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Historias Urbanas | Cambio de nombre

Invitado
12 de septiembre, 2021

Cambio de nombre. Esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar.

Mi primo Artemio espera que le cambien de nombre a la calle principal del pueblo; se juntó con varios amigos para proponerlo ante la municipalidad. «Vos te recordás que estuvo en el abandono por años», me dijo el otro día, cuando llamó para preguntar cómo estábamos, «después llegó el ministro a inaugurar las reparaciones y el alcalde de aquel entonces anunció delante de todo el mundo que decidieron ponerle su nombre como muestra de agradecimiento. Aunque la gente no estuvo de acuerdo, se impuso su sacrosanta voluntad y hasta su placa de bronce le mandó a hacer».

«Nosotros pensamos que debería llevar el nombre de alguien que sea del pueblo y mejor si está vivo», continuó mi primo después de pasar lista a todas las bajas causadas por la covid-19 entre nuestros conocidos. «Si yo fuera de Coatepeque, promovería que la calzada Luis Flores Asturias deje de llamarse así. Lo mismo haría con la calzada Flora de Ramos en Sanarate y juntaría firmas para rebautizar la calzada Ramiro de León Carpio en Zacapa. ¿Decime vos qué méritos tienen, aparte de los cargos que ocuparon? Sería bueno recuperar la vía pública para honrar a los hombres y las mujeres que sí se lo merecen».

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El nombre del alcalde

La idea de Artemio me parece acertada; eso me recuerda la anécdota que me contó mi amigo Bernabé Solares. Durante varios años colaboró con la Casa de la Cultura de su municipio; cierta vez los invitaron a un intercambio que tuvo lugar en uno de los pueblos del noroccidente del país.

El alcalde los llevó a conocer el parque, el mercado y la iglesia edificada por los dominicos en el siglo xvii; les enseñó el terreno donde planeaban construir el museo para exhibir las piezas arqueológicas desenterradas mientras cavaban los cimientos de la futura escuela para niñas, y les presumió el nuevo portón del cementerio. Ahí les mostró dos letras colocadas en la parte de arriba. «Son mis iniciales», les explicó a los visitantes, «aquí me quedaré para eterna memoria».

Al menos no pensó en erigirse estatuas a sí mismo, presentándose como el campeón de los desposeídos, o le puso su nombre al estadio de futbol sin prever que será demolido por la próxima administración municipal para construir otro en su lugar e imponerle el nombre del nuevo alcalde.


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«Nosotros pensamos que debería llevar el nombre de alguien que sea del pueblo y mejor si está vivo», continuó mi primo después de pasar lista a todas las bajas causadas por la covid-19 entre nuestros conocidos. «Si yo fuera de Coatepeque, promovería que la calzada Luis Flores Asturias deje de llamarse así. Lo mismo haría con la calzada Flora de Ramos en Sanarate y juntaría firmas para rebautizar la calzada Ramiro de León Carpio en Zacapa. ¿Decime vos qué méritos tienen, aparte de los cargos que ocuparon? Sería bueno recuperar la vía pública para honrar a los hombres y las mujeres que sí se lo merecen».

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Al menos no pensó en erigirse estatuas a sí mismo, presentándose como el campeón de los desposeídos, o le puso su nombre al estadio de futbol sin prever que será demolido por la próxima administración municipal para construir otro en su lugar e imponerle el nombre del nuevo alcalde.


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