Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

La falacia de subir el SMI: esconde otra subida de impuestos

Daniel Lacalle
14 de septiembre, 2021

“If that’s your best, your best won’t do”. Dee Snider, Twisted Sister.

¿Sabían ustedes que el último día de agosto se destruyeron 294.000 empleos en España, más del triple que en el mismo día del año pasado? ¿Sabían que se dieron de baja 342.276 personas de la Seguridad Social? Probablemente no, porque la propaganda gubernamental les ha repetido hasta el cansancio que los datos de empleo de agosto son un récord. Un récord de fracaso.

Los datos de paro de agosto son un nuevo fracaso del Gobierno especialmente si lo ponemos en el contexto del mayor impulso fiscal y monetario de la última década. En agosto, con el BCE comprando el 100% de la deuda neta emitida por España y un Gobierno que disfruta de barra libre para gastar, el mes cierra con 118.000 afiliados menos que en julio y 7.300 autónomos menos. Esto incluyendo ERTE y autónomos en cese de actividad.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

La “recuperación más justa”, según Sánchez, deja 19,47 millones de afiliados, una caída de 118.000 con respecto al mes de julio y aún quedan 280.000 trabajadores en ERTE. Mientras tanto, los salarios reales pierden poder adquisitivo con la inflación desbocada y el aumento de impuestos. ¿Justa?

Eso significa que la afiliación real es de 19,2 millones de trabajadores. Seguimos sin recuperar los niveles de 2019. No olvidemos que el agosto pasado la Seguridad Social sumó 6.822 y los autónomos crecieron en 402.

Todo lo anterior, además, con un incremento inaudito e histórico de la plantilla de Administraciones públicas: más de 180.000 afiliados más en agosto con respecto a julio de 2020, lo que supone un crecimiento del 7%, un 10,8% anualizado, en un país con un déficit fiscal del 8% estimado y una deuda de 120% del PIB. Viva el vino. Disfrazando el paro con empleo público pagado con deuda y ERTE.

El ‘récord’ del paro de agosto de Sánchez es que, a pesar del mayor estímulo fiscal y monetario y la reapertura total, aún hay 3,3 millones de parados, casi 3,6, si tenemos en cuenta los ERTE. Niveles por encima de 2018, mientras en el sector servicios el paro continúa por encima de los niveles de 2017.

¿Recuperación más justa? Con Sánchez y Podemos, España, tras endeudarse más de 350.000 millones de euros, terminará 2022 con el mismo nivel de paro que en 2019, menores salarios reales, la segunda mayor tasa de paro y el mayor déficit de la eurozona según el consenso recopilado por Focus Economics.

¿Recuperación más justa? Con Sánchez y Podemos, España, tras endeudarse más de 350.000 millones de euros, terminará 2022 con el mismo nivel de paro que en 2019

Agosto cierra además con la destrucción empresarial como lastre. Aún hay 53.000 empresas menos que antes de la crisis y casi 80.000 menos que hace 2 años.

Engaño del SMI, más impuestos

Una de las cosas que más enerva del paternalismo buenista de este Gobierno es la utilización del salario mínimo para subir los impuestos a los asalariados y autónomos.

La sandez que repiten algunos de “pagar 15 euros más al mes no le duele a nadie” se desmonta fácilmente. Cree usted una empresa y me lo explica. ¿Si a nadie le duelen 15 euros más al mes por qué no bajan los impuestos a la contratación en esa cantidad? Porque la subida del SMI es un engaño para recaudar y trae una nueva subida de impuestos a asalariados y autónomos.

La sandez que repiten algunos de ‘pagar 15 euros más al mes no le duele a nadie’ se desmonta fácilmente

Bajo la propaganda de la subida del SMI llega un nuevo recorte a los autónomos que verán inmediatamente incrementada su cuota mensual entre 3 y 12 euros en una época en la que la subida de la luz, de los insumos y de los impuestos indirectos está mermando su capacidad de recuperarse.

Con el titular del salario mínimo vuelven a subir los impuestos a la contratación, al subir la base mínima de cotización, en un país donde un salario de €950 cuesta ya un total de 1.475 al mes. Por supuesto que la subida impacta en la contratación.

