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12 de octubre, día de la liberación

Nunca fuimos de España, sino que nosotros éramos España, españoles americanos, católicos súbditos de la Corona de Castilla.

día de la raza
Warren Orbaugh |
10 de octubre, 2022

Ya se que estás pensando que me equivoqué de día. Pero no. El doce de octubre se celebra el Día de la Hispanidad. Y la hispanidad fue para numerosos pueblos de indios su liberación del yugo de imperios crueles, brutales y antropófagos. Y los auténticos héroes (los que sí existieron) fueron Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Marina Malintzin, Pedro de Alvarado y los españoles e indios que derrocaron a Montezuma y construyen la España de las Indias.

Se también que esta verdad es una píldora amarga y dura de tragar para los socialistas y progres que deambulan por ahí con la bandera de “indigenistas”, porque su doctrina y racismo les impide aceptar los hechos.

«¿Cómo es posible que Marina Malintzin sea una heroína?» Gritan. «¡Si traicionó a los mexicas!» Alegan. «¡La Malinche traidora intrigó y conspiró contra los de su raza!» Gimotean.

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Valga aclarar que el apelativo de Malinche, como dice Bernal Díaz del Castillo, usado por los caciques de Tlascala, designaba al «capitán de Marina», o sea a Cortés y no a Marina Malinali o Malintzin, a quien ahora identifican con ese sobrenombre. Sin embargo, el punto aquí es que, a los indigenistas, por su visión racista, les cuesta entender que los conflictos no se dan entre clases o razas, sino entre individuos que abusan y aquellos que se defienden. ¿Acaso no guerrearon alemanes contra franceses? ¿No son ellos de la misma raza? ¿No son ambos pueblos descendientes de germanos? ¿Y las guerras de unificación chinas entre el Estado de Qin y sus rivales, Han, Zhao, Yan, Wei, Chu y Qi? ¿Acaso no eran todos de la misma raza? ¿Acaso no eran todos chinos? ¿Y que hay del comercio transatlántico de esclavos? ¿Acaso los esclavos no fueron proveídos de las zonas centrales de África por las etnias que habían derrotados a sus rivales y que vendían a sus prisioneros a compradores europeos? ¿No eran de la misma raza? ¿Negros vendiendo a negros? Lo cierto es que ningún individuo o grupo de individuos le debe lealtad a aquellos individuos que los agreden y abusan, sólo por el hecho de ser de la misma raza. Esa supuesta lealtad racial es una ingenua ficción de los progres, quienes además se contradicen con sus acciones al agredir a aquellos de su misma raza por no estar de acuerdo con ellos.

Doña Marina, ciertamente, no le debía ninguna lealtad a los mexicas, quienes tomaron prisionero a su padre, cacique de Oluta y Xaltipa (ahora Veracruz), por no poder pagar el tributo solicitado, para sacrificarlo y después devorárselo. Posteriormente su madre se volvió a casar. Su padrastro, que la consideró una hijastra incómoda, la vendió a un grupo de traficantes de esclavos proveniente de Xicalango. Al perder los mexicas de Xicalango una guerra contra los mayas de Potonchán, la cedieron como tributo a Tabscoob, el cacique maya de Tabasco. Pronto aprendió a hablar con fluidez, además de su idioma materno, el náhuatl, la lengua maya yucateca. Esta circunstancia fue decisiva para los acontecimientos que se dieron después.

Cortés al llegar a Cozumel iba con la consigna de comerciar con los nativos. En ninguna circunstancia debía conquistar ni poblar. Los indígenas lo recibieron haciéndole la guerra. A pesar de sus repetidos mensajes de paz fue hostigado. Al ver los indios que los españoles resistieron sus embates, por fin decidieron interactuar pacíficamente. Fueron ellos quienes dijeron a Cortés que un cacique tenía secuestrados a dos españoles. Cortés mandó rescatarlos comprándoselos al cacique. Uno de ellos, Gonzalo Guerrero no quiso venir, debido a que ya había formado una familia con una nativa. El otro, sin embargo, un natural de Écija, llamado Jerónimo de Aguilar volvió con los españoles muy agradecido del rescate. Su incorporación al ejército de Cortés fue muy valiosa ya que sirvió de traductor entre los mayas y españoles.

