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Marea roja, no. Salpicada roja, tal vez

La elección de ayer demostró que la influencia de Trump es perniciosa para las pretensiones del partido Republicano

Republicanos y Demócratas
Alejandro Palmieri
09 de noviembre, 2022

Las elecciones de ayer, 8 de noviembre en Estados Unidos han dado un resultado que sorprende a la mayoría de los analistas y medios de comunicación, pero sobre todo sorprende -desagradablemente- al partido Republicano que esperaba mucho mejores resultados.  Se habló de una “ola roja” (refiriéndose a un abrumador triunfo republicano) pero lo que en realidad sucedió puede catalogarse más como una salpicada.  

Aunque todavía faltan datos finales de algunas carreras, en algunas muy importantes para la mayoría republicana en el senado, han perdido.  Sobre todo, han perdido los candidatos apoyados por Donald Trump, que lidera una facción extrema dentro de ese partido y que amenaza con radicalizar al partido de Lincoln.  

Se prevé, eso sí, que los republicanos tengan mayoría en la cámara baja -el congreso- pero se hace cuesta arriba lograr lo mismo en el senado.

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En las elecciones clave para el senado, destaca la de Pensilvania, donde el candidato apoyado por Trump, Mehmet Oz perdió frente al demócrata John Fetterman, quien sufrió un derrame en semanas pasadas que le dejó con cierta incapacidad para procesar adecuadamente, lo que quedó evidente en el debate que sostuvo con su contrincante.  A pesar de que ello podría haber sido tomado en cuenta por los votantes, lo prefirieron a él que al “trumpista”.  Ese estado eligió a un gobernador también demócrata, lo que marca a ese “swing state” como una batalla perdida para los republicanos y que hace que las elecciones presidenciales de 2024 en ese estado están muy complicadas para ellos. 

Quedan tres elecciones para el senado por definir y los republicanos deben ganar 2 para lograr tener mayoría.  Una de ellas, la de Georgia, entre el ex jugador de futbol americano Herschel Walker y el senador demócrata Raphael Warnock irá probablemente a un balotaje para definir al ganador.  A Walker, otro candidato apoyado por Trump, fue duramente afectado por una serie de escándalos que plagaron su campaña, además de que en ese estado corrió un tercer candidato, Chace Oliver, por el partido libertario.  De no haber estado en la contienda, es muy probable que Walker tomase esos votos.

Los temas que llevaron a los estadounidenses a las urnas varían desde la inflación, el precio de los combustibles y la violencia en zonas urbanas, al aborto y derechos de la comunidad LGBT.  A pesar de estar sufriendo la peor inflación de los últimos 40 años, los demócratas lograron hacer que la discusión fuese hacia los temas que más les importan a los liberales -entendido que, en Estados Unidos se le llama liberal a alguien que simpatiza con partido demócrata, políticas de identidad y de centralización de la economía) que hacia los temas más tangibles como la economía.  Hay que recordar que, en meses pasados, la Corte Suprema revocó una decisión anterior (Roe v. Wade) que obligaba a los estados a reconocer el derecho al aborto; la decisión de esta Corte, dominada por jueces conservadores, no prohibió el aborto como se ha querido hacer ver, sino solamente dejó en manos de cada estado esa decisión.  Sin embargo, la duda y el desconocimiento parece haber sido suficiente para que los votantes se inclinaran por los demócratas.

Las elecciones de medio período, como son conocidas, usualmente son ganadas por el partido en la oposición; en los últimos 50 años, Ronald Reagan en su segundo período, perdió solamente 5 escaños, contrastado con Barack Obama que perdió 63 en su primer período.  George W. Bush, por ejemplo, es quien más ha ganado en ese mismo período, logrando 8 escaños más, aunque durante su segundo período perdió 30.

Datos históricos aparte, la elección de ayer demostró que la influencia de Trump es perniciosa para las pretensiones del partido Republicano.  Si a ello se agrega que los problemas del expresidente no están ni por asomo lejos de terminar, el GOP (Grand Old Party, como se le conoce) debe marcar distancia con el radicalismo del ala trumpista y acercarse más a las preocupaciones y necesidades del estadounidense promedio, sin abandonar, por supuesto, los principios de defensa de la libertad individual por sobre la imposición estatal o de grupos de interés.

La administración Biden tendrá un trabajo un poco más complicado en el congreso, pero no tanto como se esperaba.  A falta de algunos resultados, como se dijo, no se puede hablar de una victoria republicana, sino más bien de que el partido demócrata resistió el embate.  Cómo se traducirá este resultado en beneficio para los ciudadanos de aquel país, está por verse.

