Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

11 de septiembre: así fueron los minutos de caos y terror del ataque a Estados Unidos que cambió al mundo

Edgar Quiñónez
11 de septiembre, 2021

La mañana del 11 de septiembre, pero de hace 20 años el mundo cambió. Era un 11 de septiembre de 2001 cuando cuatro aviones fueron secuestrados por miembros de al Qaeda para atentar contra dos edificios emblemáticos de Estados Unidos, las torres gemelas.

Con 2.996 muertes, el 11 de septiembre fue y es el mayor ataque terrorista en suelo estadounidense. Sus consecuencias aún se sienten. El mayor ejemplo es la criticada reciente salida de Estados Unidos de Afganistán tras 20 años de guerra y ocupación.

Pero también se pueden sentir a un nivel más personal, en generaciones enteras que recuerdan exactamente dónde estaban ese día, el día que la historia cambió.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Esta nota también te puede interesar: Las noticias que debes saber este sábado 11 de septiembre en Guatemala y el mundo

Cronología así fue el 11 de septiembre de 2001

07:59

El vuelo 11 de American Airlines (AA11) despega desde el Aeropuerto Internacional Logan de Boston rumbo a Los Ángeles con la capacidad máxima de tripulación, es decir, el piloto y copiloto más nueve aeromozos. Entre los 81 pasajeros viajan cinco atacantes, uno de los cuales es el líder táctico de los atentados, el egipcio Mohamed Atta. El plan está en marcha.

Sin embargo, la idea se había gestado 5 años antes, cuando al Qaeda desde su sede en Afganistán estaba en búsqueda de ideas para atacar a EE.UU. El paquistaní Khalid Sheikh Mohammed planteó la idea de formar pilotos para secuestrar aviones y usarlos como armas, estrellándolos contra edificios de importancia real y simbólica.

La aprobación del plan llegó del mismísimo líder de al Qaeda, un multimillonario saudita que recién empezaba a aparecer en el radar de las agencias de inteligencia estadounidenses, pero que luego se convertiría en el hombre más buscado del mundo: Osama Bin Laden.

Fotografía de EFE/EPA/WILL OLIVER, utilizada para esta nota con fines ilustrativos.

08:14

En otra terminal del mismo aeropuerto de Boston el vuelo 175 de United Airlines (UA175) despega también rumbo a Los Ángeles. El vuelo iba con nueve tripulantes y 56 pasajeros. Cinco de ellos son secuestradores.

Al mismo tiempo, en el vuelo AA11 los secuestradores consiguen entrar en la cabina de vuelo y tomar el control del primer avión. El golpe comienza con dos auxiliares de vuelo apuñalados probablemente por los atacantes que viajan en primera clase. A continuación, Atta, el único de los cinco entrenado para pilotar un avión, avanza desde ejecutiva escoltado por otro secuestrador, mientras el quinto apuñala a un pasajero.

La víctima es Daniel Lewin, quien había servido 4 años en el ejército israelí y estaba sentado justo detrás de Atta. Se cree que muere al intentar frenar el secuestro sin saber que detrás suyo tiene a otro atacante.

Fotografía de EFE/EPA/WILL OLIVER, utilizada en esta nota con fines ilustrativos.

Tal como sucederá en los otros vuelos, el resto de la tripulación y los pasajeros son obligados a desplazarse al final del avión. En este caso, usan un gas irritante y amenazan con una bomba que, se cree, nunca existió. Desde ahí la auxiliar de vuelo Betty Ong hace una llamada al centro de reservas de American Airlines alertando sobre el posible secuestro del AA11.

08:20

Es el turno del vuelo 77 de American Airlines (AA77) , que despega del Aeropuerto Internacional de Washington-Dulles, en Washington D.C., con seis tripulantes y 58 pasajeros, incluyendo a cinco atacantes. El destino también es Los Ángeles.

Esto no es casualidad: los cuatro vuelos secuestrados tienen previsto viajar de costa a costa y, por ende, van con los tanques cargados con hasta 43.000 litros de combustible. En manos de los secuestradores los aviones se convertirán en misiles pilotados.

08:24

Atta intenta comunicarse con los pasajeros, pero por error, da la noticia del secuestro al centro de control aéreo de Boston, revelando además que no tomaron uno sino varios aviones.

