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Propuesta para la celebración del Día Mundial de la Historieta

Redacción República
19 de abril, 2020

Propuesta para la celebración del Día Mundial de la Historieta, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

El 24 de marzo de 2020, con pocas horas de diferencia, morían el dibujante francés Albert Uderzo y el caricaturista cubano Juan Padrón.

Uderzo, junto al guionista René Goscinny, creó el elenco que interviene en las historias protagonizadas desde 1959 por Astérix el galo y su fiel amigo Obelix, el repartidor de menhires.

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Padrón imaginó las aventuras del coronel mambí Elpidio Valdés al lado de su novia María Silvia y su caballo Palmiche a partir de 1970.

Los dos surgieron en revistas destinadas al público infantil, impregnaron la memoria de sus lectores y no resulta extraño que más de alguien lance juramentos por Tutatis o murmure, entre dientes, «eso habría que verlo, compay».

Astérix y Elpidio Valdés se enfrentan a fuerzas superiores en número y armamento (las centurias romanas que ocuparon la Galia al mando de Julio César y el ejército español que combatió a los independentistas cubanos de 1895 a 1898) haciendo gala de la astucia.

Además, del sentido de humor y, en el caso de Astérix, acudiendo a una poción mágica de consumo exclusivo para los varones de su aldea, situada en algún lugar de la Bretaña francesa.

Ambos dieron clases de historia, geografía y costumbres a los niños; divirtieron a los adultos con las alusiones a personajes y hechos contemporáneos que insertaron entre dibujo y dibujo.

También enfrentaron cargos de chauvinismo y manipulación ideológica que los llevaron ante ese tribunal inquisidor que vigila todo arte popular.

Las historietas

No está de más mencionar que Padrón –también director del film de dibujos animados Vampiros en La Habana (1985)– citó el trabajo de Goscinny y Uderzo entre sus influencias.

Al llegar a setentón adquirió el aspecto de un Obelix ya mayor que enseña a sus nietos el arte de cazar jabalíes y repartirles tortazos a los soldados enemigos (mi amigo el historiador Israel Ventura asegura que Padrón se asemejó en sus últimos años al general Resóplez, el implacable perseguidor de Elpidio Valdés).

Es poco frecuente que dos cultores de una misma disciplina, queridos y admirados por miles de personas, lleguen al final de su ciclo vital el mismo día.

Sucedió el 13 de abril de 2015, fecha compartida por el cronista uruguayo Eduardo Galeano y el novelista alemán Günter Grass.

En ocasiones, los accidentes aéreos hacen su aporte a mayor escala. Los escritores Jorge Ibargüengoitia, Manuel Scorza, Ángel Rama y Marta Traba perecieron minutos antes de hacer escala en Madrid, procedentes de París y camino de Bogotá, el 27 de noviembre de 1983.

Los músicos Buddy Holly, Richie Valens y Jiles Perry «The Big Bopper» Richardson eran los pasajeros de la avioneta que se estrelló cinco millas al norte de Mason City, Iowa, pasada la medianoche del 3 de febrero de 1959.

La fecha se incorporó a la memoria popular estadunidense como The Day The Music Died («el día en que la música murió») y se relata en la canción «American Pie» de Don McLean.

La partida simultánea de Uderzo y Padrón resulta una coincidencia afortunada que merece recordarse cada año que pase.

Así, desde este espacio propongo que cada 24 de marzo se celebre el Día Internacional de la Historieta.

Hice mi búsqueda para no incurrir en la temeridad de plantear una conmemoración que ya existe; supe que el 4 de septiembre es el Día de la Historieta publicada en Argentina; el 11 de marzo fue el día designado para celebrar el Día del Tebeo en España.

Son festejos locales.

No está de más contar con un día destinado para que los miles de aficionados a los cómics, chistes, muñequitos, paquines, monitos, tebeos, bandé dessinné y manga, dispersos por los cuatro rincones del planeta celebren a los personajes.

Además festejen a los argumentistas, los dibujantes y los editores responsables de entretenerlos desde la niñez, cuando dependían de sus buenas calificaciones en la escuela para que sus papás se los compraran, hasta la edad adulta, cuando apartan cuotas de su salario mensual para darse el gusto de reencontrase con esos ejemplares que tanto les emocionaron.

