Es posible bajar de peso tomando té verde, dado que esta infusión posee una serie de fitonutrientes que estimulan la oxidación de las grasas. Ahora bien, no basta solo con incluirla en la dieta, sino que hay que realizar otros cambios en los hábitos de vida.
Mantener un buen estado de composición corporal es determinante para asegurar el correcto funcionamiento del organismo a medio plazo. De lo contrario, prolifera la inflamación, un mecanismo que resulta perjudicial cuando se da en exceso.
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¿El té verde ayuda a bajar de peso?
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Molecules, las catequinas del té verde pueden incrementar la movilización y oxidación de las grasas. Con esto, se contribuye a la pérdida de peso y se evita su ganancia posterior, aunque este efecto tampoco es “milagroso”.
Por otro lado, el té contiene teína, un alcaloide parecido a la cafeína, con la que comparte muchas funciones. Entre ellas está la acción sobre el metabolismo basal, dado su carácter excitante.
Según una investigación publicada en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition, la teína también afecta a la capacidad de movilizar grasas, con lo que se ahorra glucosa para la producción de energía.
¿Cuándo consumir té verde para bajar de peso?
El mejor momento para consumir té verde es en ayunas, al menos cuando el objetivo es promover un cambio en la composición corporal. Durante el estado de ayuno, el organismo tiende a hacer un mayor uso de las grasas para la producción de energía. Introduciendo esta infusión, se exagera esta predominancia, por lo que la movilización de los lípidos aumenta.
Se puede consumir té en grandes cantidades cuando se plantea un protocolo de ayuno intermitente para mejorar los efectos fisiológicos del régimen. Además, la bebida genera una supresión temporal del apetito, por lo que incrementa la adherencia a este tipo de dietas.
Incluso se puede aprovechar el efecto activador de la teína para la práctica de ejercicio físico. Al introducir dicha sustancia, se da un ahorro significativo del glucógeno para la producción energética, lo que estimula la utilización de las grasas. En este contexto, el ejercicio aeróbico se vuelve más eficaz para conseguir reducciones del tejido adiposo.
Es posible bajar de peso tomando té verde, dado que esta infusión posee una serie de fitonutrientes que estimulan la oxidación de las grasas. Ahora bien, no basta solo con incluirla en la dieta, sino que hay que realizar otros cambios en los hábitos de vida.
Mantener un buen estado de composición corporal es determinante para asegurar el correcto funcionamiento del organismo a medio plazo. De lo contrario, prolifera la inflamación, un mecanismo que resulta perjudicial cuando se da en exceso.
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¿El té verde ayuda a bajar de peso?
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Molecules, las catequinas del té verde pueden incrementar la movilización y oxidación de las grasas. Con esto, se contribuye a la pérdida de peso y se evita su ganancia posterior, aunque este efecto tampoco es “milagroso”.
Por otro lado, el té contiene teína, un alcaloide parecido a la cafeína, con la que comparte muchas funciones. Entre ellas está la acción sobre el metabolismo basal, dado su carácter excitante.
Según una investigación publicada en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition, la teína también afecta a la capacidad de movilizar grasas, con lo que se ahorra glucosa para la producción de energía.
¿Cuándo consumir té verde para bajar de peso?
El mejor momento para consumir té verde es en ayunas, al menos cuando el objetivo es promover un cambio en la composición corporal. Durante el estado de ayuno, el organismo tiende a hacer un mayor uso de las grasas para la producción de energía. Introduciendo esta infusión, se exagera esta predominancia, por lo que la movilización de los lípidos aumenta.
Se puede consumir té en grandes cantidades cuando se plantea un protocolo de ayuno intermitente para mejorar los efectos fisiológicos del régimen. Además, la bebida genera una supresión temporal del apetito, por lo que incrementa la adherencia a este tipo de dietas.
Incluso se puede aprovechar el efecto activador de la teína para la práctica de ejercicio físico. Al introducir dicha sustancia, se da un ahorro significativo del glucógeno para la producción energética, lo que estimula la utilización de las grasas. En este contexto, el ejercicio aeróbico se vuelve más eficaz para conseguir reducciones del tejido adiposo.