Toma de posición a favor de Armenia, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.
Tres generaciones de guatemaltecos recuerdan las transmisiones del programa de televisión argentino Titanes en el Ring, cuyo elenco era liderado por el luchador Martín Karadagián.
Los aficionados a la raqueta siguieron de cerca los movimientos de David Nalbandian, quien llegó a ser el tercer mejor tenista del mundo en marzo de 2006.
Si consultan a diario la prensa del corazón, conocen la vida íntima de Kim Kardashian y sus hermanas. Alguna vez se sentaron a ver las películas donde Rosa Gloria Chagoyán interpretó el papel de Lola la Trailera. Por ahí supieron que el nombre completo de la cantante Cher es Cherilyn Sarkisian.
Si poseen todos los discos de System of a Down, saben que la banda está formada por el cantante Serj Tankian, el guitarrista Daron Malakian, el bajista Shavo Oladjian y el baterista John Dolmayan.
Y si tienen gusto por las letras ya leyeron las novelas de William Saroyane encontraron con los poemas de Peter Balakian y tendrán guardado a buen recaudo un ejemplar de El aleph engordado. Libro retirado de circulación por orden de María Kodama– firmado por Pablo Katchadjian.
Todos los apellidos que terminan en -yan e –ian remiten a un origen común: Armenia. País situado entre Europa Oriental y Asia Occidental que ocupa 29,743 kilómetros cuadrados de montañas, valles y lagos rodeados por Georgia, Irán, Azerbaiyán y Turquía.
Siglos atrás llegó a ser un reino poderoso, su extensión era seis veces mayor y llegó a tener costas entre los mares Caspio y Mediterráneo. Su tamaño actual supera a Belice y El Salvador.
Parte de su gente emigró al continente americano para escapar de la opresión que sufrió bajo el imperio otomano –antecesor del Estado turco–, agravada por las matanzas de 1909 y llevada al genocidio cometido en 1915.
La mayoría se instaló en Estados Unidos y Argentina, con alguna presencia en Uruguay, Brasil, Chile y México. Cuando los presenten con un -ian o un -yan, tengan la certeza de que se encuentran ante un descendiente de armenios: no hay pierde.
Reaparece Armenia
El nombre de Armenia volvió a abrirse paso entre las noticias relacionadas con las elecciones presidenciales de Estados Unidos y la segunda ola de contagios del covid-19 a causa del renovado conflicto por el enclave de Nagorno Karabaj.
Su población mayoritaria es armenia y rechazó que la incluyeran dentro de la exrepública soviética de Azerbaiyán, de población musulmana chiita. El territorio fue escenario de la guerra que duró de 1988 a 1994, cuando se declaró independiente con el nombre de República de Artsaj.
Ningún Estado del mundo la reconoce –incluso la propia Armenia, sin que le impida brindarle asistencia económica y ayuda militar.
Los azeríes reiteran que Artsaj les pertenece y el conflicto permanece latente. Los combates se retomaron del 1 al 5 de abril de 2016. Ocurrieron escaramuzas en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán entre el 12 y el 16 de julio, y el capítulo más reciente se escribe desde el 27 de septiembre.
Pese a la tregua anunciada el 10 de octubre la maquinaria bélica sigue en movimiento con bajas entre la población civil de los bandos involucrados. La suspensión buscaba el intercambio de prisioneros y la recuperación de los caídos en combate.
Yo no oculto mis simpatías por Armenia y Artsaj. Los armenios figuran entre los contados pueblos del mundo con historia documentada desde hace 3 mil años; comparten antigüedad con los griegos, los chinos, los coptos y los mayas.
Podrán carecer de los recursos materiales y propagandísticos desplegados por sus enemigos, pero cuentan con las reservas espirituales de su gente y la voluntad de sobrevivir contra toda esperanza.
Lo consiguieron cuando cerraron filas para contener la última embestida de los otomanos durante la batalla de Sardarabad, librada del 21 al 29 de mayo de 1918, después de que la primera república independiente de Armenia cayera bajo dominio soviético el 2 de diciembre de 1920.
Ahí están, ahí siguen y ahí permanecerán con la certeza de que algún día volverán a peregrinar al monte Ararat, símbolo de la primera nación que adoptó el cristianismo como religión oficial allá por el año 301 de nuestra era común.