El controlador aéreo no entiende bien y mientras intenta averiguar qué está pasando llega un segundo mensaje de Atta que no deja lugar a dudas: el AA11 acaba de ser secuestrado. A esta altura, los atacantes ya han apagado el transpondedor del avión, un dispositivo que ayuda al control aéreo a identificar a cada aeronave y saber su rumbo, velocidad y altitud. Ubicarlo, entonces, pasa a ser un problema.

La noticia de la toma del vuelo empieza a ascender en la cadena de mando de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA), la agencia gubernamental encargada de regular la aviación civil.

Sin embargo, pasa más de media hora antes de que la FAA y las aerolíneas comprendan el verdadero significado de ese “tenemos algunos aviones” pronunciado por Atta.

Por eso, los vuelos en todo el país siguen cumpliendo con sus rutinas sin recibir advertencia alguna. Entre ellos está el cuarto y último avión que fue secuestrado ese día.

08:42

El vuelo 93 de United Airlines (UA93) despega del Aeropuerto Internacional de Newark, en Nueva Jersey, rumbo a San Francisco. Debe salir a las 8:00 am, pero se atrasa por la cantidad de tráfico que suele haber en las mañanas.

Este cambio aparentemente trivial termina siendo determinante en el fracaso de los atacantes. Pero otro detalle pudo haber sido clave también. El vuelo parte con siete miembros de la tripulación y 37 pasajeros, entre los cuales hay cuatro secuestradores, no cinco como en los otros tres aviones. Mientras el UA93 levanta vuelo, ocurre la toma del segundo avión, el UA175 .

08:44

A media hora de haber sido secuestrado, el AA11 atraviesa el cielo despejado de Nueva York. Y no solo está despejado de nubes, sino también de aviones: los controladores aéreos creen que el vuelo se dirige al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy y están pidiendo al resto de los pilotos que se muevan del camino.

Pese a los riesgos, la auxiliar de vuelo Madeline Sweeney lleva unos 15 minutos informando cada hecho a American Airlines desde un teléfono en la cola del avión. Entonces el AA11 empieza a descender, pero no es donde se espera.

“Algo está mal. Estamos en un rápido descenso… vamos erráticamente”, dice.

Fotografía de EFE/EPA/WILL OLIVER, utilizada con fines ilustrativos.

Entonces su interlocutor le pregunta si puede mirar por la ventana y descifrar dónde están. Sweeney lo hace y describe lo que serán sus instantes finales.

08:46

El AA11 se estrella contra la Torre Norte, una de las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC), esos rascacielos de 110 pisos que llevan tres décadas protagonizando el paisaje neoyorquino. El desconcierto es absoluto.

Constance Labetti está en el piso 99 de la Torre Sur trabajando cuando ve venir al primer avión: “Me quedé congelada. No me moví. No podía moverme. Me quedé de pie junto a la ventana”, cuenta. Su voz es una de las tantas de sobrevivientes y familiares de víctimas que forman parte del Memorial y Museo del 11-S, ubicado en el propio WTC.

“Podía verlo acercándose cada vez más. Podía ver el ‘AA’ en la cola. Podía ver la cabina del piloto. Podía ver dentro de la cabina, las ventanas polarizadas de la cabina. Así de cerca estaba”, continúa.

Fotografía utilizada con fines ilustrativos, para esta nota.

El impacto contra la Torre Norte suena como un rugido, dice Labetti. “Por un momento, solo por ese momento, estaba casi [suspirando] de alivio, hasta que me di cuenta de todas esas personas que acababan de morir”, narra.

Al estrellarse, el avión atraviesa los pisos 93 al 99, matando a cientos. Se cree que también deja inaccesibles todas las escaleras desde el piso 92 hacia arriba, es decir que otros cientos de personas quedan vivas pero atrapadas.

El choque también hace que el combustible del avión genere una bola de fuego que destruye al menos un grupo de ascensores. Además, hace estallar pisos inferiores, incluyendo el vestíbulo de West Street y el nivel B4, cuatro pisos bajo tierra.

En algunos lugares las temperaturas alcanzan los 1.000ºC. Un humo negro y espeso envuelve los pisos superiores no solo de la Torre Norte, sino también de la Sur.

