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¿Cuáles son las diferencias entre una pasta fresca y una pasta seca?

Edgar Quiñónez
22 de septiembre, 2021

La pasta es un plato popular, sencillo de hacer y lo común es que sea rápido. La mayoría de las personas las compran en cajas. Pero existe un eterno debate entre pasta fresca y pasta seca. Se trata de las diferencias entre ambas preparaciones.

La pasta es originaria de Italia, con ingredientes básicos como el agua, la sémola de trigo y la sal. Aunque se le pueden añadir otros elementos, como huevos. Aquí te contamos las diferencias entre ambos tipos de pasta.


Esta nota también te puede interesar: Recetas de batidos caseros de proteína para aumentar la masa muscular


Diferencias entre una pasta seca y una pasta fresca

Ambas pastas comienzan siendo pasta fresca, pero la seca se deshidrata. El proceso de deshidratación consiste en eliminar el agua de un alimento usando el calor. Puede hacerse con el secado al sol, un horno convencional o un deshidratador eléctrico.

Al deshidratarse, provoca una de las principales diferencias entre ambas. Se trata de la conservación. La pasta fresca debe comerse casi al momento, ya que en la nevera solo dura 4 o 5 días antes de dañarse. La pasta seca puede durar meses en una bolsa.

El tiempo de cocción también es una gran diferencia. Mientras la pasta fresca necesita entre 3 o 4 minutos para ser comestible, la seca necesita de 8 a 10 minutos. Otra diferencia es que la pasta fresca suele estar hecha de sémola de trigo, lo que quiere decir que no es integral. La seca la podemos encontrar en versiones integrales en los supermercados.

Fotografía de Steve Buissinne en Pixabay, utilizada con fines ilustrativos para esta nota.

¿Cómo se prepara la pasta seca?

La preparación y el tiempo de la pasta suele depender de la marca. Pero hay ciertas cosas a tener en cuenta al momento de preparar la pasta seca. Te decimos algunas. Siempre se debe usar abundante agua. Debe ser una olla casi llena por cada 450 gramos. A eso hay que añadirle dos cucharadas de sal.

Se pone el agua a hervir y solo cuando hierva se añade la pasta seca. Para evitar que se pegue, se remueve al pasar unos minutos. Si la pasta es muy larga para la olla, no debe romperse, sino esperar a que ceda poco a poco dentro del recipiente.

La pasta no debe cocinarse a fuego alto, sino a fuego medio. Así se evita que se agite demasiado dentro de la olla. Hay que tomar en cuenta el tiempo indicado en el empaque para revisar la textura y el color. La mayoría de las personas buscan que la pasta quede al dente

Fotografía de Jan Vašek en Pixabay, utilizada con fines ilustrativos para esta nota.

¿Qué pasta debo elegir?

El tipo de pasta que elijas deberá depender de la receta. Las pastas frescas van mejor acompañadas de nata o mantequilla. Son pastas que absorben mejor el sabor de la crema, la panceta y los mariscos.

Si es pasta fresca para rellenar, debe cumplir una norma que consiste en que el sabor de la salsa no tape a la del relleno. Por eso, suelen prepararse con caldo y no con salsa. Mientras que las secas se acompañan con sofritos, verduras y salsas densas con carne, tomate, pescado y hongos.

Fotografía de Nile en Pixabay, utilizada con fines ilustrativos para esta nota.

Aporte nutricional de la pasta

Según la USDA, 100 gramos de pasta fresca aportan 11,3 gramos de proteínas. Además de dar 54,7 gramos de carbohidratos y 2,3 de grasas. Aporta 288 kilocalorías y no reporta fibra.

Es una excelente fuente de minerales, ya que brinda 163 miligramos de fósforo, 179 miligramos de potasio, 46 miligramos de magnesio y 26 miligramos de sodio. En cuanto a la pasta seca, tiene un aporte de 371 kilocalorías. De proteínas, en 100 gramos otorga 13 gramos del nutriente y 3,2 gramos de fibra.

Además, hay que añadir que tiene 74,7 gramos de carbohidratos y 1,51 de grasas. Se estima que tiene un aporte mayor de minerales, ya que aporta 189 miligramos de fósforo, 223 miligramos de potasio, 53 de magnesio y 6 miligramos de sodio.

