Acerca de la imprudencia al volante y las marcas favoritas, ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.
1) Reincidente, ¿y qué?
El video es elocuente: un carro modificado para manejarlo a toda velocidad utiliza la avenida Hincapié como su pista de entrenamiento particular.
Podemos suponer el estruendo de su escape, la arrogancia del piloto, la audacia de su maniobra al volante para cambiar de carril y su desinterés por la suerte de los prójimos que se acercaban en motocicleta.
El acompañante vio la muerte cerca y resultó lastimado al tirarse de la moto; temió que los impactaran de lleno y salieran catapultados por los aires.
Según la Policía Municipal de Tránsito, no es la primera vez que el número de placa del vehículo aparece en la lista de multas impuestas por la institución; ahora plantea sancionarlo con Q25 mil.
Es probable que el dueño del carro tenga parentesco o conectes con algún alto mando del país –lo que explica su reincidencia, cercana a la temeridad–.
No tardará en atravesar cual raudo corcel el bulevar Los Próceres, el Anillo Periférico y la calle Martí minutos antes del toque de queda para sentir la adrenalina bañándolo a raudales.
Los demás, que se aparten. Si no, los pasará aventando.
2) Risitos en crisis
Tuvo que salir la oficina de relaciones públicas de la empresa Productos Alimenticios Diana para aclarar que no desaparecerán los risitos, los elotitos, los tocinitos, los palillos chinos, las manías con limón, los alborotos y los nachos a la venta en toda tienda, abarrotería, supermercado y puestos de conveniencia.
La planta productora suspendió sus operaciones ante el cese de todo movimiento personal e industrial ordenado por el presidente Nayib Bukele para controlar el avance del Covid-19 en El Salvador.
En cuanto se den las condiciones, divulgaron por redes sociales, reactivarán la maquinaria para surtir a los puestos de venta de todo el istmo centroamericano, Belice y Panamá incluidos.
Por acá no faltó quien hizo acopio de su chuchería favorita para tener algo que picar mientras se toma una cerveza y ve los partidos de las ligas europeas.
Nos acostumbramos a su sabor desde que formaron parte de las refacciones escolares preparadas por nuestras madres, al lado del pan con jamón y el jugo de naranja.
Ahora pertenecen al temible bando de la comida chatarra, culpables del colesterol, la diabetes y la obesidad, pero no dejamos de comprarlos. No es fácil abandonarlos, a pesar de las advertencias del médico y los regaños de la nutricionista.
Acerca de la imprudencia al volante y las marcas favoritas, ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.
1) Reincidente, ¿y qué?
El video es elocuente: un carro modificado para manejarlo a toda velocidad utiliza la avenida Hincapié como su pista de entrenamiento particular.
Podemos suponer el estruendo de su escape, la arrogancia del piloto, la audacia de su maniobra al volante para cambiar de carril y su desinterés por la suerte de los prójimos que se acercaban en motocicleta.
El acompañante vio la muerte cerca y resultó lastimado al tirarse de la moto; temió que los impactaran de lleno y salieran catapultados por los aires.
Según la Policía Municipal de Tránsito, no es la primera vez que el número de placa del vehículo aparece en la lista de multas impuestas por la institución; ahora plantea sancionarlo con Q25 mil.
Es probable que el dueño del carro tenga parentesco o conectes con algún alto mando del país –lo que explica su reincidencia, cercana a la temeridad–.
No tardará en atravesar cual raudo corcel el bulevar Los Próceres, el Anillo Periférico y la calle Martí minutos antes del toque de queda para sentir la adrenalina bañándolo a raudales.
Los demás, que se aparten. Si no, los pasará aventando.
2) Risitos en crisis
Tuvo que salir la oficina de relaciones públicas de la empresa Productos Alimenticios Diana para aclarar que no desaparecerán los risitos, los elotitos, los tocinitos, los palillos chinos, las manías con limón, los alborotos y los nachos a la venta en toda tienda, abarrotería, supermercado y puestos de conveniencia.
La planta productora suspendió sus operaciones ante el cese de todo movimiento personal e industrial ordenado por el presidente Nayib Bukele para controlar el avance del Covid-19 en El Salvador.
En cuanto se den las condiciones, divulgaron por redes sociales, reactivarán la maquinaria para surtir a los puestos de venta de todo el istmo centroamericano, Belice y Panamá incluidos.
Por acá no faltó quien hizo acopio de su chuchería favorita para tener algo que picar mientras se toma una cerveza y ve los partidos de las ligas europeas.
Nos acostumbramos a su sabor desde que formaron parte de las refacciones escolares preparadas por nuestras madres, al lado del pan con jamón y el jugo de naranja.
Ahora pertenecen al temible bando de la comida chatarra, culpables del colesterol, la diabetes y la obesidad, pero no dejamos de comprarlos. No es fácil abandonarlos, a pesar de las advertencias del médico y los regaños de la nutricionista.