El 12 de marzo de 1519 llegaron Cortés y sus soldados a Tabasco. Los indios los recibieron hostilmente. Después de su derrota en la batalla de Centla el 14 de marzo de 1519, los tabasqueños, como señal de paz, regalaron a los españoles veinte mujeres esclavas. Entre ellas iba Malinali, a quien Cortés bautizó como doña Marina, y que resultó ser la persona más importante para lo acontecido después. Ella mostró su utilidad cuando llegaron a Yucatán. Doña marina sabía la lengua de Guazacualco, el náhuatl propio de los mexicas y que era desconocida para Aguilar, y sabía la de Tabasco, el maya que también sabía Jerónimo. Así, ella tradujo para Aguilar y éste para los españoles. Así, con el uso de tres lenguas y dos traductores se pudieron hacer los contactos entre españoles e indígenas, hasta que doña Marina aprendió el español. Y como dijo Bernal Díaz del Castillo: «Sin la ayuda de doña Marina, no hubiéramos entendido los idiomas de la Nueva España y de México.»

Esta inusitada coincidencia fue identificada por Malinali, como una oportunidad que no volvería a repetirse nunca. Los españoles podían servir a los pueblos sometidos por Montezuma como ventaja marginal para derrotarlo y por medio de doña Marina solicitaron la ayuda de Cortés. Narraron a Cortés, como los recaudadores de Montezuma les tomaban sus mujeres e hijas y las forzaban, que a sus hijos los secuestraban para sacrificarlos y después comérselos. Cortés, viendo esta oportunidad única e irrepetible que se le presentaba, decidió desobedecer las órdenes de Diego Velásquez y poblar y conquistar. Y así, colaborando con los tlaxcaltecas y quauhquecholtecas liberaron a estos pueblos del dominio de uno de los más sangrientos y crueles imperios: el imperio azteca. Y en conjunto con ellos fundaron y crearon la Nueva España, importante virreinato del imperio de la Monarquía de Castilla que se estaba formando.

La Monarquía de Castilla o Monarquía Hispánica fue un imperio. El imperio es un orden político-social que engloba a pueblos diversos, con lenguas distintas, que controla un área de más de un millón de kilómetros cuadrados, ejerciendo un poder territorial, hegemónico y comercial. El Imperio Hispánico abarcó aproximadamente veinte millones de kilómetros cuadrados, siendo sus súbditos moros, íberos, visigodos, napolitanos, flamencos, indios, luzones y las mezclas de todos ellos. Los indios, los criollos, los mestizos, los castizos, los mulatos, los moriscos y los chinos eran tan súbditos de la Corona como cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones. El 20 de junio de 1500 la reina Isabel I de Castilla prohibió la esclavitud de indios mediante una real provisión. En 1503, la reina estableció que los matrimonios mixtos “son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona Española”.

En las Leyes de Burgos de 1512, Fernando de Aragón estipuló que “los indios son hombres libres y legítimos dueños de sus casas y sus haciendas”. Estos edictos no constituían problema alguno para las relaciones con los amerindios aliados – tlaxcaltecas, quauhquecholtecas, guaraníes, huancas, etc. – en las guerras de liberación contra los imperios opresores – mexicas o aztecas, incas, quiches, etc. Pero el problema de qué hacer con los vencidos, con los prisioneros de guerra, no quedó resuelto hasta la promulgación de las “Leyes Nuevas” en noviembre de 1542 por el Gobierno de Carlos V, y pregonadas primero en la Ciudad de Santiago de Guatemala en mayo de 1544. Estas leyes se hicieron cumplir por la recién fundada nueva corte, la Audiencia de los Confines, llamada después, la Audiencia de Guatemala, a cargo del licenciado Alonso López de Cerrato, recomendado por Fray Bartolomé de las Casas.

A partir de entonces quedó establecido que los nativos eran hombres libres y que como tales debían vivir y ser tratados, y que no existían “esclavos ni de guerra ni de rescate”, y que era menester ayudarlos para que trabajasen como jornaleros, juntarlos en poblados y darles un salario, protegidos por las autoridades religiosas y civiles. La “Leyes Nuevas” no se habrían dado sino por la reformulación a un nivel teórico del código de las Siete Partidas – un cuerpo normativo redactado en Castilla durante el reinado de Alfonso X en 1256 – por los escolásticos Neo Tomistas de la Escuela de Salamanca.

