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Oscar Dávila, gallo tapado o caballo de Troya en la elección de Fiscal General

Oscar Dávila fue fiscal, viceministro antinarcótico y contaría con el respaldo de EE. UU., pero su actual cargo al frente de la comisión anticorrupción del gobierno no lo deja bien parado.

Oscar Dávila fue viceministro de Gobernación
Alejandro Palmieri
08 de marzo, 2022

Oscar Miguel Dávila Mejicanos es un abogado que ha pasado casi la totalidad de su vida laboral y profesional trabajando en el Estado, y de ese tiempo, 21 años trabajó en el Ministerio Público donde empezó como Oficial de Fiscalía I. En julio de 2006 se gradúa como Abogado y Notario y a partir de entonces labora como profesional. Con El paso de tiempo fue ascendiendo y llegó a ser Fiscal Encargado de la Unidad Especializada Contra Organizaciones Criminales dedicadas al Narcotráfico, Lavado de Dinero y otros Activos, y Delitos Contra el Orden Tributario.

Su carrera en el MP, los puestos en los que estuvo, permiten adivinar que Dávila Mejicanos ha tenido una muy buena relación con las agencias estadounidenses relacionadas con el narcotráfico y otras actividades del crimen organizado, pero al ver que cuando sale el MP su primer trabajo fuera del erario público es en la Sección de asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de la Embajada de los Estados Unidos de América en Guatemala, esa estrecha relación se confirma.

Luego de su paso por el MP, el presidente Jimmy Morales lo nombra viceministro antinarcóticos de junto con Francisco Rivas, como ministro de Gobernación. Es después de su salida del viceministerio que va a trabajar con “la embajada”.

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Finalmente, el presidente Giammattei, en febrero de 2020 lo nombró Comisionado Presidencial Contra la Corrupción, puesto que ha tenido desde entonces.

Dávila Mejicanos es uno de los profesionales que habiéndose postulado para ser Fiscal General, ha pasado el primer filtro (de requisitos formales), continúa en el proceso y deberá ser entrevistado, calificado y votado por por lo menos 10 comisionados para estar en la lista de 6 de la que el presidente escogerá 1 para ser el próximo Fiscal General.

En medios y redes sociales se ha señalado a la actual Fiscal General de ser “aliada” del presidente Giammattei; él incluso se ha referido a ella como su amiga, así que se presume que el presidente se inclinará por re elegir a Consuelo Porras como FG.

Si a esa posibilidad se le puede llamar “plan A” por ser lo que se especula que preferiría el presidente, como un posible “plan B” se ha mencionado a Jorge Luis

Donado, actual Procurador General de la Nanción. Éste también ha sido cuestionado por su cercanía con el presidente, aunque Giammattei no lo haya nombrado en la PGN. Por esa supuesta cercanía, grupos adversos al presidente lo tachan, además de que se le ha señalado como “defensor de narcos” por haber auxiliado en una audiencia de primera declaración a un sindicado de lavado de dinero.

Recientemente fue presentada una solicitud de retiro de inmunidad en su contra por su participación en la aprobación de un contrato entre Ferrovías y Redmed. Como sea, se especula que sería de los candidatos favoritos del oficialismo, aunque analistas y entendidos en esos procesos lo ponen en duda. Quienes así opinan, señalan que las sospechas y sindicaciones son infundadas; por el contrario, algunos especulan de que su “lealtad” hacia el presidente sea superficial. En todo caso, un Fiscal General no tiene por qué guardar lealtad y menos obediencia a quien lo nombra.

Y si las opciones anteriores no fuesen viables, se menciona a Dávila Mejicanos como un posible “gallo tapado” (expresión que se usa coloquialmente para referirse a un elegido, mas no abiertamente) del presidente Giammattei. Quienes así opinan, argumentan que la posición de Comisionado Presidencial Contra la Corrupción -y su exigua labor en ese rol- habla por sí sola. Esa pasividad ante posibles hechos de corrupción en la actual administración hace pensar que en la función de Fiscal General, sería benévolo con la administración.

Aunque la anterior es una posibilidad, expertos consultados difieren de esa postura; Dávila Mejicanos no formó parte del equipo del partido Vamos, que llevó a Giammattei a la presidencia y tampoco se le vincula con grupos afines ideológicamente hablando. Aunque no está del todo claro, se especula que su nombramiento como Comisionado Presidencial Contra la Corrupción fue una sugerencia (por decirlo de una manera) de funcionarios de “la embajada”.

