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No se debe confundir la genuina organización indígena con los vándalos que destruyen monumentos en Guatemala

Alejandro Palmieri
12 de octubre, 2021

El 12 de octubre España celebra su día nacional en conmemoración a lo que se denomina como el descubrimiento de América. Por supuesto que el continente y sus habitantes no necesitaban de la venida de los españoles para existir. Se le llama descubrimiento porque para ellos, los españoles y para el resto del mundo (Europa, Asia y África ya tenían fluidas comunicaciones y comercio desde muchos siglos atrás) simplemente era desconocido el continente americano.

Después del descubrimiento (ya sabemos que para beneficio de los descubridores solamente) vino la conquista que como toda acción de imponerse, no fue precisamente pacífica, más bien sangrienta.

Algunos de los pueblos originarios de este continente eran reinos e imperios establecidos con estructuras sociales parecidas a las europeas. Es decir, gobernadas por un monarca que recibía su derecho de los dioses, un estamento clerical poderoso y alguna suerte de estratos sociales, aunque no como los conocemos ahora. Además, los reinos e imperios poseían ejércitos que peleaban entre ellos con alguna frecuencia y, unos más que otros, eran hostiles para con sus vecinos, pues invadían y conquistaban a su vez.

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Sin embargo, por razones bastante bien explicadas ya por la sociología y antropología, los europeos prevalecieron. Un buen libro para empezar a comprender esto es Armas, Gérmenes y Acero, de Jared Diamond, por mencionar uno.

Este martes 12, en un genuino despliegue de irracionalidad e ignorancia, un grupo de manifestantes intentó botar el monumento de Cristóbal Colón en la Avenida las Américas y no pudo. Pero siguieron con la estatua del expresidente José María Reina Barrios y le arrancaron la cabeza, con la que jugaron futbol como ha ocurrido en cárceles.

Son estatuas y monumentos de gran valor histórico, por lo que hay que ver el costo que tendrá recuperarlas. Según el ordenamiento jurídico, constituye delito su destrucción. Sin embargo, debemos reflexionar acerca del origen y significado de tales acciones.

A partir de un acto gubernamental en donde se devolvió a los 48 Cantones de Totonicapán la silla de Atanasio Tzul y frente a la elocuencia de su presidente, Martín Toc, surgió la idea de una unificación del liderazgo indígena o, cuando menos, de un resurgimiento de varios liderazgos.

Luego de la salida del ex fiscal Juan Francisco Sandoval de la FECI, la convocatoria a machas y protestas realzó esa posibilidad. Ciertamente se vieron algunas muestras y eso ha llevado a preguntarse ¿quiénes son los denominados líderes comunitarios o “autoridades ancestrales”?

Según Valentín Tavico, una persona que ejerció el liderazgo de su comunidad durante un año (tiempo que dura esa designación), es muy importante reconocer el poco interés de quienes viven en la capital o en otros centros urbanos por entender las dinámicas y mecánica de la organización comunitaria que está reconocida en la Constitución, aunque no de forma expresa, así como por el Código Municipal en los artículos del 55 al 59.

Pero más allá de tal reconocimiento, el liderazgo comunitario es una realidad. Tavico comenta sobre varios aspectos y características del liderazgo indígena, pero hizo énfasis a lo que él llama liderazgo autentico y no espurio, como el que pretende serlo sin representar a comunidad alguna.

Los detalles y las explicaciones de Tavico serán material para otro análisis y no para este que se refiere más a los bochinches de este 12 de octubre protagonizados por los que se podrían llamar espurios.

Estos pseudolíderes no son los autenticos líderes indígenas que están en sus comunidades encargándose y atendiendo los asuntos comunitarios y no vienen a la capital a hacer bochinches y mucho menos a vandalizar. Estos, los que causaron destrozos, son activistas que han hecho de la protesta y vandalismo su modo de vida y tienen una agenda política e ideológica definida. Que utilicen la guisa del liderazgo comunitario molesta a los genuinos líderes indígenas y, por supuesto, a las comunidades.

No se debe confundir la genuina organización indígena con los que hoy han vandalizado. Caer en ello es caer en el juego de los revoltosos, que es dividir a la genuina organización comunitaria y enemistarla con autoridades políticas del país.

Recién el fin de semana el vespertino La Hora publicó una nota donde tres líderes indígenas se expresan peyorativamente de quienes dicen representarles, pero se la pasan haciendo lobby en Washington, por mencionar un caso.