La creación del imperio significó para América la sustitución de regímenes antropófagos, esclavistas y extremadamente crueles y salvajes por un orden legal justo que liberó a sus habitantes; la creación de una red de caminos que unieron los distintos virreinatos en el continente permitiendo el comercio; el descubrimiento de rutas marítimas que conectó a Asia con América y a ésta con Europa; la creación de ciudades de un urbanismo renacentista ideal, con hospitales, colegios y universidades; la creación de numerosas industrias; la unidad cultural y lingüística que permite que se comuniquen entre sí 600 millones de habitantes. En pocas palabras, fue la creación de una civilización. El español fue un imperio generador de riqueza, como atestiguó Alejandro von Humboldt cuando visitó México y afirmó que allí se vivía mejor que en cualquier ciudad europea. Fue la primera globalización comercial y su moneda, el real de a ocho, era aceptada en todas partes.

Así pues, la misma estructura administrativa, económica y política se dio en todo el imperio, en Asia, América y Europa. Tan españoles eran los hispanoasiáticos como los hispanoamericanos como los hispanoeuropeos. Tan es así, que cuando se convocó las Cortes (asambleas parlamentarias) de Cádiz en las que el pueblo español se resistió a la invasión francesa comandada por Napoleón, decenas de diputados, elegidos mediante votaciones realizadas en sus respectivas ciudades, viajaron hacia Cádiz desde toda España, incluidos los que provenían de América. De entre los doce diputados de La Nueva España, Antonio de Larrazábal y Arrivillaga, nacido en Santiago de los Caballeros de Guatemala el 8 de agosto de 1769, defendió las Instrucciones del Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala. Fue elegido presidente de las Cortes el 24 de octubre de 1811. ¡Si no hubiese sido español, jamás habría sido diputado de las cortes y menos su presidente!

Nunca fuimos de España, sino que nosotros éramos España, españoles americanos, católicos súbditos de la Corona de Castilla.

Feliz día de la hispanidad a todo hispanoasiático, hispanoeuropeo e hispanoamericano.

12 de octubre, día de la liberación

Nunca fuimos de España, sino que nosotros éramos España, españoles americanos, católicos súbditos de la Corona de Castilla.

Warren Orbaugh |
10 de octubre, 2022
día de la raza

Ya se que estás pensando que me equivoqué de día. Pero no. El doce de octubre se celebra el Día de la Hispanidad. Y la hispanidad fue para numerosos pueblos de indios su liberación del yugo de imperios crueles, brutales y antropófagos. Y los auténticos héroes (los que sí existieron) fueron Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Marina Malintzin, Pedro de Alvarado y los españoles e indios que derrocaron a Montezuma y construyen la España de las Indias.

Se también que esta verdad es una píldora amarga y dura de tragar para los socialistas y progres que deambulan por ahí con la bandera de “indigenistas”, porque su doctrina y racismo les impide aceptar los hechos.

«¿Cómo es posible que Marina Malintzin sea una heroína?» Gritan. «¡Si traicionó a los mexicas!» Alegan. «¡La Malinche traidora intrigó y conspiró contra los de su raza!» Gimotean.

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Valga aclarar que el apelativo de Malinche, como dice Bernal Díaz del Castillo, usado por los caciques de Tlascala, designaba al «capitán de Marina», o sea a Cortés y no a Marina Malinali o Malintzin, a quien ahora identifican con ese sobrenombre. Sin embargo, el punto aquí es que, a los indigenistas, por su visión racista, les cuesta entender que los conflictos no se dan entre clases o razas, sino entre individuos que abusan y aquellos que se defienden. ¿Acaso no guerrearon alemanes contra franceses? ¿No son ellos de la misma raza? ¿No son ambos pueblos descendientes de germanos? ¿Y las guerras de unificación chinas entre el Estado de Qin y sus rivales, Han, Zhao, Yan, Wei, Chu y Qi? ¿Acaso no eran todos de la misma raza? ¿Acaso no eran todos chinos? ¿Y que hay del comercio transatlántico de esclavos? ¿Acaso los esclavos no fueron proveídos de las zonas centrales de África por las etnias que habían derrotados a sus rivales y que vendían a sus prisioneros a compradores europeos? ¿No eran de la misma raza? ¿Negros vendiendo a negros? Lo cierto es que ningún individuo o grupo de individuos le debe lealtad a aquellos individuos que los agreden y abusan, sólo por el hecho de ser de la misma raza. Esa supuesta lealtad racial es una ingenua ficción de los progres, quienes además se contradicen con sus acciones al agredir a aquellos de su misma raza por no estar de acuerdo con ellos.