Si la buena o estrecha relación que ha tenido Dávila Mejicanos con las agencias americanas a lo largo de su vida laboral sirven de algo, es bastante creíble que dichas agencias y agentes diplomáticos de aquel país verían con muy buenos ojos que alguien como Dávila Mejicanos llegase a ocupar la posición de Fiscal General, sobre todo a la luz de la inclusión en la Lista Engel de la actual Fiscal General.

Sin embargo, lo anterior también ha sido cuestionado; grupos opositores, oenegés activistas y personas críticas del actual gobierno, se han expresado en términos aparentemente claros respecto a la posibilidad de que Dávila Mejicanos sea nombrado Fiscal General.

Eso ha hecho pensar que es rechazado por esos grupos y personas y que, por lo tanto, podría ser una opción para que el régimen lograse poner a uno “de los suyos” en el MP. Bajo una suerte de lógica maniquea, si los opositores del gobierno se oponen a Dávila Mejicanos, debe ser entonces que éste es y será aliado del gobierno.

No solo la historia ha demostrado cómo eso es un pensamiento erróneo (recordemos a Otto Pérez y Thelma Aldana) sino que sobre lo anterior también hay dos teorías que circulan; ninguna corroborada, cabe decir.

Una de ellas es que Dávila Mejicanos sí es uno de los favoritos de “la embajada” y que con él en el MP las cosas volverían a ser como antes; la confianza en la figura del Fiscal General restaurada y la cooperación de Estados Unidos y todas sus agencias restablecida sin restricciones.

Eso normalmente haría que los grupos y personas locales (de izquierda, por llamarles de alguna manera) afines a los intereses americanos se alinearan y se manifestaran de esa manera. Sin embargo, de acuerdo a esa “bola” por diversas razones, esos grupos y personas locales se hayan distanciado de la postura favorecida por los funcionarios del norte, de tal suerte que esta vez no compartirían criterio y, foráneos y locales divergen en agenda con respecto al nombramiento de Fiscal General.

La otra teoría es la del caballo de Troya, en la cual Dávila Mejicanos es atacado y tachado por personas y grupos de izquierda (término usado liberalmente) para aparentar que lo adversan, cuando en realidad es quien no solo las agencias americanas quisieran, sino que también los grupos locales. Así, dichos cuestionamientos serían una treta para acerlo una opción “apetecible” ante la posible caída de los planes A y B.

Sin embargo, en redes sociales ha sido señalado que Dávila Mejicanos tiene vínculos cercanos con agentes extranjeros y que eso sería una contingencia, o una razón para que no ocupase el puesto. Ciertamente su hoja de vida da cuenta de esa estrecha relación con agentes y agencias americanas pero si eso lo hace indeseable será una cuestión que los comisionados y el presidente deban dilucidar.

Los cuestionamientos y señalamientos de vínculos, relaciones y posibles intereses son circunstanciales, en todo caso. Sin embargo ha salido a luz un elemento que de comprobarse sí invalidaría la postulación de Dávila Mejicanos. Una cuestión de forma, si se quiere, pero que en un proceso como el de selección Fiscal General evidenciaría descuido imperdonable, o peor aún, intento de engaño.

Resulta que el notario que autorizó las actas que se requieren para la presentación del expediente de Dávila Mejicanos, el notario Carlos Antonio Miranda Arévalo es empleado de la Comisión Presidencial Contra la Corrupción contratado bajo el renglón 021, situación que lo inhabilita para el ejercicio de esa actividad. Así, las actas notariales carecían de valor, pero además podría haber cometido delito el notario inhabilitado al autorizar dichos instrumentos, pues sabía de tal impedimento.

Como se dijo, los elementos circunstanciales a favor y en contra de Óscar Miguel Dávila Mejicanos son materia para que los comisionados y en última instancia, el presidente, lo consideren para ocupar la Fiscalía General y el que un notario inhabilitado haya sido quien “autorizó” las actas que presentó dicho candidato son materia para la Comisión de Postulación y, en última instancia, materia para el Ministerio Público, precisamente la institución que Dávila Mejicanos pretende dirigir.