Marea roja, no. Salpicada roja, tal vez

La elección de ayer demostró que la influencia de Trump es perniciosa para las pretensiones del partido Republicano

Republicanos y Demócratas
Alejandro Palmieri
09 de noviembre, 2022

Las elecciones de ayer, 8 de noviembre en Estados Unidos han dado un resultado que sorprende a la mayoría de los analistas y medios de comunicación, pero sobre todo sorprende -desagradablemente- al partido Republicano que esperaba mucho mejores resultados.  Se habló de una “ola roja” (refiriéndose a un abrumador triunfo republicano) pero lo que en realidad sucedió puede catalogarse más como una salpicada.  

Aunque todavía faltan datos finales de algunas carreras, en algunas muy importantes para la mayoría republicana en el senado, han perdido.  Sobre todo, han perdido los candidatos apoyados por Donald Trump, que lidera una facción extrema dentro de ese partido y que amenaza con radicalizar al partido de Lincoln.  

Se prevé, eso sí, que los republicanos tengan mayoría en la cámara baja -el congreso- pero se hace cuesta arriba lograr lo mismo en el senado.

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En las elecciones clave para el senado, destaca la de Pensilvania, donde el candidato apoyado por Trump, Mehmet Oz perdió frente al demócrata John Fetterman, quien sufrió un derrame en semanas pasadas que le dejó con cierta incapacidad para procesar adecuadamente, lo que quedó evidente en el debate que sostuvo con su contrincante.  A pesar de que ello podría haber sido tomado en cuenta por los votantes, lo prefirieron a él que al “trumpista”.  Ese estado eligió a un gobernador también demócrata, lo que marca a ese “swing state” como una batalla perdida para los republicanos y que hace que las elecciones presidenciales de 2024 en ese estado están muy complicadas para ellos. 

Quedan tres elecciones para el senado por definir y los republicanos deben ganar 2 para lograr tener mayoría.  Una de ellas, la de Georgia, entre el ex jugador de futbol americano Herschel Walker y el senador demócrata Raphael Warnock irá probablemente a un balotaje para definir al ganador.  A Walker, otro candidato apoyado por Trump, fue duramente afectado por una serie de escándalos que plagaron su campaña, además de que en ese estado corrió un tercer candidato, Chace Oliver, por el partido libertario.  De no haber estado en la contienda, es muy probable que Walker tomase esos votos.

Los temas que llevaron a los estadounidenses a las urnas varían desde la inflación, el precio de los combustibles y la violencia en zonas urbanas, al aborto y derechos de la comunidad LGBT.  A pesar de estar sufriendo la peor inflación de los últimos 40 años, los demócratas lograron hacer que la discusión fuese hacia los temas que más les importan a los liberales -entendido que, en Estados Unidos se le llama liberal a alguien que simpatiza con partido demócrata, políticas de identidad y de centralización de la economía) que hacia los temas más tangibles como la economía.  Hay que recordar que, en meses pasados, la Corte Suprema revocó una decisión anterior (Roe v. Wade) que obligaba a los estados a reconocer el derecho al aborto; la decisión de esta Corte, dominada por jueces conservadores, no prohibió el aborto como se ha querido hacer ver, sino solamente dejó en manos de cada estado esa decisión.  Sin embargo, la duda y el desconocimiento parece haber sido suficiente para que los votantes se inclinaran por los demócratas.

Las elecciones de medio período, como son conocidas, usualmente son ganadas por el partido en la oposición; en los últimos 50 años, Ronald Reagan en su segundo período, perdió solamente 5 escaños, contrastado con Barack Obama que perdió 63 en su primer período.  George W. Bush, por ejemplo, es quien más ha ganado en ese mismo período, logrando 8 escaños más, aunque durante su segundo período perdió 30.

Datos históricos aparte, la elección de ayer demostró que la influencia de Trump es perniciosa para las pretensiones del partido Republicano.  Si a ello se agrega que los problemas del expresidente no están ni por asomo lejos de terminar, el GOP (Grand Old Party, como se le conoce) debe marcar distancia con el radicalismo del ala trumpista y acercarse más a las preocupaciones y necesidades del estadounidense promedio, sin abandonar, por supuesto, los principios de defensa de la libertad individual por sobre la imposición estatal o de grupos de interés.

La administración Biden tendrá un trabajo un poco más complicado en el congreso, pero no tanto como se esperaba.  A falta de algunos resultados, como se dijo, no se puede hablar de una victoria republicana, sino más bien de que el partido demócrata resistió el embate.  Cómo se traducirá este resultado en beneficio para los ciudadanos de aquel país, está por verse.