08:47

El presidente de EE.UU., George W. Bush, está por entrar a un salón de clase de la escuela primaria Emma E. Booker en Sarasota, Florida, cuando le informan que “un pequeño avión de dos motores” ha chocado contra una de las Torres Gemelas. Bush es notificado de que aún no hay más información disponible y decide seguir con su plan de leerle a los niños.

Si bien a esta altura la FAA lleva más de 20 minutos al tanto del secuestro del primer avión, no hay registros de que otra agencia en Washington lo sepa. Tampoco la Casa Blanca está al tanto.

Allí se encuentra el vicepresidente, Dick Cheney, quien se entera por la televisión y reacciona quizás como millones de personas a lo largo del mundo: “¿Cómo diablos pudo un avión chocar contra el World Trade Center?”, pregunta. En este momento aproximado los atacantes toman el control del tercer avión, el AA77.

09:01

Es tal el caos en el centro de control aéreo de la FAA en Nueva York que el segundo avión, el UA175, logra surcar el cielo de la ciudad sin inconvenientes a pesar de nunca haber apagado su transpondedor y estar lejos de su ruta.

“Tenemos varios problemas en desarrollo aquí. Están creciendo mucho, mucho. Necesitamos trabajar con los militares… Estamos, estamos metidos en algo más, hay otro avión aquí que puede estar en un problema similar”

Gerente del centro de control de la FAA en Nueva York.

09:03

El UA175 se estrella contra la Torre Sur del WTC, atravesando desde el piso 77 al 85. Han pasado tan solo 17 minutos desde el primer impacto en la Torre Norte y lo que ya era la mayor operación de rescate en la historia de Nueva York pasa a ser dos veces más grande.

Labetti todavía está bajando las escaleras cuando el avión choca contra su torre. “Creo que llegué al piso 72, piso 75, cuando sentimos y escuchamos un ruido fuerte”, narra también para el Memorial y Museo del 11-S.

“Fue como si alguien tomara el edificio, lo sacudiera y lo volviera a poner en su lugar”, explica. “Me agarré del pasamanos muy fuerte para no caerme. Pero mucha gente en la escalera estaba cayéndose”.

Labetti continúa el descenso junto a su jefe y otros colegas, creyendo que la Torre Norte se había derrumbado contra su edificio. Sin embargo, millones ven en vivo a un segundo avión golpeando la segunda torre. La idea inicial de un accidente pierde sentido.

A diferencia de lo que sucedió con el primer avión, el UA175 se inclina antes del choque, dejando intactas partes enteras del edificio en los propios pisos donde impactó. Una de las escaleras también permanece accesible al menos desde el piso 91 hacia abajo, pero el descenso no es fácil. El fuego, el humo, la oscuridad y el olor a combustible hacen la huida cada vez más difícil.

Y hay un problema más: el 911. El desconcierto desborda al servicio de emergencia telefónica, que una y otra vez aconseja a las personas en ambas torres que permanezcan donde están y esperen a ser asistidos sin importar si se encuentran arriba o debajo de las zonas de impacto, o si pueden evacuar por su cuenta.

09:05

Bush está sentado frente a los pequeños de 7 años cuando el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Andrew Card, le susurra al oído la noticia del segundo ataque contra las Torres Gemelas. El presidente se queda ahí sentado, asintiendo levemente con la cabeza y apretando los labios.

9:24

Poco después del segundo impacto contra las Torres Gemelas, American Airlines y United Airlines toman la decisión de no permitir que otros vuelos suyos despeguen en todo el país.

Ed Ballinger, un controlador aéreo de United con más de 40 años de experiencia, decide dar un paso más y enviar un mensaje lo más conciso posible advirtiendo de la situación a cada uno de los vuelos que están bajo su radar ese día.

El UA93 es uno de ellos y está a minutos de convertirse en el cuarto avión secuestrado. “Cuidado con cualquier intrusión en la cabina: dos aviones chocaron el World Trade Center”, dice el texto de Ballinger.

El piloto del UA93, Jason Dahl, responde: “Ed, confirma el último mensaje, por favor”, pero la ratificación no llega a tiempo. Años después Ballinger seguiría con el remordimiento de que quizás su mensaje fue tan conciso que no resultó lo suficientemente claro.