Oscar Dávila, gallo tapado o caballo de Troya en la elección de Fiscal General

Oscar Dávila fue fiscal, viceministro antinarcótico y contaría con el respaldo de EE. UU., pero su actual cargo al frente de la comisión anticorrupción del gobierno no lo deja bien parado.

Oscar Dávila fue viceministro de Gobernación
Alejandro Palmieri
08 de marzo, 2022

Oscar Miguel Dávila Mejicanos es un abogado que ha pasado casi la totalidad de su vida laboral y profesional trabajando en el Estado, y de ese tiempo, 21 años trabajó en el Ministerio Público donde empezó como Oficial de Fiscalía I. En julio de 2006 se gradúa como Abogado y Notario y a partir de entonces labora como profesional. Con El paso de tiempo fue ascendiendo y llegó a ser Fiscal Encargado de la Unidad Especializada Contra Organizaciones Criminales dedicadas al Narcotráfico, Lavado de Dinero y otros Activos, y Delitos Contra el Orden Tributario.

Su carrera en el MP, los puestos en los que estuvo, permiten adivinar que Dávila Mejicanos ha tenido una muy buena relación con las agencias estadounidenses relacionadas con el narcotráfico y otras actividades del crimen organizado, pero al ver que cuando sale el MP su primer trabajo fuera del erario público es en la Sección de asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de la Embajada de los Estados Unidos de América en Guatemala, esa estrecha relación se confirma.

Luego de su paso por el MP, el presidente Jimmy Morales lo nombra viceministro antinarcóticos de junto con Francisco Rivas, como ministro de Gobernación. Es después de su salida del viceministerio que va a trabajar con “la embajada”.

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Finalmente, el presidente Giammattei, en febrero de 2020 lo nombró Comisionado Presidencial Contra la Corrupción, puesto que ha tenido desde entonces.

Dávila Mejicanos es uno de los profesionales que habiéndose postulado para ser Fiscal General, ha pasado el primer filtro (de requisitos formales), continúa en el proceso y deberá ser entrevistado, calificado y votado por por lo menos 10 comisionados para estar en la lista de 6 de la que el presidente escogerá 1 para ser el próximo Fiscal General.

En medios y redes sociales se ha señalado a la actual Fiscal General de ser “aliada” del presidente Giammattei; él incluso se ha referido a ella como su amiga, así que se presume que el presidente se inclinará por re elegir a Consuelo Porras como FG.

Si a esa posibilidad se le puede llamar “plan A” por ser lo que se especula que preferiría el presidente, como un posible “plan B” se ha mencionado a Jorge Luis

Donado, actual Procurador General de la Nanción. Éste también ha sido cuestionado por su cercanía con el presidente, aunque Giammattei no lo haya nombrado en la PGN. Por esa supuesta cercanía, grupos adversos al presidente lo tachan, además de que se le ha señalado como “defensor de narcos” por haber auxiliado en una audiencia de primera declaración a un sindicado de lavado de dinero.

Recientemente fue presentada una solicitud de retiro de inmunidad en su contra por su participación en la aprobación de un contrato entre Ferrovías y Redmed. Como sea, se especula que sería de los candidatos favoritos del oficialismo, aunque analistas y entendidos en esos procesos lo ponen en duda. Quienes así opinan, señalan que las sospechas y sindicaciones son infundadas; por el contrario, algunos especulan de que su “lealtad” hacia el presidente sea superficial. En todo caso, un Fiscal General no tiene por qué guardar lealtad y menos obediencia a quien lo nombra.

Y si las opciones anteriores no fuesen viables, se menciona a Dávila Mejicanos como un posible “gallo tapado” (expresión que se usa coloquialmente para referirse a un elegido, mas no abiertamente) del presidente Giammattei. Quienes así opinan, argumentan que la posición de Comisionado Presidencial Contra la Corrupción -y su exigua labor en ese rol- habla por sí sola. Esa pasividad ante posibles hechos de corrupción en la actual administración hace pensar que en la función de Fiscal General, sería benévolo con la administración.

Aunque la anterior es una posibilidad, expertos consultados difieren de esa postura; Dávila Mejicanos no formó parte del equipo del partido Vamos, que llevó a Giammattei a la presidencia y tampoco se le vincula con grupos afines ideológicamente hablando. Aunque no está del todo claro, se especula que su nombramiento como Comisionado Presidencial Contra la Corrupción fue una sugerencia (por decirlo de una manera) de funcionarios de “la embajada”.

