Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Johnny Depp y Amber Heard: Ni ella es inocente por ser mujer, ni él es culpable por ser hombre

Ayer, un jurado emitió veredicto en el caso de difmamación que el actor Johnny Depp planteó en contra de su ex esposa, la también actriz Amber Heard. 

Alejandro Palmieri
02 de junio, 2022

El motivo de la demanda y el proceso en sí fue muy público no solo por quienes eran las partes, sino porque, al parecer de algunos, era un caso emblemático por los supuestos temas subyacentes: machismo, abuso y violencia doméstica.

En síntesis el caso se reduce a lo siguiente: Depp demandó a su ex por 50 millones de dólares argumentando que lo había difamado, basándose principalmente, en un artículo que Heard publicó en el Washington Post.  Aunque no lo menciona en ese artículo, dice que durante su matrimonio sufrió abusos.  Eso fue suficiente para que las productoras de Piratas del Caribe anunciara que no lo incluiría en una nueva entrega (Depp protagoniza al personaje principal, el capitán Jack Sparrow) y, más contundente todavía, Warner Bros lo removió la producción de Los Secretos de Dumbledore, donde Depp encarnó al villano Grindewald.  Por tal razón, Depp demandó el pago de 50 millones de dólares, a lo que Heard contrademandó por 100 millones de dólares porque él también la había difamado.

Como una novela, los dimes y diretes abundaron, pero el tema transversal fue, sin duda, la posibilidad de que un hombre pudiese obtener justicia demandando a una mujer, dada su tortuosa relación anterior, en los tiempos del movimiento #MeToo

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Es importante destacar que no se trató de un proceso penal. En Guatemala hemos estado mal acostumbrados -por la mala práctica de mediatizar los casos- a que la justicia se circunscribe a lo penal.  La demanda de Depp fue de naturaleza civil y el jurado no estaba encargado de encontrar culpables, sino responsables. Una buena lección para el público guatemalteco podría ser que no todo se resuelve con cárcel.

Pero regresando al juicio, durante las audiencias, como buenos actores ambos, montaron una  producción que iba dirigida a un público, pero que no logró disuadir al jurado de conocer los hechos del caso y emitir un veredicto conforme a derecho.  Así, el jurado encontró responsable de difamación a Heard y le ordenó pagar a modo de daños a Depp la cantidad de 15 millones de dólares (no los 50 que pidió él) y, a la vez, debido a la contra demanda y al haber encontrado que un ex abogado de Depp emitió frases difamatorias contra Heard, resolvió que Depp debía pagarle a su ex esposa 2 millones de dólares.

Lo que evidenció el mediático juicio

Como se apuntó, en los tiempos del #MeToo se esperaba que se desechara la demanda de Depp porque “a las mujeres que denuncian abuso siempre se les cree”.  Ese retorcido y falaz mantra quedó en evidencia en el juicio.  No, no siempre se le debe creer a una mujer que denuncia abuso, porque puede ser que no sea cierto.  Claro, es una acusación muy seria y requiere ser tomada en serio, que no es lo mismo que ser tomada por cierta.  Los sórdidos detalles de la relación que dio origen a la ruptura y posterior demanda son ya conocidos, pero vale la pena recordarlos: Heard defecó en la cama de Depp como “broma”.  En una discusión entre ambos, Heard lanzó una botella que le cortó la punta de un dedo a Depp, lo que requirió una operación. Depp, por su lado, se mostró abusivo en ocasiones, provocado por el consumo de alcohol y drogas, pero el jurado no encontró que ello fuese, por sí solo, prueba del supuesto abuso físico que Heard denunció.

Al final, llantos y acusaciones recíprocas no abordaban el asunto a conocimiento del jurado: difamación de una y abuso de otro.  El jurado encontró responsable a Heard de difamación mas no encontró responsable de abuso a Depp.  Así, Heard, la mujer, quedó en evidencia como mentirosa; pretendió manipular la opinión pública y la del jurado subiéndose en la ola del #MeToo cuando en realidad no era así.

En Guatemala hemos visto cómo muchas mujeres han abusado del marco jurídico que pretende proteger a las víctimas de violencia; políticas, pero también particulares, han planteado acciones de violencia contra la mujer, cuando no ha existido tal violencia.  Lo hacen como medida de presión y no de protección, es decir, utilizan una defensa judicial para atacar.  Desvirtuar el espíritu de esas normas demerita los cientos o miles de casos en los que sí procede la protección judicial, pero que por el abuso que algunas mujeres le han dado, cada vez menos se toma en serio dichas acusaciones.

En síntesis, el publicitado y público juicio de Depp vs. Heard más allá de entretener a un público que se regocija de ver a dos privilegiados exponer sus miserias en TV, consiguió dos cosas principalmente: Que las mujeres, algunas veces cuando menos, mienten cuando dicen haber sido víctimas de violencia, y que los hombres también pueden ser víctimas y no solo las mujeres.

Que haya algunos que pretendan hacer creer que el veredicto del jurado es simplemente otra muestra de que la sociedad (aquella, pues) es machista y misógina, resulta risible y patético.  Toda -o casi toda- generalización es errónea, por lo que no se puede extrapolar el resultado de ese juicio a la generalidad humana, pero sí se puede decir que, serias como se deben tomar las acusaciones de violencia que hacen mujeres en todo el mundo, no deben ser tomadas como ciertas y que, los hombres acusados de ello no son culpables hasta que se demuestre lo contrario. Eso no es justicia.