Nos puedes seguir:

Síguenos en Google News

11 de septiembre: así fueron los minutos de caos y terror del ataque a Estados Unidos que cambió al mundo

Edgar Quiñónez
11 de septiembre, 2021

La mañana del 11 de septiembre, pero de hace 20 años el mundo cambió. Era un 11 de septiembre de 2001 cuando cuatro aviones fueron secuestrados por miembros de al Qaeda para atentar contra dos edificios emblemáticos de Estados Unidos, las torres gemelas.

Con 2.996 muertes, el 11 de septiembre fue y es el mayor ataque terrorista en suelo estadounidense. Sus consecuencias aún se sienten. El mayor ejemplo es la criticada reciente salida de Estados Unidos de Afganistán tras 20 años de guerra y ocupación.

Pero también se pueden sentir a un nivel más personal, en generaciones enteras que recuerdan exactamente dónde estaban ese día, el día que la historia cambió.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Esta nota también te puede interesar: Las noticias que debes saber este sábado 11 de septiembre en Guatemala y el mundo

Cronología así fue el 11 de septiembre de 2001

07:59

El vuelo 11 de American Airlines (AA11) despega desde el Aeropuerto Internacional Logan de Boston rumbo a Los Ángeles con la capacidad máxima de tripulación, es decir, el piloto y copiloto más nueve aeromozos. Entre los 81 pasajeros viajan cinco atacantes, uno de los cuales es el líder táctico de los atentados, el egipcio Mohamed Atta. El plan está en marcha.

Sin embargo, la idea se había gestado 5 años antes, cuando al Qaeda desde su sede en Afganistán estaba en búsqueda de ideas para atacar a EE.UU. El paquistaní Khalid Sheikh Mohammed planteó la idea de formar pilotos para secuestrar aviones y usarlos como armas, estrellándolos contra edificios de importancia real y simbólica.

La aprobación del plan llegó del mismísimo líder de al Qaeda, un multimillonario saudita que recién empezaba a aparecer en el radar de las agencias de inteligencia estadounidenses, pero que luego se convertiría en el hombre más buscado del mundo: Osama Bin Laden.

Fotografía de EFE/EPA/WILL OLIVER, utilizada para esta nota con fines ilustrativos.

08:14

En otra terminal del mismo aeropuerto de Boston el vuelo 175 de United Airlines (UA175) despega también rumbo a Los Ángeles. El vuelo iba con nueve tripulantes y 56 pasajeros. Cinco de ellos son secuestradores.

Al mismo tiempo, en el vuelo AA11 los secuestradores consiguen entrar en la cabina de vuelo y tomar el control del primer avión. El golpe comienza con dos auxiliares de vuelo apuñalados probablemente por los atacantes que viajan en primera clase. A continuación, Atta, el único de los cinco entrenado para pilotar un avión, avanza desde ejecutiva escoltado por otro secuestrador, mientras el quinto apuñala a un pasajero.

La víctima es Daniel Lewin, quien había servido 4 años en el ejército israelí y estaba sentado justo detrás de Atta. Se cree que muere al intentar frenar el secuestro sin saber que detrás suyo tiene a otro atacante.

Fotografía de EFE/EPA/WILL OLIVER, utilizada en esta nota con fines ilustrativos.

Tal como sucederá en los otros vuelos, el resto de la tripulación y los pasajeros son obligados a desplazarse al final del avión. En este caso, usan un gas irritante y amenazan con una bomba que, se cree, nunca existió. Desde ahí la auxiliar de vuelo Betty Ong hace una llamada al centro de reservas de American Airlines alertando sobre el posible secuestro del AA11.

08:20

Es el turno del vuelo 77 de American Airlines (AA77) , que despega del Aeropuerto Internacional de Washington-Dulles, en Washington D.C., con seis tripulantes y 58 pasajeros, incluyendo a cinco atacantes. El destino también es Los Ángeles.

Esto no es casualidad: los cuatro vuelos secuestrados tienen previsto viajar de costa a costa y, por ende, van con los tanques cargados con hasta 43.000 litros de combustible. En manos de los secuestradores los aviones se convertirán en misiles pilotados.

08:24

Atta intenta comunicarse con los pasajeros, pero por error, da la noticia del secuestro al centro de control aéreo de Boston, revelando además que no tomaron uno sino varios aviones.