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¿Cuáles son las diferencias entre una pasta fresca y una pasta seca?

Edgar Quiñónez
22 de septiembre, 2021

La pasta es un plato popular, sencillo de hacer y lo común es que sea rápido. La mayoría de las personas las compran en cajas. Pero existe un eterno debate entre pasta fresca y pasta seca. Se trata de las diferencias entre ambas preparaciones.

La pasta es originaria de Italia, con ingredientes básicos como el agua, la sémola de trigo y la sal. Aunque se le pueden añadir otros elementos, como huevos. Aquí te contamos las diferencias entre ambos tipos de pasta.


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Diferencias entre una pasta seca y una pasta fresca

Ambas pastas comienzan siendo pasta fresca, pero la seca se deshidrata. El proceso de deshidratación consiste en eliminar el agua de un alimento usando el calor. Puede hacerse con el secado al sol, un horno convencional o un deshidratador eléctrico.

Al deshidratarse, provoca una de las principales diferencias entre ambas. Se trata de la conservación. La pasta fresca debe comerse casi al momento, ya que en la nevera solo dura 4 o 5 días antes de dañarse. La pasta seca puede durar meses en una bolsa.

El tiempo de cocción también es una gran diferencia. Mientras la pasta fresca necesita entre 3 o 4 minutos para ser comestible, la seca necesita de 8 a 10 minutos. Otra diferencia es que la pasta fresca suele estar hecha de sémola de trigo, lo que quiere decir que no es integral. La seca la podemos encontrar en versiones integrales en los supermercados.

Fotografía de Steve Buissinne en Pixabay, utilizada con fines ilustrativos para esta nota.

¿Cómo se prepara la pasta seca?

La preparación y el tiempo de la pasta suele depender de la marca. Pero hay ciertas cosas a tener en cuenta al momento de preparar la pasta seca. Te decimos algunas. Siempre se debe usar abundante agua. Debe ser una olla casi llena por cada 450 gramos. A eso hay que añadirle dos cucharadas de sal.

Se pone el agua a hervir y solo cuando hierva se añade la pasta seca. Para evitar que se pegue, se remueve al pasar unos minutos. Si la pasta es muy larga para la olla, no debe romperse, sino esperar a que ceda poco a poco dentro del recipiente.

La pasta no debe cocinarse a fuego alto, sino a fuego medio. Así se evita que se agite demasiado dentro de la olla. Hay que tomar en cuenta el tiempo indicado en el empaque para revisar la textura y el color. La mayoría de las personas buscan que la pasta quede al dente

Fotografía de Jan Vašek en Pixabay, utilizada con fines ilustrativos para esta nota.

¿Qué pasta debo elegir?

El tipo de pasta que elijas deberá depender de la receta. Las pastas frescas van mejor acompañadas de nata o mantequilla. Son pastas que absorben mejor el sabor de la crema, la panceta y los mariscos.

Si es pasta fresca para rellenar, debe cumplir una norma que consiste en que el sabor de la salsa no tape a la del relleno. Por eso, suelen prepararse con caldo y no con salsa. Mientras que las secas se acompañan con sofritos, verduras y salsas densas con carne, tomate, pescado y hongos.

Fotografía de Nile en Pixabay, utilizada con fines ilustrativos para esta nota.

Aporte nutricional de la pasta

Según la USDA, 100 gramos de pasta fresca aportan 11,3 gramos de proteínas. Además de dar 54,7 gramos de carbohidratos y 2,3 de grasas. Aporta 288 kilocalorías y no reporta fibra.

Es una excelente fuente de minerales, ya que brinda 163 miligramos de fósforo, 179 miligramos de potasio, 46 miligramos de magnesio y 26 miligramos de sodio. En cuanto a la pasta seca, tiene un aporte de 371 kilocalorías. De proteínas, en 100 gramos otorga 13 gramos del nutriente y 3,2 gramos de fibra.

Además, hay que añadir que tiene 74,7 gramos de carbohidratos y 1,51 de grasas. Se estima que tiene un aporte mayor de minerales, ya que aporta 189 miligramos de fósforo, 223 miligramos de potasio, 53 de magnesio y 6 miligramos de sodio.