Propuesta para la celebración del Día Mundial de la Historieta

Redacción República
19 de abril, 2020

Propuesta para la celebración del Día Mundial de la Historieta, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

El 24 de marzo de 2020, con pocas horas de diferencia, morían el dibujante francés Albert Uderzo y el caricaturista cubano Juan Padrón.

Uderzo, junto al guionista René Goscinny, creó el elenco que interviene en las historias protagonizadas desde 1959 por Astérix el galo y su fiel amigo Obelix, el repartidor de menhires.

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Padrón imaginó las aventuras del coronel mambí Elpidio Valdés al lado de su novia María Silvia y su caballo Palmiche a partir de 1970.

Los dos surgieron en revistas destinadas al público infantil, impregnaron la memoria de sus lectores y no resulta extraño que más de alguien lance juramentos por Tutatis o murmure, entre dientes, «eso habría que verlo, compay».

Astérix y Elpidio Valdés se enfrentan a fuerzas superiores en número y armamento (las centurias romanas que ocuparon la Galia al mando de Julio César y el ejército español que combatió a los independentistas cubanos de 1895 a 1898) haciendo gala de la astucia.

Además, del sentido de humor y, en el caso de Astérix, acudiendo a una poción mágica de consumo exclusivo para los varones de su aldea, situada en algún lugar de la Bretaña francesa.

Ambos dieron clases de historia, geografía y costumbres a los niños; divirtieron a los adultos con las alusiones a personajes y hechos contemporáneos que insertaron entre dibujo y dibujo.

También enfrentaron cargos de chauvinismo y manipulación ideológica que los llevaron ante ese tribunal inquisidor que vigila todo arte popular.

Las historietas

No está de más mencionar que Padrón –también director del film de dibujos animados Vampiros en La Habana (1985)– citó el trabajo de Goscinny y Uderzo entre sus influencias.

Al llegar a setentón adquirió el aspecto de un Obelix ya mayor que enseña a sus nietos el arte de cazar jabalíes y repartirles tortazos a los soldados enemigos (mi amigo el historiador Israel Ventura asegura que Padrón se asemejó en sus últimos años al general Resóplez, el implacable perseguidor de Elpidio Valdés).

Es poco frecuente que dos cultores de una misma disciplina, queridos y admirados por miles de personas, lleguen al final de su ciclo vital el mismo día.

Sucedió el 13 de abril de 2015, fecha compartida por el cronista uruguayo Eduardo Galeano y el novelista alemán Günter Grass.

En ocasiones, los accidentes aéreos hacen su aporte a mayor escala. Los escritores Jorge Ibargüengoitia, Manuel Scorza, Ángel Rama y Marta Traba perecieron minutos antes de hacer escala en Madrid, procedentes de París y camino de Bogotá, el 27 de noviembre de 1983.

Los músicos Buddy Holly, Richie Valens y Jiles Perry «The Big Bopper» Richardson eran los pasajeros de la avioneta que se estrelló cinco millas al norte de Mason City, Iowa, pasada la medianoche del 3 de febrero de 1959.

La fecha se incorporó a la memoria popular estadunidense como The Day The Music Died («el día en que la música murió») y se relata en la canción «American Pie» de Don McLean.

La partida simultánea de Uderzo y Padrón resulta una coincidencia afortunada que merece recordarse cada año que pase.

Así, desde este espacio propongo que cada 24 de marzo se celebre el Día Internacional de la Historieta.

Hice mi búsqueda para no incurrir en la temeridad de plantear una conmemoración que ya existe; supe que el 4 de septiembre es el Día de la Historieta publicada en Argentina; el 11 de marzo fue el día designado para celebrar el Día del Tebeo en España.

Son festejos locales.

No está de más contar con un día destinado para que los miles de aficionados a los cómics, chistes, muñequitos, paquines, monitos, tebeos, bandé dessinné y manga, dispersos por los cuatro rincones del planeta celebren a los personajes.

Además festejen a los argumentistas, los dibujantes y los editores responsables de entretenerlos desde la niñez, cuando dependían de sus buenas calificaciones en la escuela para que sus papás se los compraran, hasta la edad adulta, cuando apartan cuotas de su salario mensual para darse el gusto de reencontrase con esos ejemplares que tanto les emocionaron.