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Respeto: ¿opcional u obligatorio?

Carolina Castellanos
02 de julio, 2021

Hace unos días una mujer que dice ser periodista LGTBIQ publicó una foto y una aseveración respecto a que la Virgen María era lesbiana. Por supuesto, los que somos católicos nos enfurecimos al extremo. Quienes la increparon en twitter fueron bloqueados por esta persona, demostrando una vez más la falta de argumentos que tienen los chairos, los fanáticos y los “perdidos” en sus opiniones al momento de dar “la batalla de las ideas”, como dicen en Libertópolis.

Conversando con un amigo cercano, quien practica el budismo, me dijo que esto ofende a toda persona decente e íntegra, sin importar la religión que profesa. En esta ocasión, el ataque fue al catolicismo. En una próxima, será a otra religión.

Me he puesto a pensar si el respeto se gana o se da por adquirido al momento de nacer. De pronto las dos opciones son válidas. Como seres humanos merecemos respeto simplemente por serlo. Todos somos iguales ante los ojos del Creador y también lo somos ante la ley. Son las únicas igualdades realmente válidas, contrario a lo que pregonan los chairos y los políticos cuando exigen igualdad económica. ¡Ni dentro de una misma familia se tiene esa igualdad!

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Los grupos fanáticos y extremistas, como los bulliciosos que pertenecen a la comunidad LGTBIQ, las feministas y los que alardean respecto a la discriminación hacia los indígenas, son los primeros en olvidarse del respeto hacia los demás. Cometen actos vandálicos que destruyen la propiedad de otros. Bloquen carreteras evitando que fluya el comercio y la libertad de circulación que nos garantiza la Constitución. Se desnudan (literalmente) ante las cámaras exigiendo respeto hacia ellas. Destruyen el Palacio Nacional y sus alrededores para reclamar sus “derechos”.

La lista de actos vandálicos es interminable y todos, sin excepción, hemos visto tantas acciones que atentan contra la convivencia pacífica, la libertad que todos tenemos y el respeto que merecemos como seres humanos, como guatemaltecos y personas de bien.

Si una mujer se desnuda para reclamar respeto hacia ella y sus ideas, ¿es esto contradictorio? Más aún, si ella misma no respeta su dignidad de mujer, ¿tiene derecho a exigir que la respeten? Lo mismo sucede con los miembros de la comunidad LGBTIQ que exigen que se les acepte como tal, que se les respete, mientras destruyen, hacen marchas bloqueando la libre circulación, insultan a quienes los rechazan y corrompen el sistema para lograr leyes que los privilegien. Se aprovechan de los medios de comunicación que llegan a cubrir los destrozos que causan pues los utilizan para victimizarse y exigir esos privilegios que nadie merece pues reitero el principio básico y fundamental que todos somos iguales ante la ley.

Estoy segura que usted, así como yo, conoce a pocos o muchos miembros de la comunicad LGBTIQ. La gran mayoría son personas trabajadoras, estudiantes, empresarios, con gran diversidad de profesiones y que viven su identidad con orgullo.  Ciertamente aún hay discriminación, pero creo que es por esa minoría bulliciosa y vividora que usa su identidad para obtener privilegios, notoriedad y dinero.

Usted también conocerá a indígenas con diferentes actividades que incluyen agricultura, comercio, artesanías, pero que, sobre todo, son empresarios que han logrado salir adelante en medio de las muchas limitaciones que hay en el interior de la República. Nuevamente, aún hay alguna discriminación a causa de esos pocos que quieren abusar del sistema para su propio beneficio.

La realidad está conduciendo a que ese respeto sea opcional. Es muy difícil respetar a alguien que insulta, ataca, increpa y se victimiza, todo para su beneficio personal. Sin embargo, personas decentes y correctas como usted y yo, mantenemos el respeto pues, de no hacerlo, estaríamos bajando al nivel de estos vividores. 

El problema mayor es que la presión mediática y política que han logrado, a nivel mundial, está transformando nuestro mundo hacia algo que, estoy segura, la mayoría de nosotros rechaza. La destrucción de los idiomas es lo más notorio. También el incremento de deportistas transgéneroque eran hombres queriendo competir con mujeres cuando la estructura fisiológica es superior. ocasionando que mujeres pierdan oportunidad de becas deportivas. 

