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Las relaciones entre los gobiernos de Guatemala y EE. UU. son sólidas. Aumento de extradiciones lo confirma

Si bien es cierto que el Departamento de Estado es el responsable de las relaciones exteriores de los EE. UU. también es cierto que esa relación es de país a país

Relaciones Guatemala con Estados Unidos
Alejandro Palmieri
27 de junio, 2022

Esta semana, el presidente Alejandro Giammattei está en Washington, D.C. la capital de los Estados Unidos de América, nuestro socio comercial y político más importante.  La Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia anunció que tendría una serie de reuniones bilaterales sobre varios temas; uno de ellos es de especial trascendencia para ambas naciones: la lucha en contra del narcotráfico y del crimen transnacional -particularmente la cooperación del Estado de Guatemala en las solicitudes de extradición de narcotraficantes- y la petición del TPS para nuestros connacionales.

De esas grandes áreas de trabajo y de interés mutuo, el segundo es el más sentido, pero el primero tiene una especial importancia debido a que se ha intentado socavar las buenas relaciones que puede haber entre los gobiernos de nuestros países, a raíz de la inclusión de la Fiscal General, Consuelo Porras y de su Secretario General, Ángel Pineda, en la denominada “Lista Engel” elaborada por el Departamento de Estado.

A ello se agrega el anuncio de la USAID de detener temporalmente la cooperación con el Ministerio Público luego de aquel anuncio y de la salida de Juan Francisco Sandoval de la FECI (la verdadera razón de la molestia del Departamento de Estado); se ha hecho creer que las relaciones entre los países, Guatemala y Estados Unidos se han quebrado, corto de decir que se han roto.  En síntesis: eso no es cierto. 

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Si bien es cierto que el Departamento de Estado es el responsable de las relaciones exteriores de los EE. UU. también es cierto que esa relación es de país a país; en lo que respecta a la relación que puedan tener determinadas agencias e instituciones, siempre y cuando no contravenga la política exterior de ese país, las agencias se relacionan de manera independiente y autónoma.

La jefe del MP fue “sancionada” e incluida en una lista que, arbitrariamente, la designa corrupta y como efecto de esa designación, le ha sido retirada la visa para ingresar a ese país; la relación de otras agencias con la institución, es decir, con el Ministerio Público, se mantiene y fortalece.  Algunas de las agencias que se relacionan sin problema alguno con el MP son el DHS, FBI, INL, el Departamento de Justicia y otras agencias y secretarías.  Ello, independientemente que la relación diplomática de gobierno a gobierno se mantiene incólume.

Como muestra de ello, el Ministerio Público publica que durante el período de la Fiscal General Thelma Aldana (2014-2018) se capturó con fines de extradición a 46 personas, mientras que durante el primer período de Consuelo Porras (2018-2022) el número fue de 138 extraditables.

 

 

 

Las extradiciones requieren del concurso de la agencia encargada del law enforcement (la que realiza investigaciones, operativos y solicita las capturas) además del Departamento de Justicia.  Es por ello por lo que se afirma que la cooperación y relación de las agencias antinarcóticas, de investigación federal y de control de fronteras, así como del Departamento de Justicia -homóloga del Ministerio Público- se ha mantenido fluida a pesar de la designación del Departamento de Estado que no se desenvuelve en asuntos de justicia, sino eminentemente políticos.

 

El aumento exponencial de aprehensiones con fines de extradición entre el período de Aldana y el de Porras no se debe a que, de repente, aumentó el número de personas requeridas por EE. UU. sino que se debe a la mejora de relación y operación entre las agencias de ese país, con el Ministerio Público y las otras entidades del sistema de justicia guatemalteco, relacionadas.  

Es un hecho que durante la administración de Aldana y mientras fue embajador Todd Robinson, la relación política entre ellos y el trabajo que interesó a aquellas administraciones fue muy cercana.  Actualmente -es evidente- la relación de Robinson, hoy secretario asistente del Departamento de Estado para asuntos narcóticos internacionales y de cumplimiento de le ley con la FG Porras es nula, a pesar de que la cooperación de las agencias antinarcóticas de aquel país con el MP es, como se repite, fluida.  Parece entonces que el problema entre el Departamento de Estado y la Fiscal General -y por añadidura el Ministerio Público- es de naturaleza política y no jurídica, o judicial

La agenda política de aquel país pasa porque sus operadores (fiscales y jueces afines) en el sistema de justicia guatemalteco sean intocables, sin importar que pudiesen haber cometido alguna ilegalidad en su proceder.  Esto es relevante, porque lo que evidencia es que, cuando se trata de sus afines, las posibles ilegalidades no importan; cuando se trata de otros, quienes no responden a sus intereses y deseos, son designados como corruptos sin importar que la agenda de país en su conjunto (lucha en contra de la corrupción, narcotráfico, tráfico de personas, etc.) pueda verse afectada.  Por suerte, la agenda contra el crimen transnacional (antinarcótica, persecución en contra de la trata de personas, antiterrorista, etc.) se mantiene a pesar de los intereses de algunos políticos.

Así, la visita del presidente Giammattei es un paso en la dirección correcta para resolver cualquier desavenencia que pueda haber habido, pero, sobre todo para mostrar que las relaciones entre los gobiernos se mantienen sólidas.