El controlador aéreo no entiende bien y mientras intenta averiguar qué está pasando llega un segundo mensaje de Atta que no deja lugar a dudas: el AA11 acaba de ser secuestrado. A esta altura, los atacantes ya han apagado el transpondedor del avión, un dispositivo que ayuda al control aéreo a identificar a cada aeronave y saber su rumbo, velocidad y altitud. Ubicarlo, entonces, pasa a ser un problema.

La noticia de la toma del vuelo empieza a ascender en la cadena de mando de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA), la agencia gubernamental encargada de regular la aviación civil.

Sin embargo, pasa más de media hora antes de que la FAA y las aerolíneas comprendan el verdadero significado de ese “tenemos algunos aviones” pronunciado por Atta.

Por eso, los vuelos en todo el país siguen cumpliendo con sus rutinas sin recibir advertencia alguna. Entre ellos está el cuarto y último avión que fue secuestrado ese día.

08:42

El vuelo 93 de United Airlines (UA93) despega del Aeropuerto Internacional de Newark, en Nueva Jersey, rumbo a San Francisco. Debe salir a las 8:00 am, pero se atrasa por la cantidad de tráfico que suele haber en las mañanas.

Este cambio aparentemente trivial termina siendo determinante en el fracaso de los atacantes. Pero otro detalle pudo haber sido clave también. El vuelo parte con siete miembros de la tripulación y 37 pasajeros, entre los cuales hay cuatro secuestradores, no cinco como en los otros tres aviones. Mientras el UA93 levanta vuelo, ocurre la toma del segundo avión, el UA175 .

08:44

A media hora de haber sido secuestrado, el AA11 atraviesa el cielo despejado de Nueva York. Y no solo está despejado de nubes, sino también de aviones: los controladores aéreos creen que el vuelo se dirige al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy y están pidiendo al resto de los pilotos que se muevan del camino.

Pese a los riesgos, la auxiliar de vuelo Madeline Sweeney lleva unos 15 minutos informando cada hecho a American Airlines desde un teléfono en la cola del avión. Entonces el AA11 empieza a descender, pero no es donde se espera.

“Algo está mal. Estamos en un rápido descenso… vamos erráticamente”, dice.

Fotografía de EFE/EPA/WILL OLIVER, utilizada con fines ilustrativos.

Entonces su interlocutor le pregunta si puede mirar por la ventana y descifrar dónde están. Sweeney lo hace y describe lo que serán sus instantes finales.

08:46

El AA11 se estrella contra la Torre Norte, una de las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC), esos rascacielos de 110 pisos que llevan tres décadas protagonizando el paisaje neoyorquino. El desconcierto es absoluto.

Constance Labetti está en el piso 99 de la Torre Sur trabajando cuando ve venir al primer avión: “Me quedé congelada. No me moví. No podía moverme. Me quedé de pie junto a la ventana”, cuenta. Su voz es una de las tantas de sobrevivientes y familiares de víctimas que forman parte del Memorial y Museo del 11-S, ubicado en el propio WTC.

“Podía verlo acercándose cada vez más. Podía ver el ‘AA’ en la cola. Podía ver la cabina del piloto. Podía ver dentro de la cabina, las ventanas polarizadas de la cabina. Así de cerca estaba”, continúa.

Fotografía utilizada con fines ilustrativos, para esta nota.

El impacto contra la Torre Norte suena como un rugido, dice Labetti. “Por un momento, solo por ese momento, estaba casi [suspirando] de alivio, hasta que me di cuenta de todas esas personas que acababan de morir”, narra.

Al estrellarse, el avión atraviesa los pisos 93 al 99, matando a cientos. Se cree que también deja inaccesibles todas las escaleras desde el piso 92 hacia arriba, es decir que otros cientos de personas quedan vivas pero atrapadas.

El choque también hace que el combustible del avión genere una bola de fuego que destruye al menos un grupo de ascensores. Además, hace estallar pisos inferiores, incluyendo el vestíbulo de West Street y el nivel B4, cuatro pisos bajo tierra.

En algunos lugares las temperaturas alcanzan los 1.000ºC. Un humo negro y espeso envuelve los pisos superiores no solo de la Torre Norte, sino también de la Sur.