Es decir, los 5,5 millones de personas que cobran el salario mínimo verán un aumento imperceptible en términos reales -y nominales- de su sueldo líquido, mientras unos 10 millones de asalariados y autónomos verán sus ingresos mermados por la subida de impuestos.

Esto es clave. Cuando la izquierda nos habla de las supuestas bondades del SMI y para ello, utilizan de manera propagandística estudios sobreAlemania o Estados Unidos, callan dos cosas. Primero, que son países con mucha mayor flexibilidad laboral y casi pleno empleo, pero, además, y segundo, que en esos países subir el SMI no lleva unida una subida de impuestos a los demás asalariados y autónomos.

Es más, siempre callan que, en Alemania, por ejemplo, hay más de ocho millones de mini-jobs, y que esos mismos estudios muestran que la medida de subir el SMI penaliza a las pymes, aumenta la concentración empresarial en favor de las grandes corporaciones que pueden absorber ese coste, y empeora la capacidad de acceso al mercado laboral al desplazar a las personas menos cualificadas.

El Banco de España ya analizó el efecto negativo en empleo de la última subida de impuestos encubierta bajo el SMI y certificó que se destruyeron hasta 143.000 empleos con la medida propagandística.

Es muy fácil caer en la demagogia de decir que subir el salario mínimo no tiene impacto y es muy social hasta que descubres que, como siempre, el objetivo es puramente recaudatorio y es todo menos social.

La medida parte de nuevo de una visión extractiva y confiscatoria de la economía. Esa idea de que los creadores de empleo y los que producen siempre tienen margen para pagar más y que ellos siempre gastan poco.

Si el Gobierno estuviera realmente preocupado porque suban los salarios estaría facilitando la creación y crecimiento de empresas, no poniendo escollos, reduciendo los costes de contratación, no aumentándolos, y facilitando la atracción de capital, no empeorándola.

Hasta que el ciudadano no entienda que el Gobierno no sube los salarios, sino que se lucra de ellos, seguirán cayendo en la falacia del socialismo, que siempre destruye lo que finge proteger.

La falacia de subir el SMI: esconde otra subida de impuestos

Daniel Lacalle
14 de septiembre, 2021

“If that’s your best, your best won’t do”. Dee Snider, Twisted Sister.

¿Sabían ustedes que el último día de agosto se destruyeron 294.000 empleos en España, más del triple que en el mismo día del año pasado? ¿Sabían que se dieron de baja 342.276 personas de la Seguridad Social? Probablemente no, porque la propaganda gubernamental les ha repetido hasta el cansancio que los datos de empleo de agosto son un récord. Un récord de fracaso.

Los datos de paro de agosto son un nuevo fracaso del Gobierno especialmente si lo ponemos en el contexto del mayor impulso fiscal y monetario de la última década. En agosto, con el BCE comprando el 100% de la deuda neta emitida por España y un Gobierno que disfruta de barra libre para gastar, el mes cierra con 118.000 afiliados menos que en julio y 7.300 autónomos menos. Esto incluyendo ERTE y autónomos en cese de actividad.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

La “recuperación más justa”, según Sánchez, deja 19,47 millones de afiliados, una caída de 118.000 con respecto al mes de julio y aún quedan 280.000 trabajadores en ERTE. Mientras tanto, los salarios reales pierden poder adquisitivo con la inflación desbocada y el aumento de impuestos. ¿Justa?

Eso significa que la afiliación real es de 19,2 millones de trabajadores. Seguimos sin recuperar los niveles de 2019. No olvidemos que el agosto pasado la Seguridad Social sumó 6.822 y los autónomos crecieron en 402.

Todo lo anterior, además, con un incremento inaudito e histórico de la plantilla de Administraciones públicas: más de 180.000 afiliados más en agosto con respecto a julio de 2020, lo que supone un crecimiento del 7%, un 10,8% anualizado, en un país con un déficit fiscal del 8% estimado y una deuda de 120% del PIB. Viva el vino. Disfrazando el paro con empleo público pagado con deuda y ERTE.

