Quizás lo hayas escuchado en tu entorno más de una vez: la carne roja es un peligro para la salud, particularmente, por su alta relación con el cáncer de colon.
Aunque es cierto que la tecnología bioquímica ha contribuido a reducir este riesgo, la realidad ha cambiado poco. Según los expertos, sÍ existe un factor de riesgo, y una correlación directa entre la carne roja y el cáncer de colon, pero, ¿por qué?
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¿Qué relación tiene el consumo de carne con el cáncer de colon?
En la década de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a las carnes rojas procesadas como “probablemente carcinógenas”. Esto porque aún no estaba claro si el peligro estaba en la carne por sí misma o en sus técnicas de empaquetado.
En la actualidad, un estudio de la Universidad de Oxford, comprobó que incluso cantidades pequeñas de carne roja y procesada (una rebanada de tocino, una salchicha, o hasta un poco de salami) puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de colon.
¿Cómo se obtuvo el resultado?
Para llegar a ese resultado, los investigadores analizaron información de cerca de medio millón de personas a lo largo de seis años. En total, 2,609 de ellas desarrollaron cáncer colorrectal.
Según se estimó en promedio, consumir lo equivalente a tres rebanadas de jamón de cerdo o de res al día, aumentó la incidencia de cáncer colorrectal hasta en un 20 %.
Por cada 10 mil personas que participaron en el estudio y que consumieron 21 gramos por día de carne roja y procesada; 40 fueron diagnosticados con cáncer de colon al terminar la investigación.
Carne procesada
Cabe hacer énfasis: la carne roja sí representa un riesgo aún en su estado “natural” debido a los ácidos que contiene. No obstante, el principal problema radica en las técnicas de empaquetado. Los principales métodos que se utilizan en este proceso son la técnica de ahumado, curado o la adición de sal y preservativos.
Dichos procedimientos conllevan químicos que son perjudiciales para todo el sistema digestivo, y que a largo plazo, pueden detonar en lesiones y/o en cáncer, todo debido a la reabsorción.
Eso sí: al momento de cocinar cualquier tipo de carne roja, el riesgo permanece. Las altas temperaturas que se alcanzan durante la cocción, detonan las proteínas (responsables de dar el color rojo a la carne) para liberar sustancias dañinas al momento de ser digeridas.
Curiosamente, este fenómeno se ve reducido si se trata de carnes blancas: a pesar de que los químicos añadidos en ellas también pueden resultar peligrosos a largo plazo, los expertos estiman un riesgo de cáncer de colon de sólo 0.5 %.
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Aunque es cierto que la tecnología bioquímica ha contribuido a reducir este riesgo, la realidad ha cambiado poco. Según los expertos, sÍ existe un factor de riesgo, y una correlación directa entre la carne roja y el cáncer de colon, pero, ¿por qué?
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¿Qué relación tiene el consumo de carne con el cáncer de colon?
En la década de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a las carnes rojas procesadas como “probablemente carcinógenas”. Esto porque aún no estaba claro si el peligro estaba en la carne por sí misma o en sus técnicas de empaquetado.
En la actualidad, un estudio de la Universidad de Oxford, comprobó que incluso cantidades pequeñas de carne roja y procesada (una rebanada de tocino, una salchicha, o hasta un poco de salami) puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de colon.
¿Cómo se obtuvo el resultado?
Para llegar a ese resultado, los investigadores analizaron información de cerca de medio millón de personas a lo largo de seis años. En total, 2,609 de ellas desarrollaron cáncer colorrectal.
Según se estimó en promedio, consumir lo equivalente a tres rebanadas de jamón de cerdo o de res al día, aumentó la incidencia de cáncer colorrectal hasta en un 20 %.
Por cada 10 mil personas que participaron en el estudio y que consumieron 21 gramos por día de carne roja y procesada; 40 fueron diagnosticados con cáncer de colon al terminar la investigación.
Carne procesada
Cabe hacer énfasis: la carne roja sí representa un riesgo aún en su estado “natural” debido a los ácidos que contiene. No obstante, el principal problema radica en las técnicas de empaquetado. Los principales métodos que se utilizan en este proceso son la técnica de ahumado, curado o la adición de sal y preservativos.
Dichos procedimientos conllevan químicos que son perjudiciales para todo el sistema digestivo, y que a largo plazo, pueden detonar en lesiones y/o en cáncer, todo debido a la reabsorción.
Eso sí: al momento de cocinar cualquier tipo de carne roja, el riesgo permanece. Las altas temperaturas que se alcanzan durante la cocción, detonan las proteínas (responsables de dar el color rojo a la carne) para liberar sustancias dañinas al momento de ser digeridas.
Curiosamente, este fenómeno se ve reducido si se trata de carnes blancas: a pesar de que los químicos añadidos en ellas también pueden resultar peligrosos a largo plazo, los expertos estiman un riesgo de cáncer de colon de sólo 0.5 %.
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