Si la buena o estrecha relación que ha tenido Dávila Mejicanos con las agencias americanas a lo largo de su vida laboral sirven de algo, es bastante creíble que dichas agencias y agentes diplomáticos de aquel país verían con muy buenos ojos que alguien como Dávila Mejicanos llegase a ocupar la posición de Fiscal General, sobre todo a la luz de la inclusión en la Lista Engel de la actual Fiscal General.

Sin embargo, lo anterior también ha sido cuestionado; grupos opositores, oenegés activistas y personas críticas del actual gobierno, se han expresado en términos aparentemente claros respecto a la posibilidad de que Dávila Mejicanos sea nombrado Fiscal General.

Eso ha hecho pensar que es rechazado por esos grupos y personas y que, por lo tanto, podría ser una opción para que el régimen lograse poner a uno “de los suyos” en el MP. Bajo una suerte de lógica maniquea, si los opositores del gobierno se oponen a Dávila Mejicanos, debe ser entonces que éste es y será aliado del gobierno.

No solo la historia ha demostrado cómo eso es un pensamiento erróneo (recordemos a Otto Pérez y Thelma Aldana) sino que sobre lo anterior también hay dos teorías que circulan; ninguna corroborada, cabe decir.

Una de ellas es que Dávila Mejicanos sí es uno de los favoritos de “la embajada” y que con él en el MP las cosas volverían a ser como antes; la confianza en la figura del Fiscal General restaurada y la cooperación de Estados Unidos y todas sus agencias restablecida sin restricciones.

Eso normalmente haría que los grupos y personas locales (de izquierda, por llamarles de alguna manera) afines a los intereses americanos se alinearan y se manifestaran de esa manera. Sin embargo, de acuerdo a esa “bola” por diversas razones, esos grupos y personas locales se hayan distanciado de la postura favorecida por los funcionarios del norte, de tal suerte que esta vez no compartirían criterio y, foráneos y locales divergen en agenda con respecto al nombramiento de Fiscal General.

La otra teoría es la del caballo de Troya, en la cual Dávila Mejicanos es atacado y tachado por personas y grupos de izquierda (término usado liberalmente) para aparentar que lo adversan, cuando en realidad es quien no solo las agencias americanas quisieran, sino que también los grupos locales. Así, dichos cuestionamientos serían una treta para acerlo una opción “apetecible” ante la posible caída de los planes A y B.

Sin embargo, en redes sociales ha sido señalado que Dávila Mejicanos tiene vínculos cercanos con agentes extranjeros y que eso sería una contingencia, o una razón para que no ocupase el puesto. Ciertamente su hoja de vida da cuenta de esa estrecha relación con agentes y agencias americanas pero si eso lo hace indeseable será una cuestión que los comisionados y el presidente deban dilucidar.

Los cuestionamientos y señalamientos de vínculos, relaciones y posibles intereses son circunstanciales, en todo caso. Sin embargo ha salido a luz un elemento que de comprobarse sí invalidaría la postulación de Dávila Mejicanos. Una cuestión de forma, si se quiere, pero que en un proceso como el de selección Fiscal General evidenciaría descuido imperdonable, o peor aún, intento de engaño.

Resulta que el notario que autorizó las actas que se requieren para la presentación del expediente de Dávila Mejicanos, el notario Carlos Antonio Miranda Arévalo es empleado de la Comisión Presidencial Contra la Corrupción contratado bajo el renglón 021, situación que lo inhabilita para el ejercicio de esa actividad. Así, las actas notariales carecían de valor, pero además podría haber cometido delito el notario inhabilitado al autorizar dichos instrumentos, pues sabía de tal impedimento.

Como se dijo, los elementos circunstanciales a favor y en contra de Óscar Miguel Dávila Mejicanos son materia para que los comisionados y en última instancia, el presidente, lo consideren para ocupar la Fiscalía General y el que un notario inhabilitado haya sido quien “autorizó” las actas que presentó dicho candidato son materia para la Comisión de Postulación y, en última instancia, materia para el Ministerio Público, precisamente la institución que Dávila Mejicanos pretende dirigir.