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Caminando por la ciudad | El olvido

Redacción República
12 de julio, 2020

El olvido, es el blog de Ángel Álvarez, quien narra situaciones que ocurren en el diario vivir de los habitantes de la capital y otras ciudades.

Game point”, grita el profe César al visualizar la ganancia del campeonato nacional de tenis de campo, en las exclusivas canchas de la zona 15. Definitivamente mi tío César es una persona exitosa en su profesión de entrenador y formador de campeones nacionales, pero no es tan exitoso en el amor, ya que todas las semanas visita el sencillo y lúgubre bar El Olvido, escondido en los callejones de la Avenida Centroamérica.

Ahí suele convivir con la Canche, propietaria, gerente y madame del sitio, haciéndose acompañar de la Cuatro Onzas (chica de muy pequeña estatura) y la Gata.

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Sí, Irma es la alta, flaca mujer de ojos de dos colores diferentes, uno verde y otro azul , y la dueña del corazón del profe César, quien llega cada semana con alimentos, chocolatitos finos, pastelitos, joyas costosas y mucho, pero mucho amor desbordando por su corazón enamorado.

Se emociona al verla pasar, a la sonrisa perfecta que lo recibe en la entrada y le guiña el ojo azul, imaginando que sería hermoso llevar a la Gata a vivir a su casa de soltero, ubicada en una de las zonas más exclusivas de la capital, sin embargo, no es correspondido.

Excusas en el bar El Olvido

Como ella misma le plantea, es una chica de ambiente, de la vida alegre y divertida, y no se halla siendo la señora seria y aburrida cuidando niños y ordenando una casa grande.

Se ve más atendiendo clientes, haciéndole coqueterías a todo el que solicite sus servicios, o revisando que las mesas de El Olvido se encuentren bien atendidas con buenas boquitas y una amable chica complaciendo a los visitantes con mucho cariño.

Sin embargo, la Gata recibe los presentes que después repartirá entre las demás chicas al cierre del local, aunque se disfruta los chocolates finos que llegan sin falta todas las semanas.

Empaca la comida para unos niños pobres del sector, las joyas las alquila por algún dinero en efectivo y los exclusivos pastelitos son para el desayuno del siguiente día.

El profe César le ha propuesto matrimonio en innumerables ocasiones, recibiendo siempre la misma respuesta que le destroza su corazón.

Se deja entrever en las alegres luces del bar una que otra lágrima, un corazón que sufre y una ilusión rota.

Las demás compañeras no entienden por qué la Gata rechaza a tan gentil y atento caballero, que fielmente la busca, la ama, la colma de favores y le propone una vida de felicidad y paz, apartada de los acosos, insinuaciones y malos comentarios de los demás.

Ella les dice que es un alma libre y aún no está lista para vivir en una jaula de oro.

Al cierre del bar se retira este abstemio y deportivo señor de varias décadas, solitario, pateando las tapitas de licor en las afueras del bar.

Piensa que bien podría estar con la Gata descansando en una casa cómoda y segura, sin tener que caminar en estos suburbios arriesgándolo todo por un amor no correspondido.

Sabe que al día siguiente tendrá que motivar a sus futuros campeones nacionales e inyectarles ese buen ánimo y optimismo que los llevará al éxito.

Sin que nadie sepa la triste verdad del profe César, el hombre que regresa semana a semana a ver a su hermosa Gata, cómo sonríe, cómo celebra con los clientes, cómo está atenta a recibirlo con mucho cariño y sincera amistad.

Pero sin el amor que su corazón anhela y suplica, siendo un cliente fiel y constante, a pesar de no consumir los productos que se venden en El Olvido.

Sin embargo, la Canche ya sabe que al Profe hay que prepararle una rica cena y una bebida sana para que siga siendo ese formador de campeones.

  • Deberías leer:

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Redacción República
12 de julio, 2020

El olvido, es el blog de Ángel Álvarez, quien narra situaciones que ocurren en el diario vivir de los habitantes de la capital y otras ciudades.

Game point”, grita el profe César al visualizar la ganancia del campeonato nacional de tenis de campo, en las exclusivas canchas de la zona 15. Definitivamente mi tío César es una persona exitosa en su profesión de entrenador y formador de campeones nacionales, pero no es tan exitoso en el amor, ya que todas las semanas visita el sencillo y lúgubre bar El Olvido, escondido en los callejones de la Avenida Centroamérica.

Ahí suele convivir con la Canche, propietaria, gerente y madame del sitio, haciéndose acompañar de la Cuatro Onzas (chica de muy pequeña estatura) y la Gata.

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Sí, Irma es la alta, flaca mujer de ojos de dos colores diferentes, uno verde y otro azul , y la dueña del corazón del profe César, quien llega cada semana con alimentos, chocolatitos finos, pastelitos, joyas costosas y mucho, pero mucho amor desbordando por su corazón enamorado.

Se emociona al verla pasar, a la sonrisa perfecta que lo recibe en la entrada y le guiña el ojo azul, imaginando que sería hermoso llevar a la Gata a vivir a su casa de soltero, ubicada en una de las zonas más exclusivas de la capital, sin embargo, no es correspondido.

Excusas en el bar El Olvido

Como ella misma le plantea, es una chica de ambiente, de la vida alegre y divertida, y no se halla siendo la señora seria y aburrida cuidando niños y ordenando una casa grande.

Se ve más atendiendo clientes, haciéndole coqueterías a todo el que solicite sus servicios, o revisando que las mesas de El Olvido se encuentren bien atendidas con buenas boquitas y una amable chica complaciendo a los visitantes con mucho cariño.

Sin embargo, la Gata recibe los presentes que después repartirá entre las demás chicas al cierre del local, aunque se disfruta los chocolates finos que llegan sin falta todas las semanas.

Empaca la comida para unos niños pobres del sector, las joyas las alquila por algún dinero en efectivo y los exclusivos pastelitos son para el desayuno del siguiente día.

El profe César le ha propuesto matrimonio en innumerables ocasiones, recibiendo siempre la misma respuesta que le destroza su corazón.

Se deja entrever en las alegres luces del bar una que otra lágrima, un corazón que sufre y una ilusión rota.

Las demás compañeras no entienden por qué la Gata rechaza a tan gentil y atento caballero, que fielmente la busca, la ama, la colma de favores y le propone una vida de felicidad y paz, apartada de los acosos, insinuaciones y malos comentarios de los demás.

Ella les dice que es un alma libre y aún no está lista para vivir en una jaula de oro.

Al cierre del bar se retira este abstemio y deportivo señor de varias décadas, solitario, pateando las tapitas de licor en las afueras del bar.

Piensa que bien podría estar con la Gata descansando en una casa cómoda y segura, sin tener que caminar en estos suburbios arriesgándolo todo por un amor no correspondido.

Sabe que al día siguiente tendrá que motivar a sus futuros campeones nacionales e inyectarles ese buen ánimo y optimismo que los llevará al éxito.

Sin que nadie sepa la triste verdad del profe César, el hombre que regresa semana a semana a ver a su hermosa Gata, cómo sonríe, cómo celebra con los clientes, cómo está atenta a recibirlo con mucho cariño y sincera amistad.

Pero sin el amor que su corazón anhela y suplica, siendo un cliente fiel y constante, a pesar de no consumir los productos que se venden en El Olvido.

Sin embargo, la Canche ya sabe que al Profe hay que prepararle una rica cena y una bebida sana para que siga siendo ese formador de campeones.

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