Johnny Depp y Amber Heard: Ni ella es inocente por ser mujer, ni él es culpable por ser hombre

Ayer, un jurado emitió veredicto en el caso de difmamación que el actor Johnny Depp planteó en contra de su ex esposa, la también actriz Amber Heard. 

Alejandro Palmieri
02 de junio, 2022

El motivo de la demanda y el proceso en sí fue muy público no solo por quienes eran las partes, sino porque, al parecer de algunos, era un caso emblemático por los supuestos temas subyacentes: machismo, abuso y violencia doméstica.

En síntesis el caso se reduce a lo siguiente: Depp demandó a su ex por 50 millones de dólares argumentando que lo había difamado, basándose principalmente, en un artículo que Heard publicó en el Washington Post.  Aunque no lo menciona en ese artículo, dice que durante su matrimonio sufrió abusos.  Eso fue suficiente para que las productoras de Piratas del Caribe anunciara que no lo incluiría en una nueva entrega (Depp protagoniza al personaje principal, el capitán Jack Sparrow) y, más contundente todavía, Warner Bros lo removió la producción de Los Secretos de Dumbledore, donde Depp encarnó al villano Grindewald.  Por tal razón, Depp demandó el pago de 50 millones de dólares, a lo que Heard contrademandó por 100 millones de dólares porque él también la había difamado.

Como una novela, los dimes y diretes abundaron, pero el tema transversal fue, sin duda, la posibilidad de que un hombre pudiese obtener justicia demandando a una mujer, dada su tortuosa relación anterior, en los tiempos del movimiento #MeToo

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Es importante destacar que no se trató de un proceso penal. En Guatemala hemos estado mal acostumbrados -por la mala práctica de mediatizar los casos- a que la justicia se circunscribe a lo penal.  La demanda de Depp fue de naturaleza civil y el jurado no estaba encargado de encontrar culpables, sino responsables. Una buena lección para el público guatemalteco podría ser que no todo se resuelve con cárcel.

Pero regresando al juicio, durante las audiencias, como buenos actores ambos, montaron una  producción que iba dirigida a un público, pero que no logró disuadir al jurado de conocer los hechos del caso y emitir un veredicto conforme a derecho.  Así, el jurado encontró responsable de difamación a Heard y le ordenó pagar a modo de daños a Depp la cantidad de 15 millones de dólares (no los 50 que pidió él) y, a la vez, debido a la contra demanda y al haber encontrado que un ex abogado de Depp emitió frases difamatorias contra Heard, resolvió que Depp debía pagarle a su ex esposa 2 millones de dólares.

Lo que evidenció el mediático juicio

Como se apuntó, en los tiempos del #MeToo se esperaba que se desechara la demanda de Depp porque “a las mujeres que denuncian abuso siempre se les cree”.  Ese retorcido y falaz mantra quedó en evidencia en el juicio.  No, no siempre se le debe creer a una mujer que denuncia abuso, porque puede ser que no sea cierto.  Claro, es una acusación muy seria y requiere ser tomada en serio, que no es lo mismo que ser tomada por cierta.  Los sórdidos detalles de la relación que dio origen a la ruptura y posterior demanda son ya conocidos, pero vale la pena recordarlos: Heard defecó en la cama de Depp como “broma”.  En una discusión entre ambos, Heard lanzó una botella que le cortó la punta de un dedo a Depp, lo que requirió una operación. Depp, por su lado, se mostró abusivo en ocasiones, provocado por el consumo de alcohol y drogas, pero el jurado no encontró que ello fuese, por sí solo, prueba del supuesto abuso físico que Heard denunció.

Al final, llantos y acusaciones recíprocas no abordaban el asunto a conocimiento del jurado: difamación de una y abuso de otro.  El jurado encontró responsable a Heard de difamación mas no encontró responsable de abuso a Depp.  Así, Heard, la mujer, quedó en evidencia como mentirosa; pretendió manipular la opinión pública y la del jurado subiéndose en la ola del #MeToo cuando en realidad no era así.

En Guatemala hemos visto cómo muchas mujeres han abusado del marco jurídico que pretende proteger a las víctimas de violencia; políticas, pero también particulares, han planteado acciones de violencia contra la mujer, cuando no ha existido tal violencia.  Lo hacen como medida de presión y no de protección, es decir, utilizan una defensa judicial para atacar.  Desvirtuar el espíritu de esas normas demerita los cientos o miles de casos en los que sí procede la protección judicial, pero que por el abuso que algunas mujeres le han dado, cada vez menos se toma en serio dichas acusaciones.

En síntesis, el publicitado y público juicio de Depp vs. Heard más allá de entretener a un público que se regocija de ver a dos privilegiados exponer sus miserias en TV, consiguió dos cosas principalmente: Que las mujeres, algunas veces cuando menos, mienten cuando dicen haber sido víctimas de violencia, y que los hombres también pueden ser víctimas y no solo las mujeres.

Que haya algunos que pretendan hacer creer que el veredicto del jurado es simplemente otra muestra de que la sociedad (aquella, pues) es machista y misógina, resulta risible y patético.  Toda -o casi toda- generalización es errónea, por lo que no se puede extrapolar el resultado de ese juicio a la generalidad humana, pero sí se puede decir que, serias como se deben tomar las acusaciones de violencia que hacen mujeres en todo el mundo, no deben ser tomadas como ciertas y que, los hombres acusados de ello no son culpables hasta que se demuestre lo contrario. Eso no es justicia.