Considero que el respeto hacia los demás se debe mantener, a pesar de todo, sea a quien sea. Los que no pertenecemos a ningún grupo de éstos y mucho menos al de los vividores, bulliciosos y vandálicos, sean indígenas, feministas, LGBTIQ o cualquier otro, tenemos el derecho, y hasta obligación, de defender nuestra forma de vida en libertad, con los principios y valores con los que fuimos educados.

Respeto: ¿opcional u obligatorio?

Carolina Castellanos
02 de julio, 2021

Hace unos días una mujer que dice ser periodista LGTBIQ publicó una foto y una aseveración respecto a que la Virgen María era lesbiana. Por supuesto, los que somos católicos nos enfurecimos al extremo. Quienes la increparon en twitter fueron bloqueados por esta persona, demostrando una vez más la falta de argumentos que tienen los chairos, los fanáticos y los “perdidos” en sus opiniones al momento de dar “la batalla de las ideas”, como dicen en Libertópolis.

Conversando con un amigo cercano, quien practica el budismo, me dijo que esto ofende a toda persona decente e íntegra, sin importar la religión que profesa. En esta ocasión, el ataque fue al catolicismo. En una próxima, será a otra religión.

Me he puesto a pensar si el respeto se gana o se da por adquirido al momento de nacer. De pronto las dos opciones son válidas. Como seres humanos merecemos respeto simplemente por serlo. Todos somos iguales ante los ojos del Creador y también lo somos ante la ley. Son las únicas igualdades realmente válidas, contrario a lo que pregonan los chairos y los políticos cuando exigen igualdad económica. ¡Ni dentro de una misma familia se tiene esa igualdad!

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La lista de actos vandálicos es interminable y todos, sin excepción, hemos visto tantas acciones que atentan contra la convivencia pacífica, la libertad que todos tenemos y el respeto que merecemos como seres humanos, como guatemaltecos y personas de bien.

Si una mujer se desnuda para reclamar respeto hacia ella y sus ideas, ¿es esto contradictorio? Más aún, si ella misma no respeta su dignidad de mujer, ¿tiene derecho a exigir que la respeten? Lo mismo sucede con los miembros de la comunidad LGBTIQ que exigen que se les acepte como tal, que se les respete, mientras destruyen, hacen marchas bloqueando la libre circulación, insultan a quienes los rechazan y corrompen el sistema para lograr leyes que los privilegien. Se aprovechan de los medios de comunicación que llegan a cubrir los destrozos que causan pues los utilizan para victimizarse y exigir esos privilegios que nadie merece pues reitero el principio básico y fundamental que todos somos iguales ante la ley.

Estoy segura que usted, así como yo, conoce a pocos o muchos miembros de la comunicad LGBTIQ. La gran mayoría son personas trabajadoras, estudiantes, empresarios, con gran diversidad de profesiones y que viven su identidad con orgullo.  Ciertamente aún hay discriminación, pero creo que es por esa minoría bulliciosa y vividora que usa su identidad para obtener privilegios, notoriedad y dinero.

Usted también conocerá a indígenas con diferentes actividades que incluyen agricultura, comercio, artesanías, pero que, sobre todo, son empresarios que han logrado salir adelante en medio de las muchas limitaciones que hay en el interior de la República. Nuevamente, aún hay alguna discriminación a causa de esos pocos que quieren abusar del sistema para su propio beneficio.

La realidad está conduciendo a que ese respeto sea opcional. Es muy difícil respetar a alguien que insulta, ataca, increpa y se victimiza, todo para su beneficio personal. Sin embargo, personas decentes y correctas como usted y yo, mantenemos el respeto pues, de no hacerlo, estaríamos bajando al nivel de estos vividores. 

El problema mayor es que la presión mediática y política que han logrado, a nivel mundial, está transformando nuestro mundo hacia algo que, estoy segura, la mayoría de nosotros rechaza. La destrucción de los idiomas es lo más notorio. También el incremento de deportistas transgéneroque eran hombres queriendo competir con mujeres cuando la estructura fisiológica es superior. ocasionando que mujeres pierdan oportunidad de becas deportivas. 

Considero que el respeto hacia los demás se debe mantener, a pesar de todo, sea a quien sea. Los que no pertenecemos a ningún grupo de éstos y mucho menos al de los vividores, bulliciosos y vandálicos, sean indígenas, feministas, LGBTIQ o cualquier otro, tenemos el derecho, y hasta obligación, de defender nuestra forma de vida en libertad, con los principios y valores con los que fuimos educados.