Toma de posición a favor de Armenia, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.
Tres generaciones de guatemaltecos recuerdan las transmisiones del programa de televisión argentino Titanes en el Ring, cuyo elenco era liderado por el luchador Martín Karadagián.
Los aficionados a la raqueta siguieron de cerca los movimientos de David Nalbandian, quien llegó a ser el tercer mejor tenista del mundo en marzo de 2006.
Si consultan a diario la prensa del corazón, conocen la vida íntima de Kim Kardashian y sus hermanas. Alguna vez se sentaron a ver las películas donde Rosa Gloria Chagoyán interpretó el papel de Lola la Trailera. Por ahí supieron que el nombre completo de la cantante Cher es Cherilyn Sarkisian.
Si poseen todos los discos de System of a Down, saben que la banda está formada por el cantante Serj Tankian, el guitarrista Daron Malakian, el bajista Shavo Oladjian y el baterista John Dolmayan.
Y si tienen gusto por las letras ya leyeron las novelas de William Saroyane encontraron con los poemas de Peter Balakian y tendrán guardado a buen recaudo un ejemplar de El aleph engordado. Libro retirado de circulación por orden de María Kodama– firmado por Pablo Katchadjian.
Todos los apellidos que terminan en -yan e –ian remiten a un origen común: Armenia. País situado entre Europa Oriental y Asia Occidental que ocupa 29,743 kilómetros cuadrados de montañas, valles y lagos rodeados por Georgia, Irán, Azerbaiyán y Turquía.
Siglos atrás llegó a ser un reino poderoso, su extensión era seis veces mayor y llegó a tener costas entre los mares Caspio y Mediterráneo. Su tamaño actual supera a Belice y El Salvador.
Parte de su gente emigró al continente americano para escapar de la opresión que sufrió bajo el imperio otomano –antecesor del Estado turco–, agravada por las matanzas de 1909 y llevada al genocidio cometido en 1915.
La mayoría se instaló en Estados Unidos y Argentina, con alguna presencia en Uruguay, Brasil, Chile y México. Cuando los presenten con un -ian o un -yan, tengan la certeza de que se encuentran ante un descendiente de armenios: no hay pierde.
Reaparece Armenia
El nombre de Armenia volvió a abrirse paso entre las noticias relacionadas con las elecciones presidenciales de Estados Unidos y la segunda ola de contagios del covid-19 a causa del renovado conflicto por el enclave de Nagorno Karabaj.
Su población mayoritaria es armenia y rechazó que la incluyeran dentro de la exrepública soviética de Azerbaiyán, de población musulmana chiita. El territorio fue escenario de la guerra que duró de 1988 a 1994, cuando se declaró independiente con el nombre de República de Artsaj.
Ningún Estado del mundo la reconoce –incluso la propia Armenia, sin que le impida brindarle asistencia económica y ayuda militar.
Los azeríes reiteran que Artsaj les pertenece y el conflicto permanece latente. Los combates se retomaron del 1 al 5 de abril de 2016. Ocurrieron escaramuzas en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán entre el 12 y el 16 de julio, y el capítulo más reciente se escribe desde el 27 de septiembre.
Pese a la tregua anunciada el 10 de octubre la maquinaria bélica sigue en movimiento con bajas entre la población civil de los bandos involucrados. La suspensión buscaba el intercambio de prisioneros y la recuperación de los caídos en combate.
Yo no oculto mis simpatías por Armenia y Artsaj. Los armenios figuran entre los contados pueblos del mundo con historia documentada desde hace 3 mil años; comparten antigüedad con los griegos, los chinos, los coptos y los mayas.
Podrán carecer de los recursos materiales y propagandísticos desplegados por sus enemigos, pero cuentan con las reservas espirituales de su gente y la voluntad de sobrevivir contra toda esperanza.
Lo consiguieron cuando cerraron filas para contener la última embestida de los otomanos durante la batalla de Sardarabad, librada del 21 al 29 de mayo de 1918, después de que la primera república independiente de Armenia cayera bajo dominio soviético el 2 de diciembre de 1920.
Ahí están, ahí siguen y ahí permanecerán con la certeza de que algún día volverán a peregrinar al monte Ararat, símbolo de la primera nación que adoptó el cristianismo como religión oficial allá por el año 301 de nuestra era común.