar, que es un signo común de asma en los niños
  • Problemas para dormir causados por falta de aliento, tos o sibilancia al respirar
  • Tos o sibilancia al respirar que empeora con un virus respiratorio, como un resfriado o gripe

Los signos que indican que probablemente el asma esté empeorando comprenden:

  • Signos y síntomas del asma que son más frecuentes y molestos
  • Dificultad creciente para respirar, medida con un dispositivo utilizado para comprobar el funcionamiento de los pulmones (medidor de flujo espiratorio)
  • Necesidad de usar un inhalador de alivio rápido con mayor frecuencia

Para algunas personas, los signos y síntomas del asma se exacerban en ciertas situaciones:

  • Asma provocada por el ejercicio, que puede empeorar con el aire frío y seco
  • Asma ocupacional, desencadenada por irritantes en el lugar de trabajo, como vapores químicos, gases o polvo
  • El asma inducida por la alergia, desencadenada por sustancias transportadas por el aire, como el polen, esporas de moho, residuos de cucarachas, o partículas de piel y saliva seca derramada por los animales domésticos (caspa de mascotas)

La ansiedad

La ansiedad y la depresión son trastornos frecuentes en pacientes con asma. Por ello, se asocian a una mayor frecuencia de exacerbaciones de la patología, una mayor utilización de los recursos sanitarios y a un mal control de la enfermedad.

¿Cómo controlarla?

Escucha a tu cuerpo para cambiar tus emociones

El miedo genera una respuesta física: ritmo cardíaco rápido, respiración acelerada y otras respuestas fisiológicas. Las situaciones de estrés producen estas respuestas físicas, que tu mente interpreta como “tienes miedo”.

Supera tus propios pensamientos

El miedo es causado en gran parte por tus pensamientos. Tu cuerpo estimula una sensación de miedo y tu mente se dispara, dándote toda clase de motivos irracionales por los cuales deberías sentir miedo.

Por supuesto que los motivos no siempre son lógicos (no te pondrás totalmente en ridículo si tienes que pronunciar un discurso), pero estos pensamientos irracionales invaden tu mente e intensifican tu miedo.

¡No creas en ellos!

En su lugar, identifica esos pensamientos que te generan miedo. Desafíalos. ¿Qué pruebas hay de que te pondrás totalmente en ridículo? Ninguna.

Usa tu imaginación para disipar tus temores

Imagina tan vívidamente como puedas una situación que te provoque temor. Siente cómo crece la ansiedad, pero luego agrega más información. Pregúntate: ¿qué te preocupa? ¿Cuáles son los resultados más probables? A continuación, imagina lo que quieres que suceda.

Agregar información nueva y más asociaciones a tus temores ayudará a disminuir sus efectos cuando los sientas en la vida real. Esto puede ser difícil de lograr sin orientación de un profesional, por lo que, si fuera necesario, consulta a un profesional de salud mental con experiencia en el control de la ansiedad.


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El asma, la ansiedad y un estudio sobre el covid-19

Edgar Quiñónez
04 de mayo, 2021

El asma es una afección en la que las vías respiratorias se estrechan e hinchan, lo que puede producir mayor mucosidad. Esto puede dificultar la respiración y provocar tos, un silbido al exhalar y falta de aire.

Para algunas personas, el asma es una molestia menor. Para otras puede ser un problema considerable que interfiere en las actividades cotidianas y que puede producir ataques de asma que pongan en riesgo la vida.

El asma no tiene cura, pero sus síntomas pueden controlarse. Dado que el asma suele cambiar con el tiempo, es importante que colabores con el médico para hacer un seguimiento de los signos y los síntomas y ajustar el tratamiento según sea necesario.


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Síntomas del Asma

Los síntomas del asma varían según la persona. Es posible que tengas ataques de asma con poca frecuencia, síntomas solamente en ciertos momentos, como cuando haces ejercicio, o síntomas en todo momento.

Los signos y síntomas del asma comprenden:

  • Falta de aire
  • Dolor u opresión del pecho
  • Sibilancias al exhalar, que es un signo común de asma en los niños
  • Problemas para dormir causados por falta de aliento, tos o sibilancia al respirar
  • Tos o sibilancia al respirar que empeora con un virus respiratorio, como un resfriado o gripe

Los signos que indican que probablemente el asma esté empeorando comprenden:

  • Signos y síntomas del asma que son más frecuentes y molestos
  • Dificultad creciente para respirar, medida con un dispositivo utilizado para comprobar el funcionamiento de los pulmones (medidor de flujo espiratorio)
  • Necesidad de usar un inhalador de alivio rápido con mayor frecuencia

Para algunas personas, los signos y síntomas del asma se exacerban en ciertas situaciones:

  • Asma provocada por el ejercicio, que puede empeorar con el aire frío y seco
  • Asma ocupacional, desencadenada por irritantes en el lugar de trabajo, como vapores químicos, gases o polvo
  • El asma inducida por la alergia, desencadenada por sustancias transportadas por el aire, como el polen, esporas de moho, residuos de cucarachas, o partículas de piel y saliva seca derramada por los animales domésticos (caspa de mascotas)

La ansiedad

La ansiedad y la depresión son trastornos frecuentes en pacientes con asma. Por ello, se asocian a una mayor frecuencia de exacerbaciones de la patología, una mayor utilización de los recursos sanitarios y a un mal control de la enfermedad.

¿Cómo controlarla?

Escucha a tu cuerpo para cambiar tus emociones

El miedo genera una respuesta física: ritmo cardíaco rápido, respiración acelerada y otras respuestas fisiológicas. Las situaciones de estrés producen estas respuestas físicas, que tu mente interpreta como “tienes miedo”.

Supera tus propios pensamientos

El miedo es causado en gran parte por tus pensamientos. Tu cuerpo estimula una sensación de miedo y tu mente se dispara, dándote toda clase de motivos irracionales por los cuales deberías sentir miedo.

Por supuesto que los motivos no siempre son lógicos (no te pondrás totalmente en ridículo si tienes que pronunciar un discurso), pero estos pensamientos irracionales invaden tu mente e intensifican tu miedo.

¡No creas en ellos!

En su lugar, identifica esos pensamientos que te generan miedo. Desafíalos. ¿Qué pruebas hay de que te pondrás totalmente en ridículo? Ninguna.

Usa tu imaginación para disipar tus temores

Imagina tan vívidamente como puedas una situación que te provoque temor. Siente cómo crece la ansiedad, pero luego agrega más información. Pregúntate: ¿qué te preocupa? ¿Cuáles son los resultados más probables? A continuación, imagina lo que quieres que suceda.

Agregar información nueva y más asociaciones a tus temores ayudará a disminuir sus efectos cuando los sientas en la vida real. Esto puede ser difícil de lograr sin orientación de un profesional, por lo que, si fuera necesario, consulta a un profesional de salud mental con experiencia en el control de la ansiedad.