Doña Marina, ciertamente, no le debía ninguna lealtad a los mexicas, quienes tomaron prisionero a su padre, cacique de Oluta y Xaltipa (ahora Veracruz), por no poder pagar el tributo solicitado, para sacrificarlo y después devorárselo. Posteriormente su madre se volvió a casar. Su padrastro, que la consideró una hijastra incómoda, la vendió a un grupo de traficantes de esclavos proveniente de Xicalango. Al perder los mexicas de Xicalango una guerra contra los mayas de Potonchán, la cedieron como tributo a Tabscoob, el cacique maya de Tabasco. Pronto aprendió a hablar con fluidez, además de su idioma materno, el náhuatl, la lengua maya yucateca. Esta circunstancia fue decisiva para los acontecimientos que se dieron después.

Cortés al llegar a Cozumel iba con la consigna de comerciar con los nativos. En ninguna circunstancia debía conquistar ni poblar. Los indígenas lo recibieron haciéndole la guerra. A pesar de sus repetidos mensajes de paz fue hostigado. Al ver los indios que los españoles resistieron sus embates, por fin decidieron interactuar pacíficamente. Fueron ellos quienes dijeron a Cortés que un cacique tenía secuestrados a dos españoles. Cortés mandó rescatarlos comprándoselos al cacique. Uno de ellos, Gonzalo Guerrero no quiso venir, debido a que ya había formado una familia con una nativa. El otro, sin embargo, un natural de Écija, llamado Jerónimo de Aguilar volvió con los españoles muy agradecido del rescate. Su incorporación al ejército de Cortés fue muy valiosa ya que sirvió de traductor entre los mayas y españoles.

El 12 de marzo de 1519 llegaron Cortés y sus soldados a Tabasco. Los indios los recibieron hostilmente. Después de su derrota en la batalla de Centla el 14 de marzo de 1519, los tabasqueños, como señal de paz, regalaron a los españoles veinte mujeres esclavas. Entre ellas iba Malinali, a quien Cortés bautizó como doña Marina, y que resultó ser la persona más importante para lo acontecido después. Ella mostró su utilidad cuando llegaron a Yucatán. Doña marina sabía la lengua de Guazacualco, el náhuatl propio de los mexicas y que era desconocida para Aguilar, y sabía la de Tabasco, el maya que también sabía Jerónimo. Así, ella tradujo para Aguilar y éste para los españoles. Así, con el uso de tres lenguas y dos traductores se pudieron hacer los contactos entre españoles e indígenas, hasta que doña Marina aprendió el español. Y como dijo Bernal Díaz del Castillo: «Sin la ayuda de doña Marina, no hubiéramos entendido los idiomas de la Nueva España y de México.»

Esta inusitada coincidencia fue identificada por Malinali, como una oportunidad que no volvería a repetirse nunca. Los españoles podían servir a los pueblos sometidos por Montezuma como ventaja marginal para derrotarlo y por medio de doña Marina solicitaron la ayuda de Cortés. Narraron a Cortés, como los recaudadores de Montezuma les tomaban sus mujeres e hijas y las forzaban, que a sus hijos los secuestraban para sacrificarlos y después comérselos. Cortés, viendo esta oportunidad única e irrepetible que se le presentaba, decidió desobedecer las órdenes de Diego Velásquez y poblar y conquistar. Y así, colaborando con los tlaxcaltecas y quauhquecholtecas liberaron a estos pueblos del dominio de uno de los más sangrientos y crueles imperios: el imperio azteca. Y en conjunto con ellos fundaron y crearon la Nueva España, importante virreinato del imperio de la Monarquía de Castilla que se estaba formando.