El ‘récord’ del paro de agosto de Sánchez es que, a pesar del mayor estímulo fiscal y monetario y la reapertura total, aún hay 3,3 millones de parados, casi 3,6, si tenemos en cuenta los ERTE. Niveles por encima de 2018, mientras en el sector servicios el paro continúa por encima de los niveles de 2017.

¿Recuperación más justa? Con Sánchez y Podemos, España, tras endeudarse más de 350.000 millones de euros, terminará 2022 con el mismo nivel de paro que en 2019, menores salarios reales, la segunda mayor tasa de paro y el mayor déficit de la eurozona según el consenso recopilado por Focus Economics.

¿Recuperación más justa? Con Sánchez y Podemos, España, tras endeudarse más de 350.000 millones de euros, terminará 2022 con el mismo nivel de paro que en 2019

Agosto cierra además con la destrucción empresarial como lastre. Aún hay 53.000 empresas menos que antes de la crisis y casi 80.000 menos que hace 2 años.

Engaño del SMI, más impuestos

Una de las cosas que más enerva del paternalismo buenista de este Gobierno es la utilización del salario mínimo para subir los impuestos a los asalariados y autónomos.

La sandez que repiten algunos de “pagar 15 euros más al mes no le duele a nadie” se desmonta fácilmente. Cree usted una empresa y me lo explica. ¿Si a nadie le duelen 15 euros más al mes por qué no bajan los impuestos a la contratación en esa cantidad? Porque la subida del SMI es un engaño para recaudar y trae una nueva subida de impuestos a asalariados y autónomos.

La sandez que repiten algunos de ‘pagar 15 euros más al mes no le duele a nadie’ se desmonta fácilmente

Bajo la propaganda de la subida del SMI llega un nuevo recorte a los autónomos que verán inmediatamente incrementada su cuota mensual entre 3 y 12 euros en una época en la que la subida de la luz, de los insumos y de los impuestos indirectos está mermando su capacidad de recuperarse.

Con el titular del salario mínimo vuelven a subir los impuestos a la contratación, al subir la base mínima de cotización, en un país donde un salario de €950 cuesta ya un total de 1.475 al mes. Por supuesto que la subida impacta en la contratación.

Es decir, los 5,5 millones de personas que cobran el salario mínimo verán un aumento imperceptible en términos reales -y nominales- de su sueldo líquido, mientras unos 10 millones de asalariados y autónomos verán sus ingresos mermados por la subida de impuestos.

Esto es clave. Cuando la izquierda nos habla de las supuestas bondades del SMI y para ello, utilizan de manera propagandística estudios sobreAlemania o Estados Unidos, callan dos cosas. Primero, que son países con mucha mayor flexibilidad laboral y casi pleno empleo, pero, además, y segundo, que en esos países subir el SMI no lleva unida una subida de impuestos a los demás asalariados y autónomos.

Es más, siempre callan que, en Alemania, por ejemplo, hay más de ocho millones de mini-jobs, y que esos mismos estudios muestran que la medida de subir el SMI penaliza a las pymes, aumenta la concentración empresarial en favor de las grandes corporaciones que pueden absorber ese coste, y empeora la capacidad de acceso al mercado laboral al desplazar a las personas menos cualificadas.

El Banco de España ya analizó el efecto negativo en empleo de la última subida de impuestos encubierta bajo el SMI y certificó que se destruyeron hasta 143.000 empleos con la medida propagandística.

Es muy fácil caer en la demagogia de decir que subir el salario mínimo no tiene impacto y es muy social hasta que descubres que, como siempre, el objetivo es puramente recaudatorio y es todo menos social.

La medida parte de nuevo de una visión extractiva y confiscatoria de la economía. Esa idea de que los creadores de empleo y los que producen siempre tienen margen para pagar más y que ellos siempre gastan poco.

Si el Gobierno estuviera realmente preocupado porque suban los salarios estaría facilitando la creación y crecimiento de empresas, no poniendo escollos, reduciendo los costes de contratación, no aumentándolos, y facilitando la atracción de capital, no empeorándola.

Hasta que el ciudadano no entienda que el Gobierno no sube los salarios, sino que se lucra de ellos, seguirán cayendo en la falacia del socialismo, que siempre destruye lo que finge proteger.