Así que no hay que confundir las cosas porque quienes se dicen líderes indígenas no son, necesariamente, líderes de nada más que de sus propios intereses políticos, activistas revoltosos y ahora simples vándalos.

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No se debe confundir la genuina organización indígena con los vándalos que destruyen monumentos en Guatemala

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El 12 de octubre España celebra su día nacional en conmemoración a lo que se denomina como el descubrimiento de América. Por supuesto que el continente y sus habitantes no necesitaban de la venida de los españoles para existir. Se le llama descubrimiento porque para ellos, los españoles y para el resto del mundo (Europa, Asia y África ya tenían fluidas comunicaciones y comercio desde muchos siglos atrás) simplemente era desconocido el continente americano.

Después del descubrimiento (ya sabemos que para beneficio de los descubridores solamente) vino la conquista que como toda acción de imponerse, no fue precisamente pacífica, más bien sangrienta.

Algunos de los pueblos originarios de este continente eran reinos e imperios establecidos con estructuras sociales parecidas a las europeas. Es decir, gobernadas por un monarca que recibía su derecho de los dioses, un estamento clerical poderoso y alguna suerte de estratos sociales, aunque no como los conocemos ahora. Además, los reinos e imperios poseían ejércitos que peleaban entre ellos con alguna frecuencia y, unos más que otros, eran hostiles para con sus vecinos, pues invadían y conquistaban a su vez.

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Este martes 12, en un genuino despliegue de irracionalidad e ignorancia, un grupo de manifestantes intentó botar el monumento de Cristóbal Colón en la Avenida las Américas y no pudo. Pero siguieron con la estatua del expresidente José María Reina Barrios y le arrancaron la cabeza, con la que jugaron futbol como ha ocurrido en cárceles.

Son estatuas y monumentos de gran valor histórico, por lo que hay que ver el costo que tendrá recuperarlas. Según el ordenamiento jurídico, constituye delito su destrucción. Sin embargo, debemos reflexionar acerca del origen y significado de tales acciones.

A partir de un acto gubernamental en donde se devolvió a los 48 Cantones de Totonicapán la silla de Atanasio Tzul y frente a la elocuencia de su presidente, Martín Toc, surgió la idea de una unificación del liderazgo indígena o, cuando menos, de un resurgimiento de varios liderazgos.

Luego de la salida del ex fiscal Juan Francisco Sandoval de la FECI, la convocatoria a machas y protestas realzó esa posibilidad. Ciertamente se vieron algunas muestras y eso ha llevado a preguntarse ¿quiénes son los denominados líderes comunitarios o “autoridades ancestrales”?

Según Valentín Tavico, una persona que ejerció el liderazgo de su comunidad durante un año (tiempo que dura esa designación), es muy importante reconocer el poco interés de quienes viven en la capital o en otros centros urbanos por entender las dinámicas y mecánica de la organización comunitaria que está reconocida en la Constitución, aunque no de forma expresa, así como por el Código Municipal en los artículos del 55 al 59.

Pero más allá de tal reconocimiento, el liderazgo comunitario es una realidad. Tavico comenta sobre varios aspectos y características del liderazgo indígena, pero hizo énfasis a lo que él llama liderazgo autentico y no espurio, como el que pretende serlo sin representar a comunidad alguna.

Los detalles y las explicaciones de Tavico serán material para otro análisis y no para este que se refiere más a los bochinches de este 12 de octubre protagonizados por los que se podrían llamar espurios.

Estos pseudolíderes no son los autenticos líderes indígenas que están en sus comunidades encargándose y atendiendo los asuntos comunitarios y no vienen a la capital a hacer bochinches y mucho menos a vandalizar. Estos, los que causaron destrozos, son activistas que han hecho de la protesta y vandalismo su modo de vida y tienen una agenda política e ideológica definida. Que utilicen la guisa del liderazgo comunitario molesta a los genuinos líderes indígenas y, por supuesto, a las comunidades.

No se debe confundir la genuina organización indígena con los que hoy han vandalizado. Caer en ello es caer en el juego de los revoltosos, que es dividir a la genuina organización comunitaria y enemistarla con autoridades políticas del país.

Recién el fin de semana el vespertino La Hora publicó una nota donde tres líderes indígenas se expresan peyorativamente de quienes dicen representarles, pero se la pasan haciendo lobby en Washington, por mencionar un caso.

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