La Monarquía de Castilla o Monarquía Hispánica fue un imperio. El imperio es un orden político-social que engloba a pueblos diversos, con lenguas distintas, que controla un área de más de un millón de kilómetros cuadrados, ejerciendo un poder territorial, hegemónico y comercial. El Imperio Hispánico abarcó aproximadamente veinte millones de kilómetros cuadrados, siendo sus súbditos moros, íberos, visigodos, napolitanos, flamencos, indios, luzones y las mezclas de todos ellos. Los indios, los criollos, los mestizos, los castizos, los mulatos, los moriscos y los chinos eran tan súbditos de la Corona como cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones. El 20 de junio de 1500 la reina Isabel I de Castilla prohibió la esclavitud de indios mediante una real provisión. En 1503, la reina estableció que los matrimonios mixtos “son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona Española”.

En las Leyes de Burgos de 1512, Fernando de Aragón estipuló que “los indios son hombres libres y legítimos dueños de sus casas y sus haciendas”. Estos edictos no constituían problema alguno para las relaciones con los amerindios aliados – tlaxcaltecas, quauhquecholtecas, guaraníes, huancas, etc. – en las guerras de liberación contra los imperios opresores – mexicas o aztecas, incas, quiches, etc. Pero el problema de qué hacer con los vencidos, con los prisioneros de guerra, no quedó resuelto hasta la promulgación de las “Leyes Nuevas” en noviembre de 1542 por el Gobierno de Carlos V, y pregonadas primero en la Ciudad de Santiago de Guatemala en mayo de 1544. Estas leyes se hicieron cumplir por la recién fundada nueva corte, la Audiencia de los Confines, llamada después, la Audiencia de Guatemala, a cargo del licenciado Alonso López de Cerrato, recomendado por Fray Bartolomé de las Casas.

A partir de entonces quedó establecido que los nativos eran hombres libres y que como tales debían vivir y ser tratados, y que no existían “esclavos ni de guerra ni de rescate”, y que era menester ayudarlos para que trabajasen como jornaleros, juntarlos en poblados y darles un salario, protegidos por las autoridades religiosas y civiles. La “Leyes Nuevas” no se habrían dado sino por la reformulación a un nivel teórico del código de las Siete Partidas – un cuerpo normativo redactado en Castilla durante el reinado de Alfonso X en 1256 – por los escolásticos Neo Tomistas de la Escuela de Salamanca.

La creación del imperio significó para América la sustitución de regímenes antropófagos, esclavistas y extremadamente crueles y salvajes por un orden legal justo que liberó a sus habitantes; la creación de una red de caminos que unieron los distintos virreinatos en el continente permitiendo el comercio; el descubrimiento de rutas marítimas que conectó a Asia con América y a ésta con Europa; la creación de ciudades de un urbanismo renacentista ideal, con hospitales, colegios y universidades; la creación de numerosas industrias; la unidad cultural y lingüística que permite que se comuniquen entre sí 600 millones de habitantes. En pocas palabras, fue la creación de una civilización. El español fue un imperio generador de riqueza, como atestiguó Alejandro von Humboldt cuando visitó México y afirmó que allí se vivía mejor que en cualquier ciudad europea. Fue la primera globalización comercial y su moneda, el real de a ocho, era aceptada en todas partes.

Así pues, la misma estructura administrativa, económica y política se dio en todo el imperio, en Asia, América y Europa. Tan españoles eran los hispanoasiáticos como los hispanoamericanos como los hispanoeuropeos. Tan es así, que cuando se convocó las Cortes (asambleas parlamentarias) de Cádiz en las que el pueblo español se resistió a la invasión francesa comandada por Napoleón, decenas de diputados, elegidos mediante votaciones realizadas en sus respectivas ciudades, viajaron hacia Cádiz desde toda España, incluidos los que provenían de América. De entre los doce diputados de La Nueva España, Antonio de Larrazábal y Arrivillaga, nacido en Santiago de los Caballeros de Guatemala el 8 de agosto de 1769, defendió las Instrucciones del Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala. Fue elegido presidente de las Cortes el 24 de octubre de 1811. ¡Si no hubiese sido español, jamás habría sido diputado de las cortes y menos su presidente!

Nunca fuimos de España, sino que nosotros éramos España, españoles americanos, católicos súbditos de la Corona de Castilla.

Feliz día de la hispanidad a todo hispanoasiático, hispanoeuropeo e hispanoamericano.