08:47

El presidente de EE.UU., George W. Bush, está por entrar a un salón de clase de la escuela primaria Emma E. Booker en Sarasota, Florida, cuando le informan que “un pequeño avión de dos motores” ha chocado contra una de las Torres Gemelas. Bush es notificado de que aún no hay más información disponible y decide seguir con su plan de leerle a los niños.

Si bien a esta altura la FAA lleva más de 20 minutos al tanto del secuestro del primer avión, no hay registros de que otra agencia en Washington lo sepa. Tampoco la Casa Blanca está al tanto.

Allí se encuentra el vicepresidente, Dick Cheney, quien se entera por la televisión y reacciona quizás como millones de personas a lo largo del mundo: “¿Cómo diablos pudo un avión chocar contra el World Trade Center?”, pregunta. En este momento aproximado los atacantes toman el control del tercer avión, el AA77.

09:01

Es tal el caos en el centro de control aéreo de la FAA en Nueva York que el segundo avión, el UA175, logra surcar el cielo de la ciudad sin inconvenientes a pesar de nunca haber apagado su transpondedor y estar lejos de su ruta.

“Tenemos varios problemas en desarrollo aquí. Están creciendo mucho, mucho. Necesitamos trabajar con los militares… Estamos, estamos metidos en algo más, hay otro avión aquí que puede estar en un problema similar”

Gerente del centro de control de la FAA en Nueva York.

09:03

El UA175 se estrella contra la Torre Sur del WTC, atravesando desde el piso 77 al 85. Han pasado tan solo 17 minutos desde el primer impacto en la Torre Norte y lo que ya era la mayor operación de rescate en la historia de Nueva York pasa a ser dos veces más grande.

Labetti todavía está bajando las escaleras cuando el avión choca contra su torre. “Creo que llegué al piso 72, piso 75, cuando sentimos y escuchamos un ruido fuerte”, narra también para el Memorial y Museo del 11-S.

“Fue como si alguien tomara el edificio, lo sacudiera y lo volviera a poner en su lugar”, explica. “Me agarré del pasamanos muy fuerte para no caerme. Pero mucha gente en la escalera estaba cayéndose”.

Labetti continúa el descenso junto a su jefe y otros colegas, creyendo que la Torre Norte se había derrumbado contra su edificio. Sin embargo, millones ven en vivo a un segundo avión golpeando la segunda torre. La idea inicial de un accidente pierde sentido.

A diferencia de lo que sucedió con el primer avión, el UA175 se inclina antes del choque, dejando intactas partes enteras del edificio en los propios pisos donde impactó. Una de las escaleras también permanece accesible al menos desde el piso 91 hacia abajo, pero el descenso no es fácil. El fuego, el humo, la oscuridad y el olor a combustible hacen la huida cada vez más difícil.

Y hay un problema más: el 911. El desconcierto desborda al servicio de emergencia telefónica, que una y otra vez aconseja a las personas en ambas torres que permanezcan donde están y esperen a ser asistidos sin importar si se encuentran arriba o debajo de las zonas de impacto, o si pueden evacuar por su cuenta.

09:05

Bush está sentado frente a los pequeños de 7 años cuando el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Andrew Card, le susurra al oído la noticia del segundo ataque contra las Torres Gemelas. El presidente se queda ahí sentado, asintiendo levemente con la cabeza y apretando los labios.

9:24

Poco después del segundo impacto contra las Torres Gemelas, American Airlines y United Airlines toman la decisión de no permitir que otros vuelos suyos despeguen en todo el país.

Ed Ballinger, un controlador aéreo de United con más de 40 años de experiencia, decide dar un paso más y enviar un mensaje lo más conciso posible advirtiendo de la situación a cada uno de los vuelos que están bajo su radar ese día.

El UA93 es uno de ellos y está a minutos de convertirse en el cuarto avión secuestrado. “Cuidado con cualquier intrusión en la cabina: dos aviones chocaron el World Trade Center”, dice el texto de Ballinger.

El piloto del UA93, Jason Dahl, responde: “Ed, confirma el último mensaje, por favor”, pero la ratificación no llega a tiempo. Años después Ballinger seguiría con el remordimiento de que quizás su mensaje fue tan conciso que no resultó lo suficientemente claro.

Nos puedes seguir:

Síguenos en Google News