Las relaciones entre los países son tirantes en muchas ocasiones, pues los intereses de uno y de otro no siempre se alinean, sino más bien, cada uno busca que SUS intereses prevalezcan sobre el del otro.  Los altibajos en las relaciones, entre las personas, como entre las naciones son naturales; lo que no es natural es la imposición y la injerencia en asuntos internos del otro país, así lo establece la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas.  Benito Juárez, lo dijo tal vez, más claramente: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”

 

 

 

Las relaciones entre los gobiernos de Guatemala y EE. UU. son sólidas. Aumento de extradiciones lo confirma

Si bien es cierto que el Departamento de Estado es el responsable de las relaciones exteriores de los EE. UU. también es cierto que esa relación es de país a país

Relaciones Guatemala con Estados Unidos
Alejandro Palmieri
27 de junio, 2022

Esta semana, el presidente Alejandro Giammattei está en Washington, D.C. la capital de los Estados Unidos de América, nuestro socio comercial y político más importante.  La Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia anunció que tendría una serie de reuniones bilaterales sobre varios temas; uno de ellos es de especial trascendencia para ambas naciones: la lucha en contra del narcotráfico y del crimen transnacional -particularmente la cooperación del Estado de Guatemala en las solicitudes de extradición de narcotraficantes- y la petición del TPS para nuestros connacionales.

De esas grandes áreas de trabajo y de interés mutuo, el segundo es el más sentido, pero el primero tiene una especial importancia debido a que se ha intentado socavar las buenas relaciones que puede haber entre los gobiernos de nuestros países, a raíz de la inclusión de la Fiscal General, Consuelo Porras y de su Secretario General, Ángel Pineda, en la denominada “Lista Engel” elaborada por el Departamento de Estado.

A ello se agrega el anuncio de la USAID de detener temporalmente la cooperación con el Ministerio Público luego de aquel anuncio y de la salida de Juan Francisco Sandoval de la FECI (la verdadera razón de la molestia del Departamento de Estado); se ha hecho creer que las relaciones entre los países, Guatemala y Estados Unidos se han quebrado, corto de decir que se han roto.  En síntesis: eso no es cierto. 

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Si bien es cierto que el Departamento de Estado es el responsable de las relaciones exteriores de los EE. UU. también es cierto que esa relación es de país a país; en lo que respecta a la relación que puedan tener determinadas agencias e instituciones, siempre y cuando no contravenga la política exterior de ese país, las agencias se relacionan de manera independiente y autónoma.

La jefe del MP fue “sancionada” e incluida en una lista que, arbitrariamente, la designa corrupta y como efecto de esa designación, le ha sido retirada la visa para ingresar a ese país; la relación de otras agencias con la institución, es decir, con el Ministerio Público, se mantiene y fortalece.  Algunas de las agencias que se relacionan sin problema alguno con el MP son el DHS, FBI, INL, el Departamento de Justicia y otras agencias y secretarías.  Ello, independientemente que la relación diplomática de gobierno a gobierno se mantiene incólume.

Como muestra de ello, el Ministerio Público publica que durante el período de la Fiscal General Thelma Aldana (2014-2018) se capturó con fines de extradición a 46 personas, mientras que durante el primer período de Consuelo Porras (2018-2022) el número fue de 138 extraditables.

 

 

 

Las extradiciones requieren del concurso de la agencia encargada del law enforcement (la que realiza investigaciones, operativos y solicita las capturas) además del Departamento de Justicia.  Es por ello por lo que se afirma que la cooperación y relación de las agencias antinarcóticas, de investigación federal y de control de fronteras, así como del Departamento de Justicia -homóloga del Ministerio Público- se ha mantenido fluida a pesar de la designación del Departamento de Estado que no se desenvuelve en asuntos de justicia, sino eminentemente políticos.

 

El aumento exponencial de aprehensiones con fines de extradición entre el período de Aldana y el de Porras no se debe a que, de repente, aumentó el número de personas requeridas por EE. UU. sino que se debe a la mejora de relación y operación entre las agencias de ese país, con el Ministerio Público y las otras entidades del sistema de justicia guatemalteco, relacionadas.  

Es un hecho que durante la administración de Aldana y mientras fue embajador Todd Robinson, la relación política entre ellos y el trabajo que interesó a aquellas administraciones fue muy cercana.  Actualmente -es evidente- la relación de Robinson, hoy secretario asistente del Departamento de Estado para asuntos narcóticos internacionales y de cumplimiento de le ley con la FG Porras es nula, a pesar de que la cooperación de las agencias antinarcóticas de aquel país con el MP es, como se repite, fluida.  Parece entonces que el problema entre el Departamento de Estado y la Fiscal General -y por añadidura el Ministerio Público- es de naturaleza política y no jurídica, o judicial

La agenda política de aquel país pasa porque sus operadores (fiscales y jueces afines) en el sistema de justicia guatemalteco sean intocables, sin importar que pudiesen haber cometido alguna ilegalidad en su proceder.  Esto es relevante, porque lo que evidencia es que, cuando se trata de sus afines, las posibles ilegalidades no importan; cuando se trata de otros, quienes no responden a sus intereses y deseos, son designados como corruptos sin importar que la agenda de país en su conjunto (lucha en contra de la corrupción, narcotráfico, tráfico de personas, etc.) pueda verse afectada.  Por suerte, la agenda contra el crimen transnacional (antinarcótica, persecución en contra de la trata de personas, antiterrorista, etc.) se mantiene a pesar de los intereses de algunos políticos.

Así, la visita del presidente Giammattei es un paso en la dirección correcta para resolver cualquier desavenencia que pueda haber habido, pero, sobre todo para mostrar que las relaciones entre los gobiernos se mantienen sólidas.

Las relaciones entre los países son tirantes en muchas ocasiones, pues los intereses de uno y de otro no siempre se alinean, sino más bien, cada uno busca que SUS intereses prevalezcan sobre el del otro.  Los altibajos en las relaciones, entre las personas, como entre las naciones son naturales; lo que no es natural es la imposición y la injerencia en asuntos internos del otro país, así lo establece la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas.  Benito Juárez, lo dijo